Capítulo 14
Los días transcurrieron con prisa, en medio de planeaciones para la boda y los deberes de rutina, el tiempo se les escapo de entre las manos y llegó el día en que los invitados comenzaron a llegar a Mystbelle.
En el muelle se observaban navíos con banderas de distintos reinos que adornaban el lugar. Tal y como ocurrió en la fiesta de presentación de Genoveva, el movimiento en el pueblo fue notoriamente en aumento, las calles se encontraban embellecidas con flores y listones alusivos al evento que se llevaría a cabo.
Sin embargo Vivianna se encontraba pendiente de cada uno de los registros de los barcos que arribaban, temerosa de que uno proveniente de Südseen apareciera. Habían enviado invitaciones a varios reinos; Südseen incluido, pero había sido por mera cortesía y no darles un motivo para interpretar la falta de invitación como una ofensa y que estos iniciasen una invasión a Mystbelle que no sólo acabaría con vidas inocentes, sino que Mystbelle desaparecería tan sólo para convertirse en territorio de Südseen.
— ¿Qué te preocupa tanto? — Preguntó Anders al encontrarla en uno de los balcones mirando fijamente al océano.
—Ningún barco de Südseen ha aparecido, ni siquiera veo la bandera de su reino a la distancia — Respondió ella sin quitar la vista del horizonte —. Sé que eso debería parecerme algo bueno, pero tengo un mal presentimiento.
—Opino que es casi seguro que el Príncipe Thomas llegará a tiempo para la boda — Dijo el pelirrojo, lo que hizo lo opuesto a tranquilizarla —. Me gustaría mentirte y decirte que decidirá no aparecer por aquí, pero ha pedido la mano de la Princesa y sería ilógico que decidiese faltar a la boda, tampoco nadie de Südseen declinó la invitación así que...
—Vendrá — Terminó la oración. Anders asintió con la cabeza —. Me preocupa el hecho de que no podamos adivinar sus movimientos, no sé cuál es su plan ni como lo llevará a cabo — Su prometida soltó un suspiro —. Soy plenamente consciente de que en ocasiones me escucho como una completa paranoica respecto al tema, pero la forma en la que ese sujeto ha actuado es alarmante.
—Tienes razones más que válidas para preocuparte — Habló el Príncipe —, pero ahora habrá mucha vigilancia, no sólo guardias de Mystbelle sino también todos los que han venido de los reinos invitados para protección de los representantes de cada uno de esos lugares, el Príncipe Thomas no es ningún tonto y dudo que haga algo que llame demasiado la atención, todo estará bien — Aseguró.
—Espero que tengas razón — Sonrió discretamente.
—Ahora querida futura esposa, será mejor que nos reunamos con los invitados o comenzarán las habladurías si se enteran que estamos a solas antes de la boda — Mencionó aquello para recordarle que por alguna extraña razón no había ningún chaperón cerca —. Creo que los hemos burlado sin haber pretendido perderlos.
—Comienza a haber muchas personas en palacio, creo que ni siquiera se percataron de cuando te apartaste ni cuando yo lo hice, es extraño tomando en cuenta que rara vez nos dan algo de espacio — Comentó ella —. Aunque algunos creen que es un poco innecesario el servicio de los chaperones en nuestro caso.
—Aun así sabes que nada los detiene que iniciar un escándalo y prefiero que eso no ocurra en nuestra boda — Dijo ella —. Ya tengo suficiente de lo que preocuparme gracias al Príncipe de Südseen, agradecería que tú no añadieras cosas a la lista de cosas de las que debo de encargarme.
—Intentaré no meternos en problemas, mas no negaré que ha sido un placer haber conseguido tener un minuto a solas ahora que el castillo no está tan solo — Ella sonrió levemente antes de tomarlo del brazo y ambos se dirigieron al comedor donde no tardarían demasiado en servir la cena.
Sería como una forma de dar inicio a la celebración por el compromiso y la boda, el comienzo del uso estricto de buenos modales y reglas de etiqueta, charlas aburridas y con extremo cuidado de no decir nada que pudiese ser malinterpretado, buenos deseos que no eran sinceros, amabilidad fingida y ser el centro de atención en todo momento.
