//Seis//
Mi amiga me decía todo lo que estaba bien, mientras mi mente me repetía una y otra vez lo que estaba mal, ¿y a quién podía escuchar? A las dos, pero seguía siendo una más fuerte que la otra.
—Rinie, ya basta con ese chico, estás llevando esto muy lejos ¿no crees? —me dijo, tratando de hacerme entender.
—Ya, Woonie, ya basta tú también, ya me siento bastante culpable conmigo misma —le dije, con la verdad. Cada vez que lo pensaba me sentía muy culpable.
Sin embargo, desde el beso, no había podido dejar de pensar en ese niño, en como me besó, en la manera en que me tocó. Era más fuerte que yo misma y estaba aterrada porque estaba mezclando cosas.
—¿Entonces porqué continuas? ¿Acaso ese chico te gusta? —levanté la vista para fijarla en la mirada de ella ante aquella pregunta, y la procesé.
¿Me gustaba? ¿Me gustaba realmente ese chico? ¿Que me hubiese gustado que me besase equivalía a que me gustara él?
—N-No se... Dios mios —me tomé de los cabellos enredando mis dedos en él, sintiendo un dolor de cabeza intenso.
—Joder, YooRin, estás jodida ¿lo sabes?
—Lo se, lo se, ¡lo se! —grité, frustrada.
—Aún hay tiempo, Rinie, aún puedes olvidar ese sentimiento de venganza, puedes olvidarte de ese chico, divorciarte de GongChan y seguir tu vida —se acercó a mi, poniendo una de sus manos en mi espalda, yo la miré un poco entre mi cabello despeinado por mi misma.
—¿Y si no puedo ya? ¿Y si realmente me gusta ese chico y puede ayudarme a olvidar a GongChan? —sí, esa pregunta había salido de mis labios. Estaba confiando en la posibilidad de que Jungkook me gustase de verdad.
—Rinie, ¿y qué vas a hacer si ese chico se entera por equis o por ye razones que era parte de tu venganza hacia JiSeul? —lo medité unos segundos también.
—Me odiaría —resolví y WoonHe asintió —Y lo siento, Woonie, pero voy a seguir adelante, lo siento de verdad —y mi amiga lo vio en mis ojos, que no dejaría atrás mi plan, que iba a seguir adelante fuera lo que fuera, y sobre todo que no me iba a hacer cambiar de opinión, porque ya había tomado una decisión, y lo peor era que ya estaba convencida a dar muchos más pasos con Jungkook. Ya no me importaba nada, incluso si se enteraba de mi venganza.
❣
Los besos, sus besos, eran tan pasionales, tan dulces como él mismo, como sus labios, como su sabor, era una mezcla extraña, una de menta, pero con muchas chucherías, una mezcla que me estaba volviendo adicta a él. Jungkook era delicioso, lo que me había llevado a estar en estos momentos en una cama de hotel con él encima y besándome apasionadamente.
Había pasado una semana, y ya no podía aguantar las ganas de que me tomara, con cada encuentro me quedaba más caliente, con cada beso y caricia quería que me hiciera suya como él sabía hacerlo, y lo iba a dejar, iba a dejar que me hiciese suya porque quería, deseaba con todas mis fuerzas a este chico. No me importaba nada, hacía ya unos días atrás que ni siquiera pensaba en la venganza, porque me gustaba mucho Jungkook, y ya no era una venganza en sí, era algo que ambos deseábamos.
Sus manos se volvieron escurridizas cuando acariciaron mis caderas, con intensidad, como si pudiera atravesar la tela de mi ropa. Estas mismas descendieron por mi cuerpo hasta cerrar sus palmas en mis muslos, alzados y dispuestos para él, sin romper el contacto de nuestras bocas y lenguas en ningún momento. Jungkook me hacía sentir todo lo que GongChan no.
Su boca se separó de la mía solo para hacer un camino de besos por mi mentón, humedeciéndolo con sus labios, hasta llegar a mi cuello, el cual lamió, besó y succionó haciéndome gemir, unido a sus caricias en mis muslos, en donde sus manos subían y bajaban erizando mi piel.
—Noona, quiero tocarte mucho —me susurró contra mi piel, y gemí cuando sus dedos llegaron a meterse por debajo de mi falda hasta llegar a mis bragas.
