Capítulo 6:
- ¡No lo encuentro! - oí gritar a Vera a través del móvil.
- Lo echarías a lavar. ¿Por qué no te pones el rojo? - oí que respondía Hayden.
- ¡No puedo! Natasha va de rojo - contestó entrando en pánico.
Cogí el móvil que estaba en altavoz y me dirigí al armario.
- Que no cunda el pánico. Puedo cambiarlo por el plateado - contesté.
- ¿Aún no te lo has puesto? - preguntó Hayden.
- No. Estaba terminando de echarme crema y secarme el pelo - expliqué.
- No quiero molestar. Puedo buscar otro - contestó Vera.
- No seas tonta. Ponte el rojo - insistí.
- ¿Seguro? - preguntó tímidamente.
- Seguro. Solo me iba a poner el rojo por insistencia vuestra. El plateado es más cómodo - le aseguré.
- Pues solucionado entonces. ¿Qué colonia me pongo al final? - preguntó Hayden.
- La nueva - contestamos Vera y yo al unísono.
Los tres comenzamos a reír por aquella coincidencia. Saqué el vestido plateado del armario y lo dejé sobre la cama. Era corto y ajustado con un hombro al descubierto y una manda larga. Una fina cinta colgaba para envolver el cuello. La tela brillaba con la luz y lanzaba destellos al moverse. Saqué unos tacones negros bastante simples con una tira para el tobillo llena de brillos. Tenían mucho tacón y una plataforma en la parte delantera que los hacía más cómodos de llevar. Había sido toda una aventura, pero con el tiempo había perfeccionado mi dominio sobre los tacones vertiginosos y era capaz de correr o conducir con ellos sin el más mínimo esfuerzo. Dejé la toalla a un lado y me vestí mientras escuchaba a Vera y Hayden discutir sobre si le iba a pedir a Alexei bailar o no.
- Por cierto, ya sé que me has dicho antes que no hacía falta pero muchas gracias por lo de esta mañana - dijo Vera.
- Y lo vuelvo a repetir. No tienes nada que agradecerme.
- Dimitri suele tener mucha dificultad para controlar su ira y no se lo tenemos en cuenta. Intenta que a ti tampoco te afecte mucho - me pidió.
- Eso no es escusa para hablarte así - contesté.
- Ojala puedas llegar a conocerle a él también. No es mala persona, en serio. Solo es... muy complicado.
- Nosotros le conocemos desde hace mucho y aún no hemos sido capaces de entenderle del todo. Suele encerrarae en sí mismo y eso lo complica - añadió Hayden.
- Intentaré ser buena esta noche - les tranquilicé.
- Eso espero. Ya sabes que inmediatamente después de irnos se disculpó conmigo. Y él no suele pedir perdón por muchas cosas.
- A veces me sorprende lo buena que eres - le dije a Vera.
Me puse el vestido, me cepillé el pelo de color rojo intenso y me maquillé sin excederme. Opté por una sombra de ojos plateada y oscurecida ligeramente en los bordes con algo de negro, un poco de rimel y un pintalabios a juego con mi pelo. Me heché algo de colonia en las muñecas y las froté antes de llevármelas al cuello.
- En otro orden de cosas, ¿qué te traes entre manos con Viktor? - me preguntó Vera.
- Es guapo y tiene algo que me atrae muchísimo - contesté.
«Información» pensé para mis adentros.
- Ándate con ojo y no lo digo como amigo de Dimitri. Aunque si es verdad que está para mojar pan - comentó Hayden.
- Yo no estaba en clase pero ya me contó Hayden que tonteasteis un montón.
Me reí.
- Sí. Que conste que no empecé yo, aunque si le seguí el juego.
- ¿Y ha pasado algo más? Cuenta, cuenta - insistió Vera emocionada.
- Puede que nos besáramos durante el descanso y que me invitara a cenar mañana.
Oí los gritos de emoción de Vera.
- De verdad chica, les tienes locos a todos. Primero Dimitri y ahora Viktor. Media universidad se te va a querer echar encima para matarte - dijo Vera.
- ¿Tan populares son?
- Y tanto. Aunque tienen famas muy opuestas. Viktor es el prototipo de novio ideal que te llevas a cenar con tus padres y Dimitri el amante apasionado que tus padres no aprobarían - explicó Hayden.
- Desde luego muy acorde con lo que he podido ver.
