Provócame
¡Qué bello día es hoy! La líder de Hellsing ha dormido muy bien y, por ello, tiene un excelente humor. Y no es para más, una canción sonó en sus sueños con insistencia, mostrándola junto a otra persona, varón sin lugar a dudas, bailando en medio de un bosque, ambos jugueteando entre sí con complicidad de amantes y tenacidad de rivales, intentando lograr que el otro ceda ante sus deseos.
Se levanta de la cama con una de sus muy raras sonrisas, aún siente las manos de su desconocida pareja jugar en su cintura mientras corren y con la luna y los árboles como únicos testigos de su aventura, en un extraño ataque de emoción infantil la considerada como Dama de Hierro suelta una carcajada gozosa y, después de dar una vuelta, continúa su camino hacia el baño. Al estar lista para entrar a su bañera recuerda un fragmento de la voz de ese hombre extraño, un fragmento grave, ronco, casi susurrado que hace que un escalofrío de pura emoción y algo más recorra su espalda de ida y vuelta. Al sumergirse en el agua tibia de la bañera algo más pasó, una lejana voz llega a sus oídos, una voz conocida.
*En el sueño*
Ambos llegan a la orilla de un lago, la luna se refleja en el agua tranquila del lago y una suave brisa mece los árboles, la pareja se sienta en una piedra enorme en la orilla, en un silencio por demás cómodo y cariñoso entre ambos, y se dedica a mirar el cielo tachonado de estrellas. Ella suspira con una sonrisa mientras se acomoda más en el pecho duro y musculoso de su pareja.
-Es hermoso- Comenta él, de melena larga y oscura como el cielo nocturno. Ella asiente mientras disfruta de las caricias suaves de su compañero.- No recuerdo que ésto existiera aquí.- Con una risita ella se voltea y lo mira fijamente a los ojos con una sonrisa retadora, él corresponde mostrando una dentadura blanca y limpia, tan perfecta que parece irreal.
-Siempre ha estado aquí- Responde la rubia dejando que su cabello se meza tranquilamente con la brisa, sus ojos azules refulgen con diversión y ternura mientras su mano derecha acaricia los nudillos de la mano del hombre con cercanía.- Lo que pasa es que nunca te tomaste el tiempo de descubrirlo.- Agrega guiñando un ojo.
Él la abraza por la cintura, acariciando la curva de esta con tangible adoración, pasando de vez en cuando su mano cubierta por un guante negro sobre ciertos puntos sensibles, aquellos puntos que ella negaría tener a todo el mundo, y causando pequeños temblores, sobresaltos y escalofríos de deleite.
*Fuera del sueño*
Al salir de la bañera la joven ojiazul se viste, tomándose todo el tiempo del mundo para cumplir con su tarea. Sale directamente hacia su estudio, un nuevo recuerdo es disparado al ver aquella rosa color rojo sangre sobre su escritorio.
*En el sueño*
Integra se para debajo de un arco formado por las ramas de un sauce llorón, el hombre de largo cabello desordenado parece entristecido pero ella, con un guiño juguetón, logra que él lea sus labios.
-Nos veremos luego.-
Y con eso se interna en la oscuridad del arco saliendo por una puerta de cristal a una ciudad soleada, de altos edificios que reflejan la luz del día Confundida mira hacia atrás, donde se supone que debería estar el arco de donde llegó pero ve un recibidor por demás elegante, de paredes acristaladas, cómodos sillones de cuero negro y mesitas de café color caoba. Volviendo la vista hacia adelante nota un extraño detalle, muchas personas tienen en sus ojos un delicado y casi invisible hilo de neón azul al rededor de sus pupilas así como un extraño aparato en su cuello, apenas visible a simple vista.
-Señorita Integra, ¿Está bien?- Una voz la saca de su mente, busca la procedencia y encuentra a un joven, aproximadamente de su edad, alto y de cabello negro, mirándola con aparente preocupación, unas facciones que ella conoce muy bien pero no logra recordar en quién.
-Si.- Dice finalmente sacudiendo la cabeza. Camina insegura hacia la calle, viendo como algunos de ellos se quedan completamente quietos, con la mirada vacía e inexpresiva, hasta posar la mirada en el automóvil negro frente a ella, elegante y peculiar. El joven extraño se adelanta a ella dándole oportunidad para detallarlo bien, cabello negro, corto y despeinado, traje elegante, guantes blancos e inmaculados y ese extraño artefacto con un brillo rojizo en el cuello. Al notar la mirada de la muchacha fija en él, el joven la mira de nuevo y con un movimiento preprogramado se acerca a ella.
