Resultados de Un último adiós

Se que nos hemos tardado un poco más de lo preevisto y fue solo por buenas razones: recibimos muchisimas más respuestas de las esperadas. Algunas se registraron hasta el último momento, así que el equipo se esforzó bastante para poder juzgar lo más rápido posible. (Además, ¡con lágrimas en los ojos es difícil!).

Sus relatos fueron tan bellos y tristes a la vez. ¡Jugaron con nuestros pobres corazones! 

¡En fin! después de todo, ¡lo logramos! aquí les dejamos a los 3 ganadores de este reto tan dramático y bastante popular.

Fandom: Haikyuu!


Te fuiste demasiado pronto, ¿sabías?

Seguramente me dirías idiota. Te conozco lo suficiente como para saber lo que pensarías si me vieras. Porque podías saber con una sola mirada lo que estaba pensando, me conocías demasiado bien, pero nunca pensaste que podía ser al revés, ¿verdad?

Puedo incluso verte chasquear la lengua, molesto, y seguramente me insultarías como solías hacer. Sé que me darías un golpe al ver que sigo recordándote después de tanto tiempo. Te fuiste hace dos años. Dos... ¿quién lo diría? Teníamos tantos planes... ¿Recuerdas que soñábamos con representar a nuestro país en un mundial?

Así como por ti me derrumbé, por ti también me levanté. Y puedo decir con orgullo que he llegado a ser jugador de volleyball a nivel mundial porque siempre has estado ahí para apoyarme.

Abandono este pequeño departamento que compartimos tan poco tiempo en Tokio para ir a otra: Kyoto. Mientras recojo tus cosas, recuerdo cada momento desde nuestra infancia que pasamos juntos. Las lágrimas me nublan la vista cuando veo el álbum que tenías. Siempre te gustó tomar fotos, desde los escarabajos que cazabas hasta los partidos que jugábamos.

Entonces, lo veo: un USB cae. Veo mi nombre, en celeste, cuando lo recojo. ¿Qué es...?

Lo pongo en el portátil. Solo hay un vídeo. No puedo contener mi curiosidad.

Entonces, apareces.

Y mi corazón da un vuelco.

"No sé si está bien, y espero que nunca llegues a oír esto, porque significa que ya no estaré ahí para decírtelo."

Idiota. Eres un idiota, Iwa-chan.

"Si estás pensando que soy un idiota, por esta vez te daré la razón, imbécil. Este vieje es peligroso, pero necesito plasmar la realidad de la guerra, enseñársela al mundo. Para eso estudio periodismo."

—¡Por eso has muerto, idiota! —pateo el suelo. Agua cae sobre el teclado.

"No lo entenderías, por eso no te he dicho nada. Como estás viendo esto, significa que al final mi presentimiento se ha cumplido y he muerto. No llores, idiota, te conozco. Estoy seguro de que ahora mismo estás llorando y te ves horrible, que lo sepas."

—¡Si estoy llorando es por tu culpa, Iwa-chan, idiota!

"Con lo idiota que eres dudo que alguien te soporte tanto como yo y que pueda controlar esa locura que tienes. Pero estoy seguro también de que superarás todo esto, y que encontrarás a alguien mejor que yo para que sea tu apoyo"

—No, Iwa-chan... No puedo reemplazarte tan fácilmente...

"Debería decirte esto en persona, pero solo por si no vuelvo... Tienes que saber que yo..."

Tu rostro rojo y tu mirada me dicen todo.

No. No te atrevas, Iwa-chan.

"Yo..."

No.

No puedes hacerme esto ahora que te has ido.

No.

No.

¡No!

Me tapo las orejas, pero igualmente lo escucho.

"Yo... te quiero, idiota. Siempre lo he hecho. Y si no vuelvo, quiero que sepas que.... tú eras... mi única estrella."

Acaba. Desapareces.

Y lloro.

Es injusto.

Yo también te quería.

—¿De qué me sirve que me quieras si ya no estás, imbécil?


Fandom: Violetta


Habían pasado dos años de la muerte de Violetta Castillo. Ella había muerto en medio de uno de sus shows, había caído desde una altura considerable en un escenario por un fallo del arnés, aunque nunca terminó de aclararse si fue intencional o algo sin querer, solo que acabó con su vida.

A Angie le costó superarlo más que a su padre, Germán, quien había sufrido la muerte de la madre de Violetta cuando ella tenía solo cinco años, había logrado aparentar frente a su esposa, Angie, que lo había superado por más que el vacío fuera inmenso.

Eran las cuatro de la tarde cuando Angie limpiaba su habitación. Estaba de licencia por su segundo embarazo, el que ya llevaba siete meses. Había sido inesperado, pero eso la había alegrado así como su hija de dos años, Clara, debía seguir por ellas dos, su niña y su pequeña por nacer.

Quitando un par de libros de una estantería encontró una memoria USB, era un pequeño objeto color violeta y un pequeño papelito pegado detrás. "Escúchalo, Angie. Escuchame"

Vió a la pequeña Clara dormida en un sofá blanco de la sala y besó su frente para ir a por la computadora de Germán, pues la suya no tenía batería. La prendió y conectó la memoria, la que tenía solo un vídeo titulado: "Necesito que me escuches por última vez, mamá", el que no dudó en abrir.