- Yo no diré nada porque ya lo ha dicho Hayden. Pero mantenos informados sobre este gran romance que está surgiendo - bromeó Vera.
- No sé yo si soy muy de romances pero os contaré que tal me va mañana.
Estaba terminando de guardar todo en el bolso cuando me llegó un mensaje al móvil.
- Mi taxi está ya abajo. Os dejo.
- Nos vemos enseguida - contestó Vera.
- Hasta ahora - se despidió Hayden antes de que colgara.
Bajé al portal y entré en el taxi.
- A la discoteca Helm - le indiqué.
El trayecto no se me hizo muy largo y tras pagarle, bajé haciendo una llamada a Vera.
- ¿Estáis ya? - le pregunté.
- Estoy esperando con Nikolai. Junto al inicio de la cola VIP.
- Vale, te veo. Voy para allá.
Colgué el teléfono y me dirigí hacia ella. En cuanto me vio se acercó a mí y me dio un caluroso abrazo.
- Deja que te presente - dijo agarrándose a mi brazo para acercarme a su novio -. Nikolai. Esta es Natasha. Natasha este es mi encantdor novio Nikolai.
- Un placer. He oído mucho de ti - le dije con una sonrisa.
- Lo mismo digo. Por fin puedo ponerte cara - contestó con una sonrisa perfecta.
La verdad, era exactamente lo que podría decirse la pareja ideal para Vera. Tenía el pelo castaño peinado como si fuera un príncipe sacado de un cuento, con unos preciosos ojos verdes de gran intensidad y una sonrisa amable y dulce. Era elegante y por como se comportaba con Vera precían la típica pareja feliz y empalagosa. Era algo alto aunque no tanto con sus amigos Hayden y Dimitri, lo cual le hacía aún más perfecto para Vera. Poco a poco fueron llegando Alexei y Hayden y solo faltaba Dimitri. Charlábamos tranquilamente cuando mi mirada se desvió intuitivamente hacia unos ojos grises. No pude apartar la vista de ellos pero él tampoco pareció ser capaz.
- Hey - saludó toscamente al llegar al círculo que habíamos formado.
- Genial. Ya estamos todos - exclamó Vera.
Aparté la mirada cuando me vi obligada a encaminarme hacia la cola. Reconocieron a todo el grupo y les dejaron pasar sin identificaciones de ningún tipo. Realmente tenían fama sus apellidos, nada que me sorprendiera. Dejamos los abrigos y los bolsos en un ropero y nos dirigimos a una zona de baile. La música sonaba a todo volumen y notaba las vibraciones golpear contra mi pecho.
- Voy a pedir unas botellas. En seguida vuelvo - dijo Nikolai medio gritando.
Vera se acercó a mí y me susurró al oído.
- No sé si te has dado cuenta pero desde que te has quitdo el abrigo Dimitri no te ha quitado los ojos de encima - me dijo tratando de que solo lo oyera yo.
Desvíe la mirada unos segundos hacía él y en efecto pude ver como su mirada me llegaba con una gran intensidad. Por un momento sentí que el corazón se me iba a desbocar y aparté la vista. No sería capaz de controlar la reacción de mi cuerpo si continuaba mirándome así. Imágenes de la primera noche que nos vimos se cruzaron por mi mente y las aparté rápidamente.
- Estamos aquí por Hayden y Alexei - le contesté al oído.
- ¿Cómo procedemos?
- Vamos a esperar a tomarnos una copa e ir calentando. Y después a bailar.
- ¿Y si Hayden no se lo pide a Alexei?
- Para eso estamos aquí. Tu sacas a Alexei a bailar y yo a Hayden y poco a poco los juntamos y nos vamos tu y yo a bailar por separado.
- Bien. Y hay que recordar la operación 'Fuera Moscas'.
Asentí insistentemente. Habíamos llamado así a la misión de quitarle de encima a Alexei los y las pretendientes que se acercaran a él. Si Hayden huía debíamos evitar que acabara con otra persona y alejar a esas moscas molestas. Nikolai volvió y segundos después apareció un camarero con varios vasos con hielo y dos botellas de alcohol. Nos servimos una copa y brindamos por pasar una buena noche. Hayden parecía nervioso así que se bebió la copa casi de un trago. Dimitri se había colocado sobre el sillón cómodamente y seguí mirándome con insistencia. Cuando terminé de servirme la segunda copa, mis ojos volvieron a los suyos y esta vez no la aparte de inmediato. Le devolví aquella intensidad y arqueé una ceja. Aquel gesto le sacó una media sonrisa lasciva que consiguió que notara una descarga eléctrica por todo el cuerpo. Vera me puso la mano en el antebrazo y señaló con la cabeza a Hayden. Asentí ligeramente y me puse en pie.
