Décimo primer capítulo
Décimo tercer capítulo: El arte de la pasión.
Los gemidos y jadeos bajos lograban hacer de aquella oscura y pequeña habitación un lugar rebosante de pasión y sensualidad, el brillo del sol de mediodía se filtraba por entre las tablas viejas y mal puestas sobre esa modesta ventana, las pequeñas aberturas de luz dejaban en evidencia una espalda desnuda y completamente lisa, con un hanbok costoso y brillante que reposaba descuidadamente en la parte de abajo, cubriendo sus nalgas, dejando a la imaginación la unión que allí se presenciaba debajo de tan fina tela.
Los amantes se detuvieron con el pasar de los minutos, el sol ya no brillaba con tanta fuerza y ahora el silencio era denso dentro de ese pequeño espacio. Ambos permanecían en silencio, solo siendo palpable el sonido de sus ropas deslizándose por sus cuerpos de nuevo.
ChangKyun soltó un suspiro cuando no pudo amarrarse el cinto de su hanbok por su propia cuenta, era todo un lío ese tema, siempre era su madre quien se encargaba de apretarlo muy bien para que su cintura diera la apariencia de ser más pequeña, así que se dio vuelta, mirando a su amante que aún estaba sentado en esa dura e incómoda cama, también se estaba vistiendo, pero él parecía tener muchos menos problemas con su vestuario que él.
—¿Podrías ayudarme? —se acercó a él, extendiéndole el largo trozo de tela y luego mostrándole su espalda al más alto, quien empezó a rodear su torso con ella, pero no con la suficiente fuerza. —Más apretado, vamos, ¿dónde está tu fuerza?
—Si lo aprieto más va a dejar de circular la sangre por tu cuerpo —JooHeon refutó, más sin embargo obedeció, tirando con fuerza esa tela hasta que no pudo dar una vuelta más y entonces la ajustó en su traje para que se mantuviera firme. Escuchó al menor soltar un respiro un poco ahogado, y eso solo lo hizo negar con la cabeza.
—No lo entenderías, si madre ve que mi cinto está flojo va a empezar a sospechar —el menor se quedó de pie unos segundos más, colocando una mano sobre su vientre, aunque su madre le obligaba a usar su hanbok de esa manera casi a diario, siempre era difícil acostumbrarse. —Estos días ha estado más nerviosa de lo normal, no quiero darle más razones para que enloquezca.
—¿Nerviosa? ¿Qué podría poner nerviosa aún más nerviosa a tu madre?
El príncipe apretó sus labios, mirando sólo brevemente a su amante que estaba amarrando el cinto de su hanbok también, pero parecía expectante a lo que él pudiera decirle.
—Es por el príncipe heredero.
Y JooHeon levantó la cabeza, mirando con más atención al joven príncipe, que aún mantenía su cabeza gacha. El mayor no dijo nada más, pero esperó que el príncipe lograra entender eso como un indicativo de que continuara.
—Tal vez hayas escuchado sobre el incidente del festival de la cosecha, ya sabes, el príncipe heredero se embriagó y su esposo se portó de manera violenta con él.
—Escuché que lo había golpeado —dijo JooHeon.
—No, no, solo tuvieron una discusión.
—Como sea, ¿por qué eso afecta tanto a tu madre?
—Ella solo... Está preocupada por la reputación de la familia, un escándalo como este nos haría el hazmerreír de toda la nación.
Sin embargo su amante no pareció satisfecho con esa respuesta, su expresión era serena pero en sus ojos veía toda esa incredulidad, no le había creído una sola palabra. y ChangKyun solo pudo evadir la mirada nerviosamente. Claramente esa no era la mayor preocupación de su madre, de hecho no había visto ese suceso más que como otra oportunidad de poder burlarse de la reina, de reírse de su desastroso hijo, pero cuando supo lo de HoSeok, sobre su allanamiento a la habitación del príncipe heredero y además de eso, de la nueva reputación que se estaba creando entre la gente del pueblo, pareció empezar a preocuparse más.
