Resultados "Desde los ojos de mamá"
Ganador: DrawingColors
Fandom: Shingeki no Kyojin
El cansancio le pinchaba y sus dedos, que por fin tenían un descanso mientras esperaba que la comida estuviese lista, progresivamente se relajaban y volvía a ella la capacidad de sentir toques en la yema. Una vez lavada la lencería, limpiada la casa y asegurado las compras para el siguiente día, Carla tomó un momento para ir a la habitación.
Mientras volvían, abrió su gaveta y sujetó el plano objeto bordeado en dura madera. A pesar de que su mano continuaba algo entumecida, el roce del espejo le permitió recordar los instantes en que se dedicaba a aquello.
Agarró su listón magenta y lo deslizó hasta tener el cabello sin ataduras. Peinó sus hebras acercándose a la ventana y alzó el espejo, sintiendo el músculo de su brazo tensarse por milésima vez en el día.
Pero, ¿importaba que en esa ocasión sintiera la presión de la extenuación en su bíceps? Una vez que su cabello estuvo suelto, cuando varios mechones de negro con una pizca opaca le hicieron el mejor marco, su rostro fue, por un segundo, la excelente pintura que ningún cuadro tendría nunca.
La luz del sol impactando en ella desde su ventana le hacía brillar los ojos y la cabellera, le daba ese toque que en su juventud siempre se dedicaba a mantener y cuidar.
Bajó el espejo y juntó ambas manos en su pecho, cerrando los ojos y sonriendo con la hermosa vista que creía tener. Pasaba horas limpiando, lavando y cocinando, horas donde el sueño con mucho esfuerzo le alcanzaba para soportar el trajín del día, y saber que aún podía verse a sí misma de una manera femenina y resaltante le permitió dejar el espejo y volver a sus quehaceres con la misma lealtad de siempre.
Escuchó un estruendo cerca de la casa y giró alarmada, corriendo y encontrando a Eren en el suelo con leña alrededor y Mikasa mirándolo con decepción.
—¿Qué has hecho, Eren? —preguntó, caminando hacia él y apilando la leña como si fuera una amiga ayudándolo a lidiar con las consecuencias de un error.
—Intentaba...
Ante el silencio, Carla alzó la mirada y pudo ver la impresión de Eren y Mikasa. Se preguntó a qué se debía, pero cuando sopló el viento su cabello se levantó y las hebras le hicieron cosquillas en las mejillas, y entendió. Allí notó que el listón descansaba atado en su muñeca.
Eren alzó la mano y detrás de su oreja colocó muchos mechones negros para verle mejor el rostro. Con la sonrisa extendiéndose en sus labios y un brillo emocionado en sus ojos, experimentó una hermosa sensación en el pecho.
—Nunca te había visto así, mamá.
Asombrada, parpadeó y miró brevemente a Mikasa: la niña la observaba de la misma manera asintiendo, concordando con las palabras de Eren. Y allí, aunque sabía encontrarse lejos de la realidad, pudo sentirse tan admirada como la mismísima reina de Mitras en la Muralla Sina.
Sonrió, sabiendo que no habría mejor lugar donde consagrarse que en su hogar.
Ganador: MY_REALLY_MACHINE
Fandom: Harry Potter
Siempre lo supe, desde el primer día que viste una película de princesas y tu único comentario bajo el disfraz de la inocencia fue ese:
«¡Quiero que llegue mi príncipe azul también!»
Pero tú eras el príncipe azul, mi cielo.
Lo sabía, Draco. Siempre lo supe. Creo que, como tu madre, siempre lo supe, es algo que viene en el contrato.
Pero somos magos, Draco. Eres nuestro hijo único. Y somos sangre pura.
Se lo dije a tu padre, él solo exclamó un insulto y luego empezó a traer bruja tras bruja a la casa.
Y tú ¿qué hacías? Decías que eran agradables y podrían ser una buena amiga. Por Merlin, Draco, al menos disimula.
Te fuiste a Hogwarts, creía que esa etapa había pasado por fin. Cuando te vimos besarte con una bruja de cabello corto y negro.
Yo sabía porque tú mirada se veía tan infeliz en ese momento. Me convencí que era lo normal.
No lo era.
Cuando cumpliste dieciséis ese tema se volvió obsoleto. Voldemort nos volvía la vida imposible, yo no quería meterte en ese tipo de vida. Pero tú padre insistió. Y tu te volviste un mago excelente.
Aún así eras tan solo un niño.
Vi las bolsas bajos tus ojos, el estrés que todo esto te provocaba. Llorabas, pero ya no era por un niño. Era por el miedo constante a morir en cualquier momento.
Y yo lloraba contigo.
