Capítulo 22

—Estás enojada — Afirmó el Rey.

Vivianna había parecido estar aliviada cuando regresaron de Südseen y se aseguró de que su hermana menor se encontraba bien, aun cuando no actuó de forma muy afectuosa al momento de recibirlos, sin embargo fue capaz de percibir una momentánea alegría en el semblante de su esposa, misma que había desaparecido tan pronto como había aparecido.

— ¿Por qué lo dices? — Preguntó ella.

—Jamás quisiste que existiera alianza alguna entre Mystbelle y Südseen — Respondió el pelirrojo con voz tranquila, recordándole aquello en lo que se había mantenido firme hasta hacía poco.

—Si acaso piensas que estoy molesta contigo por haber acordado un tratado comercial con ese reino, te equivocas — Dijo la mujer sin mirarlo a los ojos — Yo hubiese hecho lo mismo — Admitió bajando ligeramente la cabeza, sintiéndose avergonzada de declararse derrotada por el Príncipe de Südseen en esa ocasión —. Estuviste a la altura, supiste actuar de acuerdo a las circunstancias. Simplemente me siento frustrada, por un momento realmente creí que ese intento de Príncipe quedaría fuera de nuestras vidas y dejaría de ser un problema por siempre.

—Es posible que ahora que ha conseguido lo que tanto quería deje de ocasionarnos problemas — El Rey tomó un sorbo de su taza de té, mientras que su esposa alzó una de sus cejas incrédula ante lo que escuchaba — Quizá nos sorprenda, pero al menos espero que sea un buen esposo para tu hermana, algo bueno tiene que resultar de esto ¿No?

—Thomas de Südseen es un hombre ambicioso que ha demostrado que no conoce ni respeta los límites al momento de llevar a cabo sus calculados y retorcidos planes — Comentó la Reina —, personas como él jamás están satisfechas, creen ciegamente que todos le debemos algo, que son merecedores de grandeza, respeto y toda clase de reverencias, alabanzas, por el simple hecho de existir, sería un desastre si alguna vez portase la corona.

—Genoveva es la segunda en la línea de sucesión al trono — Comentó el Rey —, al casarse con ella, él también lo será.

Vivianna analizó las palabras de su esposo un minuto.

— ¿Qué fue lo que acordaste respecto a la boda? — Preguntó ella esperando poder encontrar un hueco legal en un tratado ya firmado — ¿Mencionaron algo respecto a la línea de sucesión al trono?

— ¿Tienes algo en mente? — Devolvió la pregunta.

—Como dije, el Príncipe Thomas representa un peligro, necesitamos algo que nos brinde seguridad, algo que lo mantenga a raya — Respondió —. Estoy pensando en un acuerdo prematrimonial; uno dónde quede por escrito que él jamás podrá ser Rey, en caso de que tú y yo muriésemos por cualquier causa sin dejar herederos, Genoveva será la Reina mientras que él simplemente el Príncipe consorte, en caso de que mi hermana muriera él quedaría fuera de la línea de sucesión al trono y la corona pasaría a nuestro pariente más cercano, prefiero evitar que un día quiera deshacerse de Genoveva cuando le sea inútil — Explicó su idea.

—Podría ser difícil convencerlo de firmar un acuerdo así — Comentó el hombre, preguntándose si aquello podría complicar más las cosas.

—No tiene otra opción más que casarse con mi hermana, eso ya se estipuló en un acuerdo que ya se encuentra firmado, el Rey de Südseen no le permitirá negarse — Dijo ella —. No nos encontramos en la mejor de las situaciones ahora, pero hay que adaptarnos a ella y tomar decisiones correctas que eviten un desastre que podríamos lamentar profundamente.

El consejo real por su parte estaba conforme con la más reciente alianza firmada, varios miembros consideraban que era hora de que Mystbelle consiguiera aliados con experiencia en el campo de batalla; creyendo que no podrían conservar su postura neutral por siempre.

