Ayer soñé que era libre
Que mi vida no la definía mi forma de vestir
ni lo mucho o poco que sé
sobre como tengo que ser.

Que podía amar,
sin miedos ni ataduras.
Sin preocuparme si cumplo con los requisitos
de esta sociedad que no da tregua.

Que me amaban,
no dando porcientos nefastos
que al final no valen nada
Sino dando lo suficiente
como para hacerme completa
y hacerle feliz.

Que me respetaba de la misma forma,
aunque llevara una minifalda
o un traje holgado.

Que caminaba por las calles,
libre y sin importar horas,
sin mirar atrás,
sin el puño cerrado y el alma en un hilo.

Soñé con todas aquellas que hoy no están
y que también una vez anhelaron lo mismo,
Que abrieron su alma y se entregaron entera.
Pero se encontraron de frente
con un huracán despiadado.

Con las que un golpe, le cayó las ganas,
o las que la elocuencia y la retorica perfecta
Golpearon mas fuerte que una paliza.
Esas que pudieron ser tanto
y terminaron convirtiéndose en cenizas.

Se dieron cuenta que los príncipes azules
son falacias de cuentos de hadas.
En su casa solo existía un verdugo hostil,
que la cayó, la sentenció, la desapareció.

Soñé con mi hija,
tendida en suelo de un hermoso valle,
sonriendo, con la libertad de ser, de existir
sin limites ni parámetros establecidos,
que podrá tomar las decisiones sin miedo

Comprendiendo que el amor...
El amor es fuerza, entendimiento,
igualdad, justicia, sabiduría y camino.
Que este no lo define
el sexo con el que llegaste al mundo.

Utopía, tal vez, pero fue el sueño mas hermoso de mi vida.