Décimo capítulo
Décimo capítulo: Sensaciones.
No sabía de qué manera se había enterado el rey de lo que había pasado, pero definitivamente no estaba contento con lo que había sucedido. Aún con el dolor de su resaca, tuvo que ir hasta su despacho y ni siquiera había tenido tiempo de llegar bien cuando sintió un golpe en la mejilla.
—¿Qué sucede contigo? ¿Ah? —Su aura pesada se sentía por toda la habitación y HyungWon no podía hacer mucho por defenderse, solo se había sostenido levemente la mejilla que ahora se sentía caliente. —De verdad que eres un desastre. Temía que algo pudiera salir mal, pero todo fue peor de lo que yo pude haberme imaginado.
—Le dije que era una mala idea, alteza.
El rey no pareció más contento con esa respuesta, en cambio dio otro golpe en la mejilla contraria del príncipe, pero obtuvo la misma reacción, este solo mantuvo su cabeza abajo sin soltar una sola queja. Odiaba con su vida lo taciturno que su hijo se había vuelto en los últimos años, con el pasar del tiempo solo parecía que se hacía más débil, cuando joven era mucho más obstinado y audaz, ahora solo parecía tener grandes problemas en exteriorizar lo que sentía.
—Te traje un esposo para que lograras sentar cabeza, pero parece que no tienes idea de cómo controlarlo. Ustedes dos... —soltó una maldición inteligible mientras daba un par de vueltas por su despacho. —Simplemente no quiero escuchar sobre ustedes de nuevo. Si llego a enterarme de algo más, juro que van a sufrir las consecuencias.
HyungWon salió de los aposentos del rey, en silencio, pero en su expresión podía notarse su descontento, sus labios se apretaban en una línea recta y sus pasos eran acelerados y fuertes. Nada parecía estar yendo bien desde aquella noche, todos en el palacio no se molestaban en disimular la curiosidad que los embargaba al mirarlo, como si esperaran que algo fuera a pasar en ese instante, pero él los pasaba de largo. Si las cosas se encontraban así en el palacio, quería gritar de solo imaginar como estarían en el resto del reino.
Y no era para menos, luego del festival de la cosecha, en el pueblo se había creado un revuelo alrededor de la familia real, sin duda la aparición del príncipe heredero y su esposo había generado diferentes reacciones en el pueblo, estas sobre todo eran dirigidas al príncipe HoSeok.
—Creo que él es justo lo que necesitábamos por aquí —muchas de las mujeres del pueblo estaban comentando entre ellas mientras lavaban cerca del río.
—Ya era hora de que alguien pusiera en su lugar al príncipe HyungWon, siempre convierte todo en un desastre con su presencia —dijo una de ellas.
—Es joven, vigoroso y muy apuesto. Es una lástima que tuviera que casarse con alguien como el príncipe heredero —dijo otra.
—Ustedes deberían dejar de hacerse tantas ilusiones con alguien que no va a durar mucho por aquí —y todas miraron a esa castaña de baja estatura, cargaba ya su cesta con la ropa limpia mientras miraba seriamente al resto que seguían en su oficio. —Estamos hablando del príncipe HyungWon, no importa que tan bueno y apuesto sea su esposo, simplemente nunca va a suceder.
Y entonces todas las demás parecieron callar ante eso, mirándose entre ellas, porque esa mujer decía la verdad. Los prometidos del príncipe siempre fueron unos grandes prospectos de maridos, elegantes, inteligentes y muy apuestos, después de todo alguien la reina y el rey siempre había considerado que el príncipe heredero merecía un digno compañero en el trono, pero todos ellos tuvieron el mismo destino: la muerte.
—No se extrañen si hay malas noticias pronto —dijo ella antes de salir de allí.
En el palacio de los reyes de Wosun, el príncipe HoSeok era ajeno a los comentarios del pueblo, él estaba teniendo sus propios problemas. Había dejado de tener esas ridículas clases de bordado y costura porque simplemente eran ridículas, sus dedos no aguantaban más heridas y los resultados no se veían, así que sus agujas, hilos y demás herramientas de bordados estaban abandonados en una esquina de la habitación, en cambio, el príncipe había encontrado otra forma de entretenerse. La ventana de su habitación estaba abierta de par en par, dejando entrar los rayos del sol y el aire fresco, al lado del príncipe se encontraba una de sus criadas, que sostenía un saco de tela con algunas flechas, ahora el príncipe se dedicaba a practicar su arquería desde la distancia. En realidad sus criadas se encontraban bastante impresionadas de su habilidad, incluso desde allí, lograba darle al blanco en esos tableros improvisados que sus criados habían puesto en árbol avellano a unos metros de los aposentos.
