Reto especial Navidad

MERRY CHOICE

Manto nocturno alcanzando la villa, estrellas surcando los deseos de forma celestial, tonos rojizos disfrazando sus casas y fulgor de ignorancia decorando sus mesas.

En una casa concreta el caos reinó en una tranquila Nochebuena, dónde la esperanza moría.

Cubiertos chocando contra la vajilla más cara y rechinar de copas. Villancicos sonando entre palabras. Risas y bromas entre todas las edades.

Felicidad en cada frase. Euforia en cada roce.

Toda la alegría consumida en un instante. ¿Realmente estas fiestas siempre se llenan de sentimientos positivos?

A veces... Sensación heladora, quejar de vacío, pesar tan cruel; llega en estos días. Dónde la verdadera familia no existe.

Las relaciones sanguíneas se construyeron con pilares de hipocresía. La base hecha de mentiras y sonrisas. La predisposición necesaria para que tinieblas les alcanzasen en ese oscuro día ocultado por brillantes colores.

Una cena interminable. El sonido del reloj avanzando hasta la medianoche. Oscuridad cerniéndose en aquel paraje. Un golpe sordo. La electricidad desaparecía y el silencio reinaba. Los corazones se agitaban.

Sólo eran ellos, sus miedos y la extensa penumbra.

Una niebla blanquecina de gran espesura y la falta de oxígeno. El brillo desapareciendo de sus miradas y un latir ralentizado.

Su motor esencial dejó entre latido y latido que su alma se liberase, toda cordura se olvidase y la lucidez se perdiese.

Un color moribundo alcanzaba los poros de su piel. Su cuerpo gritaba en agonía. Su cerebro palpitante dentro de sus cabezas. El ruido imperceptible de órganos desgarrándose. Al final, un grito quebrantador se escapaba entre sus labios. Un renacer para ellos.

Era la voz de demonios de una humanidad consumida. ¿Realidad o ficción? Las mentiras de una especie les llegaba entre falsedades con verdades que adormecen.

Alaridos, llantos, gritos y gruñidos. Un sin fin de melodías sonaban en esa noche tan famosa. Tiempo de celebración se convirtió en su perdición.

Un cuerpo tambaleante que iba de forma curvada hacia un lado. Ligeramente agachado caminaba por aquellos pasillos.

El sonido de una cisterna en el piso superior. Esas personas que mutaron a muertos vivientes lo escucharon. Olieron sus narices taponadas el olor a colonia.

El reloj antiguo volvía a sonar minuto a minuto. Lentos y torpes pasos se escuchaban. Crujía la madera debajo de sus pies. Se empujaban unos a otros para subir esa infernal construcción que les haría llegar al piso superior.

El sonido del agua era lo único que se podía oír en el baño. La puerta estaba cerrada con cerrojo. La chica de pelo liso se miraba con atención al espejo. Sus ojos color cielo brillaban con la iluminación del techo.

Un gran estruendo se escuchó por la casa de aspecto envejecido. Su cabellera rubia se movió cuando elevó el rostro y dejó de contemplar el lavabo.

《¡Qué ruidosos son! Seguro que ya están haciendo el tonto. Les advertí que no bebiesen tanto alcohol》, pensó.

Alcanzaron el final de la escalera. El más adelantado tocó la áspera madera raspándose las yemas de los dedos. Se arrastró con dificultad por el suelo de aspecto rústico. El sonido de su cinturón rascando la madera alarmó a la chica.

Parecía extraño. No había voces gritando, ni risas. Sólo helador vacío y ruido metálico.

Arañazo, toque, golpe y embestida. La intensidad con la que tocaba la puerta se incrementó.

—Ahora mismo salgo —informó mientras cerraba el grifo.

Arañazo, toque, golpe y embestida. Nuevamente la intensidad al tocar la puerta.

—Un momento, por favor —Secó sus manos en la suave toalla de terciopelo.

En esta ocasión, varias embestidas en la puerta. Se asustó.

—¿Esa insistencia? ¿El baño de abajo está ocupado? —dijo nerviosa con un tono tembloroso.

