Capítulo 10

El lazo del corsé fue tirado y la Reina soltó un quejido que le fue imposible de contener, su mirada se enfocó en el vestido color azul que se encontraba sobre la cama.

—No entiendo por qué no elegiste un vestido blanco, es lo que se encuentra de moda hoy en día — Comentó Genoveva por mera curiosidad —, además en tú boda con Dorian usaste uno rosa tan claro que parecía blanco.

—Bueno, investigue un poco sobre qué significado le han dado a los colores del vestido de novia — Su respiración se entrecortó conforme le ajustaban el corsé —. Si me lo preguntas a mí pienso que simplemente son colores, pero al parecer el vestido azul se relaciona con el amor verdadero y que este durará para siempre; lo creí adecuado para la ocasión. — Respondió la duda de su hermana menor.

—Pero tú no amas al Príncipe Anders, ¿O sí? —Cuestionó la rubia, mirándola detenidamente para no pasar por alto ninguna reacción por parte de la mayor, mientras una parte de ella se encontraba ansiosa por obtener una respuesta afirmativa por parte de Vivianna.

—Es algo pronto para saberlo, me agrada y disfruto pasar tiempo con él — Apresurarse a asegurar sentir amor (o no sentirlo) no sería algo idóneo ni algo que ella considerara correcto; ni ella misma estaba segura de que representaba Anders para ella ni mucho menos tenía forma de saber en qué se convertiría en un futuro —, pero tranquilizaría a todo el reino el pensar que estamos muy enamorados el uno del otro.

—Creo que han olvidado el velo o quizá aún no está listo — Cambió el tema repentinamente al percatarse de la falta del accesorio mencionado.

—Aun no sé si usaré uno — Genoveva abrió la boca sorprendida, ¿Ahora su hermana deseaba desafiar algún tipo de normas? —, no quiero que nada arruine el día de mi boda y desearía mantener las habladurías al mínimo, el velo se relaciona con la pureza, inocencia, será la segunda vez que camine hacía el altar y no creo que vaya muy acorde a la situación — Argumentó sus motivos —. También desearía no ocultarle nada a Anders, considéralo una metáfora alusiva a que no habrá secretos entre nosotros durante nuestro matrimonio.

—Bueno, es sólo la primer prueba del vestido y podrías cambiar de opinión después — Dijo la Princesa —, simplemente me encantaría que alguna vez hicieras algo porque realmente quieras hacerlo y no debido a que sobre analizaste hasta el más mínimo detalle, no siempre lo más conveniente es lo mejor para ti ni te hará feliz.

La conversación fue interrumpida debido a que había llegado el momento de colocarle el vestido a la Reina, el atuendo aun necesitaba varios ajustes, la vastilla de la falda necesitaba ser arreglada y la parte de arriba le quedaba un poco grande.

—Luces hermosa — Opinó la menor de las hermanas a pesar de los detalles por mejorar del vestido.

—Gracias — Aquella palabra fue acompañada de una pequeña sonrisa — ¿Podrían dejarme a solas con mi hermana? — Las sirvientas que asistieron a la Reina abandonaron la habitación y Vivianna aguardó a que la puerta fuese cerrada.

La mayor se sentó sobre la cama y soltó un suspiro.

—Este corsé va a matarme, creo que les pediré que no lo ajusten tanto — Comentó rompiendo el silencio para dar pie al inicio de una nueva conversación.

—Creo que hace que tu figura resalte, te hace ver bella, cuando el vestido esté terminado lucirás como toda una muñeca de porcelana — Aseguró la Princesa.

—Es muy dulce de tu parte decirlo, pero creo preferiría ser capaz de respirar — Bromeó Vivianna —, si fuese simplemente para la ceremonia no tendría ningún problema, pero dudo poder sentirme cómoda durante la fiesta usándolo tan ajustado — El esqueleto del corsé se aferraba a su talle como si la odiase y respirar hondo era casi imposible —, en fin mañana será la prueba de tu vestido para la boda, será temprano así que te pido que seas puntual y por tus lecciones no te preocupes, he hablado con tu institutriz y podrás tener un día libre, pero será para atender detalles de la boda, como lo son tu vestido y el hecho de que me ayudarás a elegir las decoraciones de la iglesia y del salón de baile.

