Capítulo 12

Vivianna frunció el ceño, cerró los ojos y soltó un respiro mientras apretaba con fuerza el papel que sostenía en sus manos, claramente intentando contenerse de gritar o decir alguna palabra altisonante, cualquier acción que pudiese considerarse poco apropiada para una Reina.

Pareció calmarse o tan sólo era muy buena fingiendo, suspiró, abrió los ojos y volteó a mirar a Anders.

El hombre la miró en silencio por unos cuantos segundos, esperando a que ella dijera la primer palabra ya que no sabía si el contenido de la carta era de carácter delicado.

—Es una carta del Príncipe Thomas de Südseen — Le informó a su prometido, quien con tan sólo esa información sabía que no eran buenas noticias para la Reina de Mystbelle —. Ha tenido la osadía de pedir formalmente la mano en matrimonio de Genoveva.

—Eso sí que ha sido inesperado — Opinó Anders.

—Realmente empezaba a creer que él ya no sería un problema — Comentó la Reina mientras parecía tener la mirada perdida, como si intentara procesar todo lo que estaba ocurriendo o intentando asegurarse de que no era un mal sueño —. No había respondido las últimas cartas que Genoveva le había enviado, supuse que habría conseguido la mano en matrimonio de otra mujer; quizá una heredera al trono de algún reino.

—Es extraño ya que ni siquiera ha enviado alguna explicación del porqué había suspendido el contacto con la Princesa, si sus intenciones eran cortejarla; no entiendo por qué desaparecer de esa manera — El Príncipe se llevó la mano derecha a la barbilla intentando descifrar el propósito tras las acciones del pretendiente de la Princesa.

—Quizá quería que Genoveva se encontrase vulnerable, asegurarse de que ella fuese dependiente a él; emocionalmente hablando — Trató de dar explicación a lo que ocurría —. Sí Genoveva se entera de esto no dudará en lanzarse directo a los brazos de ese hombre y jurarle amor eterno.

—Ocultarle esto podría empeorar las cosas, en caso de que ella se enteré por otro medio — Le advirtió su futuro esposo, haciendo que ella considerase ese factor en la toma de una decisión —. Puede advertirle a la Princesa los riesgos a los que se enfrenta en caso de que ese matrimonio se lleve a cabo.

—Es prácticamente imposible para mí razonar con ella — Habló Vivianna —. He intentado hacerle ver que no puede confiar ciegamente en ese hombre o en prácticamente ninguna persona dentro de la corte, sin embargo insiste en seguir haciéndolo — Mencionó con una mezcla de preocupación e irritación —. Podría asegurar que conforme más intento hablar con ella, más insiste en comportarse de esa manera.

—No hay que actuar como si la propuesta del Príncipe Thomas significase una desgracia inminente — Trató de calmar a la mujer, apartar cada una de sus preocupaciones para que juntos pudiesen pensar objetivamente y tomar la decisión más acertada — También debemos considerar la posibilidad de que las intenciones de ese hombre sean buenas — Ella separó ligeramente sus labios como si aquellas palabras hubiesen sido una de las mayores ofensas para ella.

—No me fío en lo absoluto de ese hombre y no voy a arriesgarme a darle una oportunidad, no vale la pena poner tanto en riesgo siendo que no tengo ni una razón para pensar que quizá estoy equivocada al desconfiar de él — Dejó en claro —. No puedo darme el lujo de arriesgarme de esa manera.

—Comprendo los motivos por los cuáles denegarías tal propuesta, pero hay que tratar esto con cautela — Colocó sus manos en los brazos de la Reina, sin que ella supiera muy bien el cómo debía reaccionar a tal acción —. Entiendo que te preocupa que tú hermana no reaccioné de la manera que consideras correcta, pero excluirla de esto...

—Podría ser perjudicial e incorrecto ocultarle esto, siendo que se encuentra involucrada, ¿Cierto? — Adivinó lo que él estuvo a punto de decirle, el pelirrojo asintió con la cabeza un par de veces —. Temo por el desenlace que todo esto tendrá, he intentado mantener esto entre Genoveva, tú y yo por ahora, sin embargo una pedida de mano formal dificulta el mantener todo así, si esto llega a ser del conocimiento del consejo será difícil dar una respuesta negativa al Príncipe de Südseen.

