Quinto capítulo
Quinto capítulo: De cuentos de hadas y crudas realidades.
HoSeok estaba seriamente conflictuado, mientras el maestro de ceremonia solo estaba ahí, en medio de ellos, recitando todas su oraciones y demás, él se encontraba mirando el rostro de la persona que pronto sería su esposo, o bueno, lo que podía ver de él, porque el príncipe solo mantenía su cabeza gacha sin levantar la mirada un solo segundo, él parecía también bastante conflictuado,
HyungWon había dicho sus votos ya, los cuales se habían sentido bastante planos, los había dicho sin emoción alguna, solo parecía que se los había memorizado por compromiso y no porque realmente sintiera aquello. Bueno, como sea, él también se había aprendido sus votos por obligación.
—Príncipe HoSeok —llamó el maestro, indicándole que ahora era momento de dar sus votos. Le dio una última mirada entonces al príncipe enfrente suyo, soltando un suspiro y finalmente dando paso a sus palabras.
Recitó con algo de torpeza, porque no había tenido mucho tiempo de aprenderselos, así que había errado en una ocasión y había pronunciado mal el nombre del príncipe en una ocasión también, así que se había ganado una mala mirada no solo por su padre, si no también por la reina de Wosun, quien tampoco parecía estar muy feliz en aquella ceremonia.
Luego de la lectura de los votos fue momento de compartir una comida juntos, entonces fue cuando las criadas del reino entraron a la ceremonia. Trajeron una botella de vino, algunas otras bebidas y unos pocos platos con aperitivos, entonces fue cuando ambos tomaron asiento sobre sus piernas, uno frente al otro, con solo una mesa pequeña de madera separándolos, el silencio en la habitación era tenso y todos se veían incómodo por ello, las ceremonias solían ser silenciosas, pero esa especialmente era incómoda.
El príncipe HyungWon fue el primero en moverse, tomando la botella de vino entre sus delgadas manos y extendiéndola hacía él, entonces era su momento de actuar, el estiró su brazo con la copa en mano. HyungWon le sirvió del licor y el seguidamente lo bebió, dejando respetuosamente en el suelo aquella copa. Fue así con el resto de los aperitivos en la mesa, todos ellos representaban algo y era necesario comer de todos un poco.
El momento final de la ceremonia se acercó entonces cuando los aperitivos fueron probados por ellos, el maestro de ceremonias había retomado su rol en el evento de nuevo y había pedido gracia y felicidad para la nueva pareja formada, fue así que ambos se miraron nuevamente al rostro y se dieron una gran reverencia, lo cual suponía que oficialmente ambos eran esposos.
Aplausos no hubieron, mucho menos felicitaciones, lo cual solo hacía todo más frío de lo que ya era. Al salir la pareja de aquel salón afuera lo esperaba una grande cantidad de criados y soldados que estaban organizados en filas dejando un gran espacio en medio por dónde debía pasar la pareja recién casada, y todo tenían su cabeza gacha en señal de respeto.
Fue incómodo pasar en medio de ellos, quienes estaban en completo silencio pero aún así parecían juzgar todo eso, no sabía si era de buena forma o mala, pero lo hacían. HoSeok más que nadie sabía lo mucho que fingían los criados frente a los reyes, siempre jurando ser leales y callados, pero no dudaban en degradar a sus monarcas frente a los demás. El festejo de la boda se celebraría en el patio principal del palacio, habría comida y entretenimiento, lo cual emocionaría a cualquiera, menos a los recién casados.
HyungWon sentía que el traje le pesaba mucho, tenía muchas telas encima y adornos también, pero no podía retirarse así nada más, la ceremonia era en su honor y no podía faltar el respeto a los invitados de esa manera. Torció la boca en un gesto decepcionado, porque en realidad no había muchos invitados, su padre se había encargado de invitar a gran cantidad de nobles e incluso reyes de otros reinos que eran con quienes tenían lazos comerciales, sin embargo, muchos de ellos no habían llegado.
Estaba los nobles de reino, los integrantes de la corte y sus familias, pero de los otros invitados no había ni la mitad de los que el rey esperaba, solo cinco o seis familias reales de otros reinos habían ido. Habían llevado bailarinas y payasos, más aún así seguía siendo deprimente aquella ceremonia, porque por más que los payasos se esforzaran en hacer un show agradable no había mucha euforia en el lugar y todo era simplemente triste. Eso pareció afectar entonces a la reina, a la reina de Wosun, que sintió un golpe bajo en su orgullo al ver cómo los demás reinos, que tanto le debían al reino de Wosun, se atrevieran a hacer un desplante de tal forma al príncipe heredero.
