Resultados de "Un bebé"

Este reto fue bastante bonito, los relatos estuvieron cargados de momentos de humor y mucho amor. Nos complació mucho que hubieran personas novatas en retos y que escogieran Fan-FictionEs para atreverse a participar por primera vez en este tipo de dinámicas, ¡bienvenidos!

Los jueces deliberamos bastante tiempo y por fin llegamos a un acuerdo.

A continuación los ganadores del reto "Un bebé"

FANDOM: Shingeki no Kyojin (Petra & Levi).

Habían tres noticias interesantes ésa semana: Primero, la cesária de Petra fue un éxito y la había dejado en cama por unas semanas debido a la sangre perdida; segundo, el pequeño nene estaba a sus cuidados con un manual de instrucciones y tercero, Levi no tenía ni idea de qué hacer con ésa criaturita.

Apenas se bajó del taxi teniéndole entre sus brazos, el infante lloraba y lloraba sin parar.

— Vamos, tomate la leche. —Levi chillaba desesperado.

Llevaba dos días y se había leído el manual hasta el reverso. Se sentía frustrado, cansado y desmotivado.

Un niño no tiene manual de instrucciones, aunque le pusiera la temperatura correcta a la leche materna, desinfectara hasta los cimientos los biberones, limpiara más veces de lo necesario los pañales y lo consolaba cuando lloraba; nada de ello servía cuando sus llantos lo despertaban a media noche ni lo preparaba para el olor de todas sus diarreas ni mucho menos sus desastres cuando rechazaba cualquier cosa.

Trataba con todas sus fuerzas, las mayores del mejor cheff del restaurante Trost, el aguantar esa única semana.

Los primeros días le costó nivel tras nivel adaptarse a la que sería su nueva vida con el pequeño miembro de su familia. La familia que Levi y Petra estaban formando.

— ¡Pequeño demonio! —Levi se frustró, el mencionado se ría y se burlaba de su padre por las manchas que le había ocasionado al tirar la leche en la alfombra favorita— Tu, cosa desastrosa, fuiste enviado para hacerme la vida imposible.

No era el mejor padre ni esposo y buena parte del embarazo estuvo trabajando para su mujer, para darles mejor vida. Pero la risa chillona y los llantos constantes lo estresan más que las telarañas en sitios altos.

— Dios, yo nunca te he pedido nada —vió hacia su techo—, porque si te pido paciencia me mandas más pruebas. Pero apiadate de mi alma esta vez.

Amaba estar solo, de esa forma podía hablar consigo mismo y nadie escucharía los pensamientos que confiscó para sí mismo. Pero éste ser era su nuevo y mejor confidente, ¿No?

— Te odio, pero me encantas. —jugaba con el pequeño.

Hace días le hubiese molestado en sobremanera lo que acababa de hacer, orinarle mientras cambiaba sus pañales. Pero ya faltaba poco para que su salvación y su ángel se presentara para darle el amor y la calidez de una madre a su bebé.

Decidió acomodarse en el sofá con el niño en sus brazos, la semana estaba por terminar. Estaba llorando como siempre, pero decidio por fin relajarse y ver televisión, cuando al poner su serie favorita y su mayor secreto: "Jóvenes Titanes", el niño comenzó a reír.

Levi sonrió por primera vez en la semana.

— Tu y yo nos entenderemos perfectamente, Eren. —le acarició la cabecita albina.

Toc, toc.

La puerta se abrió ante Petra: El salón de estar estaba sucio por primera vez desde que vivía con Levi. Beso cariñosamente la frente de Eren y la de su esposo.

— Estoy en casa.


FANDOM: Miraculous Ladybug

Las manecillas del reloj crean una canción de cuna, se siente una paz y se escuchan los murmullos en la habitación principal. —¿Lo sientes? —susurra la mujer mientras con lo delgado de su dedo recorre esa montaña curveada de un rostro de ángel. — Su piel es tan suave...

—Es tan lindo... —dice en el mismo tono la pequeña kwami.

—Mira lo gordito que son sus dedos del pie, son como pequeñas bolitas de chocolate...

—¿Chocolate? – masculló el gato negro ladeando la cabeza. —Lo mejor es su nariz —susurra él observando al niño algo presumido. — Su nariz es como un gran queso...

—¡Sí! -celebra Adrien a lo cual baja su volumen de voz al sentir la pesada mirada de las féminas —Que diga... —susurra— es tan... —mencionaba el rubio acercando su mano a la pequeña y delgada punta de ese bebé recién nacido. Para su sorpresa, antes de llegar a la piel aterciopelada, recibió un manotazo de su esposa que le miraba con desaprobación.

—Lo vas a despertar, déjalo dormir —le regaña entre murmullos escuchando el suave quejido de la criatura que movía sus pies, pidiéndoles de tal manera silencio.

Los adultos obedecieron al instante apretando sus labios y mirando con atención al pequeño bebé que yacía acostado en medio de ellos. Entre miradas se dicen que deben levantarse con cuidado y abandonar la habitación, su hijo debía descansar. Poco a poco apoyando las rodillas en la cama van alejándose de la criatura, hasta que al fin están lejos de él, sintiéndose incompletos.

