03
—Eres mía, Jihee. Completamente mía.
Por más que intento tomar aire, mis pulmones no logran llenarse. Me siento desesperada, hay una fuerte opresión que no me permite respirar como tanto quiero. Como puedo abro mis ojos, pero incluso esa simple tarea se vuelve difícil.
Quiero llorar, no sé porque me encuentro tan mal. Mi cuerpo está completamente inerte sobre la cama, me siento como una muñeca que dejaron tirada. No me puedo mover, ni siquiera puedo hablar o emitir el más mínimo sonido.
—Tus ojos llenos de lágrimas se ven preciosos. ¿Alguien más te lo ha dicho? —frente a mí distingo una sombra, pero no logro ver sus fracciones. Su voz se me hace sumamente conocida, sin embargo, en mi mente no logro formar una imagen nítida de a quién pertenece—. Déjame ser el único que te vea así... Permíteme poder observarlos hasta que ya no puedas llorar más.
Con todas mis fuerzas me intento sacudir. No obstante, es una tarea perdida. Por más que haga el esfuerzo, parece que nada sirve.
De a poco voy sintiendo como pierdo el conocimiento y mis sentidos dejan de funcionar. La voz que llegaba a mis oídos cada vez se escucha más lejana y su agarre se va sintiendo cada vez menos. Lo único que sigo sintiendo a la perfección, son las lágrimas que se deslizan por mi rostro, soy tan consciente de ellas que pareciera que queman mi piel cada vez que avanzan.
Cuando siento que el dolor ya está llegando a un nivel indescriptible, me siento en la cama de un salto. Llevo mis manos a mi pecho y respiro con fuerza para ver si puedo recuperar el aire que sentí que no me llegaba. Miro a mi alrededor para ubicarme espacialmente, y me percato de que estoy en mi habitación y todo está tal y como lo dejé cuando llegué a casa.
Fue una pesadilla. Una maldita pesadilla.
Ya estando un poco más calmada, comienzo a recordar todo lo que pasó cuando llegué a casa. Papá estaba solo, bebiendo algo en su estudio mientras revisaba unos cuantos papeles. Cuando me vio solo se quejó de que olía a cigarrillo y me dijo que saliera de su vista para darme una buena ducha y yo solo le obedecí a pesar de que ni siquiera había tocado un cigarrillo durante toda la noche. Poco pareció que había notado que estaba más pasada a alcohol que a humo.
Mi vista recae en dirección hacia los pies de la gran cama, hasta llegar a hacia la esquina derecha, en donde sobre un sofá pulcramente limpio se en encuentra una chaqueta oscura y maltratada.
Jungkook.
El nombre de su dueño viene a mi mente de forma fugaz. No puedo creer que haya traído aquel objeto conmigo y lo haya dejado ahí, como si mi intención hubiera sido que fuera lo primero que ver a la hora de despertar. Me destapo dejando descubiertas mis piernas, mientras la tela que llevo puesta por ropa con suerte cubre parte de mi cuerpo. Al lado de la cama tengo una bata, la cual me pongo para poder ponerme de pie e ir hasta la esquina en dónde está la prenda que no pertenece.
Definitivamente aquel objeto era el que estaba pasado a cigarrillos y se mezcla con un perfume masculino que me eriza los pelos de la nuca. A mi mente ahora vienen recuerdos de aquellos ojos brillantes, sus tatuajes que se asomaban por toda la piel que se veía y su aparente frialdad a pesar de lo amable que había sido al final... Es una lástima que no haya pasado nada entre nosotros cuando todo indicaba que podía haber sido una gran noche.
Miro la hora, viendo que todavía queda tiempo antes que suene la alarma, pero soy incapaz de seguir durmiendo luego de la pesadilla que arruinó mi sueño reparador. De todas formas, debo ir a clases, por lo que puedo darme más tiempo para arreglarme y no hacer todo con rapidez. Aunque antes de ponerme de pie para ir hacia el baño, me fijo en que tengo varios mensaje sin leer. Me meto al chat de Jie al ver que es el con más mensajes sin leer luego del chat de la carrera que ocasionalmente visito.
«¿Llegaste bien a casa?».
«Perdón por no poder acompañarte. Papá me pasó a buscar a la estación de policías al ver que demoraba mucho».
Vaya, qué suertuda. Incluso aunque su empresa se esté yendo a la quiebra, tiene tiempo para ir personalmente a buscar a su hija. Sigo leyendo.
«Veámonos para tomar un café antes de ir a clases. Necesito entregarte tu tarjeta, que se me olvidó pasártela luego de todo lo que pasó».
