Resultados "No tan dulce Navidad"
Usuario: Beatha23
Fandom: Supernatural
—¡Vamos, Sammy! Ven y canta conmigo —gritaba Lucifer en completa euforia—. Vamos, nene, solo escucha la televisión de fondo: Navidad, navidad, dulce navidad...
Sam cerró con fuerza sus párpados mientras se acurrucaba en su cama. Era navidad y a Lucifer se le había dado por andar vestido de Santa Claus, cargado de cascabeles y un repertorio interminable de canciones navideñas. Era una lástima que le hubiesen quitado sedantes.
—Oh, Sammy, vamos a tomar rompope y cantar.
Aún con sus parpados fuertemente cerrados no pudo evitar que unas cuantas lágrimas se escapasen de sus ojos. Ya no podía mas, estaba cansado de Lucifer, cansado de seguir luchando cuando era obvio que con cada día en ese lugar se ahogaba lentamente.
Si no fuese porque él le había prometido a Dean que resistiría, que esperaría por su regreso con esa supuesta cura mágica a su locura, seguramente ya se habría suicidado.
—No llores, Sammy. Es navidad, tiempo de felicidad —cantaba Lucifer.
Sam deseó dormir y no despertar hasta que su locura hubiese acabado, o por lo menos hasta que llegase enero y ya no tuviese que soportar al diablo vestido de Santa. Si tan solamente pudiese dormir y dejar todo eso atrás.
Mas lágrimas acudieron a sus ojos y por un segundo, por un glorioso segundo el sonido de su llanto y el de su agitada respiración acalló la voz de Satán. El dolor nunca se había sentido tan bien como en ese momento.
Pero nada era para siempre y su pequeño momento de desahogo y de escape de Lucifer volvió con la rapidez de un chasquido de dedos. De hecho fue una mano sobre su hombro la que lo volvió a la realidad.
—¿Dean? —Sam se giró esperando ver a su hermano, pero grande fue su decepción al ver a uno de los enfermeros y tras de él estaba Lucifer con su sonrisa burlona.
El enfermero le miró con la lastima con la que se le miraba a todos en ese lugar, luego le comento que algunos internos estaban abriendo los obsequios que sus familiares les habían enviado. Él también tenía uno.
Por mucho que quisiera quedarse en la cama, caminó con desgana hasta el decrepito árbol en la sala de recreación. Uno de los en cargados le tendió un pequeño paquete envuelto en papel periódico.
A pesar de su asfixiante depresión no pudo no sonreír al ver el paquete mal envuelto.
"Lamento no poder estar allí para, Sammy, pero sigo buscando una solución y no pienso darme por vencido contigo. Tampoco la hagas tú.
Por favor, resiste, yo sé que eres más fuerte que ese hijo de puta presuntuoso.
Más que un regalo es un préstamo. Usarlo me ayudo durante años a mantenerme en pie porque era una forma de estar cerca de ti. Úsalo y siéntete cerca de mí."
Entre sus dedos colgaba el pequeño amuleto que navidades atrás le había dado a Dean. Una genuina sonrisa le acompañó mientras se ponía el colgante. Ya no estaría solo.
Usuario: Merodeadorablack19
Fandom: Avengers
Otra absurda Navidad más empezaba de nuevo, pasaba los canales de la televisión sin ningún interés fijo, no me interesaban en absoluto lo que contaran las noticias, ni los repetitivos villancicos que mis vecinos ponían una y otra vez.
La verdad era que, desde la invasión de Nueva York todo había cambiado, me sentía aburrida y vacía. Todo hubiera sido mejor si nunca los hubiera visto de nuevo, pero ya daba igual, había vuelto a hechizarme y no podía hacer nada para remediarlo.
Las navidades solían ser agradables, cenábamos todos juntos, abríamos los regalos y comíamos chucherías, aunque eso era antes de saber quién era de verdad, de que saliera de este planeta y dejara a todo y a todos los que me importaban para siempre, y ahora otra vez aquí.
Debo admitir que no tenía interés por nada en absoluto, de la televisión pasaba a la tableta, al teléfono, a la cama, a la nevera y al sofá, era todo un continuo y vacío círculo vicioso. Supongo que no quería pensar en lo que realmente importaba, como que a él no le volvería a ver y que debería pasar página, que ese era el increíble castigo impuesto por Odín, porque nada es mejor que separar a dos enamorados eternamente.
