//Cinco//

—Yo no me voy a montar ahí ni en tus más perversos sueños, Jungkook —le chisté, sin ningún tipo de gracia, porque no la tenía, le tenía pánico a las alturas y eso...eso estaba muy alto para ser normal. Jeon me sonrió, como si se esperase mi reacción hacia esa cosa que aunque tuviera un nombre y el chico al lado mio me lo hubiese dicho yo no lo recordaba.

Había pasado una semana, una semana que había descubierto más cosas de la vida que en todos los años que llevaba casada con GongChan. Jeon era muy humilde y tenía ese algo que te atraía como un imán, que te hacía sentir bien con lo que hiciera. Como la vez que nos quedamos hablando de nuestra vida cuando éramos jóvenes de secundaria comiendo comida rápida, y se sintió bien, no sabía que hablar de mi vida comiendo cualquier cosa se sentía tan bien; luego estaba eso de ir al cine, algo muy común entre las parejas, pero solo era una salida de amigos, vimos una comedia, reímos y nos divertimos con la compañía del otro, ¿se podía pedir más? Siquiera parecía esto un plan vil y descabellado de venganza, en donde estaba utilizando a un chico que me hacía sentir bien. Y ahora me traía al parque de diversiones, Chan nunca me llevaría a un lugar así, no era para una persona de su clase según él. Y lo peor era que yo en esos años de casada también lo veía así, porque siempre pensé así y no había venido nadie a decirme que estaba bien y que estaba mal o que era más divertido que lo que hacía. Hasta ahora. Ahora tenía a Jungkook, el chico más dulce que había conocido en mi vida y el que se me había insinuado unas cuantas veces. Sí, le gustaba, y debería de sentirme bien ¿no es así? Debería de estar contenta porque todo estuviese marchando como yo quería. Pero no podía, porque era mutuo joder, me gustaba Jungkook, me gusta lo que me enseñaba y lo que hacía conmigo.

—Tu no tienes idea de lo que pasa contigo en mis más perversos sueños, noona —comentó, logrando que mis ojos llegasen a los suyos y me diese cuenta de ese brillo que se le instalaba cada vez que soltábamos algún tema sucio, con doble sentido, siempre lo esquivaba, GongChan hacía mucho tiempo que no tenía sexo conmigo y cuando lo teníamos era una mierda, así que hacía tiempo también que me sentía nerviosa e insegura de cojones respecto a ese tema, y Jeon, tal cual parecía un chico detallista y dulce, también era pervertido y comenzaba a pensar que le gustaba verme sonrojada de cara entera, como ahora, porque no apartaba sus ojos de los míos.

—Jungkook... —pronuncié, más que nada para que se enterase de que no era momento para que me hablara -y que nunca me hablara, la verdad- de lo que pasaba conmigo en esos sueños, no era que no fuera bonito, creo que mientras fuera Jungkook el que estuviese siempre iba a hacer bonito, pero era incomodísimo.

Jeon como siempre soltó una carcajada tan propia de un niño pequeño, y volvió a recomponerse en cuestiones de segundos como si no hubiese pasado nada. Este chico tenía una dualidad que... acojonaba. Ya os decía yo que si, que la estaba viviendo hacía una semana.

—Noona, venga, vamos a montarnos, te vas a divertir, además, voy a estar a tu lado, y prometo abrazarte tan fuerte que si nos volamos, lo hacemos ambos —me explicó, yo con mi cara de horror ante sus palabras fui más que obvia, no me había desagrado que dijera que me iba a abrazar, sus brazos eran enormes y podía descifrar que eran muy, muy reconfortantes, pero ese cachivache parecía peligroso de pelotas.

—Que intensivo, con eso me has hecho crecer las ganas de no querer montarme —respondí, Jeon soltó un suspiro, pero era divertido, era unido a una sonrisa ligera que soltó luego.

—Noona, por favor, acompañame ¿si? —suplicó, poniendo cara de pena absoluta, con su cara así le podía decir a todo lo que me pidiese que sí, es que esos labios (de color cereza y siempre tan húmedos y brillantes) formando un puchero de lo más tierno, y entornando sus ojos, es que me ablandaba completamente, era débil ante su ternura.

—Jungkook... —insistí, no queriendo cambiar de opinión porque tenía pánico a esas cosas.