«Por cierto, ¿quién era ese chico con el que estabas? No me digas que te metiste en problemas. Ya basta con ese loco que te robó tus cosas».
Le respondo de vuelta, aunque dejando de lado la última pregunta que hizo. Sinceramente no estoy segura de quién es Jungkook, más allá de que me acompañó luego de que se llevaran mis cosas, me diera su chaqueta y me ayudara con la marca en mi muñeca, la cual por suerte ya no es tan notoria. Definitivamente esa crema que aplicó hizo un buen trabajo.
Salgo del chat de Jie para ver qué otro más puedo leer, y entonces me detengo en uno en el que el número ni siquiera tiene un contacto puesto. Algo me dice que ingrese a pesar de la rara pinta que me da, y entonces mi corazón se detiene por un momento al leer el contenido.
«Hola, soy Jungkook».
«¿Crees poder devolverme mi chaqueta pronto?».
En mis recuerdos no tengo guardado ningún momento en el que me pidió mi número, pero sinceramente poco me importa. Había dado por hecho que nunca más lo vería y tendría que deshacerme de la prenda maltratada, pero de repente y de forma inesperada, tenía otra oportunidad de verlo.
Y, por primera vez, no sabía qué responder. No quería que se notara lo ansiosa que estaba por verlo, pero tampoco quería hacerlo esperar al punto de que se arrepintiera. Así que, tras meditarlo unos segundos, terminé diciéndole que tenía algo de tiempo para entregársela en persona.
Tal vez no había sido la respuesta más ideal, pero me fui a arreglar más feliz de lo que me había despertado.
***
Durante todo el día estuve enfocada en que vería a Jungkook.
En los asientos traseros de mi auto tengo su chaqueta, y estoy haciendo algo de tiempo antes de poder pasársela. Pasé a comprar una cajetilla de cigarrillos y retoco mi maquillaje las veces que sean necesarias, hasta que me siento satisfecha con el resultado. Cómo tenía clases mi ropa no es tan glamurosa como la noche anterior, así que espero que al menos note mi rostro.
Observo la calle esperando a que aparezca, pero viendo que demora, tomo la opción de finalmente bajarme y esperarlo. Agarro la bolsa en dónde está su chaqueta y mi bolso en dónde tengo los cigarrillos. Espero que cuando me vea se sienta atraído si es que me ve con un cigarro en la mano. Además, también me sirve de oportunidad para compartirle uno y pasar algo más de tiempo junto a él, incluso si solo son unos cuántos minutos mientras el objeto se va consumiendo.
A mi alrededor no hay ningún cartel de no fumar, y de por sí el sector no parece ser muy bueno. ¿Qué hace él por esos lados? ¿Acaso su situación es realmente mala? A juzgar por su ropa, nunca pensé que viniera de una familia como la mía, pero tampoco pensé que vendría de una situación tan... precaria. Solo con ayuda del GPS pude llegar, pues nunca en mi vida me había pasado por una parte de ese estilo.
Mi celular vibra, avisándome que me ha llegado un mensaje.
«Estoy a cinco minutos de llegar. Perdón por hacerte esperar tanto».
Me acomodo rápidamente contra un muro. Sacando la cajetilla y un encendedor. Necesito estar lista para cuando llegue, por lo que de forma algo torpe, lo enciendo con la intención de poder dar aunque sea una calada. Y lo hago, pero el sabor y el olor son algo que no puedo controlar muy bien, por lo que termino tosiendo un poco. Tal vez si mi padre no hubiera sido tan estricto al respecto, podría fumar sin problemas. Tal y como esa mujer que nos dejó botados... Pero ese es otro tema.
De reojo siento como Jungkook ya viene hacia mí, así que mejoro mi técnica a una velocidad impresionante, y expulso el humo mientras miro hacia el lado contrario.
—Vaya, en serio fumabas.
Apenas escucho su voz, me giro en su dirección. Utilizo toda mi fuerza para no sentir que me voy a ahogar en cualquier momento producto del sabor tan peculiar del cigarro.
—Claro, no tengo razones para mentir... —le respondo con una sonrisa atractiva. Aunque parece que no causa mucho efecto en él. Así que le paso la bolsa con su pertenencia— Toma tu chaqueta. Muchas gracias por habérmela prestado y también por haberme ayudado. La crema que me pusiste me ayudó mucho con la marca en mi muñeca.
—No es nada. Si quieres te la puedes quedar. Tengo más en casa, así que no hay problema.