—Que detengan la ceremonia —dijo entonces al rey, que tampoco parecía de mejor ánimo en esa celebración, ya llevaba varias copas de licor y su cara aún así no parecía mejorar.
—Las bailarinas aún no se presentan —le respondió él, como si esa fuera una excusa válida para continuar con tan deprimente celebración.
—No tengo interés alguno en ver bailarinas, esto es denigrante para el príncipe HyungWon, no pienso dejar que esta humillación continúe.
—Hermana, es mejor guardar la calma. Tenemos muchos invitados aquí, muchos hicieron un largo recorrido hasta aquí para que la fiesta termine ¿No lo cree? —entonces intervino en eso la segunda esposa, quien estaba sentada al lado izquierdo del rey y seguido de ella estaba su hijo.
—No soy tu hermana, soy tu reina —le corrigió ella inmediatamente, con una expresión de molestia en el rostro. Sabía que toda palabra que saliera de los labios de esa mujer era una burla, ella jamás le hablaría respetuosamente, siempre había un significado detrás.
El príncipe presente simplemente hizo un puchero y se abstuvo de rodar los ojos con irritación, pues él también pensaba que esa celebración era todo un fiasco, desde su mesa podía ver al príncipe heredero sentado junto a su nuevo esposo, ninguno de los dos se hablaba o si quiera se miraban. ChangKyun ciertamente no era cercano al príncipe HyungWon, pero no porque no quisiera, era el príncipe el que le delimitaba el acceso, era asustadizo y no confiaba en nadie más que no fuera su madre; creía que era entendible en cierto punto, el príncipe vivía bajo una fama que lo hacía parecer el villano del pueblo, es más, creía que era algo que ni siquiera se solucionaría ahora que el príncipe había contraído nupcias exitosamente.
Desde que era niño su madre no le había permitido acercarse mucho al príncipe heredero, recordaba el ser solo un bebé mientras caminaba por el palacio jugando con su nodriza cuando veía al príncipe caminar por ahí, incluso había conocido a su segundo prometido, era un hombre mayor para el príncipe pero se conservaba bien y era muy atractivo, ChangKyun sin querer también se había ilusionado con esa boda. Su nodriza le leía todas las noches, siempre variaba de cuentos, algunas veces leía relatos más bien antiguos y aburridos para ChangKyun pero que su madre decía servían para su desarrollo intelectual, realmente no le interesaba, siempre conseguía convencer a su nodriza de leerle algo mejor, y en ese caso eran los múltiples cuentos de fantasía que su nodriza le leía.
La biblioteca del palacio era enorme y los mercaderes siempre le traían al rey los mejores libros, siempre solían traerle libros de tácticas de guerra, astronomía o física, pero ChangKyun no quería nada de eso, quería poemas, cuentos de fantasía y novelas trágicas, tuvo que primero conformarse con los pocos que habían en la biblioteca, pero el rey supo entonces se su encanto por dicha literatura y comenzó a traer más y más. Estaba encantado entonces, no solo había libros de autores de la nación, había algunos de otras partes del mundo y se le hacía fascinante verlos incluso si no entendía que decían, veía imágenes de mujeres con largos y anchos vestidos en las caderas, parecía que eran princesas, pero no como las princesas que él conocía.
—Y fueron felices por siempre y para siempre —su nodriza era una de las criadas más jóvenes del palacio, lo cual hacía que ChangKyun se sintiera afine con ella, era dulce y amable. ChangKyun sonrió luego de escucharla terminar el libro que llevaban leyendo en los últimos días.
—¿Crees que el príncipe heredero sea feliz cuando se case? —le preguntó tan de repente, haciendo que la mujer levantara su ceja mientras lo veía con intriga.
—¿Por qué pregunta eso, príncipe?
—En los cuentos —concluyó él, haciendo que la mujer ahora lo mirara con más entendimiento. —Las princesas se casan con los príncipes por amor, son felices para siempre y tienen muchos herederos ¿Crees que sea igual para el príncipe HyungWon?
La mujer no supo cómo responderle, porque ella tal vez no vivía muy enterada del príncipe a no ser parte de su servidumbre, pero tenía entendido que ese matrimonio en especial no lo emocionaba, es más, lo veía como un requisito a llenar. Entonces ella suspiró, intentando ser lo más sensible con el príncipe y no romper sus ilusiones.
