𝑰𝑰

            CHRISTOPHER.

La lluvia seguía cayendo copiosamente y con intensidad, la tierra bajo los pies de ____ estaba convirtiéndose en fango.

- ¡­­­____! - exclamó Joaquín, llamando la atención de la chica, la cual voltea. - ¿Cómo vas a salir corriendo así?

- ¿Viste a esa persona? - Le preguntó ignorando por completo su reproche.

- ¿De quién hablas? ¿De la persona que corriste desaforadamente? - Respondió sarcásticamente. – si, claro que la vi, no debes salir corriendo así podría ser peligroso. Ahora ven, estas toda empapada te podrías enfermar.

Joaquín coloca su chaqueta sobre los hombros de _____, y abrazándola por estos mismos, la guía hacia el centro del pueblo. Pero _____ seguía intrigada por aquella persona y se fue, pero constantemente volteaba su mirada hacia el camino por el que aquella persona huyó, dejándola con miles de interrogantes.

Al llegar al centro del pueblo, Joaquín hace que mi _____ suba al auto alquilado con el objetivo de regresar al hotel, pues, la situación en la iglesia estaba de lo más tensa.

T/N

Todo el trayecto hasta el Manor fue en completo silencio, no porque Joaquín no hablara, sino más bien porque yo estaba concentrada en el camino, tratando de entender lo que había sucedido.

Al llegar al hotel, nos dirigimos directamente a nuestra habitación, yo con la intención de ducharme y ponerme algo más casual. Joaquín planeaba decirme algo, pero lo deje con la boca ligeramente abierta sin poder emitir sonido. Le había cerrado la puerta en la cara.

M i trato no era intencional, solo que me encontraba sumergida en mis pensamientos ignorando por completo mi alrededor.

Por lo que escuche, Joaquín se sentó en uno de los sillones y pidió algo caliente, completamente indignado y frustrado por mi trato.

Mientras Joaquín esperaba las bebidas y navegaba en sus redes sociales, yo me duchaba en completo silencio, como si estuviese hipnotizada. Me tardé bastante hasta que decidí salir, en ese momento mi mente volvió un tanto a la realidad, simplemente porque Joaquín finalmente habló.

-No puedo creer que arriesgaras así tu vida y que hicieran un drama de esto.

-Esa persona tenía algo que decir Joaquín, ¿no te parece sospechoso?

-De que, solo es un idiota que no tiene nada mejor que hacer que fastidiar.

-Pero, ¿y la nota? - le pregunte alterada sacando el pedazo de papel a punto de romperse por la humedad, de mi pantalón.

- ¡Es una estupidez ______!

-Para mí no lo es, siento que hay algo extraño aquí.

-Ya no importa, las autoridades de aquí verán quien fue el bromista y listo. Mañana cuando estemos en Londres ni te acordaras de esto.

-¿Qué? No.

- ¿No qué _____? - preguntó frustrado en lo que se acercaba a la puerta, la cual habían tocado. Era el servicio a la habitación. – muchas gracias...-agradece al personal para cerrar la puerta luego.

-No me voy a ir. - le respondí una vez solos.

-Pero, si en un principio no querías venir, te parecía todo esto una estupidez y ahora me sales con esto.

-No quería venir porque todo esto me parecía una absoluta hipocresía, no porque no me importe Christopher y su memoria.

- ¡Al demonio Christopher, ya está muerto!

En la habitación se hizo un tenso silencio, y Joaquín se arrepintió inmediatamente de lo que dijo, al ver mis ojos llenos de lágrimas.

>> Lo siento cariño. - acercándose para tomar min manos. - no fue mi inte...

No logro terminar su frase, ya que me aleje.

-Eres muy cruel.

-No soy cruel _____, soy realista. Yo soy el que esta acá, no Chris. - Me toma del rostro con fuerza. - ¡yo estoy aquí, entiéndelo! Yo soy el que puede tocarte y el padre de tus hijos.

El tono posesivo de parte de Joaquín me asusto, que salí velozmente de la habitación y me dirigí a la de mis hijos. Esa noche dormiría con ellos.

29 de marzo 2032

Me se despertó temprano, justo al horario en que se abre el comedor para desayunar. Luego de despertar y vestir a mis hijos, bajamos. En la entrada del comedor nos encontramos con Joaquín.

-Tenemos que hablar. – Me hablo al oído

-Lo sé. - le respondí molesta.

