Carta al señor J

Quizá te llore mañana,
pero hoy no tengo tiempo.

Estoy demasiado ocupada armando el rompecabezas de mi vida.

Remendando la parte que te tocaba,
y pintándola de vida nueva.

Hoy me provocas las ganas,
ganas de ponerme descaradamente bella

De perfumar mi alma con amor propio,
y restregarte en la cara
lo que otra vez, dejaste pasar.

Quiero respirar lejos de ti,
porque hoy estás y mañana,
me desgarras el alma.

Y no, ya no te doy ese privilegio.
Lo perdiste en el mismo instante
en que me di cuenta que me hacías
más mal que bien.

Me desnudé ante ti, en alma y cuerpo
y tú me dejaste ir.

Hoy soy yo la que decide si me arde el corazón de dolor,
o lo maquillo con colores vivos para que sonría.

Me enseñaste una cosa
A no caer dos veces sobre la misma piedra.

Y dueles, claro que dueles, siempre dueles.
Y quizá en las noches me arranque la piel con aquella puta canción.

Pero sabes qué, se lo que valgo,
y aquí quien pierde eres tú.
Yo no pierdo nada.

Gano,

Gano el haberme exorcizado de ti.
Haberte marcado la espalda con mis uñas y arañardo un poco el alma.

Gano porque se que cada vez que la beses pensarás en mis labios tibios sobre los tuyos.

En mi lengua traviesa recorrerte el cuerpo.
Y cuando el orgasmo te sacuda como fuego,
gritarás mi nombre en tu mente y te arderá el alma.

Ya la cuenta está saldada
Junto a los tres polvos pendiente que ya pagué.
Con unos cuantos mas, la mañana siguiente.

Tu vida ya no maneja la mía
Y se siente tan bien, demasiado bien.

Al final tenias razón,
la libertad tienta y a mi,
me incita a recorrer cada esquina

No me ato a nadie
Porque a diferencia de ti,
yo si soy capaz de amar y ser
Completamente libre.

Que te vaya bonito.

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