—Su majestad —uno de los guardias que se encargaban de custodiar la entrada, se adentró al cuarto del príncipe, haciendo que este le señalara con el arco y la flecha. El guardia reaccionó de forma sútil, su semblante apenas cambió ante la amenaza.
—¿Por qué entras sin mi permiso?
—Lo siento, majestad, no era intención interrumpirlo. —él suspiró, intentando ignorar la flecha que aún lo apuntaba. —Es solo que un soldado insiste en verlo.
—¿Quién? —HoSeok bajó la flecha, ahora mirando intrigado al otro hombre.
—Es el soldado Yoo.
Y el príncipe sonrió al escuchar ese nombre, así que rápidamente acomodó de nuevo su arco y su flecha, y disparó, dando en el centro de todo el tablero. Las empleadas que lo acompañaban exclamaron sorprendidas y comenzaron a llenarlo de halagos, más HoSeok no les tomó en cuenta, dejando en mano de una de ellas su arco y saliendo de allí, con el guardia a sus espaldas. Efectivamente, allí a la entrada se encontraba ese soldado con el que había coincidido el día del festival, su nombre era Yoo KiHyun, se había unido a la guardia real no hace mucho tiempo, su padre había sido un soldado toda su vida y KiHyun quiso unirse a la guardia real también apenas tuvo edad de empezar a entrenar. A HoSeok le agradaba, era alguien de carácter fuerte, a pesar de ser uno de los nuevos allí, no parecía ser una persona que se dejaría intimidar tan fácil,
—Su majestad —él le saludó, inclinando su cabeza debidamente y manteniendo la mirada abajo.
—Si vienes hasta aquí, debe ser que hay buenas noticias.
—Los encontramos por las colinas, parece que iban camino al reino vecino.
—Dime que los tienes aquí —el soldado asintió, fue entonces que el príncipe sonrió de nuevo y le pidió que lo guiara hasta ellos lo más rápido posible.
HoSeok salió de sus aposentos acompañado únicamente con KiHyun, quien lo llevó hasta los calabozos del pasillo, allí se encontraban varios guardias también, que lo saludaron tan pronto lo vieron, pero HoSeok los ignoró, solo caminó ininterrumpidamente hasta esa celda grande que estaba escondida de todo lo demás, allí estaban resguardando alrededor de seis hombres, todos estaban sentados o de pie allí, parecían muy ansiosos, y tan pronto vieron acercarse al guardia, se acercaron a las barras.
—Muestren un poco de respeto, su majestad está aquí.
—Majestad, majestad —uno de ellos le rogó, estirando su mano por el medio de los barrotes de metal en un intento de alcanzarlo. —Por favor, majestad, hemos sido víctimas de un abuso de autoridad. Estos hombres nos encerraron aquí sin ninguna justificación, no hemos hecho nada malo.
HoSeok los miró impasible, sintiendo el placer dentro de sí al ver los rostros desesperados de esos hombres que seguían repitiendo su nombre. Esos miserables payasos que hace tan solo unos días se había burlado de ellos, riéndose de manera vulgar mientras degradaba el nombre de la corona.
KiHyun fue el encargado de buscarlos, el príncipe de Daeng había dicho que sí el príncipe heredero de Wosun no planeaba hacer nada al respecto, él tomaría cartas en el asunto, así que mandó a llamar a ese soldado de nombre KiHyun, quien al principio no se mostró del todo seguro en obedecer sus órdenes, pues todos conocían la personalidad del príncipe y sabían que podía llegar a ser algo irracional e impulsivo, sin embargo, Hoseok le dejó muy en claro que su deber era proteger y obedecer a la familia real.
—Soy el esposo del príncipe heredero —le dijo, arrogante. —Y eso debería ser suficiente para ti, así que será mejor que hagas lo que te digo o te juro que no voy a tener compasión contigo.