—Eso espero.
Al príncipe ChangKyun se le había catalogado como un príncipe soñador, tal vez incluso algo iluso, por ello es que cuando la gente pensó que ese príncipe podría ser el heredero a la corona que él reino buscaba se vieron altamente decepcionados. "Nadie quiere al mando a un príncipe que cree en hadas y duendecillos mágicos" había dicho uno de los miembros de la corte al rey, porque eso pensaban del príncipe ChangKyun, quien sí, había aprendido un poco de matemática, física y demás, pero jamás mostró tener habilidad en eso, tampoco tenía habilidades para la guerra, cuando el rey lo obligó a entrenar con los guardias no duró un segundo en el campo cuando uno de los guardias había lastimado su rostro sin querer.
La segunda esposa, en cambio, parecía no estar de acuerdo con eso, tal vez al príncipe ChangKyun debería tratársele con mano dura y quitarle de la cabeza todos esos cuentos de hadas con los que fantaseaba, y entonces, solo entonces, él sería rey. Fue duro para ChangKyun entonces, porque su madre le había dicho que debía ser más duro, que debía convertirse en un hombre y demostrar que él merecía ser rey, había mandado a quemar todos sus libros de cuentos y poesía, y también había rasgado los pergaminos que él mismo había pintado, dónde, sí, efectivamente había muchas pinturas de hadas y pequeños duendecillos, pero el príncipe le había explicado que él no creía en las hadas, solo pensaba que eran seré míticos hermosos y que le gustaría que fueran reales.
Desde entonces no se le había vuelto a ver al príncipe tocar algún tema relacionado a la fantasía, era un príncipe callado y obediente, lo cual algunos lo veían de manera excelente porque parecía ser un gran material para ser esposo, pero no para los miembros de la corte, quienes ahora veían al príncipe como alguien sumiso y sin liderazgo, si ese príncipe subía a la corona, definitivamente caerían en desgracia.
La fiesta continúo no por mucho tiempo, todo comenzó a ser tan abrumador que los nobles invitados comenzaron a pedir disculpas por tener que retirarse, todo sin duda era un gran fiasco, lo cual sin querer también mantuvo triste al príncipe ChangKyun, porque era la primera boda que veía y siempre pensó a sería como la de los cuentos que su madre ya no le permitía leer, llena de luces, de flores y alegría, pero no era para nada de esa forma.
Había logrado separarse por un rato de su madre, así que caminaba por el ala este del palacio completamente solo, iba camino a sus aposentos cuando una mano tomó la suya rápidamente lo cual logró sacarle un chillido asustado y quiso gritar al instante, pero entonces una mano había tapado rápidamente su boca ahogando su grito.
—Cálmate, soy yo, yo —las lámparas de papel que rodeaban el palacio daban una iluminación tenía así que la persona que lo capturó tuvo que moverse un poco para que la luz de estas le dieran en el rostro. Entonces el príncipe realmente se calmó, porque no era ningún extraño o una amenaza.
Tan pronto como las manos del otro hombre soltaron su rostro él se apoyó sobre la punta de sus pies para alcanzar el rostro contrario y darle un beso de lleno en los labios, un beso efimero, solo había sido un pequeño roce, pero parecía ser bastante bueno.
—Estuve toda la noche esperando por ti ¿Dónde estabas?
—Mi madre no se separó de mi en toda la noche, fue agobiante —nuevamente un beso.
Las cosas podían estar mal pero no todo podía ser siempre malo ¿Cierto? El príncipe ChangKyun había conocido a un hijo de un noble, era parte de la corte del rey, así que era una familia respetada dentro del reino, su nombre era JooHeon y se habían conocido durante el festival de primavera de hace un año, fue algo realmente mágico, creía él, el cielo estaba iluminado con fuegos artificiales y las calles con lámparas de papel, todo era tan perfecto cuando él le sonrió por primera vez. Desde entonces no habían dejado de frecuentarse, ChangKyun había encontrado la forma de escaparse del palacio en las noches para poder verse con él, porque aunque quisiera contraer nupcias con él, sabía que su madre no lo permitiría.
