Parte 18

La oscuridad cubrió el salón de baile por completo. Las elegantes paredes lucían invisibles ante los ojos de los invitados presentes en aquel oscuro lugar. Algunos se cubrían debajo de las mesas mientras que otros intentaban de hallar una salidad que les permitiera salir.

Se escuchaban gritos y disparos. El sonido de las balas chocando provocaba que la piel de Conan se enchinara con facilidad. Ran cubrió su cuerpo y sus oídos para reducir por lo menos un poco el sonido de aquellas armas cargadas.

La elegante fiesta se había convertido en un campo de batalla. Se escucharon los pasos de nuevas tropas entrando al lugar y preparandose para disparar. Era difícil de diferenciar quién estaba de tu lado o no, más bien, era imposible.

Después de varios minutos, Ran logró adaptar sus ojos a la poca luz que existía, generada por los choques de balas y punteros rojos provenienes de las pistolas que portaban los soldados y agentes de ambos bandos.

Con todas sus fuerzas, Ran exclamaba el nombre de Sonoko y de su padre, intentando localizarlos. Insistió por varios minutos hasta que obtuvo un respuesta.

- ¡¡RAN!!, aquí estamos- respondió Sonoko junto al tío Kogoro.

Ran cuidadosamente junto Conan, se arrastraron para llegar hacia ellos y evitar salir lastimados durante el proceso. Siguió la voz de ellos hasta que sintió sus manos. De inmediato, los abrazó muy fuerte alegrándose que estaban bien.

- ¡¿Qué está pasando papá?!- exclamó Ran un poco alterada.

Ran sentía cómo la culpa la devoraba de nuevo, tenía que haberlo escuchado, a Shinichi. Su ingeniudad la atacó por la espalda, traicionándola. Ahora no sólo había puesto a Conan en peligro, sino también a su padre y a su mejor amiga Sonoko.

- No lo sé, hace poco estaba conversando con unos conocidos y ahora,de repente, todo se oscureció y hay tipos disparando sus armas por doquier.

- Ran, ¿estás bien?- preguntó Sonoko- te ves pálida.

- Ah, sí estoy bien, sólo estoy asustada por todo esto tan repentino- intentaba mantener la calma pero su lenguaje corporal la delataba.

Se mantuvieron debajo una mesa rectangular por una cierta cantidad de minutos, nadie sabía con exactitud pero se sentía como milenios. Se encontraban acostados, sin saber que hacer, parecía cómo si estuviesen realmente muertos por el déficil de movimiento que realizaban. ¿Habría alguna manera de poder salir de ahí con vida?.

El tiempo transcurría lentamente. El fuego había cesado al menos en una mayoría. Caminaron en cunclillas lentamente a través del salón basándose en su audición y tacto. Luego de unos segundos, Sonoko sintió algo familiar.

- Esto es...¡la alfombra de la entrada!- susurró emocionada- si la seguimos, de seguro tendremos la oportunidad de salir.

Todos coincidieron y siguieron a Sonoko, uno tras otro con suma cautela, evitando generar hasta el más mínimo sonido. Ran llevaba a Conan consigo como una madre oso a su hijo, no quería que nada le pasase, no más de lo que ya tenía.

Continuaron moviéndose hasta que sus sentidos percibieron al robusto, duro y áspero. ¡De seguro era la puerta de salida!. Pero a veces, no todo es lo que parece.

- Pero ¿qué tenemos aquí?- pronunció con una ironía maliciosa un hombre armado con ropaje negro y pesado como si se hubiese tejido con rocas.

Sonoko se erizó del miedo. Aquello no era algo una puerta de madera, había sido la vestimenta aquel ser rudo y corpulento.

Soltó su arma y alzó a Sonoko por el cuello- Pero miren a quien tenemos aquí, una belleza tratando de escapar, eso no sería muy divertido...verdad?- mostrando con malicia, una sarcástica sonrisa.

Sonoko pensó lo peor, con sus maños y uñas intentaba safarse de aquella mano que la retenía por el cuello. Su esfuerzo parecía en vano, lo único que lograba eran pequeños arañazos en los dedos pero nada grave que le permitiese liberarse. Su voz se escuchaba cada vez menos, su oxígeno se agotaba y su garganta exclamaba urgentemente por algo de aire.

