Resultados "Nuestro primer beso"


Usuario: MaddieZM
Fandom: EXO (EXO-L)

Limpié la sala porque mañana cumpliría un mes de relación con KyungSoo y para ello, habíamos pactado darnos nuestro primer beso en la medianoche así marcaríamos un comienzo lleno de amor. Quizá suene tonto, pero era romántico y especial para nosotros, un detalle único en la difusa relación que habíamos tenido.

Lo conocí en la escuela primaria; sentándonos juntos, comenzamos a hablar durante las clases, pasamos el recreo juntos, compartimos gustos. Pasaron los años, llegamos a la secundaria y caí en cuenta que me había enamorado de él, de repente sus toques sutiles los disfrutaba y verlo reír era un deleite para mí.

Mi corazón lo había elegido a él, y aunque trate de cambiar mi pensar, me resultó imposible porque moría lentamente cada vez que me alejaba. En mi mente la idea que más rondaba era que él me rechazaría porque a él no le gustaban los hombres.

Acerté. No le gustaban los hombres, se enteró por un descuido mío de mis sentimientos. Desgarramos nuestras gargantas y lloramos en una mezcla de tristeza, enojo y confusión. No nos queríamos alejar del otro, pero tampoco queríamos estar juntos. Éramos una contradicción. El ambiente gris nos siguió meses mientras nos divertíamos y nos enfadábamos mutuamente. Terminamos contándole a mi hermana mayor, ella nos abrazó y susurró que era jodidamente normal. El amor es para todos y no había por qué privarnos de ello.

Reanudamos nuestra amistad y al ingresar a la misma universidad me llené de valor para pedirle ser mi pareja y él con valentía aceptó. En nuestra burbuja de amor acordamos que cada mes daríamos un paso. En el primero venía el beso, en el segundo decírselo a nuestros padres, en el tercero caminar por la calle tomados de las manos...

La pantalla de mi celular se prendió y vi que era él quien llamaba.

—JongIn... Se produjo un accidente por la lluvia y los taxis no pueden pasar, seguro llego luego de la medianoche... Es frustrante.

Miré el reloj en la pared, eran las once. 

—Dime en qué calle estás.

—En Noksapyeong-daero.

Hice una mueca con los labios, hasta allá eran casi 40 minutos. —Iré hacia allá, quizá podamos toparnos.

La dulce risa de KyungSoo me animó. 

—Tú... Te mueres por besarme, ¿No?

Nos despedimos. La primera promesa que hicimos como pareja no la romperíamos. Tomé un taxi. Mi corazón latía rápidamente cuando me di cuenta que seguíamos lejos y que el tiempo se acababa.

Por Sinsa-dong un mensaje hizo que mi humor decaído se esfumara.

—Estoy pasando la estación Sinsa.

Alcé la vista de mi celular y como si fuera por arte de magia, él estaba en el taxi de la pista contraria. No pensé y aprovechando que la luz estaba en rojo, salí del taxi corriendo y toqué su ventana mientras el conductor del que yo había huido me llamaba.

Él salió, me abrazó y guiados por el impulso de la alegría nos besamos con el sentimiento más puro que nuestros corazones pueden albergar: amor.

Usuario: snapebatch
Fandom: Detroit: Become Human

Markus lideró una revolución que marcó la historia hace casi un año. Era fuerte y determinado y muy capaz de afrontar cualquier situación.

Entonces ahora, con las vistas del río de Detroit frente a él, no entendía por qué su bomba de thirium latía con fuerza y sentía un cosquilleo molesto en sus biocomponentes ante sus próximas acciones. Connor estaba a su izquierda, y detrás de ellos, en el parque, estaba Sumo, el gran San Bernardo del teniente Anderson que parecía ser una de las mejores cosas que le sucedió a Connor. El RK800 miraba hacia las estrellas, y Markus no podía creer que tenía a pocos centímetros de él una de las mejores obras de arte que vio jamás, y estaba seguro de que Carl estaría de acuerdo con él.

El rostro de Connor era pacífico mientras miraba el cielo, y las luces del parque creaban sombras en él que sólo parecían resaltar la suavidad de sus rasgos; los ojos marrones eran brillantes y su cabello se movía levemente por el viento, su led en un azul suave y una pequeña inclinación de sus labios le dejaban en claro a Markus que Connor estaba completamente a gusto en este lugar, y Markus era parte de ese sentimiento.

No era una cita, no formalmente, pero cualquier momento fuera de New Jericho con Connor, Markus lo contaba como una cita.