—Debo lavar los trastes... —susurró Marinette mientras miraba a Adrien, intentando convencerse.

—Yo debo planchar mis camisas —le dijo él asintiendo. Sus kwamis respectivos cruzaron miradas divertidas, era como si ellos aún no pudieran creerlo y aceptarlo, creer que son padres y tienen a una persona pequeña para brindarle todo su amor... y atención.

La pareja comenzó a caminar de reversa sin despegar la mirada de aquel bebé protegido por las almohadas y con radio a su lado por si les llegaba a necesitar. Sí, ¿cuándo sería ese momento otra vez?

Cruzaron las puertas y mordiéndose los labios dirigieron su vista hacia el pasillo: tenían que levantar la ropa, lavarla, ordenar la sala y regar el jardín.

—Tal vez sí tenemos muchas cosas por hacer —comentó el rubio alzando los hombros con una sonrisa. Su esposa asintió y rápidamente se dirigieron a levantar la ropa que estaba en la vista y a ordenar los floreros que tenían en algunos estantes. No fue hasta que se escuchó el llanto de un bebé que tiraron todo y volvieron a la habitación, posándose a los lados del pequeño que lagrimeaba y se movía luchando con su cuerpo para estirarse y acomodarse.

Le dieron caricias y mimos para tranquilizarlo, cargándolo y apretando sus mejillas rosadas que se pintaba cada que expresaba su sentir. Los deberes podían esperar, el mundo podía esperar, sabrían organizarse con el tiempo, pero por ahora lo único que querían es estar con el fruto de su amor. 


FANDOM: Yuri!! On Ice

Bien, haré una simple pregunta. ¿Cómo rayos terminamos así?

—Yuuri, haz que pare —fueron las palabras de Víctor al ver que Yuri —o Yurio— nuestro hijo, no paraba de llorar.

Víctor y yo nos encontrábamos escondidos detrás de un sofá de la sala. Él tenía sus manos puestas sobre sus oídos, tratando de disminuir los pequeños pero potentes sollozos de Yurio, y yo, al igual que él, tapaba mis oídos pero, a diferencia de que yo lo hacía con un cojín.

— ¿Y qué quieres que haga? —le pregunté ya bastante desesperado al escuchar que sus sollozos se acrecentaban a cada minuto.

—No lo sé, solo haz algo—comentó Víctor igual de desesperado que yo.

—Muy bien, pero a la próxima lo harás tú.

Él asintió.

Me dirigí hacia Yurio que se encontraba en una pequeña cuna improvisada con cobijas, almohadas y algunos de sus peluches y juguetes. Lo tomé entre mis brazos y al hacerlo lloró aún más fuerte, provocando que me asustara y lo volviera a dejar en donde estaba anteriormente para volver a esconderme detrás del sofá.

— ¿Lo hiciste? —preguntó Víctor destapándose los oídos esperando recibir una respuesta afirmativa pero, antes de que contestara un fuerte sollozo me interrumpió.

— ¿Eso contesta tu pregunta? —mencioné cubriéndome los oídos.

—Sí —dijo volviendo a taparse los oídos.

Cada minuto que pasaba, el llanto de Yurio iba en aumento.

—Ahhhh, ya no puedo más —dijo Víctor saliendo de nuestro escondite y yendo hacia Yurio. A los pocos minutos, el llanto cesó. Salí del escondite a pasos lentos, tratando de no hacer ningún ruido. Al hacerlo, encontré a Víctor con Yurio en brazos.

— ¿Se durmió? —pregunté en un leve susurro.

—Sí —me contestó de igual forma en un susurro temiendo volver a despertar a Yurio.

Cuando estuvimos seguros de que se encontraba lo suficientemente dormido, lo fuimos a dejar en la cuna su habitación.

—Se ve tan lindo durmiendo —mencioné con voz baja.

Víctor no dijo nada pero estaba seguro de que estaba igual de encantado que yo con la hermosa vista que teníamos de nuestro hijo.

Ambos salimos a marcha pausada, salimos de la habitación. Al ya estar los dos en el pasillo, cerramos la puerta. Soltamos un suspiro de alivio, dejándonos caer de espalda en la puerta de la habitación y, a los pocos minutos sin darnos cuenta caímos dormidos.

(...)

Un pequeño gimoteo se empezó a escuchar en la habitación, y que al poco rato, se convirtió en fuerte sollozo que interrumpió nuestro dormir; obteniendo como resultando que Víctor y yo soltáramos un quejido.

—Te toca— me dijo Víctor mientras los dos nos levantábamos y estirábamos nuestros músculos algo acalambrados por nuestra postura a la hora de dormir.

Suspiré. Ni modo, a volver a tranquilizarlo.

¡Felicidades a los ganadores!

Estén pendientes para el próximo fin de semana, un nuevo reto los esperará. Si tienen sugerencias o algún reto que les gustaría hacer en específico, no duden en enviarnos un mensaje privado. 

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