- ¿Eso es todo?, ¿nada más?. Qué pena, esperaba un poco más de diversión.

Ran no podía hacer nada...solo quedarse quieta. Si salía a defenderla, atraería a más personas al lugar pero de ninguna manera quería sacrificarla y pasar de largo. Se sentía tan frustada de siempre repetir la misma incompetencia.

Ran cerró los ojos intentando concentrarse y poder pensar en algo pero su tiempo fue interrumpido por un sonido súbito proveniente de aquel hombre culturista.

Al abrir los ojos encontró un panorama diferente.

Sonoko se encontraba en el piso mientras que otro hombre, un poco más delgado, era el que esta vez lo agarraba el cuello. Ran se dirigió inmediatamente hacia Sonoko.

- ¿Estás bien?- preguntó agunstiada.

- Sí...gracias- tomó grandes respiros para recuperar el aire.

Después de sentirse aliviada, miró hacia aquella persona se encontraba de espaldas. Analizó su figuras por un momento y lo descubrió:

-¿Makoto-kun?

Efectivamente, después soltarlo del agarre y darle una buena paliza, Makoto volteó y se arrodilló ante Sonoko. Miró la marca del cuello de su amada y se entristeció.

-Lo siento, es mi culpa, desvié la mirada un segundo...- Sonoko no lo dejó terminar su excusa abrazándolo fuertemente.

-¿Cómo sabías que estaba aquí?- preguntó mientras sollozaba.

- Em...casualmente fui invitado a esta fiesta también.- No pueden saber que Makoto siempre estaba con ella cada vez que él regresaba a la ciudad, sería ser considerado acosador, ¿vale?.

- Mm...que concidiencia.- no sonaba del todo convencido pero prefirió no concentrarse en eso.

Makoto evitó las miradas punzantes detrás de su cabeza y las guío hacia la verdadera salida.

Abrió la puerta manera de la manera más sutil y decente posible ocasionando que la misma resultara casi derribada. Al aparecer los primeros rayos de luz  se encontraron con la silueta de una persona, Makoto tensó el cuerpo poniéndose en guardia para pelear pero después se relajó confortado.

- ¡Subaru-san!, ¿qué hace aquí?- primero Makoto y ahora Subaru, ¿quién será el siguiente? ¿Masumi Sera?.

- Soy muy amigo del organizador del evento y me invitó. Salí por un momento al baño y cuando regresé, la puerta estaba atorada, ¿ocurrió algo?.- es muy bueno creando excusas súbitas.

- Unos tipos malos ingresaron al lugar causando terror a todos, no sabemos lo que quieren, pero aún hay personas atrapadas ahí adentro.- exclamó el tío Kogoro calmado.

- Ya veo, ustedes adelántense, yo llamaré a la policía.- contestó Subaru.

- Pero...

-Estaré bien, ustedes sigan- respondió interrumpiendo a Ran- No se preocupen, los tipos malos serán derrotados por la bala de plata.

- ¿Como las que se usan para matar vampiros, onii-san?- preguntó Conan, quien se había mantenido en silencio debido a la situación de peligro a la que se encontraba.

Subaru miró en su dirección, se mostró sorprendido por su inusual pregunta, entonces comprendió.

- Sí, la bala de plata será el único que matará a todos los vampiros y bestias malas que quieran hacer daño, ahora vayánse.- exclamó con una sonrisa y le dió unas palmaditas a Makoto para indicarle que protega a las chicas de todo lo que pueda surgir. Makoto asintió.

A pesar de haber superado el primer obstáculo estaban lejos de estar a salvo. Muchos miembros de aquel grupo terrorista interceptaban con ellos, por lo que Makoto y el tío Kogoro se encargaban de ellos pero sólo generaban más atraso.

- Ran, sal con Sonoko y el mocoso fuera de aquí, nosotras las alcanzamos.

- Pero Makoto no te puedo dejar aquí.- protestó Sonoko.

- Prefiero alejarme de ti por una hora que por toda mi vida. Podría pasarte algo, y no me lo permitiría.