-Su automóvil esta listo.- La Hellsing no se había dado cuenta del sonido metalizado en la voz del hombre y, casi sin querer, se aleja varios pasos atrás.- La esperan en su hogar.- Una extraña sensación la invade, una mezcla de sorpresa, curiosidad y emoción.- Debemos irnos.- El joven camina hacia ella, parece un robot, al llegar a su lado la coge del brazo y la hala hacia el auto. Con la curiosidad a flor de piel la líder se deja llevar. Sube al auto, el joven sube a su lado, y el auto arranca con una sacudida suave.
*Fin del sueño*
Sacude la cabeza confusa, ¿De dónde vino eso?¿También fue parte de su sueño?, sea como sea esos rasgos los conoce, tanto los del hombre como los del muchacho, la pregunta que la atormenta ahora es ¿De quién que ella conozca son esas facciones?. Suspira rendida, no recuerda cuando se sentó en el escritorio ni cuando agarró ese informe de misión, a un lado está la rosa roja en un florero, de seguro Walter ya pasó por ahí.
Deja el informe en el escritorio y se levanta, camina por todo el cuarto con lentitud, en sus finos rasgos se puede leer su extrañeza, está sumida profundamente en sus pensamientos hasta que choca con un arrume de libros. Se sienta en el suelo a su lado y saca uno al azar, al abrirlo encuentra un pequeño papel doblado. Curiosa abre el papel y encuentra una nota sin firma, de caligrafía exquisita y detalle impresionante.
"Entre la oscuridad de una orden preestablecida vi la luz de tu cabello, siguiendo esa luz encontré el mar de tu mirada, la leve pendiente de tus rasgos y el poderoso río de tu temple. Encontré algo que no sabía que podía hacer, ni tener, encontré lo que los humanos llaman sentimientos. Son tan nuevos y extraños que aún me cuesta asimilarlos pero estoy seguro que todo es gracias a ti."
Con un suspiro la rubia se levanta, llevando en su mano la nota, ¿Sigue dormida? Imposible, con un pellizco en su propio brazo ratifica su estado, está despierta y alerta ¿Qué pasa entonces? Se sienta en la silla de su escritorio y la gira hasta que ésta la enfrenta con la ventana.
*En el sueño*
Integra no puede quitar la mirada del muchacho sentado a su lado, completamente rígido, puede ver cómo sus ojos de un extraño tono borgoña se mueven de un lado al otro, el hilillo de neón brilla de color amarillo. Súbitamente el muchacho aprieta los puños, con un movimiento igual de robótico a los anteriores mira a la ojiazul quien, atrapada en plena observación, desvía la mirada.
-¿Esta bien?- Ella se mantiene callada, sintiendo como las mejillas se le calientan y el espacio en el auto se reduce.-Señorita.- Vuelve a llamar el muchacho, en neón azul cielo tiene trazos de naranja.
-Yo...este...si, claro.- Logra responder ella, maldiciéndose internamente por tartamudear.- Tengo una duda.- El muchacho tiene su atención completamente sobre ella, ella siente una gota de sudor deslizarse por su espalda.- ¿Tu puedes sentir?-
-Los androides estamos diseñados con la última tecnología, por ello mismo los impulsos del espacio que nos rodea no nos son ajenos.- Contesta mirándola fijamente "¿Es un androide? Parece demasiado humano para serlo." Razona Integra en su mente mientras el joven a su lado continúa con su monólogo, no tiene ni idea de lo que está hablando pero ver como se mueven sus labios la tiene hipnotizada.-....podríamos deducir por tanto que si, puedo sentir.- Finaliza el joven.
-No me refiero a sentir de ese modo.- Comenta distraídamente la rubia mirando hacia la ventana, ahora que lo recuerda ¿A dónde dijo él que iban?- ¿A dónde vamos?-
-Vamos a su casa señorita, hoy tiene la tarde para usted.- Comenta el muchacho con una sonrisa. Ella asiente con lentitud admirando el paisaje por la ventana hasta que siente el puesto inmediatamente a su lado hundirse, se queda rígida sintiendo como el joven enreda sus brazos en su cintura.- ¿Te gusta cómo se ve?- Susurra roncamente, la misma voz pero con un toque metalizado, su corazón se acelera, la temperatura a su alrededor aumenta, siente que en cualquier momento morirá por la explosión de su propio corazón.