De tan sólo pensarlo sentía que no estaba preparada para afrontar aquello, la hacían desear tener un poder mágico que le permitiese detener el tiempo y quedarse allí con su prometido sin arriesgarse a ser víctimas de un terrible chisme que provocara que ninguno de ellos disfrutase de la celebración.
En definitiva necesitaba un descanso de eventos sociales.
Ella daba pequeños sorbos a su copa, consciente de que una pequeña cantidad de vino era capaz de hacerla sentir un poco mareada y no debía perder la compostura en ningún momento, siendo así el alcohol su peor enemigo en ese momento.
Empezaba a sentirse relajada, lo cual era un aviso de que debía abstenerse de continuar bebiendo, así que se decidió que simplemente pretendería hacerlo en lo que restaba de la velada. Desde el primer día al momento de la cena los nobles y miembros de la realeza invitados habían insistido en brindar por cualquier razón que creyeran lo ameritaba; a Vivianna le parecía una excusa para consumir alcohol sin ser cruelmente juzgados por hacerlo o provocar que alguien se embriagara para poder humillarlo por ello posteriormente.
El paso del tiempo que antes de la llegada de todos los presentes había transcurrido con impresionante velocidad, ahora parecía avanzar con extrema lentitud, viéndose forzada a sonreír y asentir levemente al escuchar comentarios y supuestos consejos sobre la vida matrimonial por parte de otras mujeres y algunos hombres.
Iba a casarse y ese había sido el motivo que los había reunido a todos allí, sin embargo ella tenía la sensación de que carecía de oportunidades para hablar con su futuro esposo, él también era víctima de aquellas incomodas atenciones y solo eran capaces de intercambiar pequeñas miradas entre ellos de vez en cuando.
Al mismo tiempo le preocupaba su hermana, tampoco era capaz de dedicarle toda su atención por momentos prolongados para asegurarse de que todo estuviese en orden; encargarse de que Genoveva realmente estuviese considerando nuevos prospectos y dándole una oportunidad a alguno de los jóvenes interesados en ella.
Tenía demasiadas cosas en la cabeza.
—Príncipe Thomas de Südseen — Escuchó mencionar aquel nombre a sus espaldas, de pronto el silencio pareció apoderarse del lugar entero y sintió el suelo cayéndose bajo sus pies al verlo allí de pie.
Tal y como Anders le había dicho, su aparición era algo que obviamente sucedería, pero debido a que había demorado un poco comenzaba a creer que algún inconveniente repentino le había impedido asistir.
Pero allí estaba él.
El hombre de cabellos castaños y ojos oscuros hizo una perfecta reverencia frente a ella, lo veía mover los labios sin embargo su asombro, preocupación y pensamientos no le permitían escuchar lo que ese hombre decía.
—Le deseo la mayor felicidad del mundo en su matrimonio, Majestad — Fue lo primero que pudo escucharlo decir con claridad —. Agradezco su invitación.
—Yo... agradezco su presencia, Alteza y espero que su viaje haya transcurrido con completa tranquilidad — Respondió haciendo su mayor esfuerzo de permanecer serena —.Espero que se sienta bienvenido y disfrute su estadía en Mystbelle.
—Le aseguro que así será, Majestad — Tras hacer ese comentario hizo otra reverencia y se apartó de ella dispuesto a integrarse y disfrutar de la celebración.
Los ojos verdes de la Reina buscaron de inmediato a su hermana menor para estar al pendiente de hasta la más mínima reacción en ella.
La joven rubia se encontraba conversando con el Conde de Krigsdød, realmente comprometida con cumplir su parte del trato que había hecho con su hermana, pero al mismo tiempo también lo hacía porque empezaba a sospechar un poco de la manera de actuar de Thomas.
Se encontraba dentro de todo un dilema, sus sentimientos hacia el Príncipe de Südseen seguían siendo intensos y estaba segura de que lo amaba, pero ¿Era lo mejor para ella?, ¿Y si Vivianna tenía algo de razón?
Se decía a sí misma que podía darse la oportunidad de conocer a alguien más, quizá con el tiempo su corazón dejaría de pertenecerle a Thomas, dejando todo aquello que sentía como simples recuerdos de un amor de juventud que no pudo ser, sin embargo el recordatorio constante de que se había entregado a aquel hombre disminuía sus esperanzas de enamorarse de alguien más.