—¿En serio? La guardé con tu chaqueta. Tal vez me podrías pasar el nombre, no quiero molestarte más.
—Bien, te mandaré un mensaje con el nombre.
Ambos guardamos silencio un momento. De repente ya no se me ocurre qué más decir. Su presencia es un tanto intimidante, incluso si no ha hecho nada para que sea así. Está con una camiseta sin mangas y sus tatuajes están a la vista. Me pregunto cuánto tiempo le tiene que haber llevado hacerse todos los que tiene. En serio es la primera vez en mi vida que conozco a alguien que tiene tantos.
Pero se le ven muy bien. Es un tipo sumamente atractivo y no hay forma de negarlo.
—¿Y ahora qué estás haciendo? ¿Te gustaría fumar un momento?
Se apoya en la pared para mirarme, y por poco siento que su mirada va a hacer que mis piernas tiemblen. Me cuesta creer que no se atreva a dar un paso hacia mí cuando pareciera que su mirada me fuera a devorar. ¿Acaso mira así a todo el mundo?
—Todavía no es mi descanso. Me arranqué para poder verte —antes de que mis mejillas se sientan ligeramente calientes, suelta una baja risa—. Solo bromeo. Si no estuviera en mi descanso, no podría haber venido. ¿Me darías uno? Si no, debería regresarme a buscar uno y sería un desperdicio...
Abro mi bolso para buscar la cajetilla, pero entonces se me ocurre una idea. Una idea que puede salir muy bien o muy mal.
—Rayos, no me había dado cuenta que se me acabaron... Uh... Solo le di unas dos caladas a este. ¿Te molestaría acabarlo? —Mierda. La vergüenza me invade a un nivel impresionante. Ni siquiera hacerme la tonta sirve. Me arrepiento. Me arrepiento muchísimo—. Espera, creo que en mi auto tenía otra cajetilla, mejor voy a revisar...
Estoy a nada de caminar hacia mi vehículo, cuando siento que de mi mano toma el cigarro. Por unos cuantos segundos me quedo procesando lo que está ocurriendo.
—Si ya no quieres este, no me molesta acabarlo por ti.
Este tipo es muy caliente. En serio solo quiero que me tenga entre sus brazos. ¿Es tanto pedir que además de tomar el cigarrillo me tome a mí contra la pared?
—Veo que no eres quisquilloso. Hay gente a la que le da asco y lo rechazaría sin dudar...
—Bueno, era esto o que tú misma me pasaras el humo, pero obviamente tengo el suficiente respeto para no faltarte el respeto.
Si hubiera sabido que estaba esa opción... Definitivamente habría permitido que me faltara el respeto de esa forma o de la que quisiera.
Suelto una risa más nerviosa de lo que me gustaría. Este hombre tiene algo que me hace sentir tímida, cuando normalmente no me importaría lanzarme sobre él como si fuera la última gota de agua en medio de desierto. Así que a pesar de como me siento, me atrevo a responderle.
—Para una próxima vez podríamos intentar lo primero si es que solo queda un cigarrillo.
Él solo sonríe en mi dirección. Siento que quiere ponerme a prueba y pareciera que va ganando sin hacer mucho al respecto.
—Me parece —responde dando una calada—. Ya debo volver al trabajo. Gracias por el cigarrillo y por la chaqueta —me muestra los respectivos objetos—. Ve con cuidado de regreso. Y por cierto, hoy te ves como un ángel.
Definitivamente va ganando sin hacer mucho.
—Gracias... ¡No te olvides de mandarme el nombre de la crema!
Regreso al auto luego de ver que ya me ha dado por completo la espalda. Quiero verlo otra vez sin importar que lo acabo de ver. ¿Qué más debo hacer para que se meta entre mis piernas? Es el primer hombre que ha demorado tanto. Y mi paciencia no quiere ser eterna.
Siento su aroma amargo y a la vez con una pisca dulce invadir cada rincón del vehículo, y me termino calentando más de lo esperado. Iría detrás de él con tal de ver si consigo algo más, pero me obligo a permanecer sentada tras el volante, simplemente fantaseando en cómo será una vez que logre lo que tanto quiero. Tengo en mente los tatuajes de sus brazos y, con un poco de suerte, me los podré aprender de memoria una vez que ni haya ninguna prenda de ropa que nos separe.
Por lo demás, solo puedo pensar en cómo será recibir el humo desde su boca en vez de desde el objeto sin gracia.
14/06/24
Después de Jihee, pido ser la segunda en probar a Jungkook cigarrillo 😼
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top