—Porfa, noona, venga —insistió acercando su rostro mucho más al mio, como si eso ayudase siquiera a que yo cambiara de opinión, y lo peor, era que lo lograba.

Me coloqué de pie del banco en el que estábamos y boté el palito que tenía hacía unos minutos Algodón de Azúcar en un bote de basura que había a mi lado y me sacudí las manos, ¿querían saber el verdadero motivo por el cual me había puesto de pie como si pareciese que tuviera un resorte en el culo? Que tenerle cerca no era bueno para mi salud mental.

—Vale, y rápido, antes de que me arrepienta, y ya dijiste que me abrazarías, así que como sueltes un dedo de encima mio no me monto más ahí en tu vida, así que tira, venga —presioné, Jeon al escuchar mis requisitos se levantó con un animo propio de un niño pequeño cuando le regalaban un juguete nuevo que le gustaba.

Yo seguía pensando que esto era una locura, ¿pero me iba a negar a que este chico me abrazase? Creo que sería tonta si desaprovechara una oportunidad así. Eso seguro.

—¡Viste, noona, que es increíble! ¿Cómo te sientes? —me dijo, eufórico y con una sonrisa tan grande como la mía.

A pesar de que había gritado de horror puro al principio, llegó un momento en el de los movimientos más brutales de ese aparato (aún no recordaba el nombre) y en el que los brazos de Jungkook me aprisionaban con fuerza que lo disfruté, pasando de gritos de horror a gritos de gusto, de adrenalina pura, de sentirme libre y sobre todo, de sentir la diversión pasando por mis venas. Yo que siempre pensé que lo divertido estaba en escuchar música clásica e ir a restaurantes lujosos, eso sólo era mierda comparado con esto, no había nada mejor que estas sensaciones, que sentirme feliz solo por dar vueltas y vueltas y eso; y Jungkook lo sabía, sabía de sobra que me había divertido.

—De puta madre —respondí aún con la boca anchada por la risa que me estaba poseyendo, lo que hizo a Jeon sonreír más.

—Que bueno, eso era lo que quería —añadió, sin embargo, la felicidad duró poco, y esta no era la excepción, solo tenía un momento para estar con él y él había decidido traerme a un parque de diversiones, por eso al mirar mi reloj de pulsera y darme cuenta de que ya iba pasada para mis otros compromisos, mi sonrisa se apagó automáticamente —¿Hora de irse noona? —me preguntó, yo levanté la vista para mirarle, no sonreía tan grande como hacía segundos, pero seguía sin borrar la sonrisa y eso de alguna manera era bueno, porque eso quería decir que me entendía, que entendía que yo tenía otros compromisos: con mi esposo.

—Hora de irse, Jungkook —respondí, soltando un suspiro, largo y tendido, dejando en claro que no me apetecía irme y dejar atrás esos sentimientos tan mágicos que vivía al lado de Jungkook.

—Vamos, te llevo —asentí, ya hacia una semana todo era así, diversión, despedida y trabajo.

—Jungkook ¿Puedo hacerte una pregunta? Estás en la obligación de responder y no responder —le comenté, antes de bajarme del su auto aparcado frente al edificio del trabajo de Chan. Ambos giramos nuestros rostros para mirarnos.

—Claro, dime —accedió, yo tomé una bocanada de aire.

—¿Te molesta? —pregunté, el chico arrugó su entrecejo dando a entender que no entendía mi pregunta.

—¿Me molesta? ¿Qué cosa, noona?

—Que trabaje con él, que sepas que todavía es mi esposo —expliqué para que entendiera mejor. Jeon se quedó unos segundos en silencio y antes de responder agarró la mano que descansaba sobre mi muslo.

—Noona, si me buscaste es por algo ¿no? Es porque hyung ya no te gusta, ya no te da lo que necesitas, y me basta con saber que eso te lo estoy dando yo ¿no es así? —me miró tan profundo que me perdí, sus ojos eran tan bonitos, y brillaban tanto que me enloquecían.

—Es así —dije, en parte verdad, porque lo que él no sabía era que si que quería a Chan, mucho más de lo que él pensaba, y que aunque el me diese todo lo que mi esposo no y me hiciera sentir bien, seguía siendo una venganza, una que en algún momento le rompería el corazón.

—Eso es suficiente para mi —sonrió, bonito, eso, muy bonito, y no supe en que puto momento se había acercado de tal forma que sentí su respiración en mi rostro.