Vivianna le había dicho que encontrarían una manera de mantener todo lo ocurrido en secreto, mas se preguntaba si aquello había sido una promesa vacía y algo que no sería posible. Ella decía que no le importaba lo que los demás pensaran de ella; esto siendo verdad hasta cierto punto, sin embargo no toleraría vivir atada a un hombre que al enterarse de que ella no habría llegado virgen al matrimonio la despreciase y se lo reclamara día y noche.
Aquel temor le impedía abrirse completamente a conocer a alguien más, le daba miedo encontrar agradable al Conde de Krigsdød o a cualquier otro hombre, olvidar a Thomas y dejarse conquistar por alguien más, pero ocultando el pasado el resto de su vida, con temor a que su secreto fuese descubierto y ser juzgada duramente, consideraba que lo más seguro que tenía era Thomas.
Y aun así, las cosas con Thomas eran como intentar moverse sobre arenas movedizas, estaban atrapados en la misma página mientras ella sentía hundirse, era un camino imprudente y traicionero al cual se aferraba, por lo que creía amor y su orgullo.
Decían que lo fácil no valía la pena, que cuanto más te tuvieses que esforzar y sacrificar mejor era la recompensa, pero le gustaría estar segura de cuál era el plan de Thomas, los pensamientos detrás de las decisiones que tomada y así al menos se sentiría con la fuerza necesaria para afrontar cualquier obstáculo que se les presentase en el camino.
Tan solo quería que la mirara a los ojos y le dijera que la amaba, que le diera una explicación que hiciera que automáticamente todo tuviera sentido, sin embargo a pesar de la carta que le había enviado después de enterarse de que aquel hombre había pedido su mano en matrimonio; él seguía sin responderle.
Así que se sintió estremecer cuando escuchó el nombre de su amado ser anunciado, se giró con lentitud temiendo que todo fuese una mala jugada de su mente y corazón que añoraban al castaño, sin embargo fue una sorpresa para ella mirarlo entrar al salón y ver como se dirigía a hablar con Vivianna.
Era consciente de que por protocolo debía hacer eso, pero esperaba que al menos la mirase de reojo con una sonrisa cómplice en su rostro.
Aún esperaba que él lo hiciera.
Ninguna de las hermanas fue capaz de disfrutar de la velada, sintiéndose impacientes de que llegase a su fin. La Reina intercambiaba miradas confundidas con su prometido y aún más le desconcertaba el hecho que desde que había llegado; el Príncipe Thomas no se había acercado a su hermana quien lucía distraída mientras el Conde parecía estar hablándole sobre algún tema de interés para él.
Fue hasta que los invitados comenzaron a retirarse a sus respectivos aposentos asignados que los tres pudieron reunirse entre ellos.
—Te juro que yo no tenía ni la menor idea de que vendría — Empezó a hablar Genoveva sintiendo la necesidad de excusarse —. Juro que tampoco sé lo que se trae en mente, esto me ha tomado por sorpresa.
—Tranquila Genoveva — Habló Vivianna —. Anders y yo lo veíamos venir, él mencionó que era ilógico que después de la última carta que recibimos el Príncipe Thomas no se presentara, aun así te pido que seas discreta y cuidadosa con tus acciones a partir de ahora.
—No estamos seguros de que él esté planeando algo que pueda ser perjudicial para el reino o alguno de nosotros, sin embargo hay que estar atentos y proceder cuidadosamente — Intervino el pelirrojo.
Genoveva percibió las palabras de su futuro cuñado como un intento de hacerla sentir mejor, reconfortarla y darle aunque fuese una pequeña esperanza a la cual aferrarse.
—Sus acciones son cuestionables y creo que lo más prudente sería intentar averiguar qué es lo que se propone al venir aquí — Continuó Anders —. Es importante que conversemos con él y se pongan las cartas sobre la mesa, no podemos seguir intentando adivinar.
— ¿Y acaso crees que será sincero cuando se lo preguntemos? — Cuestionó la Reina llevándose una de sus manos a la sien — Puedo asegurarles que sería una pérdida total de tiempo, el Príncipe de Südseen de ninguna forma nos dirá la verdad si lo confrontamos, tan solo lo escucharíamos decir mentira tras mentira.
