Noveno capítulo
Noveno capítulo: Alcohol y peonias.
Al amanecer, cuando el sol comenzó a asomarse por los techos altos que tenía el palacio real, el príncipe heredero de Wosun estaba en su habitación, descansando, hasta que un dolor agudo en su cabeza comenzó a disipar su sueño. Abrió sus ojos lentamente, llevando al instante sus manos hacia su cabeza cuando se movió un poco y sintió como si algo se batiera dentro de su cabeza, así que solo se quejó, sintiendo su garganta también doler.
—Señora Choi... —llamó como pudo, pero pareció hablar en voz muy baja porque podía ver la silueta a través de sus paredes de los guardias y algunas criadas. —¡Señora Choi!
Entonces las puerta se corrió dejando ver a una mujer de edad media con sus manos dentro de su jeogori, ella se adentró a la habitación, quedando de pie al lado del futón donde el príncipe batallaba para erguirse.
—Su majestad, tenga cuidado.
—¿Qué sucede? —se quejó con dolor, cerrando sus ojos cada vez que el dolor lo atacaba. —¿Por qué me duele tanto la cabeza?
—Me temo que son las consecuencias de su primera borrachera —ella se inclinó y empujó por el hombro al príncipe hasta que quedó recostado de nuevo sobre su espalda. —Será mejor que descanse, me encargaré de traer algo para usted.
HyungWon suspiró cuando la mujer desapareció de nuevo por la puerta, realmente se sentía adolorido como nunca, además de que no tenía muy claro qué era lo que había sucedido la noche de ayer, sabía que las cosas se habían puesto complicadas cuando los payasos comenzaron a actuar. Era algo común en el pueblo, él lo sabía, los payasos actuaban dependiendo del contexto en el que se encontraban, es decir, se burlaban de situaciones cotidianas o temas populares entre la gente del pueblo para poder atraer más público. Bueno, en el caso del reino de Wosun, no había tema más popular y controversial que la familia real. Un rey con un líbido alto y una gran debilidad por las mujeres hermosas, una reina muy hermosa, pero demasiado ingenua y con una baja autoestima. Y la cereza del pastel, el príncipe heredero que había sido maldecido con la desgracia de jamás poder encontrar el amor.
HyungWon sabía de todo eso, era consciente porque había escuchado a mucha gente de la servidumbre hablar de ello, incluso alguna de sus criadas se lo había dicho en una ocasión con la intención de generar algo ahí, pero él no había reaccionado como lo esperado, incluso si encerraba, castigaba o incluso decapitaba a esos payasos, eso no cambiaría el hecho de que el pueblo ya tenía una imagen de él. Y eso era algo que no podía cambiar incluso si decapitaba a todo el reino.
La señora Choi llegó minutos después con una bandeja en las manos y un par de criadas a sus espaldas que llevaban otras bandejas en las manos. Las tres mujeres le ayudaron a incorporarse, le extendieron la cuenca con agua para que se lavara el rostro y luego ellas mismas lo secaron por él, siendo la señora Choi quien le ayudó a tomarse un agua caliente que era de un sabor bastante amargo, pero ella había dicho que eso le ayudaría a sobrellevar el dolor de cabeza y cuerpo.
—Nunca había bebido de esta manera —se quejó el menor luego de haberse terminado su medicina y volver a recostarse en su futón.
—Debió pasar algo muy significante para que usted decidiera hacerlo, majestad —dijo ella, ignorando el hecho de que el príncipe evadió la mirada cuando ella lo mencionó. La señora Choi acomodó la almohada bajo su cabeza y, dando una reverencia, se retiró de la habitación.
HyungWon suspiró. Aunque él era consciente de la opinión pública, haber experimentado de primera mano la burla de todo un pueblo, había sido más de lo que él podía tolerar. Escucharlos reír cada vez que esos hombres hablaban, parodiaban y se burlaban de él había sido un golpe duro, comenzó a beber entonces, sentía que el corazón le palpitaba fuerte en el pecho además de una sensación de náuseas constantes. Pero no era capaz. Así que comenzó a beber como nunca lo había hecho antes, la garganta le dolía un poco debido al fuerte sabor del vino, pero había encontrado un leve consuelo en ese dolor y no en el que había en su pecho.