Su madre le dijo que debía casarse con una princesa de un buen reino o en su defecto con un príncipe de gran riqueza para que fuera su complemento perfecto a la corona, aunque la familia Lee era apreciada por el rey, eso no sería suficiente para su madre, por supuesto que no. Eran pensamientos oscuros que lo abatían seguido, porque creía injusto él no poder elegir con quién casarse, la realeza en realidad no tenía mucho control en eso, y el matrimonio que allí fuera se estaba celebrando era una muestra de ello. Los reinos solo buscaban expandirse más y más, nada importaba para ellos.
Por ello se aferraba con tanta fuerza al noble que también lo sostenía desde la cintura, ambos diciendo que se habían extrañado tanto, porque así lo sentían, ChangKyun aún mantenía la esperanza de poder algún día casarse con ese hombre que lo hacía tan feliz, que le hacía olvidar su terrible vida en el palacio, creía fielmente en qué las personas cambiaban, tal vez si su madre dejara de estar tan enferma con su deseo de poder él podría formar una familia con quién tanto deseaba.
—¿Príncipe? —una voz se escuchó cerca de ellos, lo cual los hizo exaltarse y soltarse con rapidez. Y pronto una lámpara de papel estaba iluminándolos más de cerca, era el general Song quien venía con una mano en el mango de su espada, listo para desenvainarla y la otra con la lámpara en alto. El par de amantes tenía el rostro sonrojado y la respiración un poco agitada, aunque no estaban haciendo nada indecente, sabían que ese romance suyo era por más prohibido, así que estaban asustados de que el general hubiera logrado verlos. —¿Qué hace aquí?
—Yo... Yo iba a mis aposentos —explicó el asustado príncipe.
—El príncipe tenía miedo de ir solo, así que me pidió compañía —concluyó el otro noble, el cual el general distinguía como al hijo mayor del ministro Lee. —Pero creo que será mejor que usted lo acompañe, general, estará mucho más seguro a su lado.
El general por supuesto que no se había creído nada de eso, tal vez la iluminación no era mucha, pero juraba haber visto al príncipe abrazarse con ese noble, sin embargo nada podía salir de sus labios, porque no era su deber juzgar la vida de sus majestades, solo debía protegerlos y velar por su seguridad. Así que se encargó de escoltar al príncipe hasta sus aposentos, el cual iba delante suyo con su cabeza gacha y sus manos dentro de sus mangas.
Por otro lado, al momento en que la ceremonia terminó, los recién casados fueron escoltados hasta los aposentos que serían suyo apartir de ahora. HyungWon estaba ciertamente nervioso, porque sus criadas le habían platicado de eso, de lo que sucedía al momento de tener que consumir el matrimonio.
—Tiene usted suerte, majestad, su esposo es un hombre joven y fuerte —habló la mayor de ellas, la señora Min, una mujer que era prácticamente su segunda madre ya que había sido su nodriza desde bebé y ahora hacia parte de su servidumbre. Le hablaba de aquellos temas tan tranquilamente que el príncipe solo atinaba a sonrojarse mientras su cabello era arreglado por sus otras criadas. —Puede que al momento de consumir su matrimonio sea bastante bueno.
El príncipe tragó saliva nervioso, porque él siempre se había caracterizado por ser el mejor en todo lo que hacía, sabía tanto de tantas cosas, pero no tenía nada de conocimiento en el campo de las relaciones interpersonales, incluso si había estado cerca de casarse dos veces antes, no se había sentido ni la mitad de nervioso que se sentía ahora.
—Su majestad, incluso si su esposo le pide que use la boca no debe sentirse nervioso, solo debe tratar de relajarse y ser un poco más abierto, nada de timidez —el príncipe estaba tan abochornado entonces, porque la señora Min no tenía miramientos al hablar, parecía que ella tenía mucha experiencia en eso porque era bastante explícita que incluso las demás criadas se sonrojaron mientras la escuchaban hablar.
—Quedó claro —habló él en voz baja, con las mejillas rojas y la garganta seca.
Así que al momento de caminar junto a los aposentos estaba por más nervioso, porque no sabía si su esposo querría seguir la tradición y si era así, temía que nada fuera como la señora Min le había explicado. Sin embargo, su esposo no había dicho nada al respecto, solo iba caminando a su lado en silencio, ambos escoltados por un par de guardias y una hilera de criadas a sus espaldas, quienes ahora eran parte de la servidumbre del nuevo matrimonio.
