25

Luke se preparaba para emprender un viaje que debió terminar hacia años, buscar el planeta de los Sith era parte de su misión como jedi, pero el formar una familia y enseñar a sus alumnos había sido más importante en ese tiempo. Se reprochaba constantemente que si en el pasado, cuando a Mara le hicieron saber su última misión de llegar a Exegol con Rey, hubieran ido juntos, nada de eso hubiera pasada. No se hubieran perdido vidas de forma innecesaria o al menos se hubieran preparado.

Leia despidió a su hermano, que viajaría en el Halcón Milenario, en compañía de sus jedi, Han y Chewbacca. Por su parte, la generala iría al Senado Galáctico, en compañía de Casterfo, para que la galaxia supiera los planes malvados del emperador.

*****

La Líder Supremo de la Primera Orden llegó de regreso a su base, en compañía de Kylo. La pareja fue directamente a la sala del trono, donde se llevarían una desagradable sorpresa.

Al entrar, se encontraron con Iliana sentada en el trono le pertenecía a la última de los Palpatine, custodiada por Phasma y los mejores generales de la Primera Orden.

La mirada de Rey se posó directamente en ella. La joven pelirroja ni se inmutó ante la reacción de Rey.

-¿Vas a pedir explicaciones? –cuestionó Iliana mientras miraba a la pareja. Mantenía una pierna cruzada sobre la otra, los brazos recargados a los costados, con las manos entrelazadas sobre sus piernas y la mirada serena. Al ver que no decía nada, sonrió de lado. –Llegué a Exegol –aseguró –, y recibí una oferta que no fui capaz de rechazar.

-¿Sabes quién soy? –cuestionó Rey mientras bajaba lentamente la mano para intentar tomar su sable.

-Sí –respondió Iliana mientras, con uso de la Fuerza, tomaba el mango de los sables de Ben y Rey, colocándolos en un descansabrazos del trono –, la ex Líder Supremo de la Primera Orden, o como me gusta llamarla ahora, La Orden Final.

Esas palabras fueron la señal para que entraran a la sala del trono el último sobreviviente de los Caballeros de Ren en compañía de un grupo de stormtroopers con armadura roja. Iliana sonrió al ver a sus soldados. Eran tan imponentes que inspiraban miedo solo con verlos.

-Me temo que morirán pronto.

-¿Qué estás haciendo, Iliana? –Cuestionó Kylo –Tú no eres así.

-Mi querido primo, tu abandonaste primero a tu familia por esa mujer –dijo mientras señalaba a Rey –, ahora tomé mi elección. Mi padre siempre me dijo que sea lo que quisiera hacer, siempre debo ser la mejor. Si voy a ser parte del Lado Oscuro de la Fuerza, no voy a servir a nadie. Y ustedes, juntos, son peligrosos para mis planes.

-Viste a Palpatine –Aseguró Rey.

-Sí, tu abuelo envía saludos –dijo Iliana de forma sarcástica -. Me temo que te desviaste del camino por el que trató de guiarte y ya no eres de utilidad. Ni para tu abuelo, ni para la Orden Final.

Iliana se puso de pie, desenfundó el mango de su sable y lo encendió.

-No te preocupes, Ben. No mataré a TÚS padres –la confusión en Ben creció -, después de todo, también son mis tíos.

-¿De qué estás hablando? –preguntó mientras se quitaba el casco que llevaba puesto.

-¡Ah! ¿No te lo dijo? Pensé que después de todo este tiempo y la "relación" que habían formado ya te había dicho que Han Solo está con vida.

Kylo volteó a ver a Rey con confusión. Habían estado juntos todo ese tiempo y nunca le dijo que una de las personas más importantes para él estaba con vida.

-Así es, Ben. Ella te ha estado utilizando todo este tiempo.

-¡Mientes! –dijo Rey en ese momento.

-¿No? Entonces, ¿por qué te aprovechaste de él en uno de sus momentos más vulnerables? ¿Por qué lo obligaste a tomar una decisión mientras atacabas a su madre? ¿Por qué cuando te eligió no le contaste la verdad? –Iliana caminó a Rey, quien estaba sin palabras –Solo sabes abusar de la vulnerabilidad de la gente para actuar. No puedo llamarte Sith ahora –le acarició el rostro con delicadeza mientras decía en voz baja aquéllas palabras -. Solo eres una niña patética que ha jugado todo este tiempo a ser la villana. Era tu derecho de sangre ser la emperatriz, pero no eres digna.

Iliana levantó su sable para atacar a Rey, pero Ben se atravesó para protegerla. Ben llamó a su sable desde el trono y lo empuñó en contra la pelirroja.

A sus espaldas entró Hux con otro pelotón de soldados con armadura blanca, quienes comenzaron a disparar a los que estaban con Iliana. Crearon una distracción perfecta que Ben pudo aprovechar rápidamente. Llamó al sable de Rey. La cargó de "bombero" y con ayuda del general de la Primera Orden la sacó de la sala.

El trio corrió por un pasillo extremadamente largo hasta llegar a una nave de escape que ya habían preparado.