Fue lo que él le dijo, así que KiHyun empezó la búsqueda de ese circo tres días después del festival, resulta que luego de la desastrosa noche, los hombres del circo estuvieron un día más en el pueblo, todo el dinero que pudieron haber ganado en esa actuación, lo gastaron en comida y alcohol, pasaron toda la noche en esa casa de té que era famosa no precisamente por ser un lugar refinado y de buen renombre. Hicieron un completo desastre y luego de eso no hubo rastros suyos por ninguna parte.
KiHyun tuvo que hacer un gran esfuerzo para poder encontrarlos, pues él y unos cuantos soldados más estaban intentando mantener esto oculto, ya que su majestad no tenía intención de que alguien más se enterara. Y eso solo lo hacía suspirar irritado, porque hasta el mismo HoSeok sabía que eso era una mala idea, si el príncipe HyungWon o el rey se llegaban a enterar de lo que él tenía planeado hacer, quién pagaría la gran mayoría de consecuencias sería su persona.
Los encontraron por las colinas del oeste, el sol se estaba ocultando cuando vio a seis hombres hablando de manera ruidosa mientras sostenían de su arnés a un caballo viejo y delgado que arrastraba la carretilla con sus cosas. Todos fueron llevados al calabozo, claro, sin llamar la atención del general Son quien no dudaría en mandarlos a decapitar si se enteraba que estaban haciendo cosas a sus espaldas.
Y ahora ellos se encontraban frente al príncipe, que solo miraba muy detalladamente sus rostros como si quisiera grabar en su mente cada uno de sus rasgos. HoSeok lamió un poco sus labios antes de decir —: Tienen ustedes demasiado valor para siquiera mirarme a la cara.
Los prisioneros lo miraron confundidos.
—Se atreven a venir a este reino, a burlarse de sus majestades en su rostro como si la vida de los monarcas fuera de dominio público para su beneficio —prosiguió, acercándose un poco más a los barrotes de aquella celda y mirando fijamente a ese hombre que hace unos minutos estiraba su mano y clamaba por su piedad. —¿Quién de ustedes es el líder?
—Su majestad, por favor...
—Debería encargarme de todos ustedes yo mismo, colgarlos frente a todos hasta que sus cuerpos se sacudan de la agonía, así le enseñarán al resto que deben respetar a sus superiores.
—¡Eso no es justo! —otro de los prisioneros habló, acercándose a largas zancadas hasta los barrotes y ajustando en medio de ellos, su expresión denotaba molestia por lo fruncido de sus cejas y lo torcido de sus labios. —¿Van a condenarnos por hablar de algo de lo que ya todo el reino se burla?
—Ten cuidado con lo que dices —HoSeok se acercó también, quedando su rostro a pocos centímetros del contrario. —Tu altanería no te va a llevar a ninguna parte. Tal vez estés acostumbrado a la indiferencia del rey frente a tu ineptitud, pero te aseguro que no va a haber salvación esta vez.
Tan pronto terminó allí, salió de los calabozos aún con esa expresión molesta en su rostro, esos payasos no eran solo descarados, eran soberbios e irreverentes, definitivamente tendría que hacer algo con eso, así que antes de devolverse a sus aposentos, dio media vuelta y encaró al guardia KiHyun. —: Quiero que los castiguen. Saquenlos y amarrenlos, encargate de que cada uno reciba doscientos azotes sin descanso.
—¿Qué? Su majestad, es demasiado arriesgado, vamos a exponernos más de lo que deberíamos.
—Entonces hazlo en un lugar donde te asegures que nadie va a verlos, pero hazlo, esos payasos van a pagar lo que hicieron —levantó uno de sus dedos, señalando autoritariamente. —Y por tu bienestar, será mejor que me obedezcas.
Reanudó su marcha, dejando a sus espaldas al consternado guardia que no tuvo de otra que seguirlo hasta sus aposentos. HoSeok en su propia experiencia, había sido testigo de muchos actos de escarnio, parecía que en su reino no se cansaban de traicionar y robar, pero en ese reino parecía que no estaban muy acostumbrados a eso, lo supuso por la expresión de incredulidad que ese tal KiHyun le había mostrado. Aunque tal vez eso era lo que ellos necesitaban, pensaba el príncipe, ya estaba harto de la altivez de los pueblerinos y si HyungWon no pensaba ponerles un alto, él lo haría.