—Yo podría preguntárselo — Propuso la Princesa en voz baja. Vivianna no pareció muy convencida y dispuesta a rechazar aquella idea —. Créeme que nadie saber qué es lo que tiene pensado Thomas tanto como yo, no soy ninguna tonta Vivianna y estoy igual de confundida que ustedes — Agregó la rubia —. Él ha estado actuando a mis espaldas, no me ha dado explicación alguna e ignoró mi correspondencia, podré ser muchas cosas hermana, pero no voy a aceptar que desaparezca y decida venir aquí de pronto esperando que ignore todo lo que ha estado haciendo, merezco una justificación de su parte que aclare todo lo que está sucediendo — Dijo la joven —. Haré lo que me sea posible para obtener la verdad, tan sólo pido que confíes en que puedo hacerlo, no soy tú enemiga, Vivianna.
—Eres mi hermanita, Genoveva — Mencionó ella sorprendiendo un poco a la rubia —. El Príncipe Thomas ahora es una persona impredecible y preferiría que te mantuvieras distanciada de él.
—No creo que él sea una mala persona — Habló en voz un poco más baja —. Sí, es difícil saber qué es lo que hay en su mente, pero no lo considero un villano, es cómo tú me los has dicho muchas veces; esto es la vida real y las personas no son completamente buenas, pero tampoco completamente malas.
—Aun así, sabes que no confío en él y ahora mucho menos que antes — Insistió Vivianna — ¿Tan difícil es entender que deseo protegerte? — Preguntó la mujer.
— ¿Enserio sospechas que la presencia de Thomas aquí podría poner en riesgo el bienestar de Mystbelle? — Cuestionó la menor con curiosidad.
—Es posible — Se limitó a dar una respuesta corta.
—Entonces con mayor razón debería averiguar si hay algo malo ocurriendo. Soy la Princesa de Mystbelle, este también es mi reino y mi hogar, es mi deber ver por la seguridad del reino, aunque eso signifique hacer sacrificios, ¿No es eso lo que tú me has enseñado? — Argumentó la rubia.
—Genoveva, esto no es un juego o algo sin importancia. No quiero que hagas nada por ahora ¿Entendido? — Elevó un poco la voz para escucharse firme.
— Tú constantemente haces grandes sacrificios por el bien del reino, dejas de lado tu felicidad y creo que ni siquiera recuerdo haberte visto tomar una decisión o hacer algo porque tú querías hacerlo; siempre es porque se considera lo mejor para el reino o lo que el consejo te exigió hacer — Mencionó Genoveva —. Yo te digo que no lo hagas, pero obviamente continúas haciéndolo.
—Soy la Reina, no puedo simplemente hacer lo que me plazca — Le recordó —. Yo represento esta nación y si cometo un error le daría una pésima imagen a Mystbelle ante otros reinos, tú tienes un poco más de libertad.
—Exacto, tengo un poco de libertad — Permaneció pensativa unos cuantos segundos —. Y deseo utilizar esa libertas ahora para ser de ayuda, realmente pienso que Thomas será más sincero conmigo que contigo.
Tras decir eso dio media vuelta y se retiró, la Reina estaba a punto de interponerse en su camino, pero su prometido la detuvo por el brazo impidiéndoselo.
—Sabes que ella tiene razón — Habló el hombre.
—Y sabes que ese hombre ya ha conseguido manipularla y ganarse su confianza en el pasado, si permitimos que ella se acerque a él podría volver a hacer lo mismo — Dijo ella —. Unas simples palabras y promesas de amor eterno podrían provocar que ella caiga rendida a sus pies nuevamente.
—Creo que subestimas un poco a tu hermana — Opinó Anders —. La escuchaste; ha empezado a tener sus dudas respecto a Thomas, el hombre ni siquiera parece interesarse en aclarar las cosas con ella después de haber dejado de escribirle.
—Anders, te aprecio enserio, pero no conoces a Genoveva y por lo tanto te agradeceré que no intervengas en esto — Solicitó la Reina —. No quiero ser grosera, pero mi hermana es mi responsabilidad, es lo más preciado para mí y he pasado gran parte de mi vida intentando protegerla.
