Resultados de ¡Súper poderes!
¡Esto se pone muy difícil!
Con cada reto que publicamos se vuelve más complicado escoger a los ganadores de entre tantos relatos tan geniales. Es motivante ver como va en aumento la participación y que se entretengan tanto. Como hemos comentado anteriormente, si tienen alguna idea para un futuro reto, no duden en mandarnos un mensaje privado que les aseguramos será tomado en cuenta.
Sin más, les dejo a los 3 ganadores de este reto.
Fandom: ELF, Super Junior.
Mi mamá siempre me decía que debía lavarme los dientes antes de ir a dormir. Y yo siempre le repetía que ya lo había hecho. Mi papá siempre me decía que estaba orgulloso de mí, y yo le decía que yo también.
Es un día como cualquiera, o eso podría decir, sin embargo, ayer, hubo una lluvia de estrellas. Lo que me hizo querer recordar algo que aún no sabía qué era. No puedo estar tranquilo, pero de igual forma iré al colegio.
— ¡Adiós, mamá! —grito desde el comedor. No me responde.
— ¡Adiós, papá! —grito otra vez. Nada.
Bueno...quizá ya se fueron a trabajar.
— Adiós, Choco —digo cuando mi perro se acerca a mí.
Él sí me responde con un ladrido.
Miro el reloj que me dio papá cuando viajamos a Suiza. Llegaré tarde si no me apuro. Y efectivamente, llego tarde. Por más que le ruego al portero que me deje ingresar porque tengo un examen super importante, no lo logro. Mamá y papá se enojarán si desapruebo. Se enojarán si ven que llegué tarde, pero ya nada se puede hacer. No puedo regresar el tiempo.
Pestañeo y veo que estoy en mi casa. Otra vez. Pero, si estaba afuera del colegio. ¿Qué pasó? Estoy en el comedor, justo como lo estaba antes, Choco viene hacia mí, justo como antes. Miro el reloj y...
— ¡Pero qué! —no puede ser. Son las siete de la mañana, no puede ser posible, eran las ocho de la mañana.
— ¿Recuerdas que todas las noches rezabas para volver a ver a tus padres? Pues ahora puedes hacerlo. —una voz de niño se hizo presente—, puedes volver al pasado y hacer lo que siempre quisiste hacer, Hyukjae.
— ¿Quién eres? ¿Dónde estás? —dije sin entender nada.
— Soy...no te lo puedo decir, no me puedes ver. No tengo mucho tiempo ¿Sabes?, solo te lo diré una vez —suspiró— Puedes volver en el tiempo diciendo "regresar el tiempo" y teniendo en mente a qué lugar quieres regresar. Eso es todo. Adiós. Ah, y me olvidaba. Feliz cumpleaños, Hyukjae.
Sus palabras se procesaban en mi mente, si esto era verdad, entonces... ¡Puedo volver a ver a mis papás! Me concentré, pensé en ese lugar, y dije "regresar el tiempo".
Y ahí estaba. Me vi afuera de mi casa, despidiéndome de papá y mamá. Ellos estaban a punto de tomar el autobús que los llevaría al trabajo. Sabía, al principio del día que me olvidaba de algo, y ahora recuerdo qué es.
Los vi en medio de la pista, arrastrando sus maletas. Vi como un auto iba a toda velocidad.
— ¡No! —corrí hacia ellos y los empujé con todas mis fuerzas.
No quería verlos morir otra vez. No lo aceptaba, es cierto, siempre creí que cualquier día podían llegar a casa y decir un "¿Ya te lavaste los dientes?" o un "Estoy orgullosos de ti". Lástima que nunca los escuché.
No me arrepiento, porque así fue como aproveché ese regalo de cumpleaños.
Salvando a mis padres de morir.
Fandom: Aliens / Tokio Hotel
Luego de una fascinante y sorpresiva lluvia de estrellas contemplada en compañía de su novio, Georg; Tom Kaulitz decidió irse a dormir para así recargar las energías que necesitaría al día siguiente; no obstante, al despertarse, en lugar de sentirse preparado para su rutina diaria, un cansancio abrumador y un dolor de cabeza exasperante le dominaban.
—¿Bebé?— estiró el brazo en busca de su pareja, quien ya se había despertado hace un rato y ahora se encontraba preparando el desayuno.
Kaulitz suspiró con molestia, optando por levantarse e ir por una pastilla que aliviara su malestar.
Cuando estuvo a punto de llegar al botiquín de la casa, tropezó con una de las mesas que sostenían sus fotos familiares. Tal situación lo llevó a manotear fuertemente de arriba a abajo, como si aquello hiciese que el dolor desapareciera; por el contrario, seguía ahí, y peor aún (y de forma inexplicable), con cada brusca agitada, los retratos eran lanzados al suelo.
Tom ahogó un grito sin dar crédito a lo que acababa de presenciar. Los objetos yacían en el piso, con pequeños defectos producto de la caída, la cual no tenía justificación alguna.
—¿Cariño?— Georg llegó corriendo al sitio donde su chico permanecía inmóvil. —¿Qué sucedió?— preguntó al darse cuenta del desastre.
—Poseo la misma incógnita.
—Estás pálido. ¿Te lastimaste?
—No.