Casualmente, en su camino de retorno a los aposentos, se encontró al príncipe HyungWon que venía en sentido contrario, su hilera de criadas iba detrás de él, una de ellas sostenía en alto una sombrilla que cubría la cabeza del príncipe. Ambos se miraron por un rato, parecían querer decir muchas cosas, pero ambos simplemente eran muy malos con las palabras, aún si tuvieran la oportunidad de hablarse libremente, ninguno de ellos lo haría.
Pero más allá de eso, se le hizo demasiado extraño que HoSeok estuviera caminando por ahí solo en compañía de un solo guardia, además de la dirección en la que venía. Arrugó un poco su nariz cuando ambos se mostraron visiblemente nerviosos ante su presencia y solo alargaron el paso. HyungWon se quedó unos instantes más allá de pie mientras analizaba la situación, tal vez él no era la persona más cercana al príncipe de Daeng, pero sabía que era una persona que no hacía las cosas por casualidad o coincidencia, verlo por ahí rondando y secreteando con un soldado no era algo bueno, así que se giró un poco, intentando seguirles el paso a esos dos, pero ya no estaban en su campo de visión.
—¿Sabes quién es ese soldado? —le preguntó a su criada, que solo levantó un poco la cabeza para mirarlo.
—Me temo que no, mi señor, de hecho nunca lo había visto.
HyungWon solo suspiró, pidiéndole a la misma mujer que averiguara quién era ese soldado, tenía un mal presentimiento, así que era mejor prevenir lo que fuera que el príncipe pudiera estar planeando. Por suerte aquella muchacha fue eficiente en su trabajo, solo tuvo que intercambiar un par de palabras con los demás guardias, un par de bocadillos y algunas sonrisas para que le dijeran que se trataba de Yoo KiHyun, el nuevo.
¿Qué podía estar haciendo HoSeok junto al guardia nuevo? Eso era lo que HyungWon iba a averiguar, al cabo de unas horas, cayendo ya el atardecer, se estaba escabullendo por los lares donde resguardaba la guardia, el mismo lugar donde estaban los calabozos. Los escuchaba hablar entre ellos y estaban empezando a encender los antorchas para dar iluminación al lugar, pronto una conversación llamó la atención de HyungWon.
—¿Y cómo haremos para cargar las cruces hasta allá? Son muy grandes y pesadas, no creo que logremos pasar desapercibidos así.
—No seas ridículo, solo los ataremos a algún árbol y los azotamos, no hay necesidad de ser tan especiales con unos prisioneros. —respondió uno de ellos. Seguido de eso HyungWon vi como junto a los demás guardias seis hombres salían de una de los calabozos, estaban todos encadenados de las manos y con la cabeza gacha. HyungWon no podía ver de quién se trataba, pero no le era necesario, el solo hecho de que sus guardias tuvieran prisioneros sin dar conocimiento antes a sus majestades o a su superior le daba las suficientes razones para salir de su escondite.
—¿Qué pasa aquí?
Todos ellos se estremecieron ante su presencia, no eran demasiados soldados los que estaban ahí, contaba quizá unos siete, pero eso era irrelevante, lo importante era saber qué era esa extraña situación y quiénes eran esos hombres, más ninguno de sus guardias respondieron.
—¿No me escucharon? Quiero que alguien me diga ya mismo qué es lo que sucede aquí.
—Su majestad —quien había empezado a hablar fue a quien él estuvo buscando en primer lugar, Yoo KiHyun, y HyungWon solo había endurecido su expresión cuando lo vio acercarse. —Estos hombres han cometido una falta y necesitan un castigo. Nos íbamos a encargar de ello.
—¿A espaldas de los demás? Esto es inaudito, señores, deberían meterlos a todos ustedes al calabozo por esto. Además, ¿quiénes son estos hombres?
Los mencionados mantenían sus cabezas gachas, todos en completo silencio, parecían resignados, entonces fue cuando nuevamente KiHyun le respondió. —: Son los payasos que se presentaron la noche del festival, su majestad.
