Capítulo 2:
Sonó la alarma del móvil, avisándome de que debía levantarme para ir a clase. Había empezado la carrera de Biología en la Universidad Estatal de Novosibirsk pero por razones... "personales", me había transferido a la Universidad de Moscú. Empezaba mi tercer año. Nueva ciudad, ¡y encima la capital! Había sido un traslado repentino y bastante movidito pero me las había apañado bien. Y que me dedicara a las carreras ilegales no quitaba que quisiera un futuro algo más estable con una carrera universitaria y un trabajo normal. Aparqué cerca de la facultad de biología y me dirigí a mi primera clase. La distribución de las aulas era bastante similar a la habitual en cualquier otra facultad por lo que no me llevo mucho encontrar el aula 4.8 donde daría la optativa que había elegido: Biología del Desarrollo. Ya había gente sentada así que tras esquivar a un chico rodeado por un club de fans, elegí un sitio algo más apartado. La clase no tardó en comenzar y pude observar al chico con el que tan atontadas parecían aquellas chicas. Iba bien vestido con el pelo castaño peinado hacia atras. Se había girado ligeramente hacia su amigo y pude verle el rostro. Realmente era atractivo. Llevaba una enorme sonrisa en los labios que denotaban lo confiado que se sentía y me fijé más en su aspecto. Llevaba un reloj claramente caro y el jersey que llevaba también era de marca. Es decir, era de buena familia. Su rostro me sonó familiar pero no conseguí localizarlo. El hecho de que simplemente me sonara ya me decía que ese dinero con el que se había comprado su caro atuendo era ganado de forma poco legal y probablemente inmoral. Tendría que hacer una pequeña investigación, no podía dejar nada al azar y conocer a quienes me rodeaban era una parte importante. Oí que alguien chistaba y me giré hacia un chico que estaba sentado en la misma fila que yo. Me pasó una hoja que el profesor había pedido que repartiéramos. En ella había apuntado todos los nombres de la clase y los había dividido en grupos de tres para hacer un trabajo que duraría todo el semetre. Al parecer mis compañeros eran Hayden Lébedev e Irina Popova. Tomé apuntes de lo que decía el profesor sobre el proyecto, el sistema de evaluación y el temario que daríamos. Cuando terminó la clase, comencé a recoger mis cosas y el chico que me había pasado la hoja se acercó a mí.
- Eres Nathasa Petrova, ¿verdad? - me preguntó.
Asentí. Era un chico bastante guapo, alto y con el cabello rubio. Me llamaron la atención aquellos ojos en los que se entremezclaba el color verde y el castaño.
- Soy Hayden. Estamos juntos en el trabajo - se presentó tendiéndome la mano.
Se la estreché con una sonrisa y me puse en pie.
- Hayden - le llamó una chica rubia con maquillaje excesivo y escote pronunciado -. Hola, tú debes ser Natasha. Yo soy Irina - se presentó.
- Encantada - respondí con una sonrisa.
- Por qué no vamos a la cafetería y hablamos un poco de como organizar el trabajo - propuso con voz melosa.
- Por mí no hay problema. Esta era la única clase que tengo hoy - contesté.
- ¡Oh! Entonces tú también estás en el grupo A de ecología - dijo Hayden con una sonrisa.
- Lo cierto es que cogí todo en el grupo A para no hacerme líos.
- Yo también estoy en el grupo A únicamente. Aunque fue más por temas del profesorado y el horario - contestó él.
- Que suerte. Yo tengo clases del A y del B mezcladas. Al meno pude elegir los laboratorios del A que tienen mejores profesores - se quejó Irina.
Nos dirigimos a la cafeteria y nos sentamos en una de las mesas pequeñas. Había bastante gente y se oía la combinación de montones de conversaciones al mismo tiempo. No era un lugar de estudio pero para hablar por encima de un trabajo tenía el ambiente ideal.
- Voy a comprarme algo, en seguida vuelvo - me disculpé.
Noté que cuando me marchaba Irina se inclinaba sobre Hayden. Parecía algo interesada en llamar su atención aunque Hayden la ignoraba con bastante clase. Me pedí un sandwich vegetal y un café y volví a la mesa con ellos.
- Tú misma has propuesto venir a trabajar - dijo Hayden algo molesto.
- Pues que venga después.
Me senté de nuevo interrumpiendo su conversación. Irina me miró algo molesta pero en seguida desvió el tema de conversación. Hicimos varias propuestas para el tema del trabajo y decidimos dar unas semanas para recopilar información e investigar. Intercambimos los números y creamos un grupo de whatsapp para temas del trabajo y apuntar las siguientes reuniones.
- Ya he mandado un mensaje con el resumen de la reunión - informé.
- Pues supongo que por el momento ya estaría - contestó Hayden.
- Voy a ir a inscribirme a alguna de las actividades extracurriculares. ¿Dónde está ese departamento? - pregunté.
- En el edificio principal, donde está el rectorado, admisiones y otros departamentos del estilo - me contestó Hayden -. Si vas, nada más entrar, hay un mostrador y te explicarán excatamente cual es el piso y la sala.
- Gracias.
Me levanté y fui al coche pero al dejar las cosas en el asiento me di cuenta de que debía haberme dejado el móvil en la cafeteria. No guardaba nada importante pero regresé a recuperarlo. Donde antes había estado sentada yo, ahora había otro chico con una amplia espalda y el cabello negro algo largo. Hubó algo dentro de mí que le reconoció al instante: Dimitri. Irina se había aferrado a su brazo y le hacía ojitos. Me acerqué fingiendo que no le había reconocido y alargué la mano para coger el móvil.
