Resultados "Sonidos de nostalgia"
¡Hola a todos! Dado la gran cantidad de participación que recibió este reto nos tomó un poco más decidir por solo tres. Nos llegaron muy buenas historias, felicitaciones por ello. Sin más, pasemos con los ganadores.
Fandom: Christopher Vélez (Integrante de Cnco)
Existían momentos en la vida, que siempre perdurarían. Ahora que tenía un limite de tiempo para recordarlos, los valoraría por siempre.
Aby, era mi momento eterno. Y así la muerte llegara a mí, por siempre llevaría su recuerdo.
—Serás feliz, yo lo sé—murmuré apretándola en mis brazos. Ambos estábamos recostados en mi cama.
Al verla allí durmiendo, sonriendo de vez en cuando, murmurando mi nombre con su melodiosa y suave voz, causaba mi corazón se encogiera.
Quien diría que un chico que había alcanzado fama, fortuna, éxito, y sobre todo el amor eterno, estuviera a punto de perderlo todo. Realmente no era justo que todo se fuera al caño por una terrible enfermedad sin cura.
—Los resultados dieron positivo para Huntington —me comunicó mi médico personal
Mi estómago fue invadido por un vacío tenebroso.
—¿Entonces algún día me volveré loco, luego solo moriré? —dije sintiendo un nudo en la garganta
Las secuelas de esa enfermedad no las viviría mi familia. En cuanto la demencia me invadiera, ya no estaría con mis seres amados. Ellos no sufrirían mi enfermedad secreta.
—¿Christopher? —murmuró ella tomando mis manos y acunándolas en su vientre —. ¿Aun no duermes?
El ruido del reloj de nuestra habitación hacía eco en el profundo silencio.
—No tengo sueño —dije mientras besaba su cabello delicadamente. Ella solo sonrió débilmente ante mi tacto.
—Tienes que… levantarte temprano para… tu gira de medios con Cnco —Aby dijo entre bostezos.
—Lo sé
Obviamente no estaría para la gira de medio. Yo simplemente desaparecería de la faz de la tierra para siempre. El gran Christopher Vélez, de una de las bandas más famosas a nivel mundial, jamás volvería a existir.
—¿Sabías que haría cualquier cosa por ti? — yo me las arreglé para besar sus ojos cerrados—. Eres la mayor bendición que Dios me dio.
—Mmmju —ella dio un bostezo y siguió durmiendo plácidamente.
La volví a estudiar detenidamente, grabándome cada milímetro de su rostro en mi corazón. No quería dormir pues podría aprovechar mis últimos minutos admirando la belleza más celestial que existe.
—Daría mi alma al diablo por congelar este momento—murmuré con la voz temblorosa.
El reloj siguió su curso hasta que al fin las manecillas llegaron a mi hora mortal. Aquella donde dejaría mi vida por siempre.
Y sí, Aby era la única vida que por siempre conocería.
—Mantenme en tus sueños—susurré luego de besar su mejilla cuidando que no despierte.
Con extremo cuidado, y con el corazón despedazándose a cada movimiento me separé de ella y me alejé de la cama. Me vestí, y tomé la maleta de mi “viaje eterno y solitario” sin dejar de admirarla.
Aquella chica tan indefensa, dulce y hermosa, recostada en aquella cama, durmiendo sin darse cuenta de lo que estaba por hacerle, era la razón de hacer mil y una locuras.
Y la mejor locura que podría hacerle, era abandonarla para permitirle ser feliz.
Sí, el despojarla de mi persona por siempre, era mi mejor prueba de amor.
Fandom: Harry Potter (Potterhead)
Lily sonrió con ternura, mientras arropaba a su pequeño dormilón entre sus brazos. La tenue luz de la luna iluminaba la carita de Harry, en una dulce mueca que inflaba su corazón de madre a límites insospechados.
Que James la perdonara, se pusiera celoso o lo que quisiera, pero en estos tiempos tan difíciles, el único que podía arrancarle esas sonrisas era Harry. Harry y sus ojitos verdes, Harry y sus bostezos, Harry montando su escoba. Su bebé era la mayor alegría de su vida, ¡y crecía tan rápido!
No quería perderse un solo momento, pensó.
—¿Ya se durmió?
James se acercó por detrás a su esposa y estampó un beso en sus cabellos, mientras miraba con satisfacción a su hijo. Tan pequeño, pero tan grande. Parecía que ayer Lily le daba la noticia de su embarazo, y ahora ya había pasado un año que lo tenían entre sus brazos.
—¿Qué crees que esté soñando? —preguntó Lily. —¿Pensará en nosotros?
—Nos tiene las veinticuatro horas del día encima, ¿por qué lo haría? —rió él. —Probablemente sueñe con su escoba. Será un gran jugador de Quidditch— sonrió.
Lily rodó los ojos y caminó dentro de la casa, hacia la cuna de Harry. Dejó con lentitud al pequeño y besó sus ojos cerrados.
