Resultados "De a tres regalos"
¿Qué tal pasaron estas festividades? Nosotros disfrutamos cada momento leyendo sus relatos. Muchas gracias a todos los que participaron de este evento y, sin más, los ganadores del reto del día de Reyes.
Fandom: EXO
— ¿Y cómo estuvo tú día?
— Pues...
Heo Sun-Hee se golpeó mentalmente por haber tenido esa ridícula idea, se golpeó otra vez cinco segundos después por creer que iba a ser buena. Los niños estaban dispersos en la alfombra jugando con el material de utilería y Kang Jeong-Wu estaba recostado en la alfombra jugando con la consola de SeHun mientras el niño forcejeaba con JongDae para quitarle una de las coronas y a su vez este intentaba quitársela para ponérsela a Minseok. Los únicos que se habían estado quieto en su sitio sin mostrar interés por lo que estaban haciendo los demás, eran Do KyungSoo y Kim Junmyeon, teniendo este último la vista fija en un durmiente Yixing:
— ¡POR UN CARAJO KANG JEONG-WU! ¡Ayúdame! —Gritó furiosa la joven tirándole un cojín a su compañero de trabajo quien se había levantado parcialmente asustado.
— ¡¿Qué diablos te ocurre?!
— AWEEE-. —Ambos jóvenes se quedaron perplejos al ver la escena que había quedado frente a ellos. Un fastidiado y somnoliento Yifan había logrado sentar quietos a los que estaban más cerca de él, pero al no poder tranquilizar a JongDae había tomado una espada pequeña de madera y había golpeado al más pequeño en la cabeza.
— ¡YIFAN! ¡Esas cosas no se hacen! —Le gritó la joven enfadada intentando calmar a JongDae acariciando su cabeza, pero lejos de arrepentirse Yifan solo se encogió de hombros y continuó sacando algunas cosas de la caja. Fue entonces, que Sun-Hee notó la corona que tenía en su cabeza y cómo les explicaba a los demás que él era el rey Herodes. Cuando JongDae paró de llorar, Sun-Hee lo animó a ocupar un puesto junto a Minseok, incluso Yixing se había despertado por el alboroto de hace un momento.
La joven tomó un lugar en el suelo frente a los niños, y esperó a que Jeong-Wu ocupase el espacio junto a ella, después empezó a hablar:
— Muy bien, niños. Ahora es momento de repartir los personajes, así que nadie grite y diga nada. Yifan, necesito que te quites la corona y me la entregues —el niño se la pasó de mala gana y Sun-Hee continuó hablando—. Los tres reyes magos van a ser Lay, KyungSoo y... —miró a su alrededor y agotada agregó—. JongIn. El rey será... Yifan.
Les pasó la corona a los cuatro niños y después miró al resto que estaba disgustado, pero rápidamente les dio sus papeles:
— Minseok estará junto a LuHan en el pesebre y SeHun será el bebé.
— ¡¿Por qué yo?! —se quejó el niño mientras los demás se burlaban de él.
—Porque eres el más pequeño y te daré más pastel.
Con los papeles asignados la obra empezó pero resultó siendo un asco, porque KyungSoo se burló de SeHun y el pequeño le pegó en las espinillas al mayor. Así que enojado, KyungSoo tomó la espada de Yifan y golpeó a SeHun en la cabeza para decirle:
— ¡No te darán pastel y me llevaré mi regalo conmigo!
—Y así pasé el día.
Fandom: Fairy Tail
Silencio. Eso era lo que reinaba en todas las casas del pueblo aquella noche de Reyes. Como era de costumbre, todos los niños dormían, soñando con los regalos que descubrirían bajo el árbol al día siguiente por cortesía de los tres Reyes Magos. Todos, excepto tres hermanos que, en aquellos momentos, se disponían a finalizar su corta estadía en el orfanato.
–¿Preparados? –inquirió uno de ellos, un peli-rosa de ojos color jade, mientras miraba a sus dos hermanos con un semblante serio que no era propio de él. Ellos asintieron sin mediar palabra, concentrados en no alertar a ninguna de las cuidadoras.
Eran las cinco de la madrugada, por lo que no les costó mucho trabajo salir de la habitación sin ser vistos. Comenzaron a caminar sobre la nieve bajo la oscuridad con un único propósito: Volver a ver a su padre.
[...]
Igneel siempre había sido un hombre solitario: No tenía familia, ni tenía muchos amigos. Cada año solía pasar las navidades solo...Hasta que llegaron ellos: Tres niños que Igneel encontró abandonados en medio del bosque en una mañana de Abril. Dos de ellos tenían cinco años, y cargaban en sus brazos a una pequeña bebé de apenas un mes.
Desde aquél día, no volvió a pasar una Navidad solo. Se dedicó al cuidado de aquellos niños revoltosos, y ellos a cambio trajeron a su hogar una alegría y una felicidad indescriptibles. Le hicieron volver a sentirse vivo.
Pero todo aquello acabó cuando los encontraron. Después de más de cinco años criándolos, ellos se llevaron a esos niños a un orfanato, con el argumento de que era ilegal recoger a niños sin tener los papeles de adopción, y tramitarlos llevaba su tiempo. Por aquél motivo, en aquellos momentos volvía a encontrarse solo después de cinco años.
Esa mañana, se levantó más tarde que de costumbre. Se sentía desolado y no quería tener que afrontar el día de Reyes sin ver a sus ''hijos'' correteando, ansiosos y llenos de emoción por abrir sus regalos. No tenía las fuerzas necesarias para eso.
Pero al entrar en el comedor, la sorpresa no le cabía en el cuerpo. En la pared había enganchado un cartel que decía ''Pueden decir lo que quieran... Pero para nosotros, nuestro verdadero padre está aquí. Gracias por todo, papá''. Y el asombro se mezcló con muchas más emociones al encontrarse con sus niños plantados frente al sofá, con una gran sonrisa en su rostro.
Lágrimas comenzaron a descender por las mejillas del hombre debido al amor que sentía por aquellos pequeños, y rápidamente corrió a hacia ellos, envolviéndolos en un gran abrazo.
–Sentimos que los Reyes Magos no te hayan traído nada... –musitó con pena la pequeña niña peli-azul al ver que el hueco de debajo del árbol estaba vacío.
El hombre sonrió.
–¿Pero qué dices? Tengo aquí enfrente a los mejores Reyes Magos del mundo, y me han hecho el mejor regalo de todos –expuso, provocando que los niños volvieran a lanzarse a sus brazos.
Fandom: Una serie de catastróficas desdichas
Había una vez en un pequeño pueblo muy pobre un Rey muy avaricioso llamado Olaf que tenía tres pequeños y adorables hijos: el mayor se llamaba Klaus, tenía 