—Pensé que eso último lo harías con Anders, es la boda de ambos después de todo — Se desconcertó un poco por ello.

—Con él elegiré lo que se refiere a los alimentos, pero deseo incluirte más en la planeación de la boda, eres mi hermana — Dijo Vivianna —. Quiero que seas parte de el gran día, sé que en ocasiones soy demasiado...

— ¿Estricta?, ¿Dura?, ¿Fría como el hielo? — Atacó la rubia — ¿Una autentica bruja conmigo?

— ¿No crees que exageras un poco con tus acusaciones? — Preguntó la Reina — Eres joven, yo también tuve tu edad y estoy segura de que papá y mamá enserio me detestaron en más de una ocasión, como te lo he dicho ya; quizá no lo creas ahora, pero cuando crezcas lo entenderás e incluso me darás las gracias por ser, ¿Cómo dijiste?; ¿Una autentica bruja? — Soltó una pequeña risa.

—Estoy firmemente convencida de que te equivocas respecto a muchas cosas, no siempre puedes tener la razón, hermana — La mayor negó levemente con la cabeza, en ocasiones pensaba que no habría manera en que su hermana cambiase —. El hecho de que mis intereses en la vida sean distintos a los tuyos no significa que no sean importantes o menos válidos.

—No aseguré lo contrario, Genoveva — Dijo —. No espero ni deseo que renuncies al sueño de enamorarte, sólo no debes apresurarte y ser cautelosa, no todos tienen buenas intenciones ni son honestos; no del todo al menos. — Le recordó a pesar de saber lo mucho que le irritaba a la Princesa escuchar aquel mismo discurso una y otra vez.

—Eso no significa que todos sean terribles personas dispuestas a los más grandes horrores para conseguir un ambicioso fin, lees demasiadas novelas que involucran crímenes, Vivianna — Insistía en dejar en claro cuál era su postura en aquel tema —. La vida real no es un mundo lleno de villanos sin corazón, sino de personas normales con bondad y maldad en su ser, nadie es perfecto y no por ello es merecedor de tu desprecio.

—Soy consciente de que ello, sé que las personas no son simplemente héroes y villanos — Mencionó ella —, justo eso hace que el mundo real sea mucho más peligroso que una simple novela, no siempre aparecerá alguien a salvarte y por lo general es difícil identificar a quienes desean hacerte daño.

—Sin embargo vivir una vida sin correr riesgos, siempre cuidándote de posibles tragedias y que ello te impida ser feliz no es una vida; no una que yo quiera — La Princesa de Mystbelle bajo la mirada, sus manos juguetearon con la tela de la falda de su vestido — ¿Por qué es el tipo de vida que tú te aferras a tener? — Volvió a levantar la mirada para observar a su hermana a los ojos.

—Jamás tuve otra opción, sin importar lo mucho que me resistiera a casarme por obligación con un hombre al cual no amaba; eso no cambiaría las cosas — Respondió —, si seguía desafiando al consejo de forma tan descarada, probablemente ya estaría muerta y serías tú quien se hallara en mi situación, no a todos se nos permite soñar — Se llevó las manos al vientre; demostrando que la incomodidad que le generaba la prenda interior era algo real y no simplemente una excusa que había utilizado como tema de conversación —. Considérate afortunada.

— ¿Eso es todo?, ¿Haz pedido que nos dejen a solas para tener la misma charla? — Interrogó.

— Quiero que hagamos las paces, las cosas no pueden seguir tensas entre nosotras y desearía que cualquier conversación que mantengamos no termine en una terrible discusión, necesito a mi hermanita a mi lado en estos momentos — Replicó Vivianna —, te quiero, siempre serás lo más importante para mí aunque a veces no lo creas.

