Capítulo 18

La Reina intentaba buscar con la mirada a su hermana menor conservando cierta discreción para no levantar sospechas de nada, sin embargo no quería que alguien más se percatase de la ausencia de la Princesa y se prestase a malas interpretaciones.

Su marido colocó una de sus manos sobre su hombro y comprendió que él sabía que algo estaba ocurriéndole; quizá no estaba siendo tan discreta como pensaba, preocupándose aún más al pensar que alguien ya se había percatado de que existía algún problema.

— ¿Buscas a algún enamorado del cuál deba preocuparme? —Susurró el Rey buscando provocar alguna pequeña risa en su esposa.

— Por supuesto que no — Respondió ella de una manera un poco más brusca de lo que pretendía, sintiéndose demasiado estresada al no poder localizar a Genoveva por ninguna parte — Lo lamento — Se sintió culpable de inmediato — ¿Has visto a mi hermana desde la ceremonia de coronación? — Cuestionó la Reina.

—Realmente no lo recuerdo, pero debe estar en alguna parte, quizá salió un momento a tomar aire — Dijo Anders —, pero si lo prefieres podemos dar instrucciones a los guardias de que la busquen.

Vivianna asintió con la cabeza levemente, si bien no quería que la búsqueda fuese demasiado evidente o causara terror entre los presentes, tenía que forzarse a conservar la cordura y la calma hasta comprobar que algo sucedía y no era algo que simplemente estaba en su cabeza.

Tampoco quería que los chismes iniciaran, ni que sorprendiesen a su hermana en una situación comprometedora.

Se decía a sí misma que debía tranquilizarse, que al menos Genoveva parecía haber empezado a desconfiar del Príncipe Thomas y no haría ninguna locura.

— El Príncipe Thomas — De pronto cayó en cuenta de que tampoco le había visto en un tiempo — Anders — Susurró la mujer a su marido.

El ahora Rey de Mystbelle observó a la Reina aguardando a que ella continuase hablando.

— ¿Tú has visto al Príncipe de Südseen? — Cuestionó ella esperando a que su mente le estuviese jugando una broma de mal gusto.

El pelirrojo paseo su mirada por el salón en busca del hombre por el que su esposa preguntaba; siendo incapaz de localizarlo en ningún rincón de aquella habitación.

—Tranquila, puede que sea una coincidencia sin importancia que ninguno de los dos este por aquí — Comentó Anders —, ordenaré a los guardias que localicen a Genoveva y la traigan aquí conservando la discreción y todo estará bien.

Ella tomó aire, esforzándose por pretender que todo estaba en orden e intentando convencerse de que todo estaba en orden. 

—Escuche que Lady Fiorella vio al Príncipe Thomas y a la Princesa Genoveva besándose en el muelle de forma inapropiada.

—Dicen que la Princesa Genoveva estaba profundamente enamorada del Príncipe Anders incluso antes de que la Reina lo conociera, que la Reina Vivianna se comprometió con él aun sabiéndolo y la pobrecilla de la Princesa ha huido con el corazón roto al ver como su amado es ahora el marido de su hermana.

—Hace meses escuché el rumor de que la Princesa se había entregado a un hombre con el cual ni siquiera estaba comprometida, pensé que eran simples habladurías sin fundamento, pero ahora la Princesa ha desaparecido y justamente ha coincidido con la repentina partida del Príncipe Thomas.

—Al parecer se han fugado juntos ¡Qué escandalo! Mas no puedo negar que me parece en extremo romántico.

—Yo pienso que la Reina se oponía a la relación y arregló un compromiso entre la Princesa y otro noble para separarla del Príncipe de Südseen, por eso huyeron.

Esos eran algunos de los muchos rumores que ya habían empezado a esparcirse por el reino.

Vivianna seguía leyendo la carta que su hermana había dejado sobre su cama antes de partir, analizando cada detalle del texto en busca de cualquier señal que le dijese que clase de motivo provocó que Genoveva decidiera irse de Mystbelle.

Observaba hasta el más mínimo detalle en la caligrafía que indudablemente pertenecía a su hermana; algo que le indicase que había sido presionada a escribir aquellas palabras plasmadas en papel.

Se negaba a pensar que justo cuando pensó que su hermana no era ninguna ingenua ella hiciera algo tan impulsivo y estúpido.