Y con eso HyungWon solo miró impresionado a esos hombres encadenados, no podía creer que se trataran de esos hombres, por supuesto que él no reconocía a ninguno de ellos, pero consideraba un poco increíble toda esa situación. Intentaba mirar sus rostros, pero por más que lo intentara no lograría demasiado, seguía sin saber quiénes eran, sin poder comprobar su identidad. Lo que sí podía comprobar era que el príncipe HoSeok tenía demasiado que ver en todo eso, quién más que él se encapricharía con un par de insignificantes payasos. Tenía sospechas de que HoSeok estaría planeando algo, pero no pensó que se tratara de algo tan grave, encerrar y castigar personas sin antes haberles dado su debido juicio, eso lo hizo frotarse la frente con irritación mientras daba vueltas por ahí, estaba pensando en qué hacer ahora, definitivamente no dejaría que esos hombres fueran castigados, pero tampoco estaba seguro sobre dejarlos libres. Si el rey se llegaba a enterar de eso sin duda habría un gran lío, así que dio la siguiente orden:
—Devuelvan esos hombres al calabozo. Hablaremos de esto en la mañana —dijo, lo cual ocasionó que los prisioneros levantaran la mirada, sin embargo lo que encontraron no los dejó muy satisfechos, porque en su mirada no había un solo atisbo de benevolencia, es más, parecía esforzarse en poder memorizar todos esos rostros y todos ellos no se sintieron más tranquilos cuando los devolvieron.
HyungWon barrio con la mirada al resto de los guardias, recayendo en el soldado nuevo que al parecer había sido uno de los principales responsables, por lo cual lo llamó con una seña para que le siguiera, este le obedeció, y ambos salieron de los calabozos. KiHyun era más bajo en comparación del príncipe y se le estaba haciendo difícil seguirlo cuando él tenía piernas tan largas y parecía que cada paso suyo eran tres de KiHyun.
Sintió que el corazón le latía de manera errática cuando justamente llegaron hasta los aposentos del príncipe de Daeng, había un par de guardias ahí afuera custodiando y cuando lo vieron llegar solo inclinaron la cabeza, HyungWon pasó de largo, siendo vagamente detenido por una criada que le preguntó a qué se debía su visita allí, sin embargo él también la pasó. Entonces todos se miraron entre sí, confundidos, y KiHyun solo pudo sisear entre dientes porque podía prever todo eso.
Abrió las puertas corredizas de par en par, llamando la atención de quienes estaban dentro de la habitación, dos criadas y el príncipe, quien estaba practicando de nuevo su arquería y cuando escuchó el estruendo, soltó la flecha débilmente errando su tiro, este miró enfadado hacia la entrada pero se sorprendió de ver allí de pie al príncipe HyungWon, no se veía de un buen humor, y pudo suponer porqué cuando vio al guardia Yoo a sus espaldas.
Siseó irritado.
—Retirense —le dijo a las dos criadas, quienes dieron una reverencia antes de retirarse.
Ambos príncipes se quedaron mirando mientras las mujeres cerraban la puerta. HoSeok fue el primero en hablar.
—¿Por qué irrumpes de esa forma en mis aposentos? —cuestionó HoSeok.
—No te hagas el tonto conmigo —HyungWon entonces reparó en el soldado que lo acompañaba, tomándolo de su uniforme y tirándolo hacia el frente. —Ya sé lo de tus planes.
HoSeok miró al guardia, quien solo agachó la cabeza, la situación no aparentaba que hubiera sido KiHyun quien buscó al príncipe, sino al contrario, y eso solo lo hizo sisear molesto, rodando los ojos y negando con la cabeza. Había sido muy descuidado.
—¿Acaso perdiste la cabeza? ¿Crees que los soldados de este reino están para cumplir tus caprichos? Esto está mal en tantas formas, no tienes el derecho de encarcelar a nadie y mucho menos de castigarlo.
—Si yo no lo hacía nadie más iba a hacerlo —HoSeok hizo a un lado al guardia y quedó de frente con su esposo. —Porque al parecer a ti no te importa lo suficiente.
—Y nunca me va a importar, porque son simples payasos, HoSeok. No me interesa lo que personas tan banales como ellos puedan opinar de mí —aseguró el mayor.
