Capítulo 1:
Pasé la mano por el capó. El motor aún desprendía algo de calor tras el calentamiento.
- ¿Te gustan los coches? - preguntó una voz a mi espalda.
Pude ver en el reflejo como deslizaba su mirada por mi espalda y continuaba hasta el borde de los shorts vaqueros que llevaba.
- Podría decirse que sí - respondí girándome hacia el desconocido.
Le reconocí al instante. Dimitri Komarov. Era incluso más atractivo de lo que había oído.
- He visto que llevas un rato junto al coche. Supongo que esperas al dueño - dijo con un tono seductor -. Debe tener mucho dinero si puede permitirse... una belleza así.
Aunque no estaba susurrando, debido a que el ruido de los motores, la música y los gritos no se lo permitiría, casi daba esa sensación.
- Así que llevas un rato mirándome - contesté siguiéndole el juego -. ¿Y te interesa lo que ves?
Lentamente había acabado con el espacio que nos separaba y me acerqué hasta el punto en que nuestros cuerpos se rozaron. Llevaba unos tacones de aguja realmente altos y aún así tuve que levantar la barbilla para mirarle a los ojos. Unos ojos grises penetrantes.
- No tengo la necesidad de pagar por el sexo. Aunque agradezco la oferta - se rió.
Su aliento rozó mi piel y aunque solo estaba jugando no pude evitar que se me acelerara el corazón. Me acerqué un poco más y sus labios rozaron los míos. Se acercaba la hora.
- Y aun así en unas horas me iré de aquí con parte de tu dinero.
Me separé de golpe lo cual le confundió y no aparté la mirada de él mientras me subía al coche. Eso consiguió confundirle aun más y sacarme una sonrisa a mí. Arranqué el coche y me dirigí a la marca de salida. Apreté las manos en el volante de cuero y respiré hondo. Una chica incluso más ligera de ropa que yo, y eso que había puesto el listón alto, se colocó en el centro y sacó un pañuelo negro del escote. En cuanto lo dejó caer todos los coches salimos disparados en dirección a la carretera.
La primera parte era amplia con cuatro carriles, uno para cada coche, pero había que girar en breves para incorporararse a una calle con dos carriles. Un coche iba claramente el último y otro me seguía de cerca pero el cuarto estaba por delante. Debía ser Dimitri. Aceleré y di un volantazo en la curva. En esta zona aún no había coches pero debíamos incorporarnos a una autopista con 2 carriles en cada sentido. Me había acercado más a Dimitri pero le tenía a la izquierda por lo que al incorporarme a la autopista lo tendría fácil para cerrarme. Unos segundos antes de tener que realizar el giro hice un cambio de ritmo. Como desde la derecha no tenía posibilidades debía colocarme a su izquierda. Frené lo justo para que su coche estuviese completamente delante del mío y como realizó la maniobra para cerrarme me dejó un poco más de hueco para adelantarle por su izquierda. Seguía sin alcanzarle pero al incorporarme a la autopista, en la que circulaban algunos coches y camiones sueltos, pude acelerar si miedo. Tardé a penas unos segundos en ponerme a su altura. Los dos coches que iban por detrás se peleaban por el tercer puesto y tras comprobar que no tenía ningún obstáculo en frente miré a mi lado. Efectivamente Dimitri me devolvió la mirada y antes de devolverla a la carretera le lancé un guiño. Al haberle adelantado por la izquierda yo tenía la salida más accesible. Era una salida con una curva bastante cerrada por lo que debía asegurarme el primer puesto ahora. Aceleré aún más y aunque Dimitri trató de empujarme contra la pared no titubeé. Cogí la salida a demasiada velocidad y al realizar el giro noté y principalmente oí como la parte trasera del coche se rozaba contra la pared de cemento. Vi unas chipas por el retrovisor pero eso solo sería una problema para Dimitri que ahora estaba a mi espalda. Entramos a una carretera con un carril en cada sentido y al fondo se veía un túnel. Por el carril contrario venían varios coches pero en nuestro carril también había. Me fije en los siguientes para trazar la mejor ruta y tratar de adelantar a varios. En cuanto un camión cruzó por mi lado me puse en carril contrario y adelante