El acercamiento de ambos príncipes era simplemente un riesgo que no podía correr, y solo se preguntaba cuánto más tiempo demoraría ese príncipe en morirse, porqué no había perecido al igual que los otros prometidos. Si ese matrimonio llegaba a dar frutos, sería su fin completamente, la oportunidad de hacer a su hijo el próximo rey de Wosun se vería estropeada y las cosas solo serían peores si de ese matrimonio salía un heredero. Era esa la principal razón de ansiedad, le daba urticaria de solo pensar que realmente entre esos dos podría haber algo más que un infinito odio y un desagrado palpable.
—Tu madre es una demente, no hay discusión —fue lo único que le dijo JooHeon. Y ChangKyun agradeció que él no decidiera ahondar más en el tema.
—No es una demente —saltó rápidamente, ChangKyun, haciendo que el mayor lo mirara con cierta curiosidad. —S-Solo... Quiere protegerme, quiere lo mejor para mí, es decir, quiere lo mejor para todos
JooHeon soltó una risa nasal, finalmente terminando de acomodar sus ropajes y acercándose al menor, que tenía ahora esa expresión molesta en su rostro, arrugando su nariz y arqueando sus cejas hacia el centro, no era realmente amenazante, por lo que el mayor no temió en acercarse y besar su mejilla, deslizándose lentamente hasta que llegó a sus labios. Entonces allí, susurró.
—¿No crees que soy lo mejor para ti?
El menor relajó su expresión, ahora mirando algo afligido al castaño que estaba dejando muchos más besos sobre sus labios, hasta que todo se tornó más profundo y sintió su sinhueso abrirse paso entre sus labios y empezar a frotarse obscenamente contra su lengua, ChangKyun jadeó bajo de nuevo mientras ladeaba su cabeza y se dejaba abrazar por la cintura de nuevo, las cosas parecían elevarse como espuma de nuevo, pero cuando el joven príncipe sintió su cinto ser desacomodado, simplemente empujó por los hombros al castaño y como pudo, arregló él mismo su cinto.
—Será mejor que me vaya.
ChangKyun salió de aquella habitación, alisando la tela de su traje mientras rodeaba la casa hasta su patio principal. En la casa de los Lee los criados eran pocos, así que no se preocupó demasiado por caminar por ahí, además, ellos pensaban que el príncipe solo era un buen amigo del joven amo, en la parte de atrás tenían un campo de arquería y se suponía que el príncipe iba allí a practicar con su amigo, por lo cual no les gustaba ser molestados, incluso cuando los criados se ofrecían a ayudarles con sus flechas y sus tableros, ambos se negaban, siempre pidiendo estar completamente solos.
Ser encontrado en una situación como esa sería lo peor que le pudiera suceder a un príncipe como él, sobre todo con su madre, que siempre era tan sobreprotectora con él, estaba empeñada en crearle la mejor imagen frente a los demás, para que el día de mañana, lograran verlo a él como su futuro monarca, que lograra opacar a la familia real. Pero bien se había mostrado antes que los deseos de hijo y madre no eran totalmente compartidos, ChangKyun complacía a su madre tanto como podía, pero también existían momentos en los que deseaba dejar de tener toda esa presión sobre sí, y realmente necesitaba esos momentos donde no tenía que fingir o callarse todo lo que pudiera decir, y por suerte JooHeon se había convertido en esa persona y al mismo tiempo en ese lugar en el que podía hacer y decir lo que él quisiera.