—Pensé que ya te había decepcionado lo suficiente y que simplemente era un incómodo dolor de cabeza del cual no puedes deshacerte. — Habló la joven con un nivel de voz bajo.

—Tus acciones son cuestionables, mas no has logrado decepcionarme aun y dudo mucho que logres hacerlo algún día — Aseguró —. Ante todo deseo que seas feliz y daría cualquier cosa para que no tuvieses porque preocuparte de nada, te he cuidado desde que eras una niña, te he visto crecer, créeme que dudo que exista algún hombre en el mundo que sea digno de ti, eres muy valiosa y no lo digo porque seas una Princesa, eres más inteligente, hermosa e interesante de lo que piensas, mereces a alguien que no solo sea capaz de notarlo, sino que te haga reconocerlo.

—Yo amo a Thomas — Declaró.

—Sientes algo por él, crees haber encontrado aquello que tanto anhelabas en él — Suspiró —, te pediré que analices lo sucedido hasta ahora, ¿De verdad él es el indicado? — Cuestionó la Reina — Pienso que no has querido preguntártelo por miedo a obtener una respuesta desagradable y desesperanzadora, sé que de ser así dolerá, pero entre más rápido no hagas será mejor para ti.

—Seguramente insistirás en que conozca a alguien en la fiesta de tu boda, se agota el tiempo para que yo anuncie mi compromiso y preferirías morir a ver a Thomas convertido en mi esposo, ¿De eso se trata todo, no? — Se llevó una de sus manos al rostro, pensando que al parecer era imposible conversar con Vivianna sin que la Reina se trajera algo entre manos —, perdóname si no sigo los consejos de amor que vienen de alguien que ha renunciado a él. — Agregó Genoveva —, vas a casarte con un hombre al cual no amas y ni siquiera intentaste... ¡Dios! — Exclamó. — Cuando murió Dorian pudiste intentar tener elección, si quiera intentar encontrar a alguien de quién pudieses caer profundamente enamorada.

—Los hombres que se acercan a mí por lo general sólo aspiran a un trono, la corona de Mystbelle y todo el poder que conlleva, así como también están más que deseosos de presumirme como si yo fuese un trofeo, el mundo entero convirtió mi búsqueda de compromiso en una enferma y retorcida competencia — Narró, apresurando sus palabras gradualmente —. Incluso siendo la Reina, después de la muerte de mi esposo muchos hombres no fueron del todo discretos al lanzar comentarios despectivos hacía mi persona; asegurando que de no ser por la corona no se rebajarían a intentar conquistar a una mujer que ya ha sido usada por otro hombre, fueron esparciendo esas palabras de un lado para otro y aun así se sorprendieron al saber que yo me había enterado, obviamente no se contuvieron al decir que yo no debería hacerme la difícil puesto yo ya había perdido mi valor como mujer, discúlpame si no deseo exponer a mi pequeña hermana al mismo destino.

— ¿Es tú manera de decirme que Anders fue el menos peor de los candidatos que se presentaron ante ti? — Aquello era insuficiente para la joven Princesa.

—Anders es lo más cercano a la esperanza de encontrar el amor que tengo, ni siquiera pensé en esa posibilidad cuando lo elegí — La respuesta obtenida sorprendió a Genoveva —. Él era un hombre que jamás había ambicionado a reinar, sin embargo el cruel destino lo orillo a buscar esposa en el preciso momento en que yo requería de encontrar marido, me agradó el hecho de que en ningún momento me creyó tonta por ser mujer, ni se sintió intimidado o molesto por mi intelecto, a pesar de solo intercambiar correspondencia, tuve la sensación de tranquilidad; una que no había sentido antes.

— El amor no es tranquilidad — La interrumpió.