Al ingresar nos sentamos en una mesa grupal, frente a todos los presentes. Parecíamos una familia normal, pero no nos sentíamos así. Si bien nos llevamos bien la mayoría del tiempo, desde hace semanas las cosas estaban complicadas entre nosotros. Yo me distancie de Joaquín sin razón aparente; la realidad es que el hecho de que se acercara la fecha de la muerte de Chris, y que hayan pasado cinco años es algo que afecto mi ánimo, sobre todo cuando nos llego ese email para invitarnos a la ceremonia en su honor.

-Creo que es buen momento para volverte a recordar que me quedare. - le comenté en lo que formaba un oso con los pancakes y frutas para dárselas a Christopher.

-Comprendo. - respondió adusto. - Yo también me quedare, no te dejare sola ni a mis hijos.

Lo mire con fastidio, el miraba a su plato. Antes de estos días no me molestaba que los autoproclamara sus hijos, pero ahora, con Chris tan presente sentía que era un insulto a su memoria.

-Bien. - hable mientras masticaba un pedazo de pan integral. - Entonces, quédate aquí con los niños, no sé, anden en bicicleta. Yo tengo cosas que hacer fuera del pueblo.

- ¿A dónde piensas ir? - vocifero, a lo que lo mire con irritación.

-Voy hacia Chippenham, al ayuntamiento.

- ¿No crees que te estas tomando todo con demasiada importancia? Es solo una escultura.

- ¡No es por la escultura! -grite llamando la atención de todos los presentes. - es algo más. -baje el tono al darme cuenta de las miradas. - algo más sucede aquí.

-Lo que tú digas. - respondió resignado y sin ánimos para discutir, al fin y al cabo, sabía que iba a perder.

CHRISTOPHER

______ salió del hotel y se dirigió a retals cars, donde le ofrecieron una honda accord sedan.

El camino a Chippenham era netamente rural, con algunas gasolineras y pequeñas granjas, en un trayecto de 15 minutos.

La localidad de Chippenham era más urbana que el pequeño pueblo perteneciente a ella, Castle combe; sin embargo, no perdía su encanto con construcciones añejas y calles adoquinadas.

No se detuvo demasiado a observar el panorama, su objetivo estaba claro, ¿Pero, ¿cuál es? Mi pregunta fue respondida de inmediato, bueno, a medias, cuando entro al ayuntamiento de Chippenham.

Estuvo más de una hora allí, quizás iba a reclamar por mi escultura, pero al salir del edificio, se vio mucho más animada que en la mañana, con algunos documentos bajo el brazo.

Al salir no se montó en el auto, en cambio, se dirigió rumbo al noroeste, unas 6 cuadras fueron suficientes para que llegará a destino: el departamento de policías de Chippenham, el cual respondía tanto al centro de la localidad como a sus pueblos, es decir a Castle Combe.

Ingreso a aquel conjunto edilicio.

T/N

Esa mañana tenía claro mi objetivo; me dirigí hacia el ayuntamiento para hablar con el intendente y me permitiera abrir una investigación sobre la escultura y aquella misteriosa persona, esperaba que me permitiera instalarme en las oficinas de la policía.

-¡No! Es un rotundo no. – me respondió Winston, el intendente.

-Pero... ¿Por qué no?

-Porque esas oficinas son utilizadas para acciones importantes.

-Vamos Winston... ¿Qué es lo más dramático que le sucede a la policía de aquí? ¿Una pelea entre familiares a la hora del té?

En la mirada del intendente pude notar su descontento ante mi pequeña broma.

-Bien...supongo que tendré que hacerlo de la forma menos práctica. - comenté en lo que tomaba el tubo del teléfono que se encontraba a mi derecha, sobre el escritorio. - Llamare al FBI para que me permita instalarme aquí.

- ¡No!...está bien, tu ganas. ¿Qué puede suceder, más que encontrar un bromista o algún tipo de anarquista adolescente? - Se pone de pie y da unos pasos hacia la izquierda, allí abre un pequeño gabinete donde tenía pases para el departamento. Al tomarlo, regreso a su lugar inicial y comenzó a hacer algo en su computadora.

Luego de unos minutos oí la impresora, era una autorización, la firmó.

>> Bien, con esto es suficiente para que puedas ingresar. - me comentó, en su tono de voz y su expresión pude percibir su molestia, claramente no era un hombre que le gustaba que le llevaran la contraria.

-Muchas gracias. - me estaba por retirar cuando recordé algo. - oh...

- ¿Ahora qué? - Vocifero.

-Emh, solo quería pedirte el registro de ciudadanos de Chippenham.

-Pídeselos a mi secretaria. - Me respondió, mientras con un ligero movimiento de mano me insistía para que abandonará la habitación.