Fuera de aquella casa estaba un solo criado junto a una yegua blanca, y cuando vio al príncipe acercarse, tomó por las riendas al animal para que caminara junto a él, pero cuando vio salir detrás del príncipe al joven amo de esa casa, se detuvo, Ambos compartieron un último e intenso beso antes de que el noble lo dejara irse e incluso le ayudara a subirse a su yegua. Él solo se mantuvo al margen de la situación, manteniéndose en silencio a un lado hasta que de nuevo él y su amo quedaron solos, entonces tomó las riendas del animal y empezaron su camino hasta el palacio de nuevo. La segunda esposa era sin duda una mujer tenebrosa, era hermosa, sí, por algo el rey la había sacado de entre sus concubinas y la había hecho su segunda esposa. pero incluso un criado como él podía ver que detrás de toda esa encantadora fachada se encontraba alguien de alma despiadada y mirada psicótica, y desde que MinHyuk había sido enviado como criado en la casa de la segunda esposa, había sido testigo de muchos comportamientos problemáticos que esa mujer tenía. Era grosera, cuando estaba de mal humor no dudaba en gritar a todo el mundo y llamarlos por los peores adjetivos que se le pudieran ocurrir, además también era agresiva, golpeaba repetidas veces en la cabeza a cualquier criado que se le ocurriera cometer un error frente suyo, e incluso él tenía una pequeña cicatriz en la frente de aquella vez que esa mujer le lanzó una de sus tazas a la cabeza. Im Jieun era sin duda un verdadero dolor de cabeza, pero nadie, a excepción de sus criados personales y su propio hijo, parecían saberlo; porque ella parecía tan dulce, sumisa e inocente frente a su esposo. No parecía ser alguien con quien quisieras tener problemas.
MinHyuk miró entonces brevemente al príncipe que iba sobre su yegua, mirando tranquilamente todo el paisaje verde que los rodeaba, no parecía tener algún remordimiento en ese momento a pesar de que en ese preciso instante estaba traicionando la confianza de su madre. Y él suspiró también, porque MinHyuk estaba contribuyendo en eso, y aunque tuviera todo el poder de desenmascarar al príncipe y a sus supuestas salidas a practicar arquería, no podía, porque él de verdad sentía lástima por ChangKyun. MinHyuk había llegado a servir a la reina cuando solo tenía catorce años, y desde que se había presentado allí, había visto a esa mujer salir tan imponente con un pequeño niño de la mano, parecía rondar entre los cuatro y seis años en ese entonces, era pálido como solo alguien de la realeza podía ser, tenía los ojos oscuros y de forma casi felina como los de su madre, vestía un pequeño hanbok azul y un sombrero de tela que lo protegía del sol, era un niño bello como ninguno y su madre parecía ser consciente de eso; siempre pidió que tuvieran especial cuidado con él, que lo trataran como si fuera el mismísimo rey, y aunque las criadas eran demasiado cuidadosas y delicadas con él, su madre misma no lo era.
Desde que tenía memoria, el príncipe ChangKyun había vivido bajo el yugo de su madre, siempre siendo como una sombra, pero de un tiempo para acá, MinHyuk había notado mucho más extraño al príncipe, mucho más ansioso y nervioso, cada vez que se encontraba con su mirada o con la de cualquier otra persona solo la evadía como si les temiera, y él había pensado que finalmente esa mujer había logrado quebrar ese chico al punto de volverlo completamente dependiente de ella, pero nada de eso, el gran secreto que el segundo príncipe de Wosun guardaba era el hijo del cortesano Lee. No tenía idea de cómo lograron conectar esos dos, pero lo hicieron, y ahora mantenían esa relación secreta de la que él era testigo, solo porque había tenido la mala fortuna de encontrarlos a ambos juntos una noche luego de que en palacio se había celebrado el cumpleaños del rey, estaban escondidos de todos y de todo mientras se besaban de una manera tan indecente que harían sentir a cualquiera como en un burdel en lugar del palacio real.
Ahora él estaba involucrada en eso, recordaba muy bien como el príncipe incluso tuvo la osadía de colocarse de rodillas mientras le rogaba no decir nada, estaba dispuesto a hacer lo que MinHyuk le dijera, a darle lo que quisiera con tal de que no abriera la boca,, y se veía tan desesperado mientras se agarraba de sus ropas y lloraba dolorosamente, que MinHyuk solo se sintió demasiado presionado, demasiado ansioso y le había prometido al príncipe no decir nada. Se supone que Min le debía lealtad a la segunda esposa, después de todo había sido enviado con ese propósito a esa casa, pero él no se sentía con las agallas de exponer al segundo príncipe frente a su madre, solo dios sabría lo que ella sería capaz de hacerle a ese chico y a su amante, y siendo sincero, tampoco sentía la suficiente empatía con esa mujer para decirle ayudarle de esa manera.