—Tú lo has dicho, yo había renunciado a tal sentimiento y poco sé al respecto — Comentó con una actitud casi indiferente —, sólo aspiraba a una convivencia tranquila, una amistad quizá, sin embargo me he llevado una sorpresa al conocerlo en persona y escuchar sus dulces palabras, de pronto me he encontrado a mí misma sintiéndome cómoda con la presencia de alguien que hacía poco era un completo extraño, compartiendo cada vez más mi día a día con él y deseando que perdure para siempre — Admitió la Reina —, no sé cómo es que se debe sentir el amor, no sé si sea posible enamorarme de Anders, pero por primera vez en mi vida siento que no he renunciado a él del todo.

Soltó una pequeña carcajada como si deseara restar importancia a sus palabras previas y procedió a pedirle a su hermana que llamara a las sirvientas y al sastre real para continuar con la prueba del vestido y se tomasen nuevas medidas para los arreglos necesarios.

Genoveva no replicó, estando anonadada debido a la conversación que acababan de tener y simplemente se limitó a hacer lo que su hermana le había encomendado. 

— ¿Crema o hueso? — Cuestionó Vivianna a su hermana mostrándole dos muestras de tela para los manteles.

—El blanco crema me agrada más, es lindo — Contestó la Princesa —, además si reconsideras el color del vestido...

—El sastre real enloquecerá si hago un cambio en el vestido, no puedo simplemente ir cambiando de opinión sin pensar en todo el trabajo que ello conllevaría — Argumentó la Reina —. Y me gusta el color azul, el vestido es bonito, tú misma lo dijiste.

—Es bonito, pero si fuera blanco en lugar de una muñeca de porcelana apuesto que parecerías un ángel y eso sí que dejaría sin aliento al Príncipe Anders — Intentó convencerla con aquellas palabras.

—No es mi prioridad dejar sin aliento al Príncipe, no le des tanta importancia al color de mi vestido — A la Reina le resultaba un poco divertido el ver la manera en que su hermana insistía en que el blanco sería el color adecuado —, será un vestido que sólo usaré una vez.

—Es a ti a quien no debería importarle tanto el color de un vestido, lo elegiste por su significado no porque realmente te guste — Genoveva se cruzó de brazos.

—Si me gusta el color y tú lo sabes, preocúpate cuando elija un vestido color naranja — Intentó ser graciosa, pero su hermana no cambio la expresión en su rostro.

—Tan sólo imagínalo, tu cabello tan oscuro haría el perfecto contraste, tus ojos son verdes y con el azul... — Empezó a darle razones que justificarían el cambio de color según ella — ¡Tiene que ser blanco, Vivianna! — Exclamó provocando una pequeña risa en su hermana — No me importa si al vestido blanco se le ha dado un significado que no encaja contigo, tú eres tú — La Reina se preguntaba si aquella última frase era en un buen o mal sentido —, estoy segura de que encontrarías una manera de darle un significado propio y más que adecuado, eso sin mencionar que eres la Reina y nadie con la inteligencia suficiente se atrevería a hacerte un comentario despectivo el día de tu boda.

—De igual manera hablaran — Aseguró la mayor.

—Mayor razón para hacer lo que desees — Contra atacó la rubia sonriéndole victoriosa.

— ¿Si te prometo tomarlo en consideración dejarás de insistir? — Preguntó Vivianna sin mucho interés, mas recibiendo una respuesta afirmativa por parte de Genoveva de inmediato — En ese caso, ¿Podrías prometerme tú una cosa? — La sonrisa se borró del rostro de la Princesa; sospechando hacía donde iba aquello — Como ya lo he mencionado previamente, habrá varios invitados.

—Sé a dónde vas con esto y ye te lo he repetido hasta el cansancio — Interrumpió la joven Princesa.

—Sólo te pido que te des la oportunidad de conocer a más personas, yo consideré a varios pretendientes antes de elegir a Anders — Le recordó —, entiendo que el Príncipe Thomas te haya cautivado, quizá sientas que si lo dejas ir no encontrarás a nadie más en el mundo y eso es incorrecto, pero no ocurrirá si continuas negándote a tratar con más personas.