Era incómodo en todas las formas, sabía que el príncipe estaba más que inconforme con el matrimonio, lo había visto en su rostro cuando el maestro de ceremonias rezaba los votos, se veía claramente molesto, no sabía si era con él o con alguien más, porque durante la ceremonia no pudo dejar de ver a sus padres de reojo. No juzgaba muy rápido al príncipe, entendía que era duro casarse con un completo extraño, pero creía que había cierto encanto en él.
Al momento de haberlo visto en la ceremonia por supuesto que lo había reconocido antes, lo había visto en el estanque aquel día, era un príncipe ciertamente fuera de lo común y no lo decía de mala forma. Llamaba la atención con su aura, con su cuerpo grande y robusto, sin embargo, su rostro era algo fuera de lo ordinario, porque era tan blanco como la piel de un príncipe debía ser, con ojos almendrados y oscuros que resaltaban tanto. Se habían visto por mucho más tiempo del debido, ninguno de los dos se había reconocido en ese entonces, por supuesto que no.
HyungWon tenía recuerdo de alguna vez haber oído de los reyes de Daeng en su palacio, pero no recordaba al príncipe, porque nunca lo había visto, cuando los reyes visitaron su palacio el príncipe heredero aún era un bebé. Así que técnicamente ellos nunca se habían visto, tal vez habían escuchado uno del otro, pero nunca visto realmente.
—Quiero mis propios aposentos —sus divagaciones fueron de repente interrumpidas por la voz demandante del príncipe a su lado. La criadas entonces detuvieron sus pasos al igual que él, porque no era creíble lo que se acababa de escuchar.
—Majestad, la tradición dice... —se atrevió a hablar una de las criadas, aún con su mirada gacha y las manos dentro de sus mangas.
—No me interesa la tradición, no voy a compartir aposentos con alguien, quiero mis propios aposentos.
Entonces HyungWon apretó sus labios, porque lo estaba humillando, el que no quisiera compartir sus aposentos con él quería decir que no quería consumar el matrimonio esa noche y que no quisiera consumar el matrimonio quería decir que él no consideraba al príncipe HyungWon como alguien digno. Las criadas se quedaron en silencio, al igual que los guardias que los escoltaban, pero aún así se sentía la gran tensión en el aire, incluso escuchó a uno de los guardias carraspear su garganta para disipar la incomodidad.
—Es una tradición, cuando accedió a casarse conmigo...
—No pretendo ser grosero, su majestad —la forma en que el príncipe HoSeok había dicho las dos últimas palabras le hizo entender que se estaba burlando de él, pronunciando de manera lenta cada sílaba. —Pero se lo diré una sola vez, tal vez pudieron obligarme a casarme, pero no me van a obligar a aceptar ese matrimonio. No va a haber consumación de matrimonio, no voy a compartir mis aposentos con usted.
Ambos se miraban directamente, el príncipe ni siquiera había dudado en decir todo eso, sin una pizca de delicadeza, era claro que deseaba ser tan cruel como fuera posible, pero HyungWon estaba tan acostumbrado a ser dejado de lado que tal vez no dolió tanto como se esperaba. En cambió, apretó su mandíbula y dio la orden.
—Preparen aposentos para el príncipe HoSeok, y también coloquen guardias en todas las puertas, que no entre ni salga sin ser notificado a mí —si el príncipe HoSeok creía que siendo cruel con él lograría algo estaba muy equivocado, porque él podía ser un hombre demasiado sentimental o emocional en ocasiones, pero no era ningún tonto.
Ambos se dieron una última mirada antes de que el príncipe mayor decidiera emprender camino hasta sus aposentos de nuevo, la gran mayoría de criadas entonces fueron detrás suyo al igual que varios guardias y junto al príncipe HoSeok solo quedaron algunos sirvientes. El menor miró por un largo rato al príncipe mientras se alejaba de allí con esa elegancia tan propia de un príncipe heredero, incluso si estaba molesto, no parecía perder sus estribos y eso lo enfurecía tanto.
Solo el destino sabía lo que les depararía a ambos.
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Esta pareja parece ser un poco explosiva, pero bien dicen que los opuestos se atraen.
Oficialmente están casados ¿Qué les esperará ahora?
Aproveché para darle una pequeña introducción al príncipe ChangKyun porque les aviso de una vez que él va a ser un personaje muy importante en este libro.
¿No es una dulzura nuestro príncipe Chang? Todo un príncipe de Disney.
Nos vemos después en la siguiente actualización, besitos y cuídense mucho.
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