//Nueve//

Lo más triste de todo era recordar la promesa de Jungkook y saber que no la cumplió. No regresó después de esa llamada, y mi miedo no había sido por gusto, porque algo así ya me imaginaba. Sabía que esto iba a pasar en algún momento, y ese momento ya estaba pasando, y yo me encontraba muy mal.

La culpa me carcomía por dentro, porque pude decírselo yo, aunque me cogiese odio igual al menos después pensaría en que fui sincera, pero siquiera me dio tiempo para eso.

Debí de suponer antes de abrir la boca que GongChan iba a decírselo a JiSeul en cuanto yo saliera de su vista. Y lo peor era que tenía sentimientos muy verdaderos por Jungkook, más verdaderos que yo misma, lo quería mucho, muchísimo.

Y así, sola y sin recibir nada de su parte habían pasado dos días, dos largos días en donde me martirizaba por todo, por haber metido a Jungkook en algo que lo lastimase de este modo.

Solo al tercer día de haberle visto, tuve el valor de llamarle yo, porque tampoco tenia la valentía de llamarlo por miedo a oírlo mal y derrumbarme, pero mi agonía ya era demasiada y necesitaba escucharle.

—¿Qué quieres? —fue lo escuché cuando atendió y tragué saliva.

—Se que sabes todos, pero...deberíamos hablar, Jungkook, necesito hablar contigo —dije, rota y muy dolida.

Hubo un gran silencio que me hizo apartarme el teléfono para asegurarme de si había colgado o no, pero cuando me lo volví a llevar al oído, habló.

—En el parque que está cerca de mi casa, ven —dijo, seco y colgó.

Al menos iba a verlo, que era un avance.

—¿Alguna vez me quisiste de verdad? —luego de un silencio en el que no podía hablar, él si que habló. Yo lo miré ante su pregunta.

—No te quise de verdad, te quiero de verdad, Jungkook —aclaré, segura, porque lo estaba con respecto a eso, lo quería y se lo repetiría una y mil veces.

—Que raro, no parecías pensar en quererme cuando estaba delante de ti y ni siquiera podías decirme que te acercaste porque tu esposo se estaba acostando con mi madre —el nudo en la garganta no pasaba, y no quería llorar. Pero oírlo hablar con tanto dolor me rompía por dentro poco a poco.

—No pude, cuando me empezaste a importar sin tener de por medio la venganza pensé en dejarlo así, no decirte, tú nunca te enterarías y ambos seguiríamos como estábamos —respondí, sincerándome. Pero creo que cada palabra mía también le dolía el doble a él. Que puta mierda.

—Cómo estábamos —repitió —Yo me entregué a ti, noona, te di todo de mi incluso sabiendo que estabas mal con tu esposo y que no me importaba que estuvieras aún con él, pero esto... Esto no se hace, mi madre lo hizo mal por engañar a mi padre con tu esposo, pero yo no tenía la culpa —sus ojos me miraron llenos de lágrimas y me sentí miserable, no me merecía verle llorar. —Me gustabas de muchísimo antes, recuerdo cuando te vi la primera vez que mi madre y él se presentaron, ¿no lo recuerdas? Estabas en tu habitación, él no te había dejado salir por sabrá dios que motivos, ¿y quién abrió la puerta? ¿Quién le quitó el puto seguro a esa puerta para que tu salieras de allí?

Mi cabeza dio un vuelco hasta el momento exacto que Jungkook me estaba contado. Lo recordaba, pero no lo recordaba a él, se que estaba llorando porque GongChan y yo habíamos tenido una pelea muy fuerte y quería salir, irme de allí, pero él no me lo había permitido porque iba a ver a JiSeul, porque no quería que ella me viera y estropeara su encuentro en mi propia casa. Se que salí, simplemente se abrió la puerta esa vez y salí despedida pasando la sala sin mirar a nadie para irme hacia la casa de Woonie.

Solo recordaba eso, y ahora dolía mucho más saber que yo si que le interesé a él desde un principio. Era una persona muy asquerosa. Me daba asco yo misma.

—Yo no...no te vi —respondí.

—Lo se, desde ese momento supe los problemas que tenías con GongChan —me respondió.

—Jungkook...perdóname, por favor —pedí, necesitaba su perdón para no sentirme tan mal, aún sabiendo que no lo conseguiría tan fácil.

—Me voy a Estados Unidos mañana, un productor vio un cover de los mios y me contactó queriendo promocionarme, me voy a ir, noona, no quiero verte, si lo que quieres es mi perdón, lo tienes, pero no creo que pueda verte más si cada vez que te miro siento mucho dolor, no puedo, y espero que entiendas y que no me busques ni intentes interponerte en mi camino.

Me estaba clavando una estaca en el pecho, atravesandome completa. Y lo peor, era que lo entendía, entendía su alejamiento, entendía lo difícil que era para él incluso hablarme ahora. Por eso asentí, hecha un mar de lágrimas.

Lo siguiente que vi fue como se puso de pie del banco que ocupábamos y comenzó a alejarse mientras yo lloraba mirándolo.

Entiende, YooRin, éstas son las consecuencias de una venganza.


Próximo capítulo: final.

Nos vemos dentro de un rato.

Lxs sarangheo

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