—Tocame, tocame todo lo que quieras, Jungkookie —le di permiso, porque así era Jungkook, atento y cariñoso y siempre pedía permiso para todo, con miedo a hacer algo malo y que no me gustase.
Sus dedos se aferraron a mis bragas y las bajó de un tirón, haciéndome sentir el aire fresco en mi zona baja cuando estuve descubierta. Jungkook se separó de mi dejando lo que antes hacía solo para colocarse de rodillas entre mis piernas, terminó de sacar mis bragas de una vez. Sus ojos negros el cual había perdido todo el brillo que siempre tenía se posaron en los mío, oscuros como si fuera un animal.
Tomó entre sus manos la braga que me había quitado y se me encendieron las mejillas cuando lo vi hacerla bolita y acercársela a su nariz, aspirando en unos breves segundos, en los que no me dejó de mirar en ningún momento. La apartó de él y sonrío, de manera juguetona y soltó mi braga a un costado para hablar.
—Noona, vas a hacerme adicto a todo de ti —dijo, de manera más roca de lo normal, haciéndome temblar, porque sus palabras querían decir que le había gustado mi olor, y no sabía como reaccionar de otra manera que no fuera poniéndome roja.
Sus manos se aferraron a mis piernas y me las hizo abrir mucho más para él, sus ojos ya no estaban puestos en los mio, ahora estaban mirando intensamente mi intimidad, la cual ya había comenzado a lubricar con solo sus besos.
—Me gusta ver que no solo yo deseo esto, noona —que me hablara de manera formal me ponía muchísimo más, no sabía que era esto pero ese "noona" en su voz se oía jodidísimo.
Mordí mi labio inferior y me retorcí cuando repasó toda mi hendidura con uno de sus dedos, esparciendo mi lubricante por toda mi intimidad. Hice puño mis manos en las sábanas.
Su dedo continuó repasando toda mi hendidura hasta detenerse en mi clítoris, en donde comenzó a moverlo en círculos y ya no pude retener mis gemidos, y vaya que sí gemí, tanto que hice que Jungkook me mirase alzando un poco su cabeza de entre mis piernas.
—¿Te gusta noona? Dímelo por favor —pidió, con la mano que no me acariciaba torturándome, me sujetaba uno de mis muslos para que no cerrase las piernas, y de verdad tenía muchas ganas de cerrar las piernas.
—S-Sí, Jung...kookie —dije, muy pobremente y en un hilo de voz que hizo sonreír al chico y volvió a mirar mi intimidad nuevamente.
—Que bueno, noona, me alegro —se oía calmado, con tantas ganas de torturarme.
Presionó su dedo en mi botón y sentí que me corría de verdad, pero no ocurrió, solo fue un espasmo que recorrió todo el cuerpo.
Mis dientes aprisionaban con dureza mi labio inferior, estaba por quebrarme las uñas y mis piernas comenzaban a temblar.
Pero eso que estaba haciendo Jungkook solo era el principio, porque cuando sentí su respiración en mi hendidura y luego su lengua recorrer en forma lineal desde mi entrada hasta mi clítoris llevándose parte de mis jugos en ella, me tembló todo el cuerpo.
—Jung...kook —gemí, audible.
No sabía que estaba tan receptiva como en estos momentos, sí que los días sin sexo afectaban, afectaban muchísimo, y yo lo estaba experimentando.
Jungkook succionó varias veces mi clítoris, haciéndome ver estrellitas, sacándome gritos de placer, y su puto piercing era la perdición en un pedazo de metal, de verdad que si, y cuando introdujo uno de sus dedos explorando mis paredes me sentí muy cerca, y él lo sabía. Comenzó a devorarme con muchas más ganas, jalando mi clítoris con sus labios y dientes, metiendo y sacando su dedo dentro de mi.
Mis manos dejaron de apresar las sábanas para hacer puños pero en su cabello sedoso, presionándolo incluso más en mi intimidad, su maldita lengua no solo era magia cuando me besaba, tenía muchas más habilidades, como por ejemplo, esta.
Su lengua se presionó en mi clítoris con más fuerza que las anteriores y su dedo se curvó en mi interior y no pude retenerme más. Me dejé llevar, explotando, con él sin detener su cometida en su lengua, sintiendo como me cerraba al rededor de su dedo, que ahora no lo sentía suficiente.