Anders les notificó de los planes que había a futuro, mientras que Vivianna permanecía en silencio escuchando atentamente, ocultando lo mucho que lograba irritarle el que a pesar de que su esposo haya mencionado que ambos habían trabajado en equipo, aquellos hombres actuaban como si todo el crédito fuese del Rey y ella fuese una clase de adorno.

—Nos complace escuchar que la Princesa ya encontró un prometido — Comentó uno de ellos —. Sin duda alguna, su Alteza conoce su deber al ser miembro de la familia Real y tiene completa disposición de cumplir con ello.

Aquello claramente iba dirigido a la Reina, quien no había accedido a casarse tan fácilmente.

No se detuvieron demasiado en el tema, limitándose a preguntar si ya se había definido alguna fecha para la ceremonia. Posteriormente el tema de conversación cambió para dar paso a algunos informes con respecto a impuestos y las condiciones de algunas zonas del reino.

—Se tiene programada una visita a las áreas agrícolas del reino, con el fin de asegurarse de que las cosechas sean suficientes para satisfacer las necesidades de nuestros habitantes y cumplir con lo que se debe exportar a otros reinos — Comentó el Rey —, será dentro de poco, pero nos adaptaremos para que lo referente a la boda no interfiera.

—En cuanto a un aumento en los impuestos, considero que es un tema que deberíamos discutir después de la boda — Participó la Reina por primera vez en aquella reunión —, no es algo que se requiera urgentemente, podemos evaluar otras alternativas para hacer ciertas mejoras en ciertas zonas, pero si los impuestos suben podría causar revuelo y disgusto en las personas, arriesgarnos a un disturbio en fechas cercanas a la ceremonia no sería prudente.

Era bien sabido por ella que los miembros del consejo simplemente toleraban su presencia allí, jamás se habían reservado sus comentarios con respecto a lo mucho que esperaban a que se casara para que se abstuviera de involucrarse demasiado en la política del reino, pero tenía derecho a dar su opinión y no quería que nadie pasase por alto aquel detalle.

Alguien tenía que asegurarse de que el reino no se dirigiera hacia su propia destrucción.

—La Reina tiene razón — Habló Anders para que el consejo no ignorase el comentario (Aun cuando Vivianna poseyera un título superior al de cualquiera de los miembros, los creía capaces de restarle importancia a cualquier aporte realizado por ella) —. Será un tema que discutiremos después, hay que enfocarnos en temas que requieran de inmediata atención y que de preferencia podamos atender con discreción.

—Como sus Majestades decidan — Uno de los encargados de la economía del reino no ocultó el disgusto en su rostro al saber que el Rey ni siquiera consideraría un aumento en los impuestos por el momento.

—Otro tema de interés para el reino es el de la falta de un heredero — Insistieron con el tema que aparentaba ser el favorito de aquellos hombres: presionar a la Reina para que cumpliese con su sagrado deber como Reina y mujer al convertirse en madre y continuar con la línea sucesoria al trono.

—Aún no ha habido indicios de que la Reina se encuentre en cinta — Comentó Anders con algo de incomodidad, no queriendo profundizar en lo referente a su vida íntima en pareja —. Es muy pronto para ello — Había pasado muy poco tiempo desde la boda, apenas pasando el primer mes de matrimonio; del cual la mayor parte habían estado separados, debido a que él partió rumbo a Südseen para traer de regreso a la Princesa.

—Entiendo que como Reyes de Mystbelle tienen demasiadas responsabilidades; todas igual de importantes, pero no deben olvidar que tener un hijo es una de las prioridades — Comentó otro de los miembros.

—Esperamos pronto poder darles la noticia del próximo nacimiento de nuestro primogénito y heredero a la corona — Dijo el pelirrojo —. Tanto la Reina como yo comprendemos la importancia de ello.

Silencio.

Uno tan incómodo que nadie sabía exactamente como romper.

La oscuridad, la soledad y silencio de la noche eran los mejores aliados para la pareja de esposos, ambos permanecían recostados en la cama de la Reina, quien se aferraba a las sabanas para cubrir su desnudez, a pesar de que la escasa luz que impedía ver algo más que siluetas con pocos detalles y el hecho de que no era la primera vez que se hallaba ante su marido de aquella manera, no podía evitar actuar con cierto pudor.