—Muchas gracias, MinHyuk —el príncipe siempre le agradecía cada vez que ambos llegaban a palacio sanos y salvos, sin dar pista de donde se había encontrado anteriormente. realmente parecía agradecer eso y MinHyuk solo podía asentir luego de dar una reverencia. —Puedes tomarte libre el resto del día.
—Majestad, no pretendo desobedecerlo, pero preferiría no recibir ninguna clase de beneficio por esto. No me gustaría saber que el resto de la servidumbre empiece a cuestionar el trato que usted me está dando.
—Tienes razón. En todo caso, puedes tomarte cualquier día de esta semana libre si así lo deseas —y él le dio la espalda, dispuesto a irse, pero MinHyuk terminó notando el cinto mal acomodado en su espalda y se apresuró a tomarlo él mismo y arreglarlo antes de que alguien más lo viera. ChangKyun solo pareció muy avergonzado por eso, evadiendo su mirada y murmurando un muy bajo —Gracias.
MinHyuk nuevamente se quedó con un amargo sabor de boca al verlo irse, el príncipe ChangKyun no era una mala persona, eso podía decirlo, pero consideraba que su pecado era ser demasiado ingenuo, demasiado confiado.
No le agradaba el hijo del consejero Lee, ese hombre cargaba un aura muy oscura a su alrededor y no creía conveniente que se acercara tanto al palacio.
En su camino a su casa, ChangKyun se encontró al príncipe heredero, quien no se veía de un muy buen humor mientras caminaba a un lado del general Son, quien también llevaba una expresión estoica en su rostro, y el príncipe les saludó por cortesía, haciendo una reverencia, pero ellos solo pasaron de él mientras se dirigían a lo que podía ser los calabozos, y ChangKyun se sintió intrigado por eso, pero él no era de los que le gustara fisgonear en los asuntos de los demás, ese usualmente era el trabajo de su madre, así que solo continuó su camino antes de que su madre fuera a buscarlo.
El príncipe heredero y el general del ejército llegaron hasta los calabozos, donde los esperaban varios guardias, exactamente, esos que estuvieron involucrados en la captura a los payasos. HyunWoo solo respiró fuerte, muy molesto por todo eso, se sentía enojado y muy impotente de saber que los hombres a su cargo estaban haciendo cosas por debajo de la mesa en sus propia cara, y fue aún más vergonzoso cuando el príncipe se lo reclamó, reclamándole por no estar más al pendiente de lo que sus hombres hacían; seguramente ahora HyungWon lo veía como un incompetente.
—De verdad que ustedes son increíbles... —HyunWoo solo chasqueó la lengua molesto, no podía ni siquiera formular una buena frase, porque sentía que iba a empezar a gritar, como solía hacerlo cuando reprendía a sus subordinados, pero ahora, en presencia del príncipe, no quería parecer esa clase de hombre. —Se atreven a querer pasar de mí, de mis órdenes, y hacer lo que es su voluntad. Todos ustedes son demasiado tontos o en realidad quieren morir.
Los hombres se quedaron callados, con sus cabezas gachas y completamente en silencio, al menos hasta que uno de ellos, específicamente KiHyun, levantó un poco la cabeza para hablar.
—No pretendíamos desobedecerlo, general, pero la orden era una orden directa de un miembro de la familia real y debe entender que es difícil para nosotros desobedecer.
Y HyunWoo solo bufó molesto, mirando con sus cejas fruncidas al hombre más bajo que se había atrevido a contradecirlo, entonces había dado un paso más adelante, tratando de intimidarlo con eso, pero él solo mantenía su frente en alto sin siquiera ceder un poco.