Sonrió un poco y tomó suavemente la mano de Connor, quien dejó de ver las estrellas y lo miró con un ojos curiosos y una leve inclinación de su cabeza, y Markus lo supo. Ese era el momento perfecto, con el sonido de las olas tranquilas, las estrellas brillantes sobre ellos y las luces suaves del parque. Markus se inclinó levemente y luego hizo que ambos quedaran frente a frente, con ambas manos agarradas en un suave apretón.

Miró hacia los ojos de Connor y, decidido, cerró los propios, acercándose cada vez más al otro, su intención clara.

—Oh, ¿ya te cansaste Sumo?

Sus labios sí chocaron contra algo, pero definitivamente no fueron los labios de Connor, y al abrir los ojos, se dio cuenta que estaba besando el párpado derecho de Connor. Se alejó con rapidez, sintiendo el thirium manchando su rostro de azul en vergüenza, en especial cuando Connor lo vio con ojos igualmente sorprendidos y confundidos.

Oh, ¿podrá la tierra tragárselo ahora mismo? Se aclaró la garganta y miró al gran perro que se había desplomado a sus pies, moviendo la cola felizmente y mirando a Markus como si supiera exactamente lo que había tratado de hacer.

Se arriesgó a mirar a Connor y sintió que el thirium en su rostro no dejaba de acumularse, en especial al ver la pequeña sonrisa divertida que le dirigía el RK800.

—¿Trataste de besarme?

—Por favor, no hablemos de esto nunca.

Connor rio suavemente mientras apretaba sus manos aún juntas, y Markus, a pesar de seguir decididamente avergonzado, sintió que todo había salido bien esa noche.

Usuario: -Surya_x_Harcy-
Fandom:  Harry Potter / Percy Jackson (crossover)

Percy lo tenía todo planeado.

Ordenó la comida del lugar preferido de Harry, aquel que tanto le decía que le recordaba a su hogar, a su familia.

El lugar donde comerían estaba arreglado de pies a cabeza, era al aire libre, dentro de las barreras del campamento media sangre, un mantel rojo y tres velas aromáticas adornaban la pequeña mesa para dos, además de las luces que iluminaban los árboles cercanos.

Su presente estaba envuelto de manera cuidadosa en un papel de envoltura con un patrón de franjas rojo y dorado —aquel papel que tanto le costó conseguir— y una pequeña nota que su madre le había ayudado a escribir —culpaba enormemente a la dislexia y al nerviosismo—.

Su atuendo también estaba listo, era algo casual, no muy extravagante, ni nada por el estilo, algo que lo hacía ver como él mismo, demostrando lo intrépido que era y lo tímido que se sentía. Le quedaba bien.

Tomó aire mientras iba con Harry a su lado, en el asiento de copiloto, Paul le había dejado tomar el coche, asegurándose de que llevara la licencia de conducir en el bolsillo.

Platicaban de manera amena, Harry le contaba todo lo que había ocurrido ese año, le habló sobre sus problemas y Percy se sentía feliz de ser considerado confiable como para saberlo.

Harry había sufrido demasiado, como todo aquel que sufría una guerra, y él deseaba una oportunidad de hacerlo feliz.

Llegaron a la colina mestiza y Percy llevó el auto por el camino que generalmente tomaban las furgonetas del campamento, hasta bajar de él y llevarlo al lugar donde sería su cita.

Comieron entre pláticas y risas, con un aura de complicidad que difícilmente logras con cualquiera, Percy estaba feliz de estar en ese momento con Harry.

Caminaron dentro de las barreras del campamento, disfrutaron del momento juntos, sin embargo, Percy comenzó a confesar su corazón, sintiendo como la mano de Harry se enlazaba a la suya propia mientras seguían el camino, alentándolo a continuar, Percy vació todo, y Harry fue feliz de aceptarlo.

—Harry, ¿puedo hacer algo?

Harry asintió, con una sonrisa, pero en el comento que se acercó a él...

Resbalaron.

¡Percy ni siquiera recordaba que esa pequeña colina estuviera ahí!

Se levantaron llenos de césped y barro, con los cabellos despeinados en todas direcciones —aunque eso fuese normal en ambos, esta vez había clara vista del desorden—.

—¡Lo siento! —fue lo primero que pudo decir, Harry solo comenzó a reír.

—¡No lo sientas! Ibas a hacer algo, hazlo, anda —alentó, sonriéndole de manera cálida, mientras enderezaba sus anteojos.

Percy se sentía avergonzado, ¡se había arruinado...!

Pero lo supo, a Harry no le importaba como se diese el momento. Lo importante era si lo hacía o no, porque si venía de él, Harry lo atesoraría.

Tomó las mejillas del más bajo entre sus manos, juntando sus labios de manera suave, de manera dulce. Sin querer apresurarlo.

Simplemente disfrutaron del momento, amándose de la manera más pura que hay.

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