De repente, todo malestar se encontraba extinto sin razón aparente; sin embargo, Tom decidió guardar un poco de distancia, pues algo le decía que lo ocurrido se conectaba con el acto de mover bruscamente las manos.
—Estás raro— comentó su novio.
—Estoy bien.
—Sí, claro. Vamos a la cocina para que comas; quizá es por eso que estás en ese estado.
—No te preocupes, he dicho que estoy bien.
—No lo estás— insistió a la vez que le tomaba de la mano.
—¡Estoy bien!— exclamó en compañía de un fuerte golpe arrojado al aire, cuyo efecto consistió en el desprendimiento del pequeño candelabro sobre ellos.
Dicho elemento se destrozó a unos pocos centímetros de Georg, quien, estupefacto, clavaba su mirada en Tom, buscando una explicación para lo provocado.
El afectado por el extraño poder se limitó a disculparse. Posteriormente hizo el esfuerzo de salir corriendo de la casa, dejando atrás al amor a su vida, pero su plan no logró concretarse, ya que su pareja lo alcanzó.
—¿A dónde vas?— le cuestionó mientras lo jalaba por la camisa.
—No quiero hacerte daño.
—¿Cómo es que puedes realizar aquello, lo de derribar sin tocar?
—¿Crees que lo sé? Me levanté con esto.
—Parece gravedad; puedes ejercerla cuanto desees sobre el objeto que tengas en la mira.
—Lo dices como si fuera asombroso, sabiendo que casi te encimo el candelabro.
—Fue un accidente, no tienes por qué..
—¡Soy un monstruo!
—No lo eres, de eso estoy seguro. Por otro lado, ¿no consideras que podrías aprender a manejarlo? —aconsejó— Entra de nuevo a la casa y así pasaremos el resto del día practicando con tu peculiar habilidad.
—Debes amarme mucho para disponerte.
—Lo hago.
Fandom: Sherlock.
Los peculiares habitantes del 221 de Baker Street se encontraban reunidos juntos en el balcón del primer piso con sus ojos puestos en el cielo nocturno, observando la lluvia de estrellas que pintaba de blanco fugaz aquella noche en Londres, con sorpresa. Por supuesto, John Watson y la señora Hudson estaban asombrados por aquel fenómeno, exceptuando a el no muy entusiasta detective.
—No entiendo el patético afán de observar como cientos de aburridas piedras espaciales que perdieron su rumbo en el sistema solar se activan por diferentes gases que lo componen y se conviertan en miles de partículas que emiten un brillo debido a la ionización de la atmósfera.
Sí, pensó el Dr. Watson, ese era Sherlock Holmes fingiendo que no le resultaba agradable tal espectáculo.
Pasado el fenómeno, el 221 de Baker Street quedó en silencio y se sumergió en la calma de la noche. Sus inquilinos fueron a caer en los brazos del sueño sin ningún otro inconveniente hasta la mañana siguiente, cuando el mejor amigo y ayudante en la resolución de crímenes de Sherlock Holmes despertó sintiéndose extraño.
Y confirmó su condición al encontrarse con la señora Hudson preparando el desayuno, cuando pudo leer su mente y saber que haría la simpática señora aquel día.
—Señora Hudson —Watson habló sin poder creerlo— ¿Irá a la tienda para conseguir leche y se reunirá con Lucy, su amiga del instituto que no ha visto en años, en el café de abajo para charlar sobre sus difuntos esposos y recuerdos del pasado?
—¡John! ¿Me has leído la mente? —la señora Hudson se mostró casi ofendida— ¿Ahora eres tú el que hace cosas raras en lugar de Sherlock?
John mencionó a la mujer que se sentía raro y que tal vez era un super poder inexplicable provocado por la lluvia de estrellas la noche pasada.
En ese momento el mencionado entró a la habitación con un arma en la mano derecha y una taza de té en la otra.
—¿Leer mentes? Estúpido, pero no imposible. Yo lo hago todo el tiempo sin necesidad de tener super poder o cómo le llamen, pero John es bastante lento que digamos y no muy listo como para desarrollar semejante habilidad en una noche —habló con rapidez el hombre alto de cabello rizado—. Así que puede tratarse de un evento antinatural sin respuesta que afectó a nuestro querido doctor sin una justificación lógica.
El día pasó y Sherlock estaba asombrado ante la capacidad de su amigo. John Watson sentía que su mente estallaría en cualquier momento cada que lograba adivinar los extraños y perturbadores pensamientos del detective Holmes, o determinar alguna acción pequeña que su compañero de apartamento haría mucho antes que está pasase.
Al día siguiente, todo parecía haber vuelto a la normalidad para los chicos del 221 de Baker Street.
—Los extraños sucesos de ayer fueron por un anómalo lapso al parecer —dijo Sherlock, con una sonrisa de suficiencia a Watson—. Sigues siendo el aburrido compañero de siempre, John.
¡Muchas felicidades a los ganadores! Fueron relatos bastante buenos y créannos cuando les decimos que fue una competencia muy pareja.
Los esperamos el próximo fin de semana con otro reto y recuerden, si tienen ideas que quisieran ver en este libro, siempre pueden mandarnos un mensaje privado o dejar sus comentarios.
¡Hasta el próximo reto!
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