—Lo sé, créeme que sería incapaz de exponerla a un peligro inminente e intentaré ayudarte en lo que me sea permitido para que ella este a salvo — Aseguró —. No la apoyaría en su idea si ella se encontrara fuera de Mystbelle, aquí hay mucha seguridad, personas que se encargan en específico de su seguridad y sobre todo, estás tú. Genoveva no está en peligro, también debes de darte cuenta de que no es tan frágil y vulnerable como tú piensas.
—Yo creía eso mismo, pensé que todo estaría bien ya que es vigilada, tiene una dama de compañía, sin embargo eso no evitó que la última vez que el Príncipe Thomas estuviera aquí sucediera cierto encuentro entre ellos — Creyó necesario mencionarlo —. Disculpa si me preocupa que él decida hacer algo que la ponga en peligro y que nadie pueda evitarlo a tiempo — Se escuchaba molesta y un poco ofendida al haber sido confrontada de aquella manera —. Genoveva aun es joven, inmadura y muy ingenua, cree que puede cambiar el mundo entero con tan sólo desearlo con fuerzas, tiene un gran corazón y desearía que nada ni nadie cambiara eso; protegerla de todo mal y que siga siendo mi hermanita la soñadora, pero sé que tarde o temprano la realidad la golpeará, que su corazón se romperá en mil pedazos y no podré evitarlo, pero... no quiero que sea de una forma demasiado cruel que le sea imposible de soportar.
—Ella estará bien, ¿De acuerdo? — La miró a los ojos — Y es la mejor alternativa que tienes para obtener lo más cercano a la verdad por parte de Thomas, él sabe que debe estar alerta contigo, cuidar el más mínimo detalle — Dijo —. En cambio, con ella baja la guardia porque la subestima, es más probable que cometa un descuido al hablar con Genoveva, sólo debes confiar un poco más en ella.
La rubia caminaba por uno de los corredores de palacio, con muchas cosas en su mente era poco consiente de lo que había a su alrededor, seguía el camino ya memorizado hasta su habitación con la esperanza de que al llegar allá y recostarse sobre su cama todo estaría más tranquilo y podría meditar con más calma.
Iba tan encerrada en sus pensamientos que se aterró cuando sintió que alguien la jalaba violentamente del brazo, soltando un grito que rápidamente fue acallado por la mano de alguien.
—Soy yo, tranquila — Al reconocer la voz se relajó un poco y entonces sus ojos le permitieron ver que se trataba de Thomas, el castaño retiró su mano del rostro de la Princesa —. Es un gusto volver a verte, Genoveva — Dijo.
— ¡Thomas! — Exclamó con una sonrisa la joven, pero instantáneamente recordó todo lo que aquel hombre había hecho recientemente y la expresión en su rostro se tornó en una molesta — Thomas — Volvió a decir su nombre, esta vez en un tono de voz que demostraba lo furiosa que estaba.
—Cariño, no entiendo que te tiene tan molesta — Empezó a hablar él fingiendo confusión —. Estoy de vuelta y podremos estar juntos de nuevo.
—Te fuiste...
—Sabes bien que eso no fue mi culpa, la Reina me ordenó marcharme y no podía contradecirla — Se defendió.
—...dejaste de responder mi correspondencia sin dar explicación alguna, pensé que algo malo te había sucedido — Subió el tono de voz para que él entendiera que aquello la había afectado negativamente y tenía razones para sentirse molesta.
—Tenía responsabilidades en Südseen — Se excusó en ello.
—Eso no impidió que le enviarás una carta a mi hermana, sin embargo hayas decidido ignorarme completamente — Reclamó ella.
—Desconozco que te haya dicho ella, pero te juro que el contenido de la carta...
—Era una propuesta de matrimonio, para mí — Lo interrumpió Genoveva, el castaño se desconcertó al enterarse de que ella sabía la verdad, estaba bastante seguro de que Vivianna le ocultaría tal información y le serviría para poner en contra de ella a Genoveva. —. Sabes que detesto que no me tomen en cuenta cuando mi vida se ve afectada directamente, mas decidiste actuar a mis espaldas sin decírmelo.
—Quería que fuese una sorpresa, lamento el no haber pensado en cómo te perjudicaría — Se disculpó tras aceptar que de nada serviría continuar dándole excusas —. Pensé que sería romántico y que te emocionarías.