La secretaria fue mucho más cordial y no tardó demasiado en entregarme los documentos. Salí de aquel lugar mucho más animada, todo me estaba saliendo como esperaba.

Sin intención de perder tiempo, me encamine hacia el departamento de policía a unas pocas cuadras de allí.

Los edificios no tenían gran atractivo, eran netamente cuadrados, evidentemente era una construcción moderna. Me dirigí hacia la gran puerta de entrada, que se encontraba de un lado abierta e ingresé.

Estaba todo tranquilo, pude divisar algunos oficiales en sus oficinas, otros en máquinas expendedoras y otros charlando animadamente. Para su fortuna y la de los habitantes de la región, tenían una rutina de los más soporífera.

- ¿En qué puedo ayudarla? - esa voz femenina me sacó de mis pensamientos.

-Sí, busco al oficial...- miré la autorización. - el oficial Brandon.

- ¿Para qué lo busca? - Me interrogó con agresividad en su tono.

Para evitar más interrogantes, simplemente le entregué la autorización. Esta mujer la leyó con detenimiento, lo que me permitió analizarla, no pasaba los 30 años, tenía una piel blanca como porcelana y el cabello intensamente colorado, era su tono natural.

-Espéreme un momento. - finalmente hablo. Me dirigió con la mirada a las sillas de sala de espera que se encontraban a mi izquierda.

Según mi reloj estuve más de media hora esperado ser atendida, ya me estaba frustrado, nunca fui una persona muy paciente, a decir verdad. Pero, antes de que mi tolerancia se esfumara, apareció una figura masculina frente a mí.

-¿______?

-Sí, soy yo.

-disculpé la tardanza, pero tuve que hacer unas llamadas para verificar la veracidad de este documento. - me explicó en lo que me volvía a mostrar aquel familiar papel. – En fin, mi nombre es Brandon White y será un gusto servirle, si me acompaña le enseñare donde puede instalarse. – realizó un pequeño gesto con su mano y me invitó a ingresar por aquella puerta de vidrio y madera por la que lo vi salir.

>> De ante mano me disculpo por el lugar, es algo pequeño, pero con su justa remodelación le será de utilidad.

-Está bien por mí, mientras me permita utilizar algunas de sus tecnologías para poder hacer mi investigación.

-Si, por supuesto. Jamás le negaría algo a un miembro del FBI.

-Muchas gracias.

El resto del breve trayecto nos mantuvimos en silencio. Pude observarlo un poco en ese camino. Era mestizo, tenía un leve bigote sobre su labio superior, su cabello era corto y ondulado, usaba anteojos y tras de ellos unos ojos marrones que si no fuese por su nombre pensaría que es tailandés.

-Bien, aquí es. - Se detuvo frente a una puerta de madera y al abrirla note un espacio reducido, tanto así que debías mover la silla para poder moverte en él. De frente a la puerta un austero escritorio blanco y junto a este unos archiveros.

-Bueno...al menos tiene ventana.

-Sí, lo lamentó, es lo mejor que tenemos para tan apresurada ocasión.

-Está bien, no me molesta, se lo agradezco. - Coloqué una de mis manos sobre su brazo, enseguida lo quite de allí al darme cuenta que pase una línea de confianza...como siempre.

-ehhh. - Se rascaba la nuca y miraba hacia su espalda. - Enviaré a alguien para que le instale la computadora.

-Muchas gracias.

-Si...

Para mi suerte se retiró hacia quien sabe dónde, terminado con esa situación de lo más incómoda.

CHRISTOPHER.

Eran ya pasadas las 5 p.m. cuando _______ salió de aquel edificio y se direcciono de regresó a su auto. Esta vez iba sin documento alguno, más si con una llave que no tardó en guardar en su pequeña cartera.

Al llegar a su auto, simplemente ingresó, estaba por arrancar cuando, al levantar la vista logra ver sobre el parabrisas un papel, no era amarillo, por lo cual sabia no era una multa. Así que se quitó el cinturón de seguridad y bajó del auto, tomando aquel curioso papel.

T/N

Había salido de las oficinas, agotada de cargar todos los datos de los ciudadanos a la computadora, mis dedos estaban tensos, siquiera sabía si podría manejar correctamente, mis ojos estaban cansados.

Al entrar al auto y proponerme encenderlo note una nota en el parabrisas. Lo supe al instante, era de nuevo aquella misteriosa persona, con otro mensaje. Sin pensarlo demasiado, descendí del automóvil y tomé aquel papel.

"80, Kington St Michael, Chippenham SN14 6JB"

Inmediatamente que terminé de leer aquella nota, subí al vehículo y arranque a toda prisa. 

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