—Ante todo son hombres que están al tanto de la situación actual de Mystbelle y tienen conocimiento del cómo se manejan y relacionan otros reinos con su entorno, están al tanto de los conflictos en los que se ha involucrado Südseen y entenderán el por qué no deseas forjar una alianza con ese reino — Argumentó el hombre mientras lentamente sus manos descendían desde los brazos hasta la cintura de la mujer —. En la reunión que mantuvimos con el consejo, se mostraron un poco más accesibles conmigo, así que en caso de que pongan en duda tus decisiones, yo podría serte de ayuda — Propuso.

— ¿Acaso estás dándome a entender que tienes mayor autoridad que yo ante el consejo? — Pretendió estar sorprendida, ocultando el hecho de lo mucho que le frustraba lo cierto que era eso.

Él aumentó un poco la fuerza con la que la tomaba de la cintura y la atrajo hacía él poco a poco.

—Simplemente quiero serte de ayuda, querida — Dijo él.

—Lo entiendo, pero debo dejarle en claro que mientras no estemos casados yo soy la Reina de este lugar y tengo mayor autoridad que usted, Alteza — Alzó la mirada para lucir desafiante — No intente pasarse de listo o habrá serias consecuencias para usted — Ambos se miraban a los ojos y en algún punto ella había colocado sus manos sobre los hombros de su prometido.

—No me atrevería a hacer tal cosa, Majestad — Aseguró él.

Anders se inclinó hacia ella, mientras que Vivianna se paró de puntillas, disminuyendo la distancia que existía entre sus rostros y cuando parecía que nuevamente probarían los labios del otro, la Reina sonrío.

—Me da gusto escuchar eso, Príncipe Anders — Dejó de pararse de puntillas, alejándose abruptamente del rostro de él —. Mas lo mantendré vigilado, Alteza.

— ¿Es una costumbre en Mystbelle amenazar a los invitados? — Bromeó el hombre.

—No tendría el atrevimiento de hacer tal cosa, simplemente tengo la consideración de advertirle el cómo funcionan las cosas por aquí, para que así evite meterse en problemas — Ingenió aquella excusa para darle un toque de diversión a la charla.

Se separó de él y lo miró de reojo sonriendo, antes de sorprenderlo con un abrazo que correspondió tan pronto salió de su asombro.

—Te agradezco por no permitirme perder la cordura — Aquellas palabras siendo uno de los más inusuales agradecimientos que él había recibido —. Tomaré en cuenta lo que me has dicho y tendré una conversación al respecto con Genoveva.

—Siempre intentaré ayudarte en lo que necesites — Prometió.

—No necesitas hacerlo, no deseo que te sientas forzado a hacerlo — Titubeó un poco, puesto a que caía en cuenta de que Anders parecía estar dando todo de sí para complacerla y hacerla sentir bien con aquel matrimonio, mientras que ella no hacía lo mismo por él.

—Vivianna, desde el momento en que tomé la decisión de cortejarte me propuse ser alguien en quien puedas confiar y con quien te sientas a salvo — Comentó Anders —. Jamás he tenido intensiones de atraparte en un matrimonio infeliz con una persona que sea un completo desconocido para ti — Agregó — Te quiero, Vivianna. Lo digo muy enserio.

—También te tengo un gran aprecio — Respondió con algo de nerviosismo —. De verdad, es lindo tenerte aquí, conmigo.

Genoveva se encontraba muy aburrida mientras se veía forzada a leer un libro de etiqueta bajo la supervisión de su institutriz, ni siquiera era capaz de prestar atención en las palabras escritas en las páginas, su mente le recordaba constantemente el hecho de que Thomas no había respondido a su última carta.

Sentía el impulso de enviarle cientos de cartas a su amado para exigirle alguna explicación o asegurarse de que él estaba bien, se preguntaba constantemente si algo malo le había ocurrido, ¿Acaso él estaba en peligro?, ¿Tan sólo estaba desesperada por convencerse a sí misma de que él no la olvidaría tan fácilmente?

Leer sobre la postura correcta o las normas a seguir al momento de encontrarse en el comedor no le resultaba de interés; razón por la cual su mente continuaba torturándola con temas ajenos a sus lecciones.

