7

Caí al suelo cuando ellas me empujaron con fuerza.

Niña tonta, ¿De verdad Creíste que él se enamoraría de ti? JajaLas lágrimas se intensificaron cuando dijo aquello, podría decir que es mentira; que él realmente me ama pero, hace unos minutos se beso con otra en frente de mi, en mis narices. — Eres patética Amelía, nadie podría amarte algún día. Solo mira te, eres una niña, vistiendo con vestidos rosas y con encaje, con esa voz chillona.

Era suficiente. Me levante como pude del suelo y salí corriendo dejando las risas burlonas de ellas a mis espaldas.

— ¡Nadie nunca seria amiga de alguien como tu...!

Corrí a una colina en donde estaba un manzano y antes de que diera otro paso me tropecé con mis propios pies, provocando que mi ropa se manchara con el pasto. Esta vez ni siquiera me moleste en levantarme, solo me quede ahí, cubriendo mi cabeza con mis propios brazos, llorando como toda niña estúpida.

Sentí como alguien se ponía delante de mi y levante mi vista para encontrarme con un camaleón morado, lo había visto varias veces pero nunca le había hablado, siempre estaba leyendo algo.

Me tendió la mano para que me levantara del suelo, como haría cualquier amigo ante esta situación pero, ¿Donde estaban las personas que yo llamaba amigos en estos momentos? En la cafetería, justo de donde había escapado hace unos momentos, no hicieron nada.

¿Qué había hecho mal?

Tome su mano y me levante poco a poco sacudiendo sin ganas mi vestido rojo ahora con una gran mancha verde en el medio. Rebusco entre su bolso algo y me tendió un pequeño trozo de tela, seguramente invitando me a que limpiara mi rostro.

Gracias... — Deje la frase incompleta a no saber como se llamaba. ¿Por qué era tan amable si apenas me estaba conociendo? Creo.

Espio. Ten esto tambiénRebusco una vez mas en su bolso y esta vez saco una bolsa de papel marrón, de esas en las que metes la comida. Lo mire extraña un momento y él solo movió su mano en seña para que siguiera, la abrí, en el fondo de la bolsa había un pan, pero no parecía un pan común. ¿Me estaba dando su comida, qué comería él? — Puedes quedarte lo, siempre traigo dos y con uno me lleno.

Sonrió un poco de lado y camino hasta quedar debajo de una de las ramas del manzano, desenrollo su cola y se colgó de cabeza con ayuda de la misma, yo no podría hacer eso. Punto con su mano un costado de donde estaba, incitando me a que me sentara a su lado.

Lo hice, me senté a su lado, ya no sentía tanto dolor en mi pecho, como si esos dos simples gestos hubieran calmado el dolor de dos semanas. Le di un mordisco al pan que estaba en la bolso, era dulce. Podría comerme otro...

Mire hacia donde se encontraba él y note como sus ojos se cerraban a medida que su sonrisa desaparecía poco a poco, se estaba durmiendo, en estas última semanas él ha sido la primera persona que me ha tratado bien. Incluso me dio un pan de... Guayaba, creo.

Era delicioso.

Quizás compre uno o dos de camino a casa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top