En un lugar tan pequeño como lo era el interior de un auto, sentí mi pecho martillear en mis oídos, la respiración irregular y su rostro cada vez más cerca del mio. Sin embargo, cuando cerré los ojos, esperando un beso de él en mis labios (que no se porqué putas lo deseaba tanto, que me besase, que me tocase, que me hiciera sentir mucho más de lo que sentía), el beso llegó, si que llegó, pero no donde yo realmente deseaba, aún así, al dejar sus labios sobre mi mejilla tan cerca de mis labios y separarlos, ese lado ardió y se quedó tan húmedo y me había dejado tan mal que cuando se separó y me miró con una sonrisa enternecida bufé.

—¿Que a sido eso? —pregunté, molesta, ¿porqué? Ya muchos sabían la razón.

—Un beso, noona —dijo obvio, y se rió de mi.

—Que beso de mierda, Jungkook, al menos si hubieras tenido los huevos de besarme como se debe no me dejarías tan cabreada —y con eso, abrí la puerta, preparada para salir de su auto e irme. Sin embargo, no pasó, porque su enorme mano tatuada me agarró de mi brazo para que no pisara siquiera un pies fuera.

—Si es así, aún no hemos terminado entonces, noona, ven acá —me jaló, tan fuerte que me quejé cuando quedé presionada contra él, sintiendo su duro pecho contra mis manos y ahora si que su aliento se pegó en mis labios.

¿Lo deseaba? Más que mi vida.

—Besame, joder —dije, en un hilo de voz inestable.

—Con gusto noona —y se acercó, y sus labios tocaron los mios.

Dios, eran tan suaves como los imaginé, tan húmedos como sabía que serían y tan dulce como pensé en algún momento. Jeon era de los que no perdía el tiempo, y cuando su boca de movió sobre la mia yo no me quedé atrás, porque me gustaba, me encantaba su sabor, sus labios, su suavidad, era genuino todo, era...era adictivo y en algún momento me aterró volverme adicta a ellos. Sus labios mordieron los mios, jalándolos superficialmente, intercambiando su saliva con la mía en mi cavidad, su piercing era frío y placentero cuando lo sentí en el beso, rozando su nariz con la mia debido a los movimientos. Cuando su manos soltó mi brazos y ambas se movieron hacia mi cintura, apretándome mucho más contra él y unió a su movimiento su lengua al entrarla a mi cavidad, me deshice, incluso gemí, gemí de puro gusto, de placer genuino al sentir sus labios y su lengua juguetear con la mía.

Jeon era lento besando, con delicadeza, con calma, sin miedo a nada, el iba a su ritmo, y no me disgustaba, pero lo hacía con intensidad, con deseo, como si deseara mucho más que yo besarme. Tenía todo nublado en mi cabeza, agarré aire en cada movimiento de nuestras bocas para agarrar aire, pero se me era imposible, lo que llegaba era una cantidad tan pobre a mis pulmones que definitivamente necesitaba acrecentar. Por eso me separé, un poco solamente, lo justo como para agarrar aire pero sintiendo aún sus labios sobre los mios, tenía la respiración tan agitada como la mía, y sus ojos brillaban mucho más que antes, con ganas.

—Dios, noona, si hubiera sabido que besarte era tan delicioso lo hubiera hecho la vez que te encontré borracha —me dice, agitado, y todo su aire choca con mis labios, siento mi cuerpo arder y sus palabras no ayudan mucho.

—Adios, Jungkook —y tomándolo con la guardia baja, me separo del todo y bajo rápidamente de auto, dejándolo descolocado por completo.

Cuando estoy fuera inflo mis pulmones con aire, ese que necesitaba, y siento algo en el pecho, algo que no se que es, y se junta con el sentimiento de culpa, que está mal eso que hice. Pero me gustó, mucho, me encantó sentir sus labios sobre los mios.


Bueno, un capítulo más largo que los anteriores, porque ya tocaba.

El besito, por fin. Aunque no es algo que a otras le agrade, no les agrada que YooRin juegue de esa manera con Jeon.

Y reiterar, la historia va rápido, así que no se sorprendan cuando pase otra cosa más pronto que tarde.

Ya tengo incluso el final bien pensadito. Ojalá la termine pronto.

¿Qué les a parecido el capítulo? ¿Qué piensan de YooRin? ¿De Jungkook? Os leo.

Lxs sarangheo

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