Un ligero ardor en sus mejillas le indicó que se encontraban ruborizadas y agradeció que las cortinas fuesen tan gruesas como para prohibirle el paso a la luz de la luna, ayudándole a ocultar lo que el rosado de sus mejillas buscaba anunciar.

De forma casi inconsciente (Quizá tratándose de un simple impulso) se acercó un poco al cuerpo del hombre a su lado, quien la recibió con un abrazo, acariciando suavemente uno de los brazos de la mujer para después posarse sobre la espalda, atrayéndola aún más a él.

La Reina llevó una de sus manos al rostro de Anders, despacio y con algo de timidez, mirándolo con los ojos tan abiertos como podía y trazando el contorno de su pómulo y mejilla.

Entonces apoyándose en el colchón consiguió moverse un poco hacia arriba quedando su rostro a la misma altura que el de él, se inclinó y capturó los labios de su marido con los suyos.

—Te extrañé cuando estuve fuera — Admitió el hombre.

—He de confesar que pensé que después de la boda pasaría más tiempo con mi esposo, no que él se marcharía para intentar solucionar los problemas ocasionados por cierta rubia — Comentó ella —, pero me reconforta tenerte de regreso.

—El destino se ha empeñado en impedirnos disfrutar de nuestro matrimonio tranquilamente, pero pienso recompensártelo — ¿Aquello había sido una clase de promesa?

—No hace falta, además sabía que de alguna u otra manera nuestras responsabilidades no nos permitirían gozar de demasiado tiempo libre — Dijo la Reina — ¿Debo recordarte que volverás a partir dentro de poco? Visitarás los campos a las afueras del reino.

—Podrías venir conmigo — Sugirió el pelirrojo.

— ¿Entonces quién se ocuparía de llevar las riendas de Mystbelle? — Cuestionó la mujer — Aun cuando fuera poco tiempo, sería imprudente hacerlo.

—Podrías dejar a la Princesa a cargo — Ella lo miró como si acabase de decir la mayor de las locuras alguna vez dichas — Tú has mencionado que ella es la siguiente en la línea de sucesión al trono, ha tomado lecciones para estar preparada en caso de que tenga que asumir el cargo de Reina.

—Ha tomado lecciones, sí — Habló Vivianna — ¿Su rendimiento ha sido el mejor? No ¿Ha ido mejorando? Tengo que admitir que sí — Hizo una pausa un par de segundos — ¿Alguna vez ha puesto en práctica lo aprendido? No

—Podría ser el momento idóneo para que empezase a involucrarse más.

—Quiero mucho a mi hermana y no considero que sea tonta, pero es joven — Dijo ella —, también ha demostrado ser muy influenciable, fácil de manipular y no quiero ni imaginar lo mucho que el consejo real se aprovecharía de ello, sería como enviarla a la guerra sin que supiese siquiera sostener un arma,

—Comprendo y respeto tu postura — Aun cuando le entristecía no haber sido capaz de convencerla de unirse a él en su pequeño viaje.

Durante unos segundos que bien pudieron haber sido minutos lo único que se escucharon fueron las respiraciones de ambos, el suave viento moviendo las hojas de los árboles afuera y el sonido de las sabanas que se provocaba con cualquier pequeño movimiento que alguno hacía.

—Además mantenerme alejada de los cultivos será lo mejor — Aquellas palabras lo desconcertaron; cosa de la cual ella se percató —. Ha pasado un tiempo relativamente largo en el cual no he escuchado murmuraciones asegurando que soy una bruja, prefiero mantenerlo así — Empezó a explicar sus razones para pensar de esa manera —, en el pasado se asociaba la presencia de supuestas brujas con cultivos arruinados, si acaso una de mis visitas coincide con un problema en las cosechas habrán quienes lo relacionarán directamente conmigo y con ese rumor.

