Cuándo el amor está en el aire

*Nota: Historia escrita desde la perspectiva de Viktor, agregando un poco más de interacción entre los protagonistas.

Debido a su trabajo de gerente en Beergeek Craft Beer Bar & Store Beergeek, Viktor Nikiforov había sido testigo de muchas situaciones que hacían de sus días algo más interesante. Pedidas de mano improvisadas, discusiones acaloradas y hasta una que otra escena dramática echa por esposas furiosas.

No es que se quejara de ello, pues gracias a ese lugar tenía el placer de conocer a gente bastante peculiar e interesante. Suelta un vago suspiro al observar el nublado cielo, sin duda alguna iba a llover ese día y eso significaba que habría más interés en las bebidas calientes que en los cocteles.

Al girarse para confirmar sus sospechas fue que lo vio, un chico con rasgos orientales, cabellos oscuros, unas gafas gruesas azules que cubrían sus ojos y una mueca en el rostro, lucía confundido, triste y arrepentido.

Se quedó mirándolo, esperando algún tipo de reacción y cuando noto que el muchacho daba pasos hacia atrás, claramente con intenciones de salir de ahí corrió, corrió sin saber exactamente el porqué.

—Pase, tenemos los mejores cocteles de todo San Petersburgo —No le quedo más que ofrecer su sonrisa nerviosa, por haber actuado de esa forma.

—Ah... Es... Es que yo... yo no – considero que sus balbuceos eran adorables, así como el sonrojo que se expandía en sus mejillas.

Al parecer es alguien tímido.

—Oh entiendo, usted no bebe — Nikiforov señaló con su mano derecha hacia el otro lado – Entonces permítame recomendarle pasar al área de cafetería, tenemos una deliciosa variedad de café, té y postres.

—Está bien — aquel chico acepto y Viktor como todo buen gerente le guio hasta una mesa para posteriormente entregarle un menú.

—Te daré unos minutos para decidir, cuando estés listo hazme una seña y vendré ¿De acuerdo? —el asiático asintió y sus ojos tristes -Que hasta ahora Viktor había notado- se posaron en el menú.

El ruso como gerente tenía muchas cosas que revisar, asuntos que resolver y demás, pero quería ser él quien atendiera al chico bonito. Espero pacientemente sin quitarle la mirada de encima llamando la atención de sus compañeros de trabajo.

— ¿Qué es lo que vemos? —cuestiono una muchacha pelirroja, con ojos azules y piel blanca, llamada Mila

—Creo que al amor de mi vida — susurra el platinado bobamente, provocando la risa de su acompañante y al ver la esperada señal se encamina hacia la mesa.

Una vez junto a él, el chico se dedica a analizarlo y su corazón se acelera un poco. Es como de esos amores que ves una sola vez en la calle y te quedas embobado, algo así le estaba pasando, como si de un momento a otro hubiera hecho clic tal y como lo sucedido en una de las películas de Hotel Transilvania.

— ¿En qué consiste el especial del día? — Y Viktor se maravilla una vez más. La voz de esa persona a pesar de ser varonil es suave y dulce.

—Es café con crema irlandesa y chocolate líquido, acompañado con unas deliciosas galletas con chispas – explica – Algo dulce y caliente es perfecto en un día como este.

—Se escucha delicioso, me gustaría probarlo

—Un especial del día saliendo enseguida — el ruso le guiño un ojo al asiático que de inmediato se sonrojo, Viktor sabía que era atractivo, lo cual iba usar a su favor.

Le retiro el menú y camino hacia la cocina, donde un chiquillo rubio con un mechón rojo esperaba junto a Mila a su jefe, quien le dio la indicación de la siguiente orden.

Luego de un rato, la orden del azabache estaba lista, Viktor caminó sonriente hasta donde se encontraba Yuuri, le entregó su café y usando una voz dulce exclamó.

—Que lo disfrute.

Aquel chico asiático miraba su café con una mirada de nostalgia y Viktor pudo notar que algunas lágrimas manchaban su rostro.

Afuera llovía torrencialmente, así, que él gerente le ofreció un paraguas, pero el azabache lo rechazó cortésmente.

Cuando finalmente había salido de la cafetería y bar, Viktor se quedó pensando en que, de verdad quería ver de nuevo a aquel chico y que la próxima vez haría todo lo posible por hablar con él y animarlo.

A la mañana siguiente, por la tarde, Yuuri llegó de nuevo al establecimiento, con un rostro mucho mejor del que había tenido el día anterior.

Viktor se puso demasiado feliz al verlo, así que corrió a atenderlo y con una sonrisa le dijo —Vaya parece que alguien se convertirá en nuestro cliente habitual —el azabache sonrió asintiendo y se dispuso a revisar el menú.