El resto de recuerdos eran borrosos para él, recordaba haber tenido un percance con HoSeok, y al recordarlo solo se había cubierto los ojos con el antebrazo mientras soltaba un largo suspiro. Si su relación era pésima desde el inicio, desde ahora solo iría en picada. Sin embargo no tuvo mucho tiempo de pensar en eso cuando una de sus criadas le habló desde fuera.
—Su majestad, la reina pide verlo.
Bufó. Realmente eso era lo último que necesitaba, pero tampoco tuvo muchas opciones cuando su puerta se deslizó y la alta figura de su madre estuvo en medio de la habitación. Ella tenía su cabello perfectamente recogido como siempre, con ese palillo en forma de dragón que se incrustaba en su moño bajo. Ella lo miraba desde lo alto, viendo el cabello, ahora suelto, de su hijo que se expandía por toda su almohada.
—¿Qué sucede contigo?
—No es nada malo, solo tomé mucho más vino del acostumbrado durante el festival y ahora me siento algo indispuesto.
—No me refiero a eso, HyungWon. ¿Qué sucedió durante el festival? Siempre eres tan prudente, tan recatado, muy prudente cuando estás frente al pueblo. ¿Por qué te comportas de esta manera?
HyungWon debió haber visto venir eso, su madre siempre estaba a su cuidado, de haber sido por ella, hubiera estado en medio de ellos toda esa celebración. Y realmente lo agradecía, su madre había sido su mayor apoyo desde que todos le dieron la espalda, pero en ese preciso momento no deseaba que ella se entrometiera mucho en el tema, sabía que no se lo tomaría bien.
—Es solo que... Hace mucho tiempo no salía del palacio, sabes que no soy bueno socializando y al estar entre tantas personas, solo quise relajarme un poco.
—Eso no es verdad, HyungWon, siempre has sabido cómo comportarte frente a los demás. No intentes engañarme, HyungWon, dime qué fue lo que sucedió.
Ambos se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que el menor suspiró resignado y decidió contar, al menos parcialmente, lo que había sucedido en el festival. Comentó lo que sucedió con los payasos, saltándose algunos detalles, y luego el pequeño percance que había tenido con el príncipe de Daeng, su madre había siseado molesta en más de una ocasión, sabía que a ella tampoco le hacía gracia el tema del circo, pero por suerte no había reaccionado tan mal como lo había pensado.
—Sé que todo es complicado para ti ahora, pero no debes perder la compostura, HyungWon. Todos los criados han estado hablando de ti hoy, te vieron entrar inconsciente a la habitación en brazos del príncipe de Daeng.
—¿Qué?
En un movimiento rápido se sentó, mirando incrédulo a su madre que ahora solo lo miraba algo confundida, más decidió relatarle. —: Anoche el príncipe HoSeok te entró hasta tu habitación porque estabas completamente fuera de sí. Tuvieron que cargarte y prepararte para dormir como si se tratara de un recién nacido.
HyungWon se quedó mudo ante su madre, era algo sinceramente vergonzoso y no quería imaginar qué estarían pensando todos los que los vieron en ese momento. Siempre había mantenido una buena imagen, era alguien muy correcto y reservado, pero seguramente verlo inconsciente debido a la ebriedad era una imagen que le crearía muchos más malos rumores de los que ya tenía.
—No puede ser, no —se había lanzado de espaldas de nuevo a su futón, tapando su rostro con sus manos mientras seguía lamentándose. —¿Ahora qué voy a hacer?
—Por mientras, deberías ver al rey, no creo que esta situación le agrade demasiado —le aconsejó su madre.
Por su parte, el príncipe de Daeng no había amanecido de mejor humor, aunque él no había sido quien entraron completamente inconsciente a su habitación, parecía tampoco haber pasado una buena noche. Tenía una mala expresión en el rostro, desde hace poco había iniciado clases para "poder comportarse como un príncipe consorte lo haría", a mandato de la reina, ella había ido muy en serio cuando dijo que lo mantendría vigilado, ahora tenía clases de cosas que en su vida se hubiera interesado en aprender, porque él había sido criado para ser un rey, no el banco de semen para un rey.
