el comienzo
Vegetta se encontraba en la casa de Rubius por la revisión mensual pues le tocaba a él este mes. Hace unos días se dijo que se tomaría control sobre las posesiones de los karmalandienses, haciendo así que cada mes sea un héroe el que vaya a la casa del resto a revisar que no tenga nada prohibido o ilegal.
—Vegetta!!! No mires ahi!!!— exclamaba el héroe mitad oso mientras alejaba al de ojos violeta de un medio escondido cofre
— tienes algo ilegal?— Vegetta sabia que si Rubius se alteraba así era por algo
—No!!! Nada!!! Pero no abras MI cofre!!!—
Cabe aclarar que hoy era la primera revisión desde que se puso la nueva ley y algunos héroes no estaban satisfechos. Al ser los dioses quien la imponían no podían hacer nada más que esconder sus ilegalidades.
Vegetta consigue abrir el cofre tras un forcejeo con Rubius. Ahora el último nombrado se encontraba en el suelo recuperando su respiración normal.
— PERO CUANTOS DIAMANTES Y HIERRO TIENES!!!— El pelo azabache no pudo evitar sorprenderse al ver tantos stacks de esos minerales.
Vegetta se dio la vuelta para contemplar a su compañero en el suelo evadiendo el contacto visual. Aunque Rubius sabía que le estaba pidiendo una explicación.
— Los conseguí minando y por trabajar en la iglesia— El castaño al fin corto ese momento de silencio donde no hacia falta hablar para saber que tenían que decir.
— La iglesia tiene tanto dinero? porque en la mina no pudiste encontrar tanto— Vegetta tenia una expresión seria para evitar las mentiras del contrario
El oji-violeta se quedo unos segundos en silencio lo que provocó nerviosismo al oji-verde, Rubius necesitaba que se tragase esa mentira. Vegetta no se demoro mas y extendió su mano ofreciendo su ayuda para que el castaño se levantara, lo cual aceptó.
—Puedes quedarte a cenar si quieres— hablo el mitad oso aun con su nerviosismo— tengo ternera cazada por mi
El peli negro dudo unos instantes— lo siento, me quedan algunas casas y pronto anochecerá— el castaño se entristeció— me tengo que ir ya—
Vegetta se dirigió a la salida seguido por Rubius para abrir la puerta de retina, una vez abierta el azabache salió quedándose en el porche. Ambos chicos se miraban deseando no separarse pero el canto de un ave les hizo volver a la realidad y se despidieron un tanto avergonzados.
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