—Ella volverá — Dijo Anders a sus espaldas.

—Sé que él no va a herirla físicamente y regresarán tarde o temprano, el Príncipe Thomas no perdería la oportunidad de formar parte de la línea de sucesión al trono de Mystbelle — Comentó ella —, está ocurriendo justo lo que quería evitar, aunque pudiésemos traerla aquí de inmediato el daño ya está hecho, todos se han enterado de que se fueron juntos y la reputación de mi hermana esta arruinada de forma definitiva.

—Encontraremos una solución, podemos pensar en una historia que justifique la partida de Genoveva — Sugirió el Rey, la mujer se llevó una de sus manos a su frente mientras cerraba los ojos — ¿Te sientes mal, querida? — Cuestionó.

—No, es sólo que todo parecía estar de maravilla y de pronto un nuevo problema se presenta — Dijo ella sintiéndose estresada —, las acciones de mi hermana repercutirán en el cómo nuestro reino será percibido a partir de ahora, existe la posibilidad de que perdamos socios comerciales...

—Tranquila, juntos solucionaremos esto, mientras tanto hay que pensar en calmar las habladurías; evitar que esto se haga más grande — Anders la tomó de las manos mientras la miraba a los ojos —. Te prometo que esto no es el fin, somos un equipo y cuando menos te des cuenta esto habrá terminado, el reino estará tan bien como siempre y Genoveva estará de vuelta.

—No sé si ser ciegamente optimista sea lo mejor ahora, tampoco soy capaz de serlo — Bajó la mirada un momento —, no tardarás en darte cuenta de que estoy lejos de ser la clase de persona que piensa que hay una luz al final del túnel o cree que si desea algo con suficiente fuerza se hará realidad, en realidad tiendo a imaginar los peores escenarios; incluso aquellos que parecen exagerada y ridículamente trágicos.

—He de suponer que mi trabajo será hacerte ver que no todas las posibles consecuencias son terribles, entiendo que has pasado por cosas que te han hecho pensar que todo podría acabar en un completo desastre.

—Dudo que puedas convencerme de esperar lo contrario; mucho menos ahora — Suspiró con algo de tristeza —. Habrá cientos de preguntas que tendré que responder para al menos hacer el intento de calmar las cosas por aquí y aunque pudiese llegar a un acuerdo con el reino de Südseen, siempre existirán murmuraciones respecto a lo que ha ocurrido este día, Genoveva siempre será señalada y nunca le perdonarán que haya tomado una decisión tan... — Suspiró —, ella aun es joven, es prácticamente una niña mientras que el Príncipe Thomas es un adulto, pero eso a nadie le importará, ninguna sola persona culpará a ese hombre y eso es lo que más me irrita de esta situación.

—Escribiré al Rey de Südseen para informarle de la situación, comunicarle nuestra versión de los hechos para evitar que el Príncipe Thomas relate los hechos de una manera que le sea conveniente — Informó el pelirrojo.

—Habrá que convocar una reunión con el consejo y discutir el cómo se procederá a partir de ahora — Comentó ella; a lo que él estuvo de acuerdo —. Deberé prepararme para tener que tolerar escuchar a todo un grupo de personas diciendo que toda la culpa ha sido mía en esta ocasión, soy consciente de que la mayoría se encontrará más interesado en recalcar lo mucho que he arruinado las cosas que en buscar soluciones, traer de vuelta con bien a mi hermana o no perder el apoyo de importantes reinos.

—Yo podría encargarme de la reunión con el consejo si así lo prefieres — Se ofreció con tal de que ella no se viese obligada a afrontar aquello que tan sólo serviría para derrumbarla emocionalmente —. De igual manera previo a la boda los miembros del consejo manifestaron su deseo a tratar directamente contigo y excluirte un poco; que no es que yo desee excluirte, pero...

—Comprendo — Lo interrumpió su esposa —. Sé que en cualquier otra ocasión el consejo preferiría mantenerme fuera de la toma de una decisión, sin embargo aprenderás que tal parece que reprocharme toda clase de cosas es algo que les provoca algún tipo de placer y exigirán que esté presente.

—No permitiré que te falten al respeto y pondré todo de mi parte para que la reunión sea estrictamente profesional y nos enfoquemos en el Príncipe Thomas y en tu hermana — Dijo él.

