Seguía mirando a todos desde mi lugar; observando como todos hablaban entre sí o en algunos casos estudiaban para los exámenes de primer semestre que se venían a la vuelta de la esquina, malditos exámenes, cuando me di cuenta ya estaba mordiendo mi mano; deseando porque fuese otro pan de guayaba.

  — Definitivamente debo aprender a hacer pan, ¿Qué tan difícil sera? — Comencé a hablar sola mientras seguía mirando hacia abajo.

 — Sabes que yo podría enseñarte, ¿Verdad?

  —  Quizás deba inscribirme en un curso súper costoso pero le podre sacar provecho. — Mm solo imagínense la cantidad de cosas que podre hacer con pan recién horneado, emparedados de atún, pasta con salsa y acompañada de un pan, sopa... ¿Sopa? Wait. Nah, comida es comida.

 — Mujer te estoy diciendo que podría enseñarte y- 

  — ¡Sí, me inscribiré en un curso!

Me aparte de manera rápida a un lado cuando note como un dedo quería tocar mi frente. Mire hacia mi derecha y note como el cuerpo de Shadow estaba a mi altura, haciendo que le pantalón se ajustara a sus piernas, se veían gordas..., Mentira este desgraciado tiene mejores piernas que yo y solo porque soy suficientemente floja como para no salir de mi casa en las mañanas, lo que paso con Silver esa mañana fue porque me obligo.

  — ¿Qué haces aquí? —  Pregunte volviendo a mi posición original.

 —  Oye, no eres la única que sabe como entrar a la azotea, quería hablar contigo. —  Comencé a prepararme para salta del balcón cuando dijo eso ultimo, ¿Qué quería hablar conmigo? Comencé a mirarlo con sospecha. — Estaba pensando que quizás querrías salir esta noche.

  — ¿Qué?

 — Queso. —  Lo mire más confundida. —  Yo y unos amigos iremos al festival del muelle.

— Lo pensare.— Respondí mientras me levantaba y empezaba a caminar hacia la puerta que daba paso a la azotea del edificio.

Estaría realmente loca si voy junto a él.

(...)

— Hey, Amy. — Me gire con una sonrisa cuando escuche la voz de Espio, este venia caminando de manera tranquila por el pasillo hacia mi dirección; también note que traía dos bolsas de papel marrón en sus manos. — Sí Amy, son lo que crees que son.

— ¿Qué te hace pensar que estoy imaginando el contenido de esas bolsa? — Pregunte, sonriendo y esperando que me diera una.

— Porque estas babeando, limpiate. — Sentí como una toalla pequeña paso por el lado derecho de mi boca, limpiando la zona, me quede estática unos minutos y cuando reaccione él ya estaba esperando en la puerta que daba hacia el patio trasero, apresure el paso para llegar hasta donde estaba. — ¿Qué hiciste durante el descanso?

— Estuve en la azotea mirando a los demás desde arriba, vi que se te había caído un lápiz. — Cuando llegamos a aquel árbol me senté en mi lugar, en las raíces, luego de tanto tiempo había encontrado en lugar más cómodo. Él por su parte solo se colgaba de cabeza en una rama, sigo diciendo que si intento hacer eso me romperé el cuello.

— ¿Qué, y no me dijiste?

— ¿Querías que gritara desde el techo se se te había caído un lápiz y que todo el mundo se diera cuenta de que estaba en la azotea haciendo que me castigaran?

— Esta bien, ya entendí. — Contesto dándome una de las bolsas que estaban en sus manos.

— Gracias. — Sonríe en victoria y empecé a abrirla, encontrándome con una gran y bendito pan de guayaba, sabia que esto podía hacerme engordar de manera muy rápida pero me valía ~♪

No es como si no estuviera gorda antes y no haya rebajado. Comencé a dar varios mordiscos antes de que parara en seco.

  — ¿Si alguien que te lastimo te invitara luego de muchos años a salir... aceptarías? — Note de reojo me miraba por unos segundos; luego hablo.

  — Depende, puede que yo haya olvidado el error que cometió esa persona e intente ser su amigo, o también podría no cambiar de idea sobre la persona y guardar el rencor rechazando sin pensar la oferta. Jamas se sabe que podría salir de eso pero, ¿Por qué lo preguntas?

— No es nada. — Guarde lo que quedo en la bolsa, el apetito se había ido de golpe dejándome una desagradable sensación en el estomago.

Una muy desagradable e incluso insoportable.