— Majestad — La sorprendida voz de su institutriz fue lo que la trajo de vuelta a la realidad.

La Princesa enderezó su postura mientras pretendía prestar atención a su lectura, algo que no pasó desapercibido por su hermana mayor.

—Una disculpa por interrumpir su lección — De nuevo —. Princesa Genoveva, necesito hablar con usted — La Reina esta vez miró a la institutriz —. Espero no sea problema alguno.

— ¡Para nada! — Exclamó Genoveva perdiendo la compostura, buscando con urgencia cualquier motivo para salir de allí — Es decir — Su actitud cambió al ver las miradas de reproche por parte de su hermana, su institutriz e incluso de su dama de compañía —, no es ningún problema el... — Intentó componer lo que había dicho.

—Acompáñeme, Alteza — Volvió a hablar Vivianna para impedir que su hermana cometiera un error al hablar que pudiese costarle un regaño por parte de la institutriz y lecciones extra.

—Entendido — Se limitó a decir tan pronto como pudo para salir cuanto antes de allí.

Ambas hermanas caminaban directo a la oficina de la Reina mientras eran seguidas por la dama de honor de la Princesa a una distancia considerable, la mayor no sabía si era prudente comentarle sobre la carta durante el trayecto o si era mejor esperar a estar completamente a solas, tenía un presentimiento que le decía que Genoveva tendría una reacción que llamaría la atención de los curiosos y prefería evitar eso.

Mientras que Genoveva la agobiaba con todo tipo de preguntas respecto al porqué había interrumpido sus lecciones una vez más, siendo que esta vez no tenían nada programado respecto a la planeación de la boda.

—Algo ha pasado ¿Cierto? — Concluyó ante el silencio de su hermana — ¿Cancelarás la boda? — Le cuestionó, Vivianna se detuvo abruptamente y la miró con algo de confusión.

—No — Respondió —. No sé de dónde has sacado esa idea, ¿Acaso hay algo de lo que deba enterarme respecto a mi compromiso?

—No, es sólo que parece ser algo importante y delicado debido a que no has respondido ninguna de mis preguntas ni explicado él porque es tan urgente hablar de ello — Explicó el motivo de su preocupación.

—Bien, todo está en orden en lo que se refiere a mi boda — Comentó Vivianna —. La razón por la cual quiero hablar contigo es otra.

— ¿Cambiaste de idea respecto al color del vestido? Sabía que finalmente te darías cuenta de que el color blanco es el indicado para ti — La Reina la miró con una ceja alzada.

—He dicho que no es nada relacionado a la boda — Le recordó lo que recién le había dicho —. Sin embargo es algo que Anders y yo consideramos importante hacer de tu conocimiento.

— ¿Anders y tú? — Se desconcertó un poco al escuchar que el prometido de su hermana estaba involucrado en ello, ¿Acaso él le había mencionado a su hermana algo de la conversación que habían mantenido? — Es interesante el cómo los dos no están casados aun y ya toman decisiones juntos, incluso es sorprendente el hecho de que tomes en cuenta la opinión de alguien más en tus decisiones.

—Puedo percibir cierta agresividad en tus palabras, Genoveva — El tono de su voz sirvió de advertencia para la menor —. Intento involucrarlo en mi vida y que sea menos extraño el hacerlo cuando ya estemos casados, pero eso es tema aparte — Dio por cerrada la discusión de aquel tema.

Llegaron a la puerta de la oficina de Vivianna; quien le pidió a la dama de honor de su hermana aguardar fuera de la habitación, esto último alertó aún más a la Princesa, haciéndole pensar que quizá su hermana estaba teniendo algún problema realmente grave.

—No te mentiré Genoveva, me debatí mucho en el sí debía notificarte sobre esto y de la manera en que debía decírtelo — Comenzó a hablar Vivianna.

—Enserio me estas preocupando, será mejor que te apresures a decirme que está ocurriendo — Dijo la rubia.

—Necesito que me prometas que no harás una escena cuando te lo diga, será mejor que conserves la calma — Le advirtió.

— ¿Acaso estas...embarazada? — Susurró la menor.