dos coches seguidos. Me incorporé rápidamente para evitar chocar con una furgoneta que al verme había frenado. Los coches que había adelantdo también se ralentizaron lo que me beneficiaba para frenar a Dimitri. Dentro del túnel tenía menos maniobra y veía menos a lo lejos pero me las apañé para adelantar un autobús nocturno que volvía a la ciudad. El coche que venía por el carril contrario se vio obligado a frenar en seco y aun así rocé el lateral de mi coche con él antes de adelantar al autobús. No podía permitirme frenar. Si frenaba y perdía el ritmo Dimitri, que se las había apañado para seguirme de cerca a pesar de todas mis cabriolas, me adelantaría. Salimos del túnel y me incorporé a la calle final. Después de un largo tramo se llegaba a una carretera en mitad del campo y al final estaba la meta. Dimitri trató de adelantar pero se vio obligado a colocarse detrás debido a un peatón. La calle estaba bastante vacía pero al ser de un solo carril y un solo sentido adelantar sería difícil. Llegamos a la carretera final que poco a poco se iría ensanchando hasta llegar a la zona de salida. Debía mantener la delantera. El coche ya necesitaba reparaciones así que arriesgar un poco más no importaría. Con el dinero que iba a ganar podría pagar eso y mucho más. Dimitri trató de adelantarme pero al estar en cabeza le cerré en cuestión de segundos. Volvió a intentarlo pero esta vez no quería adelantarme, solo quería desetabilizarme. Golpeó el coche y aunque cualquier otro conductor habría perdido el control del coche, me las apañé para continuar marcha atrás. Tanto el morro del coche de Dimitri como el mío estaban uno frente al otro. Miré por el retrovisor y me aseguré de que la meta estaba al caer. A penas unos metros. No podría girar sin perder la ventaja así que terminaría marcha atrás. Sería hasta más humillante para el resto de corredores. Dimitri volvió a intentar desestabilizarme pero no lo consiguió. Su mirada se clavó en la mía y le reté con la mirada. No tuvo tiempo de intentar nada más porque mi coche cruzó la meta primero. Había ganado. Frené e hice varios círculos en el sitio hasta que el coche se paró. Tenía el corazón a mil, la adrenalina corría por mis venas, las manos apretadas en el volante, la respiración agitada, las piernas temblorosas. Eché la cabeza hacia atrás y solté una carcajada. Apagué el coche y bajé ante los gritos y aplausos de la gente. Pude echar un rápido vistazo al coche de Dimitri que estaba aun en marcha con su conductor dentro. El señor Kroskovitz se acercó a mi sonriente.
- Niña, no te veía posibilidades y cuando se presentó Dimitri no daba un duro por ti. Pero vaya, ¡me has sorprendido!
Todo el mundo empezó a gritar de nuevo, vitoreando.
- Espero verte por aquí de vez en cuando - dijo tendiéndome la mano.
Se la estreché y el la levantó victorioso. El señor Kroskovitz era el que dirigía las carreras ilegales de Moscú y practicamente media Rusia, aunque las más famosas eran estas que él mismo dirigía. Se volvió a su despachó y yo dejé que la gente me felicitara. Dimitri definitivamente había desaparecido con su coche y yo fui al despacho de Kroskovitz a por el dinero. Cuando salí de allí me crucé con Dimitri de nuevo. No sabía muy bien como reaccionaría así que seguí recto hasta que oí su voz.
- Nunca había tenido un adversario digno.
- Supongo que tampoco habías confundido antes a ningún adversario con una prostituta - me mofé girándome hacia él.
- Digamos que mis adversarios habituales no son tan... agradables a la vista.
- Oh, vaya. Me siento halagada. A toda mujer le encanta saber que tiene posibilidades en el mundo de la prostitución.
Dimitri se rió. Igual que en nuestra primera conversación el espacio entre nosotros se fue haciendo cada vez más pequeño.
- Has destrozado el coche.
- Veo que la vista no te falla. Ni la memoria.
Agachó la vista divertido y cuando la levantó no la apartó de mis labios.
- Alexei Goublev. Tiene un taller, no hace preguntas y si le dices que vas de mi parte seguramente te haga un precio razonable.
- ¿Y a qué debo el favor?
- Estoy siendo amable.
