II. COMPAÑEROS

DISCLAIMER: Demon Slayer pertenece a Koyoharu Gotōge, publicado por la revista Shonen Jump y animado por el estudio Ufotable.

II. COMPAÑEROS

Sus grandes ojos de pupilas felinas resplandecían en el tono morado más hermosos que había visto. Sus orbes le escudriñaron traviesamente cuando batió sus largas pestañas y sus sensuales labios rojos se curvaron en una sonrisa amistosa.

El fantasmagórico espectro saludó con una voz clara, juguetona y firme.

— Buenas noches, señor cazador.

— ¿Kochou?

Apenas fueron un par de segundos los que parpadeó para confirmar que la criatura frente a él no era un espejismo creado por su perturbado subconsciente. Que su desdichada compañera fallecida no había regresado como el aberrante demonio que acababa de matar a una niña inocente.

Al abrir los ojos, ya no estaba.

— Creo que mataste a mis hermanas, señor cazador. — un gélido aliento acarició su oído, seguido de un suave mordisco en él lóbulo, haciéndole estremecer. — Lo siento, pero jamás podremos ser amigos.

Si sus reflejos no fueran tan eficientes, habría caído allí mismo con el cráneo destrozado. La líder de los demonios intentó golpearle por la espalda con la lámpara, pero había logrado sujetarle de las muñecas con una sola mano a tiempo, deteniendo la trayectoria del objeto metálico a escasos centímetros de su rostro.

Con el fuego ardiendo entre ellos, pudo apreciar los rasgos de la femenina más de cerca: rostro pequeño y delicado, mejillas redondeadas, mentón perfilado y aniñado. Aunque distorsionados por su conversión, no había duda en que se trataba de Kochou Shinobu, el cómo era posible; no tenía idea.

"Nunca he visto a nadie volver a ser humano."

Sus propias palabras resonaron en su mente. Estaban demasiado cerca el uno del otro, sólo sería un movimiento veloz empuñando su nichirinto y acabaría con esta broma de mal gusto.

Shinobu había muerto hace varias semanas atrás, y aunque no tuvieron un cuerpo que enterrar, rindieron para ella los honores fúnebres que como pilar merecía. Él, en la soledad de su hogar, sin entender exactamente el por qué, la había llorado con la misma impotencia con la que lloró a su hermana y a Sabito en su momento.

Había despedido a una compañera insoportable pero leal y no tenía esperanza alguna de recuperarla. Levantó el arma en el aire...

"Por eso no le agradas a nadie."

Aunque era una de sus pesadas tonterías, desearía escucharle decirlo una vez más.

Un dolor intenso en el abdomen le obligó a retroceder varios metros y estuvo a punto de derrumbarlo quitándole el aire, pero gracias al control regular que ejercía sobre su respiración; permaneció en pie, jadeando para mitigar su malestar.

La patada que la criatura le encajó en el vientre fue potente, no obstante, había experimentado golpes más duros anteriormente en otras peleas, por lo que dedujo que su fuerza física no había aumentado demasiado. No era más que un demonio promedio con bastante agilidad.

Ahora libre, pero con una herida profunda en el hombro que a los  segundos iba autosándose, la mujer arrojó la lampara cuyo fuego al impactar, se apagó; quedando ambos contrincantes en penumbras.

Extendió sus brazos cubiertos por largas mangas que ondularon como alas cuando corrió hacia él. A primera vista, era la imagen de una esposa corriendo contenta para recibir a su marido con un abrazo... Se preguntó si lo había reconocido. ¿Acaso le abrasaría? ¿Lo extrañaba?

Sostuvo en alto su katana para bloquear el nuevo ataque de su adversaria; cuando, impulsada por su ligero peso, saltó elegante a la altura de su rostro, pateó repetidas veces para golpearlo. La había visto utilizar esa técnica en varios enfrentamientos antes por lo que supo esquivarla.

Esta vez fue ella quien retrocedió cuando no pudo tumbarle.