Debería de estar destruida, sin ganas de seguir, pero al su boca no separarse de mi intimidad y torturando continuamente mi botón fueron cuestiones de segundos que tardé en sentir que necesitaba más, pero ya no su boca, ni su dedo, lo necesitaba a él. Levanté su rostro con la poca fuerza que tenía para que me mirase.
—T-Te necesito —le dije, tartamudeando, la lengua mía si que estaba adormecida.
—¿Me vas a dejar noona? ¿Vas a dejar que calme este problema dentro de ti? —se señaló los pantalones, enseñándome su prominente erecciones que estaba al explorar su propia ropa.
Asentí y Jungkook sonrió, era increíble como podía pasar de un niño tan jodidamente adorable a uno sin vergüenza alguna, tan descarado al hablar, pero me encantaba.
Jeon se colocó de pié, antes de quitarse los pantalones sacó de su bolsillo trasero un preservativo, pero yo no dudé en pronunciarme al ver el paquetico plateado.
—No, sin nada, Jungkook, quiero sentirte sin el plastiquito de por medio —el menos me miró con el ceño fruncido.
—Noona yo no...
—Tomo la píldora, así que no va a haber problema —lo tranquilicé al instante.
Continuó, desvistiéndose, quitando sus pantalones y bóxer, enseñándome su prominente polla, niño pero bien dotado estaba. En lo que él se quitaba lo que le quedaba yo también cooperé, quitándome la falda y la camisa junto con el sujetador, y cuando quedamos los dos desnudos, Jeon no tardó en colocarse encima de mi con su cintura entre mis piernas.
Sus brazos fuertes y su torso bien definido eran ilegales, y me ponían muchísimo, todo de él me ponía muchísimo, incluso sus piercing y tatuajes, lo hacían ver mucho más apetecible.
Su boca volvió a amoldarse a la mía, esta vez con más delicadeza y sus codos se quedaron a cada lado de mi cabeza para sostenerse. Su boca fue testigo del gritillo que iba a soltar cuando se introdujo en mi de un solo movimiento de sus caderas hacia delante. Tenerle dentro era mucho más increíble de lo que pensaba. Toda su longitud -que no era precisamente poca - estaba dentro de mi y me sentí en el puto cielo.
—Joder, noona...esto es, increíble —dijo contra mis labios, y volvió a embestirme con fuerza pero con profundidad.
No que quejaba por la fuerza, porque cada estocada era más profunda que la otra, al contrario, me hacia pedirle cada vez más.
Mordí el piercing de su labio haciéndolo gemir al contrar mis paredes al rededor de él. Jeon era ruidoso, unos ruidos que eran música para mis oídos.
—Noona...m-me gustas...muchísimo —susurró, entretenido esta vez con mis pechos, los cuales subían y bajaban al mismo ritmo en el que salía y entraba de mi interior Jungkook.
Jeon aumentó la velocidad, ido completamente, dejándose la vida en cada embestida, haciendo sonidos húmedos al sus muslos chocar con los mios, en la unión, mis manos se sujetaban de su espalda. En cualquier momento iba a salir disparada de la cama y no era broma.
Jungkook arremetía dentro de mi como un animal, y me encantaba, esto era otra cosa, ese placer intenso que debes de sentir cuando tienes sexo con tu pareja, de lo que tanto hablaba Woonie cuando me contaba y me aconsejaba de lo que tenía que sentir.
Ese placer, ese gusto, de aunque me estuviese destrozando lo sintiera bien, haciéndome sentir más cerca con cada embestida, tocando mi punto g varias veces, y haciendo temblar cada una de mis extremidades.
El chico volvió su boca a la mía, enredando su lengua en la mía. Bastó unas cuantas estocadas más para hacernos explotar a ambos a la vez, sintiendo su líquido chorrear en mi interior, llenándome mientras yo asfixiaba en cada contracción de mi intimidad a su pene. Esto era increíble. Y ambos lo sabíamos, cuando nos miramos a los ojos, sabíamos que lo habíamos sentido, y la culpa volvió a mi. Mucho más fuerte.
Ya no había vuelta atrás.
❣
Solo decirles que esta historia solo va a hacer de 10 capítulos.
Feliz comienzo de año✨🎄
Lxs sarangheo❤
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