-¡Sácala de aquí! Esta nave no podrá ser rastreada por la Primera Orden.

-Vámonos Hux, si te quedas aquí, morirás –dijo mientras colocaba a Rey en el duracero frio de la pequeña nave.

-Tienes Rezón, pero si nadie se queda, ¿quién los distraerá?

-¿Por qué la proteges? Te ha tratado muy mal todo este tiempo.

-Crecí con ella, es mi hermana y una vez fue mi amada. Le temo, pero no por eso voy a dejar de tener sentimientos por ella. Solo tú puedes hacer que regrese a ser la niña con la que crecí, la que decidió dejar vivo a Han Solo y la que saboteó su propia arma para salvar vidas –dijo mientras colocaba una mano en su hombro -. Cuídala.

Ben asintió. La compuerta de la nave se cerró a su espalda y fue la pequeña cabina para salir de ahí.

Rey se quedó sentada en el mismo lugar en que Ben la había dejado. Se llenó de ira y confusión. ¿Cómo había llegado hasta ese punto?

Ben, por su parte, pilotaba la nave. Fijó rumbo a Endor, necesitaba un lugar conocido para pensar.

*****

-Esperamos instrucciones –dijo Phasma a Iliana.

Frente a las mujeres estaba de rodillas Armitage Hux arrodillado y sosteniendo la mirada a la pelirroja.

-Maten a los traidores.

-¿Y los fugitivos?

-Me ocuparé de ellos más tarde, aún tengo asuntos –Iliana comenzó a caminar hacia la salida de la sala del trono, antes de cruzar el umbral se detuvo –. Cuando terminen, limpien el desastre, agrúpense y esperen instrucciones.

*****

-¡Padre, necesito tu ayuda! –decía la voz desesperada de Iliana a través de un mensaje encriptado que había recibido el Halcón Milenario –Estoy en Pasaana, escapé de la Primera Orden después de liberar al tío Han. Me están pisando los talones, tengo más información sobre la ubicación de Exegol.

De inmediato cambiaron el rumbo de la nave, sí la información de Iliana era precisa, ya no debían buscar el holocrón y podrían ahorrar algunas horas, que serían aprovechadas en la pelea contra las tropas sith del emperador Palpatine.

*****

Leia y Casterfo entraron sin autorización a la reunión del Senado que se estaba llevando a cabo, atrayendo las miradas atónitas de los presentes. Estaba dicho que la Nueva República no iba a ayudar a la Resistencia y difícilmente cambiarían de opinión.

-No pueden interrumpir así una reunión del Senado, Leia –le dijo una Mon Mothma ya entrada en años.

-Sabemos que en el pasado los senadores centristas y populistas decidieron no apoyar a la Resistencia –dijo Casterfo a todo lo que le dieron sus pulmones –Cuando eso ocurrió no insistimos y no pedimos que se unieran a la lucha...

-Pero ahora es diferente –continuó Leía -, Palpatine ha vuelto y ahora amenaza a toda la galaxia.

Leia contó los presentes el mensaje que habían recibido y la amenaza que representaba la Orden Final y el poder destructivo que tenían. Les dijo que necesitaban de tropas que los ayudaran a atacar primero en Exegol para evitar que las topas se propagaran por la galaxia.

En ocasiones anteriores la canciller Mon Mothma, había respetado las decisiones del parlamento, aunque secretamente ayudaba con los recursos que tenía a su alcance, era hora de tomar el poder que le habían otorgado y prepararse para la batalla.

-Preparen a todas las tropas disponibles para la batalla –ordenó sin pedir la opinión de los presentes.

*****

Un par de horas después Ben estaba aterrizando en una de las praderas de Endor, el lugar que había sido testigo de una de las batallas más importantes contra el Imperio Galáctico. Ben no se movió de su asiento en la cabina de pilotaje y mantenía la mirada perdida en el paisaje. Al cabo de unos minutos decidió salir de la nave. El aire fresco el planeta le sentaría bien. Rey siguió con la mirada al joven que salió de la nave. La chica tomó un poco de valor y salió detrás de él. Cuando lo alcanzó lo tomó de la mano para detenerlo, él con un movimiento furioso soltó el agarre.

En ese momento estaban pasando demasiadas cosas en su mente; Iliana los había traicionado, había tomado el control de la Primera Orden y buscaban matarlos a ambos, además de eso, había interceptado algunos mensajes de la Resistencia Rebelde que hablaban de un ataque a nivel galáctico que amenazaba a todos los planetas que aún se resistían al jugo de la malvada organización, aunado estaban sus sentimientos por Rey.

No podía verla a la cara después de haber sido manipulado por ella.

Se quedó de pie viendo al cielo esperando que la Fuerza le diera una respuesta.

****

Iliana permanecía en Passana con una tropa pequeña de soldados de la Orden Final. Ella llevaba puesta ropa que había adquirido en las fiestas del planeta y portaba el sable de su madre además del suyo, que había recuperado de una bóveda que lo tenía celosamente guardado.