Él peli plateado se dispuso a hacer su trabajo y cuándo le entregó su café a Yuuri este se encontraba dibujando el rostro de un chico joven de cabellera larga y ojos parecidos a los de un felino.

Viktor supuso que aquella persona que dibujaba era su novio o quizá la persona por la que el chico asiático había estado llorando el día anterior, ciertamente le daba curiosidad saber quien era, pero se abstuvo de preguntar y simplemente elogio lo bien que dibujaba.

—Dibuja demasiado hermoso.

El azabache le dio las gracias con una sonrisa tímida, guardó sus cosas de dibujo y se dispuso a disfrutar de su café.

Por consiguiente, aquellas simples palabras fueron el comienzo de una relación un tanto profunda y tierna.

—¿Esta bien si observo como dibujas? —le preguntó Viktor un día a Yuuri.

El asiático asintió con un leve sonrojo en sus mejillas y dejó que Viktor tomará asiento a su lado.

—¿Yuuri? —Preguntó Viktor al ver la firma que estaba al lado del dibujo, casi por terminado.

—Oh si, ese es mi nombre y el chico del dibujo es mi ex novio, dibujarlo hace que ya no me sienta tan mal por haber sido abandonado por él —Comentó Yuuri con un suspiro.

—Tienes un bonito nombre y lamentó lo que te pasó con tu...

—Descuida, poco a poco lo voy superando...vaya no se por que de repente le estoy contando esto al gerente de un restaurante. —rio Yuuri al mismo tiempo que interrumpía a Viktor.

Él peli plateado negó con la cabeza y sugirió.

—Descuida, no es tan raro, en realidad yo...bueno es decir me gustaría ser un amigo, ya sabes alguien con quien puedas conversar cuándo vengas a este lugar.

Tímidamente el azabache asintió y le dedicó una sonrisa, provocando que el corazón de Viktor se agitará en su pecho.

Definitivamente el tipo de Viktor era Yuuri.

Pero si había algo que Yuuri  normalmente hacia, era superar todos los retos que le tenía propuesta la vida, aunque lo único que aún no podía superar era, a su ex.

Él peli plateado sabia muy bien que aquello era un gran obstáculo para que sus sinceros y verdaderos sentimientos llegarán a Yuuri, no cabía duda de que en múltiples ocasiones limpiaba sus lágrimas o le pasaba los pañuelos, e incluso al verlo en ese estado depresivo, deseaba encontrar a aquel chico y darle una lección por herir a una bella persona como Yuuri.

Pero tampoco es que el azabache estuviera estancado en el pasado y no se fijará que había una persona que lo quería a su alrededor.

Al contrario, su deseo al ver el como Viktor lo animaba siempre y le dedicaba palabras de ánimo cuándo estaba en época de exámenes o cuándo se sentía mal psicológicamente, era sin duda sentir algo por él.

Y después de algunos meses luego de escuchar una canción de nombre "Brave Enough" por fin supo que lo que sentía cuándo Viktor se acercaba a él o cuándo lo llamaba por su nombre, y justo como la canción decía, tenia que ser valiente y aceptar lo que su corazón sentía.

—Oye Viktor ¿tienes a alguien que te guste? —preguntó un día Yuuri mientras disfrutaba de un café americano para despertarse.

Viktor, quién ojeaba la libreta de dibujo del azabache, se sonrojó al máximo con tal pregunta, pues no estaba preparado para aquello.

—Um si, la hay.

Yuuri no dijo nada más, pues tenia miedo de preguntar, por qué, si la persona que le gustaba no era él, definitivamente acabaría destrozado al fracasar de nuevo en él amor.

Él peli plateado, llegó finalmente a los últimos dibujos de Yuuri y aunque la mayoría de ellos eran paisajes, bocetos de animales y personas, muchos otros eran dibujos de su rostro.

Al ver que Viktor estaba viendo esos dibujos, Yuuri le quitó rápidamente la libreta apenado.

—¿Estudias algo relacionado con él dibujo? —preguntó Viktor con curiosidad.

—Así es, estudio dibujo técnico —respondió Yuuri mientras guardaba el cuaderno en su mochila y le daba otro sorbo a su café.

Viktor no preguntó sobre los últimos dibujos que había visto, más sin en cambio supo que Yuuri por fin había correspondido a sus sentimientos, aún sin decir palabra alguna a través de todo lo que dibujaba él sabía lo que sentía Yuuri, algo que un verdadero artista suele hacer.