—No puedo creer lo grande que está—dijo su padre, su figura recortada contra la puerta. Lily se giró hacia su marido, sorprendida de que pensara como ella. James le guiñó un ojo, como en los viejos tiempos y ella sonrió en grande. Se acercó y dejó que sus brazos la envolvieran, mientras observaban el vientre del niño subir y bajar al ritmo de su respiración.
Lily pensó en las lechuzas que recibían antes de llegar al valle de Godric. Pensó en las tristes noticias que recibían cuando Sirius los visitaba de vez en cuando. En Dumbledore, y sus ojos carentes de brillo cuando hablaba de Quién-Ella-Sabía. Suspiró, y sus ojos se inundaron de lágrimas. ¿Por qué lloraba? No sabía, y aún así, notó como James la apretó con cariño.
—No quiero perderme un solo momento. Quiero seguir viendo cómo camina chueco, si es buscador o guardián, quiero que me pida un perrito y decirle que no aunque ambos me convenzan de que sí, ver si le va bien en Pociones o en Historia de la Magia. James —se giró hacia su marido. Él frotó sus brazos.
—Bueno, yo sólo quiero estar contigo, justo aquí, justo así y tenerlos cerca el mayor tiempo posible.
—Pero…
—¿Pero? Lils, podemos hacer eterno cada momento, y no necesitamos un hechizo para eso. Créeme, no vas a olvidar cómo fue verlo caminar, o su primera lechuza de Hogwarts. Y cuando seamos viejitos, y lo recordemos, va a ser maravilloso.
Lily asintió y se giró hacia la cuna, para ver cómo Harry se había parado y los miraba somnoliento.
—¡James Potter!
—¿Qué? —rió él. —Yo tampoco podía perderme ese momento.
Fandom: The Maze Runner
¿Quién lo hubiera pensado?
El silencio parecía perpetua entre los dos, ninguno podía abrir la boca y decir al menos una palabra; uno estaba avergonzado y el otro desilusionado. El chico de cabellos castaño claro limpiaba las lágrimas de sus cachetes con brusquedad, evitaba la mirada de su novio y se dedicaba a jugar con sus dedos.
—Discúlpame —escuchó y volteó rápidamente a verle, con dolor. Negó con la cabeza limpiando su nariz—, por todo.
—¿Por qué? ¿Tan aburrido estabas? —le preguntó agresivo inmediatamente—. Pudiste sólo haberlo dicho en vez de mentirme, ¡me dejaste como un completo estúpido! —miró sus manos y frunció los labios, las escenas de su novio besando a una chica en la fiesta de Minho volvían a su cabeza; y con dolor, recordaba las palabras de su mejor amigo hacía un año.
«Newt, algo de él no me agrada. En lo absoluto, mira cómo mira a Teresa».
Cuanta razón tenía Minho de Thomas.
—No te mentiré —volvió mirarle por su comentario tan sereno—, Teresa me gustaba desde hace... Mucho tiempo —sintió su pecho oprimirse y tapó su cara con las palmas—. Te lo juro Newt, no quería hacerte daño pero no sabía cómo decírtelo.
No quiso contestar por el nudo que tenía en la garganta, ahogó un sollozo encogiéndose en su tristeza ante una verdad que nunca quiso ver. No volvió a escuchar a Thomas hablar.
—Si alguien hubiera dicho hace tres años, que ya no estarías conmigo —dijo ronco después de un rato —, me hubiese levantado y le pegaría un puñetazo en toda la cara —declaró separando sus manos de la cara, dispuesto a mirar a Thomas—. No sabes qué tan decepcionado me siento.
Lo vio tragar con una mirada incrédula sobre él.
—Y aún así, después de todo esto no puedo odiarte y realmente, quiero hacerlo —confesó dejando afuera aquello que tanto le comía la cabeza, un sentimiento que quería tener para poder cortar el lazo que tenía con Thomas y poder superar el hecho de una infidelidad pero, no podía, aún le miraba con cariño a pesar de estar dolido. Y eso, no era bueno—. ¿Quién lo hubiera pensado?
Rió sin ganas volviendo a quitar las lágrimas de sus ojos, la banca en la que estaba sentado rechinó, Thomas se había levantado con las manos en los bolsillos y dándole la espalda desde su posición. Imitó la acción desconcertado y se puso a su lado, esperando algo.
Thomas volteó a mirarle con pena, algo que empezaba a odiar que se reflejara en esos ojos que tanto amó. El castaño oscuro lo tomó de los hombros y se fue acercando al cuerpo ajeno; empezó a sentir los nervios aflorarse en su estómago, los labios de Thomas chocaron con suavidad en su cachete rojizo, separándose al cabo de unos segundos con lentitud.
—Lamento todo esto —Thomas repitió sus palabras y acarició uno de los hombros ajenos con su pulgar, suspiró y se separó por completo —. Adios, Newt —dicho eso, empezó a alejarse, caminando por el patio para volver a entrar a la casa de Minho.
«Adiós, Tommy».
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