—Angie, me encontraste —decía una Violetta con lágrimas en los ojos —. Estoy segura de que necesitas hablar conmigo, y yo quiero hablarte y aclararte algunas cosas, no descansaré en paz si no te digo que yo he querido morir y he desajustado el arnés, acabo de hacerlo y ahora saldré al escenario con ese número que acabará conmigo —hablaba la difunta entre lágrimas —. Todo va mal, Angie. Me descubrieron un cáncer de páncreas avanzado, y me voy a morir. Se lo conté solo a León y él me ha dejado ese mismo día, y a papá no pude contarle, ni a ti, les rompería el corazón —susurró mientras lloraba, con todo su maquillaje corrido. Se detuvo a limpiarlo con un algodón y siguió —. Mis fans estarán desconsoladas, la promoción del Studio que se graduó conmigo no podrá parar de llorar, León... Y ustedes, mamá, mi pequeña hermana que crece dentro tuyo a la que no conoceré, papá... Os romperé el corazón, pero os amo mucho, para siempre.

El vídeo terminó en ese momento y Angie estaba llorando de manera desconsolada, Violetta era su pequeña a la que siempre había buscado, se había hecho pasar por institutriz para conocerla, había sido como una madre para ella, y ella había sido su todo, se cuidaban entre las dos, estaban de manera incondicional la una para la otra.

Cerró la tapa de la computadora y cubrió su rostro con sus manos mientras lloraba, sintiendo un gran vacío, hasta que sintió una mano pequeña tocarla.

—¿Mami? —susurró Clara y Angie la tomó en brazos. Debía seguir, por ella.


Fandom: Latin Hetalia


¿Qué es lo que puede provocar mirar el cielo estrellado? ¿Y mirar los árboles secos, desnudos, florecientes y abundantes? ¿Y pasar las noches de soledad en una gran cama?... Solo provocaba un cronológico silencio, provocaba también constante suspiros cargados de angustia, provoca que todo el maldito tiempo no dejara de pensar en Manuel... El tiempo se había hecho maldito, y pasaba sin detenerse burlándose de su persona. Pasaba tan letal que ya se había convertido en años y eran más años de soledad que los que pasó con su amado.

Martín creyó que era suficiente, pues permanecer alejado en el pueblo no hacía más que recordarle lo inútil que se sentía y no quería seguir así. ¿Por qué debía pensar en Manuel con tanto dolor luego de tantas sonrisas que el otro le había regalado? No quería eso. Quería despertarse al día siguiente y saludar al sol como saludaba antes a Manuel al despertarse... Porque Manuel era su sol.

Los años de campo lo cambiaron, se había hecho muy cerrado y le costaba entablar una conversación fluida con la gente. Sin embargo, Martín volvió a la ciudad, aquella que lo vio crecer y desbordar entre insultos, risas y llantos, aquella que le entregó al amor de su vida, también la que se lo arrebató.

Pasó a visitar familiares, amigos y el cementerio. Desde que llegó casi siempre iba a visitar a Manuel. Sorpresivamente el primer día que fue sonriendo le pidió perdón, le explicó a la lápida que tallaba el nombre de su novio las anécdotas de vivir en el campo, pero le aseguro que no volvería a irse de allí, nunca más. Una vez llevó una planta del ceibo para dejarla florecer alrededor de su tumba, la flor favorita de ambos.

Cuando llegó al fin a su hogar hizo una limpieza exhaustiva, los años cubrieron de polvo su antiguo hogar, el que compartió enamorado con Manuel. Entre unas cajas que dejó caer encontró una más pequeña, era de color rojo. Al levantarla, la tapa se zafó y dejó caer el único contenido que tenía; un USB que llevaba una cinta de papel la cual tenía escrito su nombre, "Martín". No perdió tiempo en revisarlo y lo único que encontró allí fue un video.

"Hola, Martín... Tenía ganas de hablarte de algunas cosas, pero no puedo recordar casi nada, por culpa del tumor, dicen..."

Martín no podía entender por qué Manuel estaba allí dedicándole esas palabras, parecía un sueño.

"No sé qué pasó en este tiempo... Sé que te amo, sí... tanto, y lo único que puedo pedirte es que por favor... No dejes de vivir... Vive todo lo que puedas, y no me olvides... No olvides nunca lo que yo olvidé... Recuerda todo lo que yo no pueda... Ámame, aunque me olvide de tu nombre, porque yo amaré tu persona igual."

Entre su llanto se descubría una sonrisa guerrera... Incluso así, después de todo, Manuel no dejaba de enamorarlo.

—No, Manuel... Jamás dejaré de vivir por ti —prometió. 

¡Felicidades a los ganadores!

El próximo sábado o domingo subiremos el siguiente reto. Esperamos tener tantos hermosos relatos como los tuvimos esta vez. 

¡Hasta la próxima!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top