Lo intenté tantas veces, que al final me cansé de intentarlo tanto, me rendí. No me di cuenta de cómo llegó la víspera de Navidad, recuerdo cenar una pizza, ver una película igual de triste que siempre, e irme a dormir, en realidad no sé ni porqué puse el árbol algunos días antes. Lo que me sorprendió fue ver un pequeño paquete al despertarme, justo debajo del gran abeto decorado con nieve.
Lo agarré, sonriendo por primera vez en muchos meses y abrí la pequeña tela aterciopelada que lo envolvía. Dentro tan solo había una diminuta nota, en la que se leía con una letra muy cuidada, un lugar y una hora.
Me vestí y peiné lo más rápido que pude, cogí mi abrigo, mi gorro y mi bufanda; metí el regalo en el bolsillo y bajé corriendo las escaleras, daba igual lo mucho que nevara, el frío que hacía o que me castañearan los dientes, hacía mucho tiempo que no leía nada del autor de esa nota, y cualquier cosa valdría la pena.
Al llegar al lugar no había nadie, me coloqué al lado del árbol de esa plaza, y esperé. Estaba muerta de miedo, pero en unos minutos apareció, vestido de verde y negro, con una sonrisa en su cara, corrí y lo abracé con todas mis fuerzas. Había echado tanto de menos sus abrazos, su voz y su tacto. Loki, en que momento se te ocurrió esta estúpida y maravillosa locura.
Desde aquel momento, me encantó la Navidad, porque entendí que no todo eran los regalos, o los caramelos, era muchísimo más importante, el amor, la amistad y el cariño, ser felices.
Usuario: Yacs_Weasley
Fandom: Harry Potter
Para Harry, la Navidad no era más que una tontería. Tal vez en la escuela fingiese emoción de que aquellas fechas para estar en familia llegaran, pero no era más que una pantomima, una actuación para que nadie sospechara lo que ocurría tras las cuatro paredes del número 4 de Privet Drive.
Se quedaba en el catre que se localizaba en su alacena debajo de las escaleras, con una manta lo suficientemente gruesa para no hacerlo morir de frío, pero lo suficientemente delgada para sentirlo. Escuchaba los berrinches de Dudley sobre los regalos que había pedido, las palabras dulces de tía Petunia hacia su hijo y los halagos de tío Vernon por tener un hijo que sabía lo que valía.
No. No podía estar feliz en aquellas fechas, no cuando sabía que sus padres habían muerto en un accidente de coche donde solo sobrevivió él, no podía estar feliz, no podía creer a la cancioncilla pegajosa que sonaba en la radio "Navidad, navidad, dulce navidad. Es un día de alegría y felicidad".
No. No lo era. No cuando tu única familia te odiaba.
...
Cuando la cena de noche buena llegó, por muy raro que fuese, sus tíos lo dejaron estar en la mesa, le dejaron comer sin dedicarle ni un solo regaño por tomar todo lo que deseó comer y, llegadas las doce en punto, incluso recibió un abrazo de su tía.
Todo era tan extraño.
Pero incluso más extraño fue cuando, en la sala, debajo del árbol de navidad, lleno de adornos brillantes, había un regalo para él.
—Chico —dijo tío Vernon—, este es para ti.
Con manos temblorosas, Harry aceptó el regalo, se sentía como un libro de pasta dura, desgarró el papel de envoltura con cuidado y, observó aquel álbum de fotografías.
Fotografías que se movían.
Debajo de una fotografía amarillenta por el paso de los años, se encontraba una inscripción en letras doradas.
"James y Lily Potter".
No pudo evitar sonreír, ¿le estaban regalando un álbum de fotografías... de sus padres?
Alzó la vista, encontrándose con la de tía Petunia.
—Gracias.
La mujer frunció el ceño, soltando un suspiro.
—Es hora de que sepas todo, muchacho.
Y para Harry, el enterarse de que había un mundo lleno de magia esperando por él y, un álbum de fotografías de sus padres, fue el mejor regalo que pudo recibir.
¿Acaso eso era el espíritu navideño del que todos hablaban?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top