— ¿Qué? Por Dios, claro que no — Respondió ella escandalizada al escuchar la conclusión a la que su hermana había llegado —. Él y yo aún no estamos casados y no... — Respondió con evidente incomodidad — simplemente no es el caso.

—De acuerdo, entonces dime de que se trata todo esto — Intentó apresurar las cosas.

—Hace un momento recibí correspondencia de parte del Príncipe Thomas de Südseen — Los ojos azules de la menor se iluminaron con ilusión, pero rápidamente se desanimó; lo que fue algo inesperado para la Reina — ¿Hay algo de lo que desees hablar?

—Pasó un tiempo desde que deje de tener noticias de él, pensé que estaba demasiado ocupado, pero respondería mis cartas en cuanto tuviese oportunidad de hacerlo — Respondió —, sin embargo ahora que ha decidido enviar una carta no está dirigida a mí.

—Estas al tanto de mi opinión respecto al Príncipe Thomas — Habló ella —, pero nuestra promesa y ciertas palabras de Anders me han convencido de que decirte lo que contenía esa carta es lo correcto — Dio una pequeña introducción a lo que iba a contarle —. Él ha pedido formalmente tu mano en matrimonio — La amplia sonrisa en el rostro de la Princesa no se hizo esperar.

— ¿Lo que dices es verdad? — Preguntó sintiendo que aquello era parte de un sueño, la Reina asintió con la cabeza — ¡Quizá todo este tiempo quería sorprenderme con la noticia! Oh, Vivianna, esto es... todo lo que he soñado desde que lo conocí — Comentó ella.

—No olvides nuestro acuerdo, me has prometido que te darías la oportunidad de conocer y tratar a otras personas — Dijo Vivianna —. La razón por la cual te digo esto es que no quería que te enteraras por alguien más y volver de esto un problema, ahora que el Príncipe de Südseen ha realizado una propuesta formal no habrá manera de mantener al consejo ajeno a esta situación; no por mucho tiempo.

— ¿Y cuál es el problema? — Le restó importancia a ello — ¿Acaso te preocupa que el consejo acepte dicho compromiso a pesar del desprecio que sientes hacía Thomas?

—Es riesgoso el hecho de que más gente se vea involucrada en esto, habrá opiniones diversas sobre la propuesta del Príncipe de Südseen y avivará el rumor que recién logramos hacer pasar desapercibido — Comentó con el fin de hacerle entender que no era algo tan simple —. Sé que algunos miembros del consejo no creyeron del todo cuando intenté convencerlos de que todo era un rumor sin bases ni fundamentos, algunos de ellos podrían no serle fiel del todo a Mystbelle, si se llegase a saber lo que realmente ocurrió podría haber serias consecuencias para nuestra familia y el reino entero, una propuesta tan repentina cuando esto empezaba a quedar en el completo olvido es alarmante y sospechoso.

—Poco me interesa lo que los demás opinen de mí, pero confieso que aunque me alegra muchísimo que Thomas decida formalizar lo nuestro de esta manera — Habló la joven —, también me sorprende, es algo inesperado y claramente me hubiese gustado saber que él haría algo así, sin embargo tal parece que me ha ignorado últimamente y me entristece el hecho de no haber recibido una carta suya aun, ni siquiera ahora, pero tú si has recibido una carta suya; una carta que aunque claramente me involucra no está dirigida a mí.

—El tema será tratado con delicadeza e intentaré mantenerlo lo más privado posible — Le informó Vivianna —. La forma en la que el Príncipe Thomas está actuando me parece sospechosa, cuestionable y habrá que mantenerse alerta.

—Thomas simplemente está intentando que aceptes lo nuestro, quizá sus acciones son desesperadas, pero no necesariamente son algo de lo cual preocuparse demasiado — Defendió a su enamorado —. Quizá no sepa los problemas que esto ocasiona.