—La orden no venía del rey ni de ninguno de los príncipes legítimos de este reino. Solo se trataba del príncipe consorte y su capricho infantil, ¿eres en realidad así de estúpido o tu cabeza solo está llena de gusanos?
—Basta —HyungWon tuvo que intervenir cuando sintió que las cosas estaban tornándose tensas y no quería un conflicto más ahí, En realidad, todo era algo conflictivo para el príncipe en los últimos días, y nuevamente había adquirido ese tic de pasarse la tallarse la boca con la mano, lo cual le mantenía los labios lastimados y de un color más rojizo de lo normal. —General Son, solo espero que sepa encargarse de esto como es debido.
—Debería expulsarlos de la guardia real y colocarlos en las celdas junto a esos payasos —escupió el mayor.
—-No quiero que los expulse —dictaminó el monarca, haciendo que esos hombres lo miraran. todos incrédulos por lo que acababa de decir. Pero él solo había tomado una corta inspiración mientras miraba a todos ellos.
En realidad, había pensado en el príncipe de Daeng y en su intento de hazaña; Hyungwon aún no estaba del todo seguro sobre lo que haría al respecto, por un lado no consideraba nada de eso correcto, en ese preciso instante él no se encontraba en buenos términos con el rey y si algo como esto llegaba a oídos del rey, seguramente se llevaría el castigo de su vida. No obstante, al mirar al rostro a esos payasos, no podía sentir ningún sentimiento de empatía o siquiera compasión crecer dentro de él; en su mente continuaban ardiendo esos recuerdos de las risas estruendosas y los aplausos inacabados cuando era su imagen la que estaba siendo degradada en aquellos momentos, siendo exhibido frente a todo un pueblo el cual le debía respeto y devoción, pero nada de eso era así.
El príncipe HoSeok había intentando ir a abogar por los soldados que siguieron sus órdenes, pero HyungWon no quiso recibirlo, de solo recordar la manera en que se besaron esa noche sentía que la piel se le erizaba y por la espalda le corría una corriente extraña. Aún intentaba comprender de dónde había venido eso, pero eso no fue algo que él empezó, así que por más que lo intentara, jamás podría averiguar qué fue lo que orilló al príncipe de Daeng a cometer tal acto; su mente funcionaba diferente al resto, siempre era tan impredecible e impulsivo.
—Solo denles el castigo que sea adecuado a su falta, general Son. Creo que eso será suficiente para aprender la lección —y dicho eso, HyungWon dio media vuelta y salió de allí.
Necesitaba aclarar ideas, los payasos continuaban encerrados en una celda y claramente no podían continuar ahí por más tiempo, había convencido al general Son de que no comentara nada al respecto frente al rey, y aunque él había accedido, dijo que debía encontrar una solución rápida a dicha situación, así que lo mejor era medita la situación con calma y poder tomar una decisión correcta. El mayor siempre vio la biblioteca del palacio como un pequeño santuario, un lugar seguro —aparte de sus aposentos— en el que podía relajarse.
Los demás miembros de la familia no usaban mucho aquel lugar, su padre solía visitarlo bastante cuando era más joven, un rey novato que necesitaba apoyarse en la sabiduría de todos esos autores, pero ahora creía que sabía todo lo que tenía que saber un rey como él; así que eran pocas las veces que aparecía la biblioteca. Su madre, la reina, era una mujer muy brillante, pero no era del agrado de nadie que la reina estuviera encerrada en una biblioteca leyendo y estudiando como si se tratara de un hombre, con que tuviera los conocimientos necesarios para una mujer, era más que suficiente; y ni hablar de la segunda esposa, parecía no importarle el hecho de que solo sabía escribir y leer, y aquello sucedió sólo porque el rey la había obligado a aprender tales cosas para que el reino no pensara que su segunda esposa era una cabeza hueca.