- Vamos a bailar - anuncié.
Agarré a Hayden del brazo y le obligué a ponerse en pie. Vera había hablado con Nikolai sin decirle mucho así que estaba preparado para eso.
- Yo también quiero - dijo ella.
- Luego me uno - se escusó falsamente Nikolai obedeciendo las órdenes de Vera.
- Ven conmigo tú entonces, Alexei.
- Claro, princesa - contestó poniéndose en pie.
Hayden me miró entre agradecido y molesto. No le habíamos informado de aquella parte del plan para evitar que se negara. No nos fuimos muy lejos y comenzamos a bailar cerca del cúmulo de gente. Tal y como estaba planeado acabamos bailando los cuatro juntos y cuando Hayden pareció más relajado cogí a Vera de la mano y la acerqué a mí para bailar las dos y separarnos poco a poco. Parecieron no darse cuenta y ambos siguieron bailando. Vera y yo chocamos los puños disimuladamente. En cuanto terminó la canción, Nikolai se unió pero les dejé solos. Era una discoteca por lo que bailar sola no me importaba en absoluto. Sabía que Dimitri me miraba pero evité dirigir la mirada en su dirección. Un chico se acercó a mí. Era mono aunque tampoco nada del otro mundo y menos teniendo en cuenta el nivel al que estaba acostumbrada. Pegó mi espalda a su pecho y colocó su mano sobre mi vientre. Continué bailando y me aseguré de ser excesivamente provocativa antes de mirar a Dimitri. Le reté con la mirada y sus ojos parecieron arder. Dio un trago al vaso que había estado moviendo ligeramente en círculos frente a su labios y se levantó. Se acercó hasta nosotros y no supe muy bien que se disponía a hacer. Mi compañero de baile pareció percatarse de su presencia y Dimitri le echó con un gesto de la cabeza. El otro chico no puso pegas y se marchó sin rechistar. Me crucé de brazos y de nuevo alcé una ceja. No había olvidado sus comentarios de esa mañana y aunque ahora mismo una parte de mí quería hacerle de todo, mi orgullo me lo impedía. Me di la vuelta pero no pude moverme ni un solo paso ya que Dimitri me agarró de la muñeca y tiró de mí obligándome a acercarme y a mirarle.
- Si crees que voy a dejar que bailes con otro estás muy equivocada - me susurró con voz grave al oído.
Todo dentro de mí se derritió y tardé unos segundos en centrar la cabeza. Este chico conseguía hacerme perder el control y la estabilidad de la que tan orgullosa me sentía.
- No soy tu juguete. No puedes controlarme - contesté susurrándole yo tambien al oído.
Me aseguré de que mis labios rozaran su piel antes de apartarme. Vi el deseo en su mirada y de nuevo una descarga me recorrió el cuerpo. Hacía mucho que un chico no me hacía sentir así.
- No voy a controlarte a ti. Solo a todos los demás.
- ¿Para qué? ¿Para que baile contigo? No puedo. Soy una chica fácil que se acuesta con todos - contesté con cierta frustración.
- No debería haber dicho eso. No me controlo cuando está ese capullo delante.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? No piesno pagar tus platos rotos.
Pasó la mano por mi cintura y me acercó a él hasta que nuestros pechos chocaron.
- Tiene que ver con que me vuelves absolutamente loco y tampoco voy a poder controlarme contigo.
Acerqué mis labios a los suyos pero segundos antes de que se tocaran, desvíe el rumbo a su oreja.
- Sigue sin ser mi problema - le susurré.
Me aparté y esta vez no me detuvo. Parecía petrificado y con la mirada perdida aunque aún llena de intensidad. Me acerqué a Vera que dejó de bailar con Nikolai un segundo para acercarse a mí.
- ¿Todo bien con Dimitri? - me preguntó.
- Sí, sí. Solo están en plan posesivo. Nada raro. Voy a ir un momento al baño.
- ¿Te acompaño?
- No hace falta.