—Genoveva, sí hay algo de lo que estoy segura es de que ese hombre no es ningún tonto, él sabe exactamente lo que hace — Vivianna jamás cometería el error de subestimar a ese sujeto, estaba segura de que todo lo que Thomas de Südseen hacía era premeditado y fríamente calculado —. Siento que justo cuando creo que las cosas avanzan y mejoran, volvemos a lo mismo una y otra vez, es como si estuviéramos atrapados en la misma situación; incapaces de salir de ella — Agregó la Reina, sin poder creer que su mayor problema volvía a ser la existencia del Príncipe Thomas y no los arreglos de su boda; lo cual debería de ser su prioridad dado a que la fecha se acercaba, puesto a que el tiempo avanzaba rápidamente.

—Le escribiré una carta y le pediré que sea más cauteloso — Comentó la Princesa —. Tienes razón, la forma en la que está haciendo las cosas es riesgosa para Mystbelle y podría incluso perjudicar lo nuestro en lugar de favorecernos.

—Te lo agradezco — La Reina se sintió un poco más tranquila ante la reacción que su hermana había tenido —. Aprecio mucho el que hayas comprendido y te pediré que intentes no hablar de esto con alguien más, te lo he dicho; entre más gente se involucre más se complicará todo.

—Gracias a ti por incluirme en esto — Sonrió la Princesa —. Es lindo que no hayas decidido actuar a mis espaldas a pesar de que el tema me involucra, de verdad lo aprecio.

—Admitiré que Anders fue quien me hizo ver que era lo mejor — La sonrisa de su hermana se amplió — ¿Qué? — Cuestionó al notar aquello.

—Él ya se ha vuelto en alguien especial para ti — Dijo. Vivianna la miro con incredulidad y un toque de fastidio, como si quisiera desmeritar aquello —. Pienso que tienes sentimientos hacía él, pero eres demasiado orgullosa para admitirlo.

—No lo conozco lo suficiente como para haber desarrollado sentimientos hacía él — Argumentó ella.

— ¿Sin embargo si lo conoces lo suficiente para casarte con él? — Contra atacó la Princesa, cruzándose de brazos sintiendo que tenía un punto muy válido.

—Es distinto — Respondió rápidamente —. El matrimonio ha sido por el bien del reino, no había ni hay amor de por medio, pero lo conozco lo suficiente para saber que me agrada, es un buen hombre y es apto para gobernar Mystbelle...conmigo — Agregó —. Los sentimientos son cosa aparte y no son mi prioridad.

—Hermana, no importa si los sentimientos; principalmente el amor no son tu prioridad, aparecen con o sin tu permiso — Insistió la menor —. Él será tu esposo, no debería preocuparte el hecho de que empieces a tener esa clase de emociones hacía él, si me lo preguntas, yo creo que él siente lo mismo.

—Lees demasiadas nóvelas románticas, Genoveva — Dijo la mujer —. La vida real no es un cuento de hadas. No sé qué es lo que te ha metido esa idea en la cabeza, pero puedo asegurarte que estoy muy lejos de sentir amor hacía Anders — Intentó escucharse lo más convincente posible.

—Claro, como tú digas — Genoveva dejó muy en claro que no le creía, o por lo menos no estaba dispuesta a aceptar aquello como una realidad. Sonrió antes de dar media vuelta y salir de allí mientras que su hermana negaba con la cabeza lentamente, divertida ante el comportamiento de la rubia.

Su mente ya no estaba pendiente de la boda, de pronto el vestido, el sabor del pastel, el color de los manteles, las decoraciones del salón y la iglesia, así como el primer vals le parecían tan poco importantes en ese momento.

Quería interesarse en aprender los pasos del baile, volver a debatirse sobre si debía cambiar el color del vestido y olvidarse de todo Südseen, deseaba ignorar la carta que había recibido por parte del Príncipe Thomas y volver hacer de su boda su prioridad en ese instante.

Estaba distraída, se dejaba guiar por su prometido en el ensayo, pero su mente no estaba allí. Fue un quejido por parte de Anders lo que la sobresaltó para traerla de vuelta al presente.

— Disculpa — Se sentía avergonzada al haberlo pisado una vez más aquel día —. Estoy demasiado distraída.

—Deberíamos tomarnos un minuto para descansar — Sugirió el pelirrojo.

—Enserio me importa nuestra boda, Anders — Dijo ella, teniendo el presentimiento de que él podría empezar a creer que ella no ponía de su parte debido a que no le era de interés su unión.