Una vez dentro de la biblioteca, sus criadas se quedaron afuera atentas a cualquier cosa, aunque sabían que él era alguien que podía durar horas ahí dentro sin hacer ningún llamado, solo lo verían de nuevo cuando hubiera terminado. Asi que todo fuera de la biblioteca se mantuvo en silencio, mientras el príncipe vagaba por los pasillos repletos de libros, buscaba leer algo no muy complejo, necesitaba relajarse y en aquellos casos siempre recurría a esos libros llenos de poesía y romanticismo. Le recordaban a DongMin. Siempre que tenían oportunidad, el príncipe recitaba para él los más enternecedores poemas, a veces de distinguidos autores, a veces de su propia autoría.
No obstante, al doblar la esquina, encontró a otra persona en uno de los pasillos lo cual le ocasionó un susto momentáneo, se trataba del príncipe HoSeok, miraba alguno de esos libros sin ningún tipo de interés, realmente era alguien sin ningún tipo de delicadeza, hojeaba rápidamente todos los libros y luego los dejaba mal acomodados sobre el estante. HyungWon quiso pasar desapercibido dando un paso atrás, pero él lo notó rápidamente, mirándolo luego de dejar mal acomodado otro de sus libros.
—Lo siento, no sabía que había alguien más aquí.
Él no le respondió, no de inmediato al menos, hizo una pausa para tomar otro libro. —: ¿Por qué? ¿No hubieras entrado de haber sabido que estaba yo aquí?
HyungWon solo suspiró pesado, no estaba con ánimos de lidiar con él en ese momento, ya había tenido suficiente de él y pensó que el príncipe lo tenía claro desde la discusión de esa noche, pero él parecía ser alguien muy descarado o muy necio. En cambio se le acercó, dando pasos cortos y quedando justo en frente, sin temor a mirarle a los ojos, parecía buscar algo en él, pero el mayor solo rehuía de su mirada.
—¿Por qué me está evitando, su majestad?
—No lo hago —respondió el mayor, pero el menor no le creyó, en cambio sonrió socarronamente y se acercó un poco más.
—No me diga que aún me tiene rencor por lo sucedido con los payasos. Usted mismo lo dijo, son simples plebeyos sin ningún tipo de valor, esto no debe ser motivo de disgusto entre nosotros.
—No te comportes de una forma tan descarada, lo que hiciste fue realmente grave y tienes suerte de que no haya llegado a oídos del rey, porque si así fuera, no tendrías esa estúpida sonrisa en la cara.
HoSeok sin embargo, continuó con esa expresión pícara en su rostro, ahora avanzando un par de pasos más y HyungWon, en un intento de mantener más distancia entre ellos, dio un paso atrás, pero entonces sintió su espalda chocar contra uno de los estantes.
—Es una lástima, pensé que diría que aún no asimilaba el beso que compartimos un par de noches atrás, lo vi salir muy consternado de mi habitación —HoSeok colocó una de sus manos a un costado del mayor, apoyándola sobre el estante.
—Eso no es algo que te incumba, tenemos un acuerdo, HoSeok. No cruces los límites.
—¿Acuerdo? No recuerdo nunca haber firmado un acuerdo con usted, su majestad, ¿de dónde viene todo esto? —él rio, ahora apoyando su otra mano en el estante, y de esa forma era como el príncipe de Wosun quedaba atrapado en medio de ese duro mueble y el caliente cuerpo de su esposo.
—Sabes muy bien a lo que me refiero, desde un principio supimos que este matrimonio no prosperaría, no hay que arruinar el poco respeto que aún tenemos el uno por el otro y mantente alejado de mí —HyungWon intentó zafarse del agarre, pero con su pecho, HoSeok lo empujó de nuevo hacia atrás haciéndolo quejarse cuando su espalda chocó bruscamente con la madera, desordenando los libros que allí reposaban.
—Es gracioso que digas eso —habló de nuevo esa informalidad que tanto lo caracterizaba. —Porque tú y ese par de inútiles que tengo como padres fueron quienes armaron todo esto, me ofrecieron como ganado nuevo y ahora quieres hacer creer que no deseas nada de esto.