Su instinto decía que algo diferente pasaba. Miró su dedo, la herida estaba limpia.

Su mirada se clavó en la puerta de madera, estiró el brazo para abrirla a pesar de lo que decía su mente.

Unos gruñidos empezaron a sonar. Varios golpes se sucedieron. Arañazos con desespero. La puerta se tambaleaba como una fina hoja de papel. Retrocedió hasta chocar con la superficie helada de la bañera.

Segundos de silencio. El vello se le erizaba junto a su respiración que se volvía irregular. Gotas dispersas de sudor surcaban su piel pálida. Una nueva embestida y la puerta cayó al suelo.

Un nuevo cántico para las fiestas, de gritos sucedáneos.

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《Merry Christmas...》, el villancico sonaba.

El amanecer llegó. Un niño alegre de tez morena, ojos verdes y pelo rizado rompía con ansias el papel que envolvía sus regalos. Uno tras otro.

Cuando acabó, se dio la vuelta y miró a su madre.

—Odio a Santa Claus. No me trajo el coche teledirigido. ¡Lo quería! Esto es basura —dijo furioso tirando los juguetes de una patada cuando se levantó.

—Cariño, a lo mejor no pudo conseguirlo. Tienes unos juguetes maravillosos —Comenzó a decirle cuando le interrumpió con sus quejas.

—¡Quería mi coche! ¡Es un inútil!

—José Manuel, ¿qué habíamos hablado?

El niño miró con mala cara y dirigió su mirada a la chimenea. La leña ardía en su interior con una gran llamarada de colores cálidos. Las brasas y las cenizas descansaban en la zona baja. Iba a apartar la mirada, cuando unas gotas escarlatas que caían por el hueco llamaron su atención.

—¿Qué es...? —Empezó a decir acercándose.

Una persona cayó en medio del fuego, su cuerpo ardía pero no se inmutaba. Llevaba un traje de Santa Claus manchado de sangre que caía lentamente al suelo. Su piel tenía un color anómalo.

Salió del hueco soltando un gruñido y lo único que fue capaz de alcanzar el niño fueron sus ojos amarillos sin vida. Se abalanzó sobre él y le arrancó carne del cuello. El pequeño empezó a desangrarse.

—Ay, Dios mío. Te lo advertí. El señor te está castigando por tus osadías —dijo la mujer agarrando el rosario que cruzaba su cuello mientras rezaba.

Restos de la carne caían de la boca de aquel ser. Hilos de sangre se escapaban de entre sus dientes. Sus ojos opacados y llorosos miraron a la madre. Se levantó y la agarró de los pelos tirando hacia él para morderle.

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《Un nuevo día, un nuevo año. Un renacer, una muerte.》

Finos copos de nieve caían en los comienzos de ese año que llegaba. Una oportunidad para mejorar. Pero ya no había nada que poder hacer.

Era el fin de ese lugar. La niebla de gran espesor cubría las calles, junto a los pasos de sus caminantes sin vida.

Para algunos podría ser el comienzo de una nueva especie. Otros lo verían como su extinción. A lo mejor podían verlo como un castigo.

Lo único que se supo es que los zombies nacieron con la niebla en aquellos corazones cubiertos de maldad.

El uno de enero en un nuevo año, una luz cegadora se vio en el cielo. Brillante como un faro surcó la ciudad en un instante. Tras eso, las bestias con sed de sangre se esfumaron.

Fue un misterio más para nuestros días. Podríamos pensar que no fue nada, o a lo mejor todo.

Decidid que camino vais a escoger. Si vuestros corazones se oscurecen demasiado, la niebla podría llegar a a vosotros.

Os deseo, Merry Choice.

¡Buenas!

Lamento la demora jumanjigonzalez .

Sé que tarde en publicarlo. Realmente lo tenía escrito desde hace mucho, pero para que negarlo, mi memoria falla bastante. Quería agradecerte de nuevo por acordarte de mí para participar en tu reto de escritura. Me pareció muy interesante.

Que disfrutéis todos los que lo leáis. 💜

PD: No creo que sea de mis mejores relatos. Pero la intención es lo que cuenta.

Nos leemos 👋

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