Estoy aquí, mirando tus ojos
Conectando toda mi energía a la tuya
Devorando tu carne,
construyéndome heridas.
No porque seas mi única elección
O porque la soledad
cale hondo en mis noches.

De hecho, aprendí a ser su aliado.
Me enseñó las lecciones más sutiles
que la vida puede dar.
Me mostró caminos distintos
a levantarme cuando pensé
que no se podía caer mas profundo.
Amo la soledad, su confort, su desenfreno.

Pero en medio de ella me descubro de nuevo enredada en este sentimiento.
En tus besos, en tu sexo,
en todo eso que eres y no eres.
Con el nudo en mi garganta
que ignoro adrede.
Como para mitigar un poco tu ausencia.

Que me sueltas y me tiras a tu antojo.
Pero llegas e iluminas ese momento,
le das brillo a ese instante.
Y luego te vas, siempre te alejas.
Y dejas la sensación mas desolada del mundo.

Porque caminar a tu lado
es como andar directo a un precipicio.
Halar de una soga
que sabes que te golpeará.
Esperar por ti
es como restarle tiempo al tiempo
Tratar de engañarlo.
Saber que al final, solo miraré mi reflejo
sin ti, siempre sin ti.