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— ¡Amelia Rose, levantate inmediatamente de la cama!

Y así, salí disparada hacia al suelo cuando la puerta de mi cuarto se abrió de golpe junto con los ensordecedores gritos de mi madre. Me apoye correctamente en el suelo y restrege mis ojos tratando de que estos no estuvieran borrosos.

— ¡Mujer ve a bañarte y vestirte ya, que llegaremos tarde! — Grito una vez más ella mientras pasaba en labial rojo por sus finos labios. Solo me quede ahí, en el suelo mientras me preguntaba a mi misma que había hecho para merecer tal castigo como tener que volver a mi antiguo colegio. Ella me miro nuevamente — ¡AHORA!

Me levante de forma rápida del suelo frío y corrí hasta el baño.

¿Por qué tenia que volver?

(...)

— Que tengas un buen día cariño — Dijo mi madre mientras plantaba un sonoro beso sobre mi mejilla dejando la huella de sus labios rojos sobre mi piel.

— Adiós — Respondí mientras agitaba mi mano derecha y con la otra quitaba el labial. Realmente no quería estar aquí. No después de lo que sucedió.

Inhale aire de forma pausada y me di vuelta para quedar cara a cara con la gran puerta de hierro del colegio. Todavía tenia esas manchas de óxido. Empecé a caminar hacia la entrada mientras los alumnos que seguían afuera me miraban con atención, más que todos los chicos.

Entre a la sala del secretario y me encontré con un joven de espaldas. Era alguien que nunca creí que me traicionaría. Si estaba aquí era por mis horarios y porque él tenía que firmar mi papel de inscripción.

— Hey — Dije captando su atención de inmediato, estaba mucho más alto, aunque seguía teniendo esas extrañas cosas sobre su cabeza, creo que eran mechones de cabello.

— Disculpa, ¿En que puedo ayudarte? — Pregunto con un pequeña sonrisa mientras revolvia unos papeles en su aburrido escritorio. Ni siquiera me reconocía, no había cambiado tanto.

— Que te mueras, que firmes el papel de inscripción y que también me des mis horarios — Espete mientras me cruzaba de brazos, él solo paro en seco y abrió sus ojos con el ceño fruncido.

— ¿Disculpa?

— Que firmes el papel, el jodido papel de inscripción. ¿Qué paso con el Tails de hace dos años.

— Oye yo no te he hecho nada como para que me trates así, ni siquiera te conozco, con esa actitud el primer día te expulsaran pronto. — Parecía enfadado, pero me importaba un comino.

— ¡Cuanto más rápido me expulsen mejor! Preferiría estar en una cárcel que aquí con un montón de imbéciles que casi provocan que me suicide, ¡Ahora firma el puto papel!

Sus ojos y boca se abrieron con sorpresa.

— ¿A-Amy?

— ¡Bien, adivinaste! Ahora si no es mucho esfuerzo f-i-r-m-a e-l p-a-p-e-l — Balbuceo algo indescifrable y tomo un lapicero para después firmar. Estaba apunto de salir de la sala cuando hablo nuevamente.

— O-oye, ¿podemos hablar?

— No. Ahora me largo.

Salí de la dichosa sala y revise mis papeles, aula 5-A. Apresure mi paso y subí por las escaleras hasta la primera planta, toque la puerta con mis nudillos y escuche la puerta del profesor del otro lado.

— Buenos días, llegas tarde. Debes ser la nueva así que presenta te a la clase que ya vamos a empezar. — Dijo el profesor mientras me miraba con seriedad y algo de molestia, ¿realmente era necesario presentarme? Camine hasta el centro del salón en frente del escritorio del profesor y todas las miradas se posaron en mí. Pude ver las caras conocidas.

— Bien creo que ninguno me reconocen. Mi nombre es Amelia Rose, soy la chica a la que le hicieron bullying hasta el punto de intentar suicidarse, tranquilos no les guardo rencor. Solo quiero verlos arder en la llamas del averno. Tengo dieciséis años, trabaje y estudie durante tres años en California.

Una sonrisa se dibujo en mis rostro al ver como los rostros asombrados de todos en el salón.

Esto apenas comenzaba ahora.



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(\_(\
( ͡°  3 ͡°)
  /っ☕ Hola. ¿Cómo les va? ¿Les gusto?

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