-Si...e-es muy bonito.- Responde al fin, con un tono muy bajito de voz. El hombre tras ella acaricia su vientre mientras deja besos en su cuello haciéndola escalofriar. Gira su cabeza y ve que el neón tiene toda una gama de extraños colores, desde el azul cielo hasta el verde esmeralda pasando por el dorado, el amarillo y el rojo. Sonríe al ver su pregunta respondida, se inclina un poco y posa un beso en la mejilla de su acompañante.- No me tientes androide.- Amenaza entre juguetona y retadoramente, la risa profunda del azabache a su lado la eriza pero lo sigue mirando.
-¿Sino qué ama?- Esos apetitosos y delgados labios se apartan en una sonrisa. Ella se encoge de hombros.
-No querrás saberlo.- Le da otro beso en la mejilla, esta vez acercándose más a sus labios, el neón toma un color rosa pálido, las mejillas del hombre se tiñen de un leve purpura, se queda completamente quieto, a merced de la joven.
-Me muero por saber.- Comenta finalmente el androide con una mirada que raya en lo pervertido, la chica sonríe, insonoriza la parte trasera del auto, polariza las ventanas y hace tronar sus dedos.
-No digas después que no te lo advertí.-
*Fin del sueño.*
Sacude por tercera vez la cabeza, sonrojada y muy avergonzada. Su mente puede ser muy peligrosa cuando se trata de imaginar. Al mirar de nuevo sobre el escritorio encuentra su almuerzo, algo frío pero igual de apetitoso, su estómago ruge como león mientras pide por los alimentos en la mesa. Se sienta, agradece por la comida y empieza a devorar ávidamente, casi como un animal. Hace años no come así, pero no lo había hecho porque no tenía tanta necesidad. Al terminar todos los platos, en tiempo récord cabe decir, se estira en la silla, mira el elegante reloj en su pared justo cuando la manilla de las horas pisa las seis.
-¿Hoy no hizo nada ama?- Pregunta sardónico cierto vampiro apareciendo desde el suelo, la joven se encoge de hombros ignorándolo.- Es la misma pila de informes que dejó ayer.-
-Ya lo haré mañana, no importa.- Responde seriamente la líder, mirando a la ventana.
-Te siento pensativa Integra.-El vampiro se acerca a ella con paso ligero, la poderosa energía que de ella emana junto con el atrapante olor de su sangre despiertan sus deseos más mórbidos.- ¿Qué tienes?-
-No es nada vampiro.- Contesta ella a la defensiva pero con un leve sonrojo en sus mejillas.- Cosas humanas.-
-¿Hmm?...-El nosferatu sonríe y la abraza por la cintura.-¿Segura ama?- Al mirarla puede ver la sorpresa mezclada con una turbia vergüenza y un tinte de alarma por haber bajado tanto la guardia.- Yo creo que hay algo más.- Ella lanza un codazo con la esperanza de soltarse pero el azabache la apresa más, acercándola más a su pecho.
-Te ordeno que me sueltes Alucard.- Su tono no acepta réplicas ni oposición, su cuerpo menudo está rígido.
-¿Qué harás si no lo hago ama?- Pregunta Alucard en su oído, con ese tono ronco y, aunque Integra lo niegue, atractivo. Ahora sabe a quién se le parecía el hombre de cabello largo y desordenado y el joven androide. Sonríe levemente.
-No querrás saber la respuesta.- Asegura con su tono serio, aún así lleva camuflada la diversión de la situación, lo reta a ver qué pasará.
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Queridos lectores muy buenos días/tardes/noches. ¿Cómo están?.
Bueno, éste fic participa en el reto express del foro La Mansión Hellsing (Fanfiction.net) con la canción Provócame de Chayanne (Si tienen fanfiction.net pásense que es un foro muy divertido y entretenido.)
Nunca sobra decir que Hellsing es de Kouta Hirano, la historia es mía.
Los quiero muchísimo, gracias por todo y ya estaré actualizando mis historias.
Pao M. Hellsing se retira.
Paz.
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