—Cualquiera con la inteligencia suficiente sabría que no eres una bruja, pienso que es ridículo culpar de algo tan común como problemas en las cosechas a seres mágicos de los cuales nadie puede afirmar su existencia con pruebas sólidas e irrefutables — Dijo Anders.

—Es mejor no arriesgarse, los ignorantes tienden a tener una habilidad impresionante para convencer e impulsar a personas a compartir sus mismos pensamientos — Hizo el comentario —, sin mencionar que tú eres hombre y ahora que existe un Rey todos querrán dirigirse a ti específicamente, los campesinos podrán tolerarme y respetarme como Reina, pero soy mujer y me creerán poco capaz de entender el funcionamiento de la agricultura, estoy segura de que tampoco tomarían en cuenta cualquier consejo o sugerencia de parte mía, solo asentirían y pretenderían escuchar, pero todos ellos ya habrán decidido que es mejor ignorarme.

—Quizá no sea en esta ocasión, pero algún día lograré hacerte cambiar de parecer y recorreremos cada rincón del reino mientras pretendemos llevar a cabo nuestros deberes reales — Aseguró el hombre.

— ¿Pretendemos? — Cuestionó ella dejando escapar una pequeña risa — ¿Debo preocuparme del hecho de que irás solo en esta ocasión? ¿Debo enviara alguien que te supervise? — Bromeó.

No hubo respuesta, ni siquiera se sintió necesaria.

Él acomodó un mechón de cabello de la mujer. Vivianna sabía que el tono oscuro de su cabello se había camuflado con el lóbrego de la noche, pero creía que aun así era posible notar que se encontraba despeinado.

—Mientras te encuentres fuera me aseguraré de enseñarle a Genoveva un poco más con respecto a cómo llevar la administración de un reino — Ella de pronto devolvió la conversación a la educación de la Princesa —. Debe estar preparada en caso de que algo suceda y aunque me sea difícil, tengo que aceptar que ya no es una niña y que no siempre podré estar allí para protegerla, asegurarme de que no cometa ningún error; aunque he fallado un poco en eso último.

—Cabe la posibilidad de que ella te sorprenda.

—Espero que así sea — Sonrió —. En el pasado solía pensar que todas las sorpresas eran negativas e intentaba evitarlas a toda costa, ahora pienso que hay algunas excepciones y quizá Genoveva resulte ser una grata sorpresa.

— ¿Me es posible saber que provocó que la Reina cambiase de postura? — Preguntó.

—Supongo que tú lo hiciste — Respondió —. Este matrimonio fue toda una sorpresa, te elegí como esposo porque además de que tu reino de procedencia no es conflictivo, parecíamos coincidir en cuanto a temas políticos y tan sólo esperaba encontrar a alguien con quien pudiese dirigir un reino y convivir sin grandes discusiones de por medio, buscaba a alguien que me fuese posible ignorar en mi vida diaria — Admitió —. Me sorprendió que tú te interesases en conocerme como persona, que fueses dulce y comprensivo, jamás pensé siquiera que podría tener una conversación como esta con alguien.

—Yo tampoco pensé que lograría conocer a alguien como tú — Admitió —. Sabes que no estaba en mis planes casarme, no pronto por lo menos.

—Lo sé, en realidad una parte de mí se sentía culpable por que tuvieses que renunciar al estilo de vida que habías elegido — Confesó ella —, creí que ser mi esposo te convertiría en el hombre más infeliz del reino.

—Ser tu esposo ha sido el mayor honor de mi vida, me siento dichoso y afortunado de haber conocido a la mujer más asombrosa, bella e inteligente del mundo — Ella pensó que simplemente la estaba adulando para hacerla sentir mejor —. Mis planes eran distintos, pero el destino, Dios, las terribles circunstancias o a lo que prefieras atribuirlo, hizo que eso cambiara, pero el hecho de que mis planes hayan sido reemplazados por otros no significa que sean malos o provoquen tristeza en mí. No cambiaría nada de esto.

—Yo tampoco.

—Te amo, Vivianna.

—Yo también te tengo un inmenso aprecio, Anders — Rió antes de volver a besarlo —. Eres el mejor esposo que pude haber deseado. 

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