—Thomas necesito que me expliques que es lo que planeas con todo esto — Habló la rubia, aparentemente ignorando las palabras recién dichas por el Príncipe —. Te amo y desearía que lo nuestro sea posible, pero metiendo a mi hermana en problemas no lograremos nada.
—Jamás fue mi intensión meterla en problemas — Mintió —. Quería dejar en claro que no te considero ningún juego o un momento de diversión, sino que realmente tomo muy enserio lo nuestro. Te amo Genoveva y quiero ser tú esposo.
—Entonces por favor no hagamos una tontería de la que podamos arrepentirnos ahora, mi hermana está a punto de casarse y tiene demasiada presión por ahora — Le pidió —. No quiero tener más problemas, si algo arruina su boda ella podría... enfurecerse y entonces si nuestra relación no tendría ningún futuro.
—Comprendo — Soltó un suspiro antes de volver a hablar —. Entiendo que para tú hermana debe ser difícil ser testigo de lo nuestro.
—No entiendo a qué te refieres con eso, Thomas — Dijo la joven.
—Ella se ha comprometido por obligación, nunca ha tenido la oportunidad de tener una relación romántica con alguien y debe ser doloroso para ella ver que nosotros nos amamos, es normal que se sienta algo celosa —Sutilmente comenzó a darle motivos para dudar de la Reina y lo que le impulsaba a tomar decisiones al respecto —. No creo que lo haga con mala intención, probablemente no cree que mis sentimientos hacía ti sean sinceros porque ella no conoce el amor.
—A ella le agrada el Príncipe Anders, creo que ha comenzado a enamorarse de él — Comentó.
— ¿Has pensado que sea simple resignación de su parte? — Quería forzarla a dudar de cualquier cosa que creyera cierta, desconfiar de lo que su hermana le decía o demostraba con acciones, provocar que la única persona en la que sintiera que podía confiar fuera él —. Una vez anunciado el compromiso no tenía salida, si se disolvía o cancelaba la boda el reino del que su prometido proviene podría considerarlo una humillación y una ofensa grave y tomarías represalias contra Mystbelle, tu hermana es consciente de ello y creo que el supuesto enamoramiento que tu mencionas es simplemente una manera en que se protege a sí misma — Concluyó Thomas.
—Es difícil saber lo que ella piensa o siente, no es muy abierta a hablar sobre sus emociones; no conmigo al menos — Bajó la mirada, entristecida al saber que lo dicho por Thomas era algo probable —. Espero que no esté actuando y su enamoramiento sea algo real, ella parece feliz con él y el Príncipe Anders es muy amable, es dulce con ella.
—Mi querida Genoveva, eso no significa que sea amor — Se acercó lentamente a ella, acortando la distancia que los separaba para poder abrazarla —. No todos tienen la fortuna de enamorarse aunque sea una vez en su vida, en la realeza es casi imposible encontrar el amor verdadero o casarse con alguien a quien quieras demasiado, todo es demasiado político, un negocio a fin de cuentas, por ello nosotros dos hemos sido afortunados al conocernos y pienso que seriamos muy tontos si dejáramos escapar esta oportunidad que Dios nos ha dado.
—Es algo único en la vida — Reflexionó por un segundo —. Thomas, esta boda es importante para mi hermana, para todo Mystbelle y también para mí, te pido que seamos discretos y llevemos las cosas con calma por ahora, si cometemos algún error podríamos afectar la reputación del reino, de mi familia y la mía.
—No pensabas eso antes — Se refirió al momento en que la Princesa le había entregado su pureza — ¿Es que acaso tú hermana te ha llenado la cabeza de ideas en contra de mí? — La menor negó rápidamente con la cabeza — O quizá fuiste tú quien se olvidó de mí y lo que decías sentir, te aseguró que estaba emocionado por volverte a ver, besarte una vez más, tenía planeado reunirme contigo en cuanto llegara, pero te encontré charlando con ese sujeto, parecías estar disfrutando de su compañía y no deseaba interrumpir — Actuó como la víctima en todo aquello para hacerla sentir culpable y que dejase de confrontarlo.