—Yo nunca quise casarme contigo —HyungWon tomó de los antebrazos a su esposo, finalmente logrando que se desprendiera de él. —No te necesitaba en ese momento y tampoco te necesito ahora, si todo esto sucedió, fue únicamente porque el rey así lo quiso.
La ilusión de mantener el control de nuevo lo cegó por un momento, estaba listo para hacer a un lado al príncipe caprichoso y salir de allí, pero no contó con la gran fuerza que ese tenía; en cuestión de segundos logró zafarse de su agarre y nuevamente acorralarlo a él entre sus brazos como si de un animal de granja se tratara. Estaba harto de eso, harto de él y su patanería, su esposo no era como lo describieron antes, era quizá peor, y no podía dejar de pensar en cuánto lo odiaba en ese preciso momento, pero el repentino movimiento en su entrepierna empezó a hacerlo flaquear.
La rodilla derecha de HoSeok se encontraba en medio de sus piernas, la había colado allí con un sigilo increíble, y sus movimientos eran demasiado sutiles, sintiéndose como una suave caricia a través de su ropaje. Aguantó la respiración; de repente, es como si no pudiera seguir luchando y su mente solo reaccionara a la creciente excitación que inundaba su cuerpo.
—Su majestad es todo un as para las ciencias, para las matemáticas, la literatura y el arte —acercó sus labios hasta el oído completo y continuó hablando en un tono de voz más bajo. —Pero no parece conocer mucho sobre el arte de la pasión, con un solo par de toques, está temblando.
HyungWon tragó saliva, casi pudiendo soltar un quejido cuando ese toque llegó un poco más abajo, hasta sus testículos, y de pronto pareció hacerse más rudo.
—No soy una persona que gusta de las prejuicios, pero, me temo que su majestad nunca ha sido tomado por un hombre —sus labios delinearon el contorno de su oreja y luego bajaron por su piel hasta su cuello. —A pesar de haberse comprometido en dos ocasiones, no dejó que ninguno de sus prometidos se colara entre sus faldas antes del matrimonio.
—No tienes derecho a hablar sobre eso —se quejó el príncipe finalmente, viéndose tan desastroso con algunos de sus mechones cortos escapando de su perfecto peinado, sus mejillas rojas y su manzana de adán marcándose demás. —Yo no juzgo con cuantas prostitutas estuviste antes de venir aquí, tu reputación no es ningún chiste y lo sabes ¿verdad? Solo eres una vergüenza.
—Tal vez, pero deberías preguntarle a todas esas que tu llamas prostitutas, qué tan felices quedaron luego de haber estado conmigo —y finalmente comenzó a besar con más rudeza el cuello del príncipe, sacándole un genuino gemido, su primer gemido quizá, y aquello se había sentido como un triunfo para él, un verdadero premio.
Cansado de la piel suave de su cuello ascendió completamente seguro hasta esos labios rojos y algo agrietados, tomándolos entre los suyos como si los reclamara propios, un beso desordenado y torpe comenzó entre ambos, con el príncipe de Wosun intentando coordinarse ante la situación, pero el calor del momento le estaba fundiendo el cerebro y ni siquiera le permitía seguir el ritmo del beso, era todo un desastre de saliva y chasquidos, su lengua estaba rozándose obscenamente contra la del más joven y incluso sus dientes de aferraban al labio inferior de HoSeok, tirando de este suavemente hasta que de nuevo volvían a besarse.
Estaba tan cansado de HoSeok, pero en ese momento, no podía desear nada más que tenerlo cerca.
Adoro escribir las discusiones entre estos dos jaja sobre todo cuando terminan así de ardientes.
¿Qué tal el capítulo de hoy? ¿Les gustó? Digan que sí o no actualizo.
El desarrollo de este fic aún no está del todo completo, no soy de las que planean una historia de principio a fin, así que tengo que ser cuidadosa cuando integro un nuevo personaje o un nuevo conflicto, así que ya saben porqué me puedo demorar en actualizar a veces.
Nos vemos en una próxima actualización. Gracias a todas por venir, mil besos, mil besos, mil besitos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top