—Espero que seas capaz de mantener en orden durante la reunión — No sabía que más podría decir —. Mientras tu escribes la carta dirigida al Rey de Südseen yo iré a enfrentar todo el desastre que hay en el castillo, deséame suerte intentando que nuestros invitados no pierdan la cabeza ni creen más y peores teorías respecto a lo que ha sucedido.

—Sé que la Reina de Mystbelle es una mujer inteligente que sabe cómo actuar en cada situación que se le presenta.

—Últimamente difiero con ello, pero es lindo que tú estés completamente seguro de ello — Ella sonrió antes de disponerse a abandonar la habitación.

La brisa marina y el sonido de las olas del océano le otorgaban un sentimiento de tranquilidad que contrastaba con la adrenalina y temores que le provocaban el pensar en el hecho de que acababa de huir de casa.

Había salido de Mystbelle, se sentía como un sueño; tenía la sensación de que en cualquier momento despertaría y se encontraría nuevamente en su reino natal, pero al mismo tiempo estaba segura de que había hecho una completa locura, que era demasiado tarde para dar un paso atrás y arrepentirse.

Pasó mucho tiempo deseando conocer lugares fuera de Mystbelle y ahora se sentía tan irreal, temía sufrir una gran decepción y al mismo tiempo anhelaba el ver los paisajes a lo largo del viaje rumbo al reino del cuál era originario su amado.

—No puedo esperar a conocer Südseen — Dijo ella.

Thomas rodeó con sus brazos la cintura de la joven, sonrió sintiéndose victorioso al ver como todo parecía estar saliendo de acuerdo a su plan.

— Quiero pasear por cada uno de tus lugares favoritos, pasar tiempo contigo sin tener que ocultarnos y estoy emocionada aunque nerviosa por conocer a tu familia — La Princesa hablaba rápidamente debido a toda la mezcla de sentimientos que la invadía —. Mi hermana ¡Dios, Vivianna debe estar furiosa en este momento! — Cayó en cuenta de ello — Me hubiese gustado que ella estuviese de acuerdo con lo nuestro, que me apoyase en lugar de tener que escapar de casa para poder estar contigo.

— Debemos comprender que para ella es difícil, prácticamente acaba de casarse con un hombre al cual no ama, fue forzada a elegir a un marido y estaba bajo demasiada presión — Dijo él mientras acariciaba con dulzura los brazos de la Princesa hasta llegar a sus hombros —, no la juzguemos tan severamente.

— ¿Crees que ella me odie? Le he ocasionado demasiados problemas, desde que mis padres murieron, ella se ha hecho cargo no solo de todo el reino sino que también de mí — La rubia cerró los ojos un segundo tratando de disipar la culpabilidad que la invadió de pronto — Vivianna estaría mejor sin mí, su vida hubiese sido más sencilla.

—Es la Reina, gobernó sola por un tiempo y es demasiado para una persona; mucho más complicado para una mujer — Tenía que asegurarse de que a la joven no le cruzara por la mente la idea de jamás volver a Mystbelle, convencerla de que su hermana le perdonaría el haber escapado con él.

Quería casarse con la Princesa Genoveva; de eso dependía todo su plan.

Esta vez la Reina Vivianna no tendría más opción que dar su bendición para la boda, no sólo la reputación de la Princesa estaba en juego sino la de todo Mystbelle; la realeza era demasiado hipócrita, la mayoría eran personas detestables y grandes secretos a voces se escuchaban por todas las cortes, sin embargo cuando alguien cometía el error de hacer algo indebido y era descubierto no dejaban escapar la oportunidad de señalar a ese alguien, juzgarlo y destruirlo por simple diversión; era casi un deporte en el cuál todos disfrutaban participar.

Y tras destruir a una persona por completo, su hambre y deseos de humillar a alguien más continuaba, una vez que se cansaran de juzgar a la Princesita y a todo Mystbelle, continuarían con los aliados, porque "Nadie de moral intachable se relacionaría con personas de una reputación tan cuestionable".

Mystbelle estaría destinado a su destrucción si la Reina no jugaba bien sus cartas y justo ahora, él llevaba la ventaja en ese peligroso juego.

Estaba a punto de saborear el dulce néctar de la victoria y no podía esperar a tener noticias de la soberana de aquel reino.

Reino que muy pronto sería suyo.

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