-Estamos llegando, hija –dijo mara a través de un comunicador –envíanos tus coordenadas.

Ella las transmitió y pidió que solo fueran los sus amigos ya que, supuestamente, estaba siendo perseguida y había troopers en el planeta y su padre era demasiado conocido por toda la galaxia. Iliana sabía perfectamente que no podría contra sus padres y los jóvenes jedi juntos, debía dividirlos.

Ella esperaba en una cueva, en silencio.

-¿Iliana? –escuchó que decía Noa -¿Eres tú?

-¿Noa? –respondió haciendo relucir sus habilidades para fingir. Salió corriendo y abrazó a su amigo –Tenía tanto miedo.

El joven jedi le acarició la cabeza con ternura.

-Todo estará bien ahora –le dijo Aneu mientras colocaba una mano en su hombro, pero al instante sintió que algo estaba mal.

-Es hora de irnos –les dijo Neferet -, Mas tarde nos contarás te historia de cómo escapaste, ahora debemos llevar las coordenadas a tus padres para que las transmitan.

-Me temo que ustedes no irán a ninguna parte –dijo Iliana al grupo.

-¿Qué quieres decir? –dijo Zynda.

Iliana desenfundó los sables que guardaba entre sus ropas coloridas. De inmediato el grupo se puso a la defensiva.

-Tienen dos opciones: la primera, se unen a mí en este momento o la segunda, mueren este día antes de ver el poder de mi Orden Final -los jóvenes se quedaron atónitos al ofrecimiento de la pelirroja –Les estoy dando a elegir porque crecí con ustedes, son mis hermanos. El Lado Oscuro de la Fuerza puede ser bueno para ustedes.

-Iliana –dijo Noa -, deja de bromear y ven con nosotros.

-No es una broma –respondió mientras caminaba hacia él –es muy serio. Palpatine no vivirá por mucho tiempo más y yo tomaré su lugar. Comendaré sus filas y llevaré a la Orden Final a la victoria. La galaxia será mía.

Mientras daba su discurso, Aneu se lanzó contra ella empuñando su sable, aquel que nunca pensó balancear contra la mujer de la que estaba enamorado. Ella bloqueó el ataque con uno de sus sables y con el otro lo atacó en el pecho provocando su muerte inmediata.

-¡¿Qué has hecho?! –cuestionó Zynda cuando vio el cuerpo de su amigo caer al suelo provocando una ligera nube de arena.

-Lo que deba hacer –respondió Iliana –él tomó su decisión, ¿y ustedes?

-¿En serio crees que podrás contra nosotros tres al mismo tiempo? –le dijo Neferet.

-En vez de hablar, deberías tratar de escapar –dijo con sarcasmo.

-Iliana – llamó Noa -¿Es esto lo que quieres? Piensa en tus padres. ¡No te dejes manipular por Palpatine!

-¡Es por ellos que lo hago! –gritó la pelirroja –Ya me cansé de ser siempre la hija perfecta que siempre obedece a sus padres y sigue las reglas. La que reprime su poder y no es ella misma. La chica con la que crecieron no era yo realmente, era una muñeca moldeada y reprimida por sus padres para que no cayera en el Lado Oscuro de la Fuerza. Pero se equivocaron, lo único que lograron es que mi poder creciera más y más bajo sus narices. Palpatine me ofreció libertad, libre albedrío, dejarme ser yo misma. Y si ustedes estuvieran en mi lugar hubieran hecho lo mismo. Los Jedi solo son una religión opresora en la que sirven un código retrograda que no sirve de nada. La paz es una mentira y con la mi victoria mis cadenas se romperán completamente.

-¡Te lavaron el cerebro! –gritó Zynda.

-¡Esta NO eres tú! –exclamó Noa.

-Recapacita, por favor –rogó Neferet.

Pero al escuchar las súplicas de esos jedi, de sus amigos, sintió más rabia. En su cabeza escuchaba el "mátalos, sabes que quieres hacerlo", y lo hizo. Se lanzó contra los tres chicos que trataron de defenderse, pero era cierto lo que decía, su padre siempre trató de controlar su fuerza bruta como con su primo, esa fuerza rea suficiente para combatir y vencer a tres jedi sin esfuerzo.

Primero cayeron las dos chicas, después el joven, quien aún estaba vivo tirado en la arena.

-Estás en un punto en el que no puedes volver atrás –dijo con la voz cansada.

-Lo sé, Noa –respondió ella –desde que maté a ese montón de senadores traidores supe que ya no había vuelta para mí.

-Que la fuerza... -comenzó a decir con dificultad –esté siempre contigo... mi amor –dijo por último cerrando los ojos y haciéndose uno con la fuerza.

Iliana calló de rodillas en la arena y lloró, le dolió. Ella estaba enamorada del chico, de su compañero, quería estar siempre con él, pero el Lado Oscuro la había llamado y ser ella misma era más importante que seguir encadenada con aquella, próximamente extinta, religión.

-Cada vez somos más similares, abuelo –dijo ella al aire mientras el viento secaba sus lágrimas. 

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