HoSeok solo le sonrió socarronamente, acercándose más y mirándolo directamente sin ninguna clase de respeto. —: No sigas mintiendo con eso, sé que te afecta lo que tu pueblo piense de ti, te afecta lo que todos podamos pensar de ti, ¿no es así? Le temes al rechazo y a la marginación.
HyungWon no podía creer lo que estaba escuchando, el descaro del príncipe parecía no tener límites, pero HyungWon sí tenía los suyos y estaba empezando a hartarse de eso. Le pidió a la única persona a excepción de ellos que se encontraba en la habitación que se retirara, y KiHyun obedeció, dando una reverencia y luego caminando de espaldas hasta la puerta.
—Estoy harto de ti, desde que has llegado no has hecho otra cosa más que causarme problemas. No entiendo a dónde quieres llegar con esto, pero si continúas de esta forma no tendré otra opción que devolverte a tu reino.
HoSeok rio. —: ¿De verdad eso es lo mejor que tienes? —Dijo. —Eres un cobarde, no me asustan tus amenazas, sabes que te da miedo tener a tu lado a alguien que te diga la verdad. Nunca me guardo nada, HyungWon, y deberías saber que contigo no será la excepción.
—No me interesa tener una sola benevolencia tuya. Eres despreciable, tienes un ego tan alto que crees que todos debemos tolerar tu repudiable actitud, ¡no vas a continuar jugando conmigo de ese modo!
El ambiente se había tornado tan caliente en ese momento, especialmente para HyungWon, quien llevaba varios días cargando con demasiadas cosas, se sentía frustrado e impotente, pero incluso en ese momento, en el que pensó podría sacar todo eso que le llevaba atormentando, lo único que sintió fue ese par de labios tibios chocar con los suyos en un inesperado beso. HoSeok lo estaba tomando de la nuca evitando que escapara de su toque, y HyungWon solo miraba muy estupefacto esa bizarra situación, sus labios no se estaban moviendo, solo estaban unidos de una manera muy incómoda.
HoSeok siempre se había caracterizado por ser una persona impulsiva, y desde hace varios días sentía que estaba perdiendo el control de todo, el recuerdo del príncipe HyungWon le perseguía sin descanso, la perfección de sus facciones y lo etéreo de su aroma, se sentía otra vil víctima de su embrujo, ¿era así como todos esos hombres que murieron a causas del príncipe se sintieron? Hechizados, hipnotizados. HyungWon parecía reacio a todo eso, tal vez asustado de todo eso, pero con el pasar del tiempo pareció ceder también, la verdad es que nunca había besado a nadie, sus prometidos tenían estrictamente prohibido tocarlo antes del matrimonio, nunca había cedido ni siquiera un abrazo muy largo, sin embargo ese que estaba ahí no era su prometido, era su esposo, y tal vez fue su curiosidad la que le impulsó a experimentar, a dejarse llevar.
Sus manos se posicionaron sobre los hombros del menor, relajando su postura y solo moviendo un poco sus labios, y HoSeok sonrió un poco en medio de ese beso, guiando al mayor en eso, sin embargo cuando su lengua intentó abrirse paso entre los labios regordetes del mayor, este solo se asustó y se alejó de él, separándose de su beso con un ruido húmedo. Ambos se miraron a los ojos por unos segundos, tal vez intentando asimilar lo que acababa de suceder allí, si eso estaba sucediendo de verdad o era una pesadilla, de haber tardado un poco más, seguramente ambos pudieron haberlo descubierto, pero el príncipe de Wosun solo soltó un suspiro corto, sintiéndose abrumado de repente; empujó al menor por los hombros y solo le dedicó una mirada anonadada antes de darse la vuelta y escapar de allí a paso rápido.
Todo bajo la conmocionada mirada de HoSeok.
Me he dado cuenta que he hecho la relación de estos dos muy slowburn jaja, pero solo quiero que todo parezca desarrollarse de una manera más natural, aunque tal vez haya metido un poco de relleno sin querer.
Es mi primer enemies to lovers, sean gentiles conmigo.
¿Creen que lo que hizo HoSeok estuvo bien?
¿Creen que la reacción de HyungWon fue exagerada o era el momento de darle su tatequieto al príncipe?
Las leo 👀, nos vemos en una nueva actualización pronto. Cuídense, xoxo.
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