Suspiró cansado mientras esa anciana mujer seguía repitiendo que debía ser cuidadoso con la distancia que había de una puntada a otra cuando bordaba, él también tenía su tambor intentando seguir lo que ella le indicaba, pero siendo sincero, odiaba demasiado eso además de que ya tenía heridas en los dedos que aún no cicatrizaban del todo por la clase anterior. Sin embargo, no era eso lo que lo tenía irritado, era el hecho de que aún cuando se había pinchado algunas veces —incluso a propósito— y que esa mujer no se callaba, no había podido dejar de pensar en lo sucedido la noche anterior. En lo liviano que se había sentido el príncipe de Wosun en sus brazos, en lo angelical de su expresión dormida y también en el aroma que desprendía su piel cuando se había inclinado a dejarlo sobre su futón y pudo oler de cerca la curvatura de su hombro y su cuello.
Tal vez llevaba mucho tiempo sin tener sexo. él siempre había tenido una vida sexual muy activa al punto que era promiscua, pero desde que se había casado no había tenido la oportunidad de tener nada, básicamente porque no conocía a nadie y asistir a la casa de té en el pueblo tampoco era una opción. Ya no sería tan invisible para el pueblo y seguramente el rumor de haberlo visto en un burdel se esparciría rápidamente, Así que por el momento, tendría que conformarse con su soledad y con los eróticos recuerdos que su mente pudiera traerle, aunque en ese instante, por más que buscara, seguía encontrando mucho más erótico el aroma del príncipe y como seguramente este se intensificaba a medida que bajaba más por su piel. Se preguntaba si acaso alguno de sus prometidos habría sido capaz de llegar a verlo por debajo de ese fino hanbok, si alguno de ellos había logrado ver esa pálida piel con ese aroma a peonias, era un aroma peculiar para alguien como él, pero no se quejaba.
—¡Majestad! —la mujer lo llamó luego de ver las puntadas imprecisas y desordenadas del príncipe, lo cual causó que este mismo se exaltara y se pinchara uno de sus dedos. HoSeok maldijo, soltando rápidamente el tambor y mirando como la sangre comenzaba a brotar de nuevo. Ella solo suspiró cansada, negando con la cabeza. —Será mejor que dejemos la clase por hoy.
El rumor de que el príncipe heredero había llegado completamente alcoholizado al palacio al punto de que tuvieron que cargarlo, se esparció por el palacio en forma de cadena, primero lo supieron los criados antes de que llegaran a los empleados que tenían la suficiente cercanía de contárselo a la realeza. Una de ellas fue la segunda esposa, quien se encontraba vigilando de lejos a su hijo que esa mañana estaba frente al lago con su caballete y sus lienzos, tenía algunas empleadas a su lado que sostenían su caja con pinturas y una de ellas también le cubría del sol con una sombrilla. Al escuchar a una de sus criadas contarle sobre las desventuras del príncipe heredero solo soltó una risa corta mientras bebía de la infusión de hierbas que otra de sus empleadas le había hecho. Pero su risa no fue tanta cuando escuchó la parte que involucraba al príncipe HoSeok.
—¿Entró a su habitación? —miró de reojo a la mujer, y esta asintió lentamente. —Sabes si... ¿Pasó la noche ahí?
—No tengo certeza, su majestad, parece que salió luego de dejarlo allí, pero también están los que dicen que no lo volvieron a ver salir de allí.
JiYeon paró de beber su té y miró intrigada a la mujer. Si eso era verdad, eso afectaría gravemente sus planes. Desde un principio había planeado alejar al príncipe HoSeok de su hijo como una forma de seguir manteniendo a su hijo en "subasta", sabía que había postores mucho mejores que un príncipe de un reino de poca gloria, siendo su esposo, las posibilidades de tener un buen matrimonio e incluso llegar a ocupar el lugar de rey en Wosun, pero no había considerado las posibilidades de que ese matrimonio fuera a darse, lo cual ya había pasado, pero tampoco decidió darle demasiada importancia a eso porque era claro que ese matrimonio estaba forzado más por la conveniencia que por cualquier otra cosa. Pero ahora sentía que debía poner un poco más de atención en esos dos, no le convenía que fueran aliados, si quería ser la triunfadora del juego que ella misma propondría.
HoSeok parecía ser una ficha que había olvidado, no pensó que debiera ponerle atención, pero al parecer JiYeon tendría que ser un poco más astuta y dejar de estar tan confiada.
Ahora sí se viene lo bueno 👀.
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