Si los dibujos estaban a blanco y negro y tenían aire de nostalgia y obscuridad, quería decir que no estaba de buen humor, si dibujaba a Yurio era obvio que aún pensaba en él y que le dolía que lo hubiera dejado, aunque lo negara, pero, si dibujaba paisajes hermosos y coloreaba quería decir que estaba feliz.

Y al saber que tenia una oportunidad de estar en la vida de Yuuri más que solo un amigo o conocido, pensaba en que era hora de iniciar un verdadero romance.

Aquella noche en la que Viktor tomó su decisión, escribió más de cinco cartas, pues ninguna lo convencía, hasta que al fin halló una que le gustase.

Curiosamente Yuuri pensaba confesarle sus sentimientos de igual manera, pero no logró decirle una sola palabra e incluso se comportó como un simple cliente y evitaba hablar demasiado rato con él, hasta que leyó la carta de Viktor y las cosas se hicieron más fáciles.

Un simple si tenia que decir, para ser él hombre de Viktor e intentar creer en el amor de nuevo.

Luego de que ambos dejarán en claro lo que querían su relación comenzó y Yuuri no pudo haber estado más feliz por eso.

Viktor se convirtió en una persona muy importante en su vida y a quien nunca dejaría ir.

¿Quién diría que ambos estaban destinados a estar juntos?

—Te lo digo enserio Yuuri no todos los días entra un chico atractivo a tu restaurante y te deja flechado como tú lo hiciste. —Exclamó Viktor mientras terminaba de contarle a Yuuri la historia de como se había enamorado de él.

Ambos se encontraban en su departamento, recostados en la cama uno al lado del otro haciéndose caricias y hablando del pasado.

—Tienes razón no todos los días encuentras al amor de tu vida en un restaurante —rio Yuuri.

—Que quieres que te diga, la casualidad simplemente nos unió. "Recordaré por siempre tu mirada, y la primera vez que nos vimos"

—Vik, deja de cantar el opening de Sailor Moon —regañó Yuuri a su novio.

—Ah, ¿Por qué? En primer lugar, tu me lo enseñaste y en segunda la canción dice todo lo que siento por ti mi amor. —dijo Viktor al mismo tiempo que le daba un tierno beso en los labios a Yuuri.

—Bueno tienes razón, pero...

Yuuri se estaba muriendo de tanta ternura, así que simplemente se metió debajo de las cobijas y cuándo se dio cuenta el también ya estaba cantando.

"Por el destino de mi amor, bello romance creo en ti, recordaré por siempre tu mirada, y la primera vez que nos vimos, entre millones de estrellas brillaste..."

Él peli plateado no pudo evitar sonreír al escuchar cantar a su amado, luego se fijó en el reloj de la habitación y sorprendido exclamó.

—Vaya, parece que ya es muy tarde, descansa mi cerdito —dijo esto depositando un último beso en la frente de Yuuri.

En la universidad, las chicas envidiaban a Yuuri por tener un novio como Viktor y al principio no le creían, hasta que llegó el día en que todos comprobaron que efectivamente el guapo ruso de ojos azules y cabello platinado era su novio, al presenciar, cuándo en su cumpleaños numero veinte Viktor le llevó un ramo de flores azules y lo besó.

En el restaurante, Yuuri había diseñado los múltiples adornos y dibujos de las paredes.

Y cuándo menos se lo espero en su mano derecha ya portaba un anillo de compromiso.

—¡FELICIDADES YUURI! —Gritaron sus mejores amigos de la universidad.

Y este les dio las gracias.

A los veintiún años Yuuri ya disfrutaba de la dicha de estar casado con el amor de su vida.

El día de la boda con él fue el día más feliz de Viktor, pues ahí estaba Yuuri, sonriéndole, vestido con un traje blanco y esperando a ser tomado por él para jurarle su amor eterno.

—Yuuri juro que te amaré por el resto de mi vida, que estaré a tu lado siempre en los buenos y malos
momentos.

—Viktor, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, no sé qué hubiera hecho sin ti, te amo y juro que siempre estaré a tu lado.

Aquel inseguro chico, llegó a ser alguien fuerte y de gran carácter

Ninguno de los dos volvió a sentirse solo y deprimido de nuevo, se teníamos el uno al otro y eso era suficiente, el día de la luna de miel su canción favorita sonaba en la playa y ambos bailaban descalzos en la arena, mientras reían y jugaban.

El uno para el otro, estaban destinados a ser y jamás se arrepintieron de haber pensado que una relación cliente-gerente llegaría a algo más

—Viktor gracias por amarme y hacer que mi vida cada día sea un cuento de hadas. —le dijo Yuuri a su novio mientras observaban un eclipse lunar.

—No tienes por que agradecérmelo, tontito, siempre tratare de ser para ti, el mejor novio del mundo.

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