— ¿Esa es tu arma, Cazador-san? Es muy linda, me la quedaré después de que te destripe para recordarte el resto de mi vida.

Una gota de sangre resbaló de su pómulo derecho, se preguntó en qué momento había logrado arañarle cuando la observó lamer seductoramente una de sus garras para limpiar el flujo rojizo de ella. Tal vez estaba subestimándola.

Nuevamente extendió sus mangas. Giyuu tomó posición para prevenir otro ataque directo, pero; contra sus predicciones, enjambres de avispas embravecidas escaparon de ellas, volando directamente hacia el pilar.

Utilizó la segunda postura de la respiración del agua y dio un giro de 360° grados con el cual logró neutralizar a gran parte de la colmena.

Sin embargo, enfocó sus movimientos en deshacerse del primer ataque de la demonio que no se percató cuando el estampado de su kimono, los bordados de mariposas, se desprendieron de la seda blanca y revolotearon alrededor.

Gritó adolorido cuando la agonía de un hierro ardiendo se posó sobre su mano derecha. Uno de los diminutos lepidópteros se había dejado caer encima del dorso de su diestra sin que lo notara, corroyendo la carne como un ácido y dejando el rastro de su forma sobre ella, obligándole a soltar su nichirinto.

— Kochou... — llamó apelando a la verdadera naturaleza humana del monstruo.

- Es la segunda vez que me llamas así hoy. ¿Quién es Kochou? ¿Acaso es tu novia? ¿Te abandonó?

Tomioka logró estabilizarse, pero antes de que pudiera recoger su arma del suelo, bloqueó automáticamente un nuevo golpe de la oponente. Esta vez, sería un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, como en los viejos y nostálgicos tiempos anteriores.

— Eres muy divertido, Cazador-san. Si no estuviera casada, me gustaría jugar contigo por toda la eternidad.

...

La lucha se extendió por lo que parecieron varias horas y fue tan embravecida que destruyeron gran parte de las paredes de la residencia. Por la antigüedad del inmueble y los daños, es muy probable que colapsara.

Finalmente Tomioka había conseguido inmovilizar a la demonio contra el suelo, provocándole un desmayo momentáneo. No tardaría mucho en recuperarse.

Debía aprovechar que en estas circunstancias era un objetivo indefenso. Un objetivo que había matado a varias niñas... niñas que tenían casi la misma edad que su hermana cuando pereció en las fauces de un monstruo igual a ella. Apretó el agarre de sus dedos alrededor de su cuello esbelto, desquitando la rabia que sus recuerdos le provocaban.

"Si existe un demonio que nunca se ha comido a un humano y elije morir de hambre, lo acogeré. Y le daré mi querido amor hasta que muera."

¿No fueron esas sus palabras llenas de esperanza y consuelo para una pobre huérfana cuyo padre se había convertido en demonio? ¿Entonces por qué defraudó a sus propias convicciones?

Tomó su katana y la elevó sosteniéndola con ambas manos para dar el golpe final.

— ...Kanae neesan. — musitó entre sueños con la dulzura de una niña ingenua.

Puede ser que aun había algo de humanidad en ella a pesar de los crímenes que cometió.

Su deber no era juzgar, era ejecutar. Jamás había perdonado a ningún demonio, salvo Nezuko, cuya situación era completamente distinta a la que lidiaba ahora.

Pero se trataba de Kochou. De Shinobu Kochou; la benévola —con casi todos— pilar del insecto con quien había compartido innumerables aventuras durante mucho tiempo. La que había cuidado de él cuando estuvo enfermo o herido y le acompañaba a almorzar de vez en cuando. Que se aprovechaba de su ingenuidad para fastidiarle y despertaba sus sentimientos de revancha para cobrarse sus jugarretas.

Era la única de los pilares con quien; cuando estaba a su lado, cuando peleaban mano a mano para sobrevivir; no se sentía menos. Estaban completos. Ella poseía las habilidades que a él le faltaban y el cubría sus deficiencias.