Realmente los encantos de este chico eran irresistibles. Seguramente daba igual lo que dijera, conseguiría lo que quisiera de cualquier chica. Y aunque mi cabeza decía que no todo mi cuerpo decía que sí.
- No sé si deberías ayudar a tu rival. Con el coche como nuevo puedo volver a ganarte sin problemas.
- La suerte del principiante. Y no voy a volver a subestimarte - dijo inclinándose peligrosamente hacia mí.
- Habrá que verlo la próxima vez.
Me aparté y me dirigí a la salida. No sabía cuanto tiempo seguiría ganando la batalla mi cerebro a mi cuerpo. Dimitri me agarró la muñeca y me obligó a volver a mirarle acercándome a él. Mi pecho estaba pegado al suyo, su mano agarraba mi muñeca y sus ojos no se apartaban de mis labios.
- ¿Quieres algo más? - pregunté tratando, sin éxito, que la voz no me temblara.
No respondió. Al menos no con palabras. Se abalanzó sobre mí y sus labios se juntaron con los míos. Mi espalda chocó con la pared y noté como su mano se colocaba en mi nuca para acercarme más a él. Le devolví el beso y paseé mi mano por su pecho. Me pareció oír un ruido que venía de fuera.
- ¿No hay un sitio más privado? - pregunté en un susurro sin aliento.
- Podemos pedirle a Kroskovitz que nos deje el despacho - murmuró contra mis labios.
Me reí. Sin dejar de besarme me guió por el pasillo y abrió una puerta. Miré de reojo. Parecía un despacho aunque estaba vacío a excepción de una mesa en un rincón.
- Antes tenía secretaria. No creo que lo usen - explicó rápidamente.
Oí como cerraba el pestillo y comencé a quitarle la chaqueta de cuero negra. Levanté la camiseta y me deleité observando su cuerpo. Tenía una espalda ancha y sus músculos dejaban claro que se ejercitaba con frecuencia. Paseé mis dedos por la piel pero el me reclamó de nuevo y buscó mis labios. Desató la parte de atrás de mi top que cayó al suelo. Sus labios descendieron por mi cuello hasta mi pecho mientras mis dedos se enredaban en su cabello oscuro. Le obligué a apoyarse contra la pared y tras morder su oreja volví a sus labios. Las manos de Dimitri fueron hasta mis caderas y me levantó del suelo para llevarme hasta la mesa. Uno de los tacones se me cayó por el camino y el otró me lo quité segundos después. Dimitri desabrochó el pantalón y me lo quitó junto a la pieza de lencería que había debajo. Desabroché su pantalón y le atraje de nuevo a mis labios.
De todas las formas en las que podría haber terminado la noche esta no se me había ocurrido pero seguramente sería una que habría querido evitar. Sin embargo, cuanto más seguía más difícil era parar. Más difícil era separarme de él. Mi cuerpo pedía a gritos ese contacto. Aunque había estado con muchos hombres todo en él era distinto, todo era mucho más intenso.
*****
Terminé de ponerme los tacones y me dirigí a la puerta mientras me recogía el pelo en un moño bastante caótico.
- ¿Y el apodo de Red es por el pelo o por el coche? - me preguntó mientras se ponía la camiseta.
No contesté.
- Cuando lo vi pensé que solo un tío sería capaz de ponerse un nombre tan cutre - se mofó.
- Me daba igual el apodo. Fue idea de Kroskovitz.
- Entonces es por el pelo.
Abrí la puerta pero su voz me detuvo de nuevo.
- ¿Y cómo te llamas?
- No uso ese apodo "cutre" por nada.
Le sonreí y salí sin esperar más. Fui a mi coche y llegué hasta los trasteros donde solía guardar el coche. Un Bugatti Veyron de color rojo escarlata, que como había apuntado Dimitri era del mismo color que mi pelo. No tenía matrícula y ahora estaba en un estado un tanto desagradable. Tendría que averiguar lo del tal Alexei y llevarlo a reparar. Cogí mi otro coche, el que usaba habitualmente, un Audi TT de color plateado y volví a mi piso. Guardé el dinero en la caja fuerte que tenía escondida en el armario y sin esperar más me metí a la ducha. No tenía muchas formas de ganar tanto dinero rápido, pero el piso y la matrícula de la universidad no se iban a pagar solos y mis coches y caprichos menos.
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