—Sabes que yo te amo, pero le prometí a mi hermana que intentaría conocer a alguien más, ella ha dicho que si aun después de eso mis sentimientos hacía ti persisten; permitirá que nos casemos — Le hizo saber para evitar que él arruinara el trato pactado con su hermana —. Ella no es la clase de persona que rompe sus promesas, sé que ha sido honesta, yo sólo pretenderé que me interesa convivir con otros posibles pretendientes, pero mi corazón es y siempre será tuyo, Thomas.
—Me cuesta confiar en las palabras de la Reina Vivianna, ya una vez intentó interponerse entre lo nuestro, puede que incluso te haya dicho eso para mantenerte al margen durante su boda — Continuó sembrando la duda en ella, no queriendo arriesgarse a que la Princesa fuese cautivada por algún otro hombre y sus planes fuesen arruinados, necesitaba que Genoveva estuviese de su lado porque de ella dependía si se convertiría en el Rey de Mystbelle en el futuro —. No quiero que ella nos separe.
—No lo hará, no permitiré que lo haga — Aseguró ella —. Pero necesito que seamos un equipo, que todas las decisiones que tomemos de aquí en adelante; las tomemos juntos, no actúes a mis espaldas y prometo no hacerlo yo.
—Lo prometo, lo que menos deseo hacer es meterte en problemas — Ella sonrió —. No quiero perderte, mi Genoveva. No sé si podría ser capaz de vivir sin ti.
—No digas eso, Thomas — Se entristeció y preocupó al escucharlo decir eso —. No dudes ni por un segundo que te amo y haré todo lo que pueda para estar juntos.
La rubia llevó sus manos al rostro del Príncipe y se paró de puntillas para besarlo.
—Por favor no vuelvas a desaparecer de esa manera, te lo suplico — Susurró ella mientras que sus ojos azules parecían analizar minuciosamente cada una de sus expresiones faciales.
Aunque ella había hecho el mayor de los esfuerzos por ocultar el disgusto que le provocaba la presencia del Príncipe de Südseen, las pequeñas y casi imperceptibles miradas de odio de la Reina no pasaron por alto para Thomas, encontrando los gestos de la mujer algo que tenía cierta gracia.
—Si tanto le molesta que yo esté aquí, no debió haberme invitado, Majestad — Dijo Thomas aprovechando que la Reina finalmente se encontraba a solas —. Lejos de todo lo que se dice sobre Südseen, no declararíamos una guerra a Mystbelle si no recibíamos una invitación a su boda.
—Le recuerdo que la invitación no iba dirigida a usted — Comentó ella —. Pudo venir cualquiera de sus hermanos o algún noble en representación de Südseen, en ninguna parte de la carta mencioné su nombre en específico.
Thomas soltó una carcajada, lo cual irritó a la Reina.
—Por cierto, permítame decirle que luce usted muy hermosa, Majestad — Habló Thomas —. El Príncipe Anders es un hombre afortunado, ¿Usted se considera afortunada al haberse comprometido con él? — Cuestionó.
—No sé qué pretende al hacer tal cuestionamiento, pero le advierto que no pienso caer en uno de sus juegos — Dijo.
— ¿Por qué evita el responder a mi pregunta, Majestad? — Insistió el hombre — ¿Oculta algo, le asusta admitir algo?
—No oculto nada, mas tampoco le debo algún tipo de explicación — Contestó ella —. Mi vida personal no es de su incumbencia, Alteza.
—Tal parece que he tocado un tema sensible, no debería reaccionar de tal manera — Las palabras de aquel hombre parecieron una burla — Simplemente deseaba desearle la mayor felicidad en su matrimonio — La Reina le agradeció de manera cortante —. Sería una lástima que alguien tan maravillosa como usted se viese forzada a pasar el resto de su vida con un hombre que no la hiciera sentir afortunada.
—No comprendo en qué se ha basado para creer que mi prometido no me hace sentir afortunada, él es un buen hombre y claramente no necesito sus condolencias ni su lástima — Aseguró Vivianna —. Le suplicaré que desista de intentar hacerme dudar acerca de mi boda, no pierda su tiempo con sus juegos sin sentido o me veré forzada a pedirle amablemente que regrese a su nación antes de lo previsto — Le advirtió, Thomas sabía que la Reina hablaba enserio y sería perfectamente capaz de ordenar a sus guardias que lo forzaran a subir a un barco rumbo a Südseen —. Disfrute la celebración, Alteza.
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