—Pensé que después de lo sucedido dejarías de intentar separarme de él y no tendrías más opción que darnos tu bendición, pero sigues tratando de convencerme que yo estoy en un error, te encargaste de enviar lejos a Thomas, dices que te preocupas por mí, pero tan sólo te preocupa que tu amado reino no reciba los beneficios suficientes por medio de mi boda, yo soy un negocio para ti y te enoja el hecho de que te he estado arruinando las cosas — Concluyó ella.

—Establecí que deseaba hacer las paces contigo, Genoveva — Habló Vivianna sin perder la calma —. Poco me importa si Mystbelle no se beneficia en nada al momento de tu matrimonio, sólo deseo que nadie resulte perjudicado ni que tu sufras — Había llegado el punto en el que eso resultaba poco creíble para la Princesa —, pero estaré dispuesta a reconsiderar al Príncipe Thomas como tu pretendiente — Los ojos azules de la menor se iluminaron de felicidad —, sólo si me prometes que intentarás conocer a alguien más y si enserio no logras interesarte por alguien más, probablemente yo le dé una oportunidad al Príncipe Thomas.

— ¿Lo dices enserio? — Vivianna asintió con la cabeza sin estar del todo convencida, en realidad no pensaba cumplir aquella promesa y suplicaba que de alguna manera su hermana olvidase la obsesión que parecía tener por aquel hombre, pero si hacer aquel juramento daba pie a que Genoveva pusiera un poco de su parte, era un pequeño sacrificio que tendría que hacer — ¡Oh, Dios! ¡Gracias, gracias, gracias! — Exclamó felizmente mientras abrazaba a la Reina.

—Genoveva, no pierdas la compostura por favor — Pidió Vivianna, la Princesa instantáneamente guardó silencio tomando una apariencia seria, que pronto fue reemplazada por una enorme sonrisa.

—Lo siento, es sólo que estoy tan feliz — Admitió algo que ya era bastante evidente.

—Pero enserio debes intentar conocer a alguien más, si llego a enterarme de que intentas pasarte de lista... — Dejó aquella amenaza en suspenso, pero fue más que suficiente para dejarle en claro a su hermana que no toleraría una falta de su parte. 

Su prometido parecía inconforme con la decisión tomada por ella, más no lo había dicho abiertamente, solamente le había preguntado si acaso se encontraba segura con lo que había prometido a la Princesa.

—No he perdido la cordura si es lo que te preocupa, Anders — Comentó ella, otorgándole la oportunidad de intervenir en el tema —. Tampoco pienso permitir que ese hombre se convierta en el marido de mi hermana y haré cualquier cosa para impedirlo.

—No deseo poner en duda tu decisión, sin embargo opino que tan sólo has complicado un poco más las cosas haciéndole creer a Genoveva que hay una oportunidad de que tú cedas ante su petición — Vivianna lo miro sin decir nada por unos cuantos segundos —. Estoy y quiero estar seguro de que tuviste una razón para hacer tal promesa, te arriesgas a que tu hermana haga una escena en medio de la boda si te niegas a otorgar tu bendición a ese compromiso.

—Fue la única cosa en que pude pensar para mantenerla al margen por un tiempo, además tengo la esperanza de que tal y como quedó impresionada por ese Príncipe, lo olvide y enfoque su atención en otro hombre, con suerte; en uno que sea digno de ella — Habló ella, intentando convencerse de que no había tenido otra alternativa que fuese igual o más efectiva —. Estoy segura de que su supuesto enamoramiento no es más que un capricho y lo olvidará en cualquier momento.

— ¿Cómo has logrado convencerla de aceptar ese trato? — Preguntó curioso de saber la respuesta.

—Ella está convencida de que mi vestido de novia sería mucho mejor si fuese de un color distinto y he dicho que pensaría en cambiarlo — Anders pareció no poder creérselo.

— ¿De qué color has elegido el vestido? — Ella le obsequió una sonrisa traviesa.

—Se supone que debe ser una sorpresa — Contestó ella estando más que dispuesta a conservar esa información en secreto —, tendrás que esperar al día de la boda para saberlo.