- Me había dejado el móvil - informé antes de girarme para irme.
- Espera - me llamó.
Me detuve y giré lentamente.
- Tengo algo de prisa. ¿Necesitas algo? - pregunté algo borde.
- Eres tú - musitó sorprendido.
Entendía perfectamente lo que quería decir pero aun así le miré extrañada y alcé una ceja.
- ¿Y quién iba a ser sino?
Sonrió divertido.
- Si no tienes ninguna otra obviedad que mencionar, me tengo que ir.
Me despedí de Hayden con la mano y me dirigí a la salida. Caminaba hacia el coche cuando Dimitri me alcanzó.
- Deja que te acompañe.
- Puedo ir solita, gracias - respondí sin mirarle.
Abrí el coche pero de una zancada se colocó frente a la puerta.
- Con que Natasha - dijo con una media sonrisa maliciosa.
- ¿Conoces a Hayden? - si estaba con ellos en la cafeteria debía conocer a uno de los dos y algo me decía que no era Irina.
- Somos amigos de toda la vida. Supongo que la suerte esta de mi parte.
- ¿Piensas apartarte o tengo que hacerlo yo por las malas?
Se apartó lentamente alzando las manos en señal de rendición pero no borró aquella sonrisa.
- Nos veremos - dijo antes de que cerrara la puerta.
Algo nerviosa apreté el volante con fuerza y conducí hasta un edificio cercano. ¿Cuáles eran las posibilidades de que coincidiera con él en la universidad? Desde luego muy bajas. Si de verdad era amigo de Hayden tal vez debía averiguar si el estaba metido en ciertos asuntos. El apellido Komarov era muy conocido en los círculos en los que me movía pero no conocía los apellidos de las familias asociadas. Me dirigí a la recepción a preguntar tal y como Hayden me había indicado.
- Hola, buenas tardes. ¿Dónde puedo encontrar el departamento de actividades extracurriculares?
- Si quieres te puedo guiar. Voy para allá - dijo una voz desconocida a mi espalda.
Me giré y vi al popular chico que en mi clase había estado tan rodeado de chicas.
- Claro, gracias - sonreí amablemente.
Me devolvió la sonrisa pero seguía sin fiarme de él. No sin antes averiguar de qué le conocía.
- Estás en mi clase de Biología Evolutiva, ¿no?
- Sí.
- Soy Viktor. Si necesitas cualquier cosa no dudes en preguntarme.
- Gracias - repetí.
Estaba acostumbrada a que los chicos fueran amables conmigo. No me vestía para impresionarles pero coincidía que mis exigentes gustos en moda agradaban bastante a la vista. A pesar de estar en invierno, llevaba un corto vestido negro con gran escote y manga larga. Se ajustaba marcando las curvas y combinaba a la perfección con los botines de alto tacón que llevaba. A pesar de solo llevar unas medias para cubrir las piernas, no pasaba ningún frío aunque al estar en Enero si me veía obligada a llevar un buen abrigo. Llegamos a la que debía ser la zona para inscribirse y cada uno habló con una de las secretarias que había.
- Buenas tardes - saludé -. ¿Tenéis algún deporte de contacto?
Desvíe momentáneamente la mirada hacia Viktor que entregaba un formulario. Aún tenía la hoja de grupos en el coche y podría mirar su apellido pero también podía adelantar trabajo. Sokolov. Entonces caí en quién era y de qué me sonaba.
- Se imparte un curso de defensa personal de vez en cuando - me contestó aquella chica obligándome a devolver mi atención a la conversación.
- Busco más algo con entrenamientos frecuentes.
La chica me miró de arriba a abajo cuestionando si sería capaz de ganar una pelea. Si ella supiera...
- Hay boxeo, kick boxing y judo. Aunque en las dos primeras solo hay hombres inscritos. En judo creo que hay dos chicas.
- Kick boxing - le indiqué.
De las opciones era la que mejor se ajustaba a mis habilidades y al tipo de pelea que buscaba. Me fijé en que Viktor me miró sorprendido.
- Yo estoy apuntado a kick boxing. Suelo ir lunes y miércoles, por si te interesa - comentó.
La chica me entregó un papel y miré el horario. Había de lunes a jueves de 16 a 18. Tenía esa hora libre todos los días pero los miércoles tenía dos clases bastante complicadas antes y los martes iba muy temprano y no me compensaba quedarme. Marqué la casilla del lunes y el jueves. Aunque coincidir con Viktor no era lo que más me convenía, tampoco iba a dejar de entrenar por no verle. Pagué la inscripción y me entregaron un carnet para el gimnasio. Me explicó las normas y el funcionamiento soltándome un discurso estándar que debía haber repetido miles de veces.
- Muchas gracias - contesté antes de marcharme.
- Hasta luego - se despidió Viktor que seguía revisando algo de papeleo.
Me despedí con un gesto de la mano y me marché. Nada más subir al coche busqué su nombre y apellido en el móvil. Gruñí algo molesta. Tal y como me temía. Pasé a buscar a Hayden. Su familia tenía unos laboratorios de investigación junto con la familia de Dimitri. Había varias fotos de ellos juntos con sus padres en algunos eventos, anuncios o aperturas. Mierda. Seguramente el también estaba implicado. Mirara donde mirara todos ellos pertencían a una familia de la mafia. ¿Podía ser peor mi suerte? Había huido de Novosibirsk para alejarme de este tipo de cosas. Supongo que esto es lo que se conoce como saltar de la sartén para caer en las brasas. Gruñí de nuevo y dejé caer la cabeza sobre el volante dejando escapar un lloriqueo casi infantil. Menuda suerte la mía.
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