Dejaste Hogwarts cuando la victoria de Voldemort se veía cada día más clara. Lucius se volvió loco.
¿Sabes que es lo peor? Yo lo seguí amando, y lo sigo haciendo.
Cómo tú amas a ese chico.
Harry Potter, no había sido parte de mi vida hasta que se convirtió en parte de la tuya.
Creo que eso fue una de la razones por las cuales le mentí a Voldemort. Fallé mi lealtad. Sabía que estaba vivo, no dije nada.
Pero también mi desesperación por verte con vida me consumía por completo.
Al terminar todo, nos escondimos los tres. Tu padre se encerró en la alacena y nosotros nos sentamos en la mesa de la cocina.
Me lo dijiste
«Madre, me gusta besar chicos»
No dije nada.
«Pero sobre todo me gusta Harry»
Tomé tus manos frías y las besé. El anillo de la familia Malfoy estaba en tu índice. Lo besé también. Ahí vi que comenzaste a llorar. Yo también lloré.
«Ya lo sabia»
Y tu lloraste con la misma fuerza de ahora mismo.
Tan solo quiero que seas feliz Draco, mi Draco.
Así que no llores mi pérdida, yo ya fui feliz.
Tú eres el que más merece ser feliz ahora.
Trajiste flores amarillas, sabes lo que me gusta. Lo siento, no puedo abrazarte, pero Potter sí puede. Tu príncipe azul llegó.
Mi amor.
Gracias por estar hasta al final.
Pero ya va siendo hora de que me vaya con tu padre.
Te amo, mi Draco.
Te ama, la reina de la familia Malfoy.
Te ama, mamá. Y por siempre lo hará.
Ganador: Ethan__A
Fandom: FNAFHS
—Mamá, tengo algo que decirte. —Las mejillas del castaño estaban coloradas de un tono carmín, asentí palmeando el lugar a lado mío para que el menor tomará asiento.
—Dime, cariño, te escucho —dije con dulzura dándole una cálida sonrisa para que tuviera confianza en mi.
Suspiró ligeramente, tomó mis manos y me miró a los ojos, parecían cristalizarse poco a poco.
—Mamá, s-soy gay. — Acaricié sus cabellos castaños besando al mismo tiempo su frente.
Nunca me molestaría con el por ese hecho, amo a mi hijo a pesar de todo, no importa qué sea, el siempre será mi niño adorado.
Me alegraba que mi hijo tuviera confianza en mi como si fuera su amiga.
—¿Cuándo me presentas a tu pareja? —Si, tenia que preguntarlo, sabía que por alguna razón el me confesaría su orientación sexual.
Pareció sorprenderse ante la pregunta, al mismo tiempo sus mejillas ardieron leve y desvió la mirada. Tome sus manos y suspire ligeramente sonriendo después de mi acto, bese nuevamente su frente y me levante del sofá.
Me parecía bueno que mi hijo confiara en mi, muchos otros chicos de su edad no tienen esa confianza por el mismo hecho de que temen a ser juzgados. Por mi parte eso no pasara, amo a mi hijo con todas sus cualidades y defectos, sin importar por quien sienta atracción, hombre o mujeres, unicornios u ogros, le aceptare sin importar qué.
...
Frente a frente me encontraba con la pareja de mi hijo, era un lindo azabache de ojos rubí y tez pálida, parecía nervioso.
—Mamá... —Escuché, inmediatamente mi mirada se dirigió al castaño quien me nombraba. —¿Puedes dejar de intimidar con tu mirada a Alfred? —Solté una leve risilla viendo de reojo al azabache.
—Lo siento, cariño, simplemente estoy analizando si este chico es el indicado para ti, aunque ya no hará más falta, se nota que es un gran y buen chico. Espero no este equivocada, ¿verdad Alfred? —Le mire nuevamente, este estaba sonrojado y al hacerle un llamado se sobresalto con levedad.
—Por supuesto, señora Fazbear. —Agachó su mirada con una ligera sonrisa, parecía estar feliz con tener la aprobación de la madre de su pareja.
Observé cómo el castaño se acercaba al azabache para plantar un beso en la mejilla de este, sonreí enternecida, ambos se le notaba muy felices juntos, no podría arruinar esa felicidad con los absurdos estereotipos que se tienen sobre la homosexualidad, sabia que la lealtad del azabache a mi hijo era honesta.
Después de eso, el día siguió entre risas y bromas, llevándome la gran sorpresa de que después de todo Alfred no es un mal chico, y que hará hasta lo imposible por hacer feliz a mi hijo.
Además, ambos me trataban como reina por aceptar su relación, algo que no pude negar.
Todos ganábamos.
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