—No pensé que la Reina de Mystbelle fuese una mujer que cree en esa clase de supersticiones — Intentó producir una reacción en ella que la hiciera revelar aquel pequeño e inocente secreto.

—No soy esa clase de persona, además la superstición a la que te refieres simplemente dice que el novio no puede ver el vestido antes de la boda — Mencionó ella —, tal vez yo desee conservar ese pequeño detalle en secreto por ahora.

— ¿Acaso su Majestad desea sorprenderme? — Vivianna negó sutilmente con su cabeza pareciéndole un tanto divertido el hecho de que aquella pregunta coincidiera con un comentario realizado por su hermana esa mañana. — Siendo honesto, podría ver el vestido antes de la boda o por lo menos conocer hasta el más mínimo detalle de como es y aun así me dejarías sin palabras al verte entrar en la iglesia — Dijo él.

—Buen intento, pero no te diré nada — Rió Vivianna — y quiero aclarar que no es porque desee causar cierta impresión en ti, tengo mis motivos para haber optado por mantenerlo en secreto — Incluso ella misma sabía que eso era mentira, Vivianna no tenía una razón definida y establecida; algo inusual en ella, tenía varios pensamientos que le eran difíciles de describir e imposibles de poner en simples y comprensibles palabras, quizá ni siquiera había una palabra capaz de comunicar aquello; de haberla ella desconocía o había olvidado su existencia — y no tengo ninguna obligación de explicar dichas razones — Finalizó su contestación con una sonrisa que con suerte le haría a Anders restarle atención al asunto.

—Volviendo al tema referente al Príncipe de Südseen — La expresión en el rostro de la Reina cambió a uno que demostraba su disgusto hacía esa persona — ¿Südseen está dentro de los reinos invitados? No es aliado de Mystbelle ni de Fredeborg — Le recordó su prometido.

—Lo sé, pero quiero permanecer en buenos términos con Südseen. Lo que menos deseo es darles motivos para que nos declaren una guerra para apoderarse del reino, estoy segura de que tan sólo aguardan por la excusa perfecta para hacerlo — Respondió Vivianna —. Es bien sabido que han logrado convertirse en el reino que son ahora gracias a las guerras que han ganado, apoderándose de territorios, desapareciendo reinos enteros y no podemos darnos el lujo de tenerlos como enemigos — Explicó ella — el Rey Harold de Südseen me ha ofrecido varios tratados comerciales, alianzas incluso, pero también resultaría riesgoso involucrarnos con ellos; quizá sean un reino temido y respetado por muchos, más no hay que ignorar un factor muy importante; también poseen enemigos que podrían atentar contra Mystbelle si nos aliamos con ellos, lo mejor para el bienestar de nuestro reino es que conservemos una postura neutral.

—Nuestro reino — Repitió aquellas dos palabras previamente mencionadas por la Reina, la mujer balbuceó un par de silabas sin conexión entre ellas y procedió a intentar actuar como si aquella frase no hubiese salido de sus labios —. Probablemente no necesites ni quieras saber mi opinión, pero tomaste la decisión correcta — Vivianna tomó un respiro sin decir nada más al respecto — Te preocupa algo — Aseguró al verla tan pensativa y callada.

—Genoveva tan sólo tiene quince años y creo que en parte es mi culpa que viva dentro de una burbuja — Admitió ella —, he intentado protegerla de los peligros que hay en el mundo y tal parece que tan solo la he hecho creer que la realidad es como un cuento de fantasía y que un Príncipe llegará montando un caballo blanco y le jurará amor eterno, que el amor no se puede fingir o que el primer amor será eterno.

— Me sorprende que ella sea así, tengo entendido que tus padres te inculparon desde muy joven a... — Empezó a hacer el comentario, pero fue interrumpido.