Aunque no lo hiciese público, de algún modo había formado un vínculo especial con ella que no compartía con ningún otro cazador. No era tan profundo como la amistad que estableció con Tanjiro ni superficial como lo establecido con personas que solo estimaba como conocidos.

Era su aliada...

Y por ello, en uno de los bolsillos de su haori, guardaba un recuerdo suyo.

Y por eso tomó lo que quizás seria la peor decisión de su vida: No la mataría, no ahora. Necesitaba más tiempo para pensar bien que hacer.

Buscó en su vestimenta bicolor una pequeña cajita de madera, la cual tenía grabado el emblema de la Finca Mariposa. La última vez que comieron juntos, la joven lo dejó sobre la mesa antes de marcharse y Giyuu lo interpretó como un regalo tras meditarlo un buen rato. Luego supo que le había entregado uno kit igual a varios otros cazadores.

Contenía en él, tres venenos contra demonios según la notita que acompañaba el presente. El primero produciría una muerte lenta y dolorosa, el segundo una muerte rápida y pacífica. El tercero, el más extraño y el que eligió, era experimental. Debía generar parálisis completa, o un sueño profundo, o ambas. La misma Shinobu no estaba segura, pero esperaba que las personas que lo usasen le compartieran luego sus resultados.

Podía ser inyectado, pero no era necesario, bastaba con que tuviera un contacto mínimo con el torrente sanguíneo del monstruo través de una herida sin cerrar como la que le había provocado en el pecho tras apuñalarla durante el conflicto.

Apartó escasamente el kimono, descubriendo el inicio de su escote para verter el compuesto translucido sobre la perforación antes de que concluyera su regeneración rogando que funcionase.

— ¡¿Hay alguien en esta jodida casa?! — retumbó la inconfundible voz de Shinazugawa en el primer piso. — Busquen a las putas demonios, deben estar escondidas. ¡Acaben con todas!

Sus subordinados comenzaron a invadir la casa obedeciendo las ordenes de Sanemi.

Jamás le había tenido miedo al pilar del viento, pero esta vez, su rasposa voz lo hizo estremecer. Si ese loco los encontraba, ejecutaría a Shinobu de inmediato sin importarle nada.

Tal vez era lo mejor dejar que él se encargue. Sin embargo, desobedeciendo su razonamiento, se quitó el haori y envolvió con el a la criatura inconsciente.

No tenía tiempo para ver si el veneno había hecho efecto. La cargó sobre su hombro e ignorando la molestia del tobillo que se dislocó durante el disturbio, envainó su nichirinto y saltó de la ventana más cercana que encontró, escapando con la demonio en brazos.

"¿Qué idiotez estaba haciendo ahora?", se preguntó mientras huía.

CONTINUARÁ...

Hola!!!

Por fin la segunda parte de "RETROUVAILLES", me pasé demasiado en el tiempo para actualizarlo, lo sé :,( y no tengo justificación alguna.

Tuve muchos problemas escribiendo la escena de pelea, y es que la acción no se me da mucho, soy más una escritora trágica, pero debo aprender a desenvolverme en otros géneros.

Les comento que inicié un tercer libro llamado "ASÍ, COMO SI AMARA", en el cual pretendo ser más adulta con temáticas ligadas a psicología y sexualidad. Les invito a leerlo.

Así mismo quisiera sugerirles una historia muy linda que leí hoy: "La luna está preciosa" de  Theredkunoichi , simplemente me encanta la evolución y el ritmo que lleva esta historia Giyuu x Shinobu, iniciando con un inocente romance de niños pero a medida que avanzan los capítulos, se vuelve un poco mas oscuro y la relación madura suavemente a un amor de adolescentes con todos los problemas y malentendidos que esta etapa de la vida conlleva.  Su autora actualiza muy seguido también así que el tiempo de espera es mínimo. Sería genial que se pasen por allí. Se que les encantará.

Bien, eso es todo lo que tengo que chismear. 

Bye bye!!

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