- La estrategia ha funcionado estupendamente - añadió señalando a Hayden y Alexei.
Ambos seguían bailando juntos y se habían ido acercando más y más. De nuevo chocamos los puños y me dirigí a la puerta para salir de la sala y buscar los baños. Los había encontrado cuando oí que Dimitri me llamaba.
- Fui un capullo pero deja que te compense - dijo con esa voz grave algo raspada.
- Muy bien. Vas a tener que disculparte si quieres conseguir algo.
Miré un segundo al baño. Realmente no necesitaba ir, solo había sido una excusa para salir de ahí un momento y si eso aprovecharía para asegurarme de que el pelo y el maquillaje seguían en su sitio.
- Tengo la disculpa perfecta en mente.
Se acercó lentamente y colocó su mano en mi mejilla. Todos sus movientos eran precisos y los realizaba con mucha lentitud y calma. Aquello era una tortura para los dos pero estaba jugando bien sus cartas. Tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no ser yo quien se abalanzara sobre él. Finalmente nuestros labios se encontraron y su mano se desvió a mi nuca para aferrarme con fuerza. Me empujó contra la pared y mi cuerpo quedó apresado bajo su peso. Su cuerpo era como un imán. Podía resistir la atracción pero una vez se juntaba con el mío era mucho más complicado separarlo. Subí una pierna mientras rozaba la suya. Su mano paseo por mi piel desde el tobillo hasta el muslo y se coló bajo el vestido. Me alzó del suelo y entramos al baño. Eran varios baños completos independientes por lo que nadie oiría ni vería nada una vez la puerta estuviera cerrada con pestillo. Me dejo en el suelo y cerró aparatosamente la puerta. Sus besos se deslizaron de mis labios a mi cuello y continuaron por el hombro descubierto. Subió ligeramente el vestido y tiró suavemente de la pieza de lencería para comenzar a bajarla. Se puso de cuclillas y me quitó la pequeña prenda de ropa. Deslizó su mano por mi pierna y a medida que subía fue dejando un rastro de besos en la cara interno del muslo. Se levantó y se acercó de nuevo a mí. Iba muy elegante. Con un pantalon negro, una camisa blanca ligeramente abierta y una chaqueta negra. Coloqué mis manos en su pecho y traté de desabrocharle la camisa pero agarró mis muñecas y me detuvo.
- No, no. Esta es mi disculpa. Tendre que asegurarme de que dejes estas manos quietecitas donde pueda verlas - me regañó con tono divertido.
Agarró mis dos muñecas con una sola mano y aunque si hubiera querido habría sido sencillo liberarme, estaba claro que no tenía gana ninguna. Se desabrochó el cinturón y lo colocó alrededor de mis muñecas apretándolo para que no pudiera liberarme. Tiró del cinturón hacia arriba y lo enganchó en el pequeño perchero que había para colgar los bolsos. Acarició el brazo descubierto y descendió hasta mi cuello.
- Así mejor - murmuró antes de besarme de nuevo.
Deslizó su mano lentamente por debajo del vestido y rozó suavemente mis muslos subiendo poco a poco. Dejó de besarme y me clavó esa mirada suya que hacía que todo mi cuerpo perdiera la razón. Deslizó dos dedos dentro de mí y comenzó a moverlos suavemente. Un pequeño gemido abandonó mis labios.
- Ojalá pudieras ver lo preciosa que estás - susurró contra mi cuello.
Eché la cabeza ligeramente hacia atrás y dejé salir el aire entrecortadamente. Notaba el placer recorer todo mi cuerpo y cerré los puños con fuerza para calmar la necesidad de aferrarme a algo. Dimitri levantó un poco mas el vestido y paseo los dedos por la parte baja de mi vientre provocando un cosquilleo que me estremeció.
- Me fije la última vez - dijo pasando los dedos por encima de la cicatriz que tenía a la altura del apéndice -. Una pena que una piel tan perfecta tenga una marca como esta. Sin embargo, despertó mi curiosidad. ¿Quién querría dispararte? ¿Quién querría acabar contigo si hay tantas otras cosas que se me ocurren para ti?
Le miré desesperada ya que se había detenido.
- ¿Y ya esta? ¿Esto es todo lo que tienes para disculparte? - inquirí agitada.
- Preciosa, solo acabo de empezar - me contestó con una media sonrisa lasciva que consiguió hacerme temblar.
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