—Cuando nuestros padres fallecieron ella era una niña, acababa de celebrar su octavo cumpleaños, sin mencionar que yo opuse resistencia a casarme y le provocaba enormes dolores de cabeza a mis padres cuando rechazaba cada uno de los pretendientes que conseguían para mí — Comentó ella —. Yo deseaba algo distinto para ella, al no ser la heredera al trono ella goza de un poco más de libertad y no quería forzarla a nada,

—Creo que hiciste un gran trabajo con su crianza, tenías 19 años cuando todo cayó sobre tus hombros, la muerte de tus padres fue algo repentino y te viste forzada a hacerte cargo de un reino entero, casarte, hacerte cargo de la educación y crianza de Genoveva — Incluso él empezaba a caer en cuenta del esfuerzo que todo aquello conllevaba —. Eres una mujer admirable, no puedo pensar en siquiera una persona que estuviese dispuesta o pudiera soportar algo así, Mystbelle tiene la mayor suerte del mundo al tenerte como Reina.

—Eres muy amable, pero es mi responsabilidad y creo que no he hecho el mejor de los trabajos; al menos no en cuanto a Genoveva se refiere — Ambos habían decidido salir de palacio, aparentemente cansados de recorrer los mismos pasillos y ya habiendo memorizado los jardines del castillo, optaron por recorrer el pueblo.

Las miradas de quienes se cruzaban en el camino eran poco discretas, la gente murmuraba y sonreía; creyendo firmemente que observaban a un par de enamorados. Anders y Vivianna sabían perfectamente que muchos se alegraban con el simple hecho de verlos pasar tiempo juntos.

Algunas jóvenes suspiraban mientras deseaban encontrar a un hombre que las mirase de la manera en que el Príncipe Anders miraba a la Reina, se inventaban posibles historias sobre el cómo había surgido el amor entre ambos, pero los futuros esposos no se preocupaban por lo que sucedía a su alrededor.

—Haces tu mejor esfuerzo, no es fácil lidiar con una joven de su edad — Intentó animarla.

—Lo sé, comienzo a comprender por qué mis padres perdían la paciencia conmigo — Comentó ella e instantáneamente Anders la miró con sorpresa — ¿Qué?, ¿Tan difícil es de creer que yo también fui de esa manera?

—Sin duda eres toda una caja llena de sorpresas, pero no mentiré — Hizo una pequeña pausa —, me cuesta imaginarte como una chica problemática.

—Si deseas puedes preguntarle a los miembros del consejo y ellos te lo confirmaran — Parte de Vivianna quería que él hiciera eso y ambos podrían reírse de las anécdotas de su adolescencia —. Estaba más que dispuesta a desafiar cada ley existente en Mystbelle, estuve a punto de provocar grandes problemas para el reino, también tuve sueños bastante descabellados y esa etapa de mi vida fue larga.

— ¿Qué cambió? — Preguntó él.

—Mis padres fallecieron — Respondió Vivianna —. Las leyes de Mystbelle estipulan que una mujer no puede ser coronada Reina si no está casada, alguno de mis primos lejanos sería coronado Rey, además Genoveva necesitaba de alguien que la cuidara y si yo no me casaba no sé qué clase de destino hubiésemos tenido — Explicó —. Intenté ir contra las reglas y fue una batalla que perdí, supongo que no se puede ir contra corriente por siempre.

Anders pareció entristecido al escuchar la contestación obtenida por parte de la mujer.

—Ahora conozco y sigo las reglas del juego, mas eso no significa que ya no desafíe un poco las leyes de Mystbelle, simplemente juego mejor mis cartas — Agregó.

—No puedes ganar un juego sin hacer el mejor uso de las reglas — Dijo Anders.

— Efectivamente — Asintió con la cabeza —, pienso que serás un gran Rey, lo digo muy enserio y no por simple formalidad o compromiso. — Vivianna le sonrió de una manera dulce. — Me agradas y conocerte ha sido por mucho una de las mejores cosas que me han pasado.

— Espero algún día ser digno de que tú agrado se convierta en algo más — Las mejillas de Vivianna se tornaron de un suave color rosado.


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