—Lo sé, tranquila — Colocó sus manos en la cintura de la Reina y la atrajo hacía él para atraparla en un abrazo; el cuál ella correspondió rápidamente —. Sé que ha sido un día agotador, podríamos dejar el ensayo por ahora y ensayar el vals en otro momento.

—No, no es necesario — Declinó la oferta —. El día de la boda llegará cuando menos nos demos cuenta, todo debe estar listo, no podemos aplazar esto.

—Vivianna, necesitas descansar un poco — Opinó el Príncipe —. Estás bajo mucho estrés y te hará daño si no tomas un respiro por un momento al menos — Besó la mejilla de su prometida, sin importar que ella seguía sin acceder a dar por terminado el ensayo por aquel día.

—He hablado con Genoveva, le he dicho sobre la carta — Dijo de pronto —. Reaccionó mejor de lo que esperaba; mucho mejor de hecho — Para ser buenas noticias, la Reina había dicho aquello con pocos ánimos —. Debería sentirme más tranquila, pero lo cierto es que presiento que algo malo va a suceder en cualquier momento si me descuido un poco — Confesó lo que le preocupaba.

— Corazón, te puedo asegurar que nada sucederá si nos tomamos un pequeño descanso por ahora — Él hizo señalamientos a los músicos, instructores y demás personas presentes, indicándoles que hicieran el favor de salir.

—No hace falta — Susurró con un tono de voz un poco temblorosa.

—Vivianna, nada malo va a pasar — Aseguró —. Puedes estar tranquila, aquí estoy yo y voy a cuidar de ti, puedes tomarte un descanso — Una de las manos del Príncipe acariciaba la espalda de la Reina con suavidad, mientras que ella permanecía abrazándolo.

—Enserio siento que algo muy malo va a ocurrir — Murmuró ella — No importa lo que haga, no puedo solucionar nada, estoy convencida de que algo muy malo ocurrirá cuando menos lo espere.

—Mírame, Vivianna — Le pidió. La Reina no lo hizo, así que él se alejó un poco para permitirse tomarla delicadamente por la barbilla para hacerla levantar la mirada y mirarle a los ojos —. Estamos juntos ahora y no tienes por qué hacer todo tú sola, nos cuidaremos mutuamente y te prometo que no permitiré que nada malo te suceda.

— ¿Y sí yo no puedo evitar que algo malo te suceda a ti? — Preguntó con tristeza, sus ojos estaban cristalinos; delatando su necesidad de llorar — Me importas, Anders y eso me asusta — Admitió —. No puedes prometerme que nada malo va a ocurrirte y no quiero cerrar los ojos un segundo y que al abrirlos... — Su voz se fue rompiendo poco a poco, su respiración se volvió agitada, hasta que finalmente rompió en llanto a causa del estrés que había estado soportando hasta ese momento.

—Mi dulce y preciosa Vivianna, estoy aquí — Dijo mirándola a los ojos —. No pienso ir a ningún lado, sea cual sea el problema que se nos presente lo solucionaremos juntos, en este momento lo que hay que hacer es sentarnos, respirar, hablar de lo que nos asusta y olvidarnos de cada una de nuestras responsabilidades por unos minutos — La abrazó de nuevo, ella le permitió hacerlo sin poner resistencia —. O sí así lo prefieres, podrías ir a recostarte un momento, dormir un poco.

—No puedo hacer eso, soy la Reina no puedo simplemente ignorar todo... — Habló con dificultad — algo podría pasar, tengo que hacerme cargo de cosas y sería irresponsable de mi parte tomarme esa clase de descanso.

—Mystbelle sobrevivirá si su Reina toma una pequeña siesta — Trataba convencerla de tomar un descanso, pensando que era lo mejor para ella.

—No quiero ir a dormir — Se aferró a las prendas de su futuro marido, fortaleciendo el abrazo —. En realidad tampoco podría hacerlo, hay tantas cosas en mi cabeza ahora mismo.

— ¿Quieres hablar sobre ello? Estoy aquí para escucharte — Quería recordarle que él deseaba apoyarla en todo lo que le fuera posible.

—No en realidad, sólo quédate conmigo ¿Puedes? — Anders respondió afirmativamente y posteriormente besó la frente de su prometida buscando reconfortarla.

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