Entre lágrimas, Sonoko entendió, sujetó la mano de Ran empezó a correr por los pasillos de entrada. No pasó mucho tiempo hasta que lograron llegar a la entrada. A pesar de todos los terroristas que estaban dentro, todavía habían unos poco vigilando la entrada. Necesitaban atraerlos hacia donde estaban y a Ran se le ocurrió la idea más ridícula que se puede pensar en ese momento. No la culpen, pensar bajo presión es realmente difícil.

Primero se aseguró que su teléfono tuviese internet. Luego, busco un sonido de un jarrón rompiéndose. Lo colocó con tono de llamada y lo dejó lo suficienteme cerca de la entrada como para que se escuche pero que tenga la distancia adecuada que les permita huir del lugar.

Salieron poco a poco sin provocar ni un ruido y se escondieron entre unos grandes y ovalados arbustos que se encontraba en el jardín justo detrás de las personas que encontraba en los extremos de cada puerta de metal. Le pidió a Sonoko que llame a su teléfono por lo que la trampa funcionó. Los guardias retrocedieron hasta el centro de la entrada por lo que les permitió escabullirse y salir del jardín existosamente. Sin embargo, no se puede cantar victoria ya que es probable que uno de ellos se diera cuenta del engaño por lo que después de escapar, siguieron corriendo.

- ¡NOS HAN ENGAÑADO! ¡BUSQUE A LOS RESPONSABLES!- dicho y hecho, corrieron en varias dirección para despistarlos; cruzaban calles sin cesar en busca de una  estación de policía para refugiarse pero su paso disminuía.

Sus personas estaban agotadas y la adrelina que circulaba por sus cuerpos empezaba a descender. Se mantenían de pie con el último aliento que les quedaba por tanto ventilar. Sonoko al no ver que nadie las estaba ya persiguiendo, decidió descansar. Sus rodillas chocaron el duro pavimento de la vereda mientras su cabeza se mantuvo baja.

- Ran descancemos, ya nadie nos persigue. Por favor, para.- exclamó Sonoko exhausta.

Sonoko tenía razón, lo único que se escuchaba en el lugar era el frío viento que volvía la noche un lugar de ultratumba. Pero a veces la tragedía vuelve a repetirse y de formas diferentes.

Ran no escuchaba las súplicas de su amiga, ella sólo se concenctraba en una cosa, poner a Conan fuera de peligro. Avanzó unos pasos más y logró disipar una estación de policía al otro lado de la calle. Ran se alegró, sujetó aún fuerte la mano de Conan y cruzó la calle.

Su ansias de paz fueron destruidas al escuchar fuerte el sonido de unas bocinas aproximándose a ella, giró su cabeza hacia el origen de aquel sonido. Como si todo se volviese en cámara lenta, Ran divisó el parachoques de un auto y se alivió porque Conan estaría a salvo, ¿era una especie de karma?.

Estaba a punto de cerrar sus ojos cuando de repente, sintió una fuerza extra proveniente de las manos de Conan y, en tan solo segundos de tiempo, su posición había cambiado. Ran miró abiertamente a Conan que se había impulsado hacia ella jalándola, provocando que la inercia haga lo suyo y con una cariñosa mirada, Conan exclamó.

-Ran...nee-chan.

Fin.









BUENAS MUY BUENAS. Lo primero que vengo a decir es: les recibo todas las piedras, rastrillos, machetes, antorchas, espadas que quieran. No tengo justificación lo suficientemente fuerta para no publicar...¿cuánto? ¿más de un año?. Me frustaba bastante quedarme en blanco sin ideas y no saber cómo continuar por la que lo dejé en hiatus pero no por tanto tiempo :V. Me autopackmeo. Gracias por todos por esperarme aunque fuese involuntario y seguir esta historia. Este es el final de la historia. Ok, sí pero no, es decir, sí es el final de la historia pero habrá un epílogo explicando unas cosas.

Son libres de dejarme sus dudas existenciales en los comentarios para asegurarle que no ae me escape ningún misterio. De seguro que han leído esta historia más veces que yo del aburrimiendo o saber de que iba esta cosa.

No prometo nada pero sí se cómo escribiré el epílogo pero quiero saber sus opiniones así esperaré un tiempo más o menos como un mes.

Eso es todo lo que diré, si ven alguna falta ortográfica o algo obtuso me lo hacen saber. ¡BYE!







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