~ Día 4 : Chistes En La Puerta ~
Narrador Omnisciente
La noche había pasado con tranquilidad, Papyrus había dormido en su habitación como siempre mientras Sans y Chara se durmieron juntos en el sofá.
A la mañana siguiente, Papyrus como siempre fue el primero en despertar, al ver a los dos enchaquetados aún dormidos prefirió dejarlos dormir únicamente pensando en el bienestar del humano.
Por lo que, Papyrus decidió ir a la cocina para preparar sus fantásticos espaguetis. En eso Chara buscando acomodarse mejor pues ya estaba algo incomodo en esa posición fue que se despertó poco a poco al sentir un peso extra recostado a su lado; ahí fue cuando se dio cuenta de la presencia de un Sans dormido y recostado a su lado, una pequeña risa se escapó de sus labios al verlo de esa forma tan tranquilo.
Había decidido bajarse del sofá para estirarse un poco "Como no puede cansarse de dormir tanto en la misma posición hasta yo tengo mi límite" Aquel pensamiento cruzó por la cabeza de Chara viendo al esqueleto en el sofá sin inmutarse en lo absoluto "Es verdad... Los esqueletos no tienen músculos que le molesten por no moverse..."
Chara al escuchar movimiento en la cocina fue hasta ella con cierta curiosidad hasta que vio al menor de los esqueletos cocinando espagueti, aquella escena le hizo recordar a Asriel cada vez que preparaba sus magníficas galletas de estrellas.
─ ¡Oh, humano! Me alegra que hayas despertado y así puedas degustar de mi maravilloso espagueti ─Papyrus había notado la presencia del humano y lo saludo con gran ánimo, pero sin dejar mucho de lado su comida.
─Ya estoy deseoso de probar tu espagueti, su majes— quiero decir Papyrus ─El chico casi volvía a confundir al esqueleto con el guardián de las ruinas de su propio universo. Además, también recordó que lo mejor era tratarlo igual que Rei, su hermano.
─ ¡Yo estaré más que encantado de entregarte mi mejor plato de espagueti! ─Papyrus con gran ánimo inicio a servir un plato de su comida y servirla frente al humano, quien tragó saliva algo nervioso pues al ya conocer el sabor de la comida del esqueleto alto y al estar a solas con el cocinero, no sabía como escapar de esa situación... Hasta que se le ocurrió una idea pero no estaba del todo si funcionaria o no... Bromas malas y pesadas.
─Gracias por la comida Papyrus, ya tenía hambre hasta los huesos ─A Chara se le había ocurrido aquel chiste que en una línea de tiempo pasada le había dicho al guardián de las ruinas de su universo.
─ ¡NO! ¡Nada de chistes en mi casa! ─Papyrus había comenzado a quejarse de los chistes tal como hacía con su hermano─. ¡Sans ya te ha pegado aquella muy mala maña de esos malos chistes!
─Oh vamos Papyrus no creí que te faltaría aquel hueso de la risa ─Chara seguía con sus chistes, aquel ambiente le recordaba bastante a su universo cuando estaba con su hermano, incluso podría decir que era exactamente igual.
─ ¡Oh por Asgore! ¡No más chistes! ─Papyrus siguió con aquel drama de una forma algo graciosa para el humano quien sencillamente reía por lo bajo, pensando que aquel esqueleto enfrente suyo era idéntico a Rei por tal actitud.
─Vamos bro, no te alegra que tenga un sanstástico amigo ─Sans apareció en la cocina ya despierto y con su actitud bromista activa pues aquellos gritos de Papyrus lo habían despertado de su tranquilo sueño en el sofá, enterándose de lo que sucedía con facilidad, el hermano menor de los esqueletos ante tales chistes decidió abandonar la casa para no seguir escuchándolos.
─Así que amaneciste con tu humor activado ¿eh? ─Sans se acercó hasta el humano manteniendo la sonrisa en su rostro.
─Bueno, busqué una forma para librarme de la comida y bueno si Rei y Papyrus son iguales, los chistes funcionarían ─Chara sencillamente se encogió de hombros mientras soltaba unas cortas risas.
─ ¿Y qué te parecerían algunos chistes de toc toc? ─Sans le propuso al contrario aun manteniendo la sonrisa.
─ ¿Hablas de la puerta de las ruinas? ─Chara miró al esqueleto con una ceja levantada, al ver como este asentía con su cráneo sonriendo─. Pues vamos o ¿Acaso esperamos algo?
Luego de aquello ambos se teletransportaron hasta aquella puerta donde ambos encapuchados practicaban sus bromas en sus universos correspondientes.
─Toc Toc ¿Hay alguien en casa? ─Sans golpeó aquella gran puerta que se reconocía como la gran puerta de las ruinas, la cual Chara recordaba bien pues era prácticamente idéntica a la de se universo aunque claro estaba acostumbrado a escuchar una voz no tan calmada y pacífica como la que escuchó al otro lado, sino una voz más parecida a la de Papyrus pues claro, este era quien ocupaba este lugar.
—¿Quién es? —Chara al escuchar esa voz no pudo evitar recordar a su madre, era la misma voz de ella, aunque claro más tranquila de lo que era en su universo pero aún así era ella, quien también soltó una suave risa.
—Talanda —Respondió Sans esperando una respuesta del otro lado de la puerta aunque al darse cuenta del sentimiento de melancolía del contrario, por lo que para tratar de animarle le tomó de la mano por algunos segundos y le guiñó un ojo con diversión.
—¿Qué Talanda? —La voz de Toriel se escuchó desde el otro lado de la puerta, acompañada de unas suaves risas de esa misma voz femenina.
—Yo ando bien ¿Y usted? —Concluyó el chiste Sans, moviendo sus manos como si estuviera haciendo aquel típico sonido de un tambor cuando se cuenta un chiste—. Es tu turno, compañero.
Aquello último lo susurró para que fuera solo Chara quien le escuchara, quien con algo de timidez se acercó a la puerta, aún se le veía con algo de tristeza pero aún así debía de seguir con aquel "espectáculo" de chistes para la guardiana de las ruinas.
—Toc, toc —El humano golpeó con suavidad la puerta, pendiente de la voz del otro lado, la cual tardó unos pocos segundos en responder por la sorpresa de una voz desconocida para ella hasta el momento.
—¿Quién es? —Se notaba aquella voz con sorpresa, pues era su primera vez escuchando a aquel nuevo contador de chistes.
—Tomas —Respondió Chara, quien tenía una débil y delicada sonrisa en su rostro, recordaba como hacía aquello en su universo, como varias veces estuvo a punto de ser atrapado por su hermano perdiendo el tiempo en lugar de vigilar los puzzles que atraparían al humano.
—¿Qué Tomas? —Así la guardiana de las ruinas siguió el chiste, causando una leve risa en Sans quien ya sabía como terminaría esto.
—Una taza de té, por favor —El humano, se encogió de hombros con una sonrisa por aquel chiste que acababa de contar, era algo reconfortante eso, sintió por unos instantes, como si realmente hubiera estado en su universo nuevamente, sin problemas y sin la pérdida de su hermano.
Así siguieron con aquellos chistes por un buen rato, practicando sus habilidades humorísticas con Toriel, quien después de un rato aviso que debía de retirarse pues había dejado una tarta en la cocina y ya era momento de quitarla del horno, así también Sans y Chara se marcharon, de regreso a la casa de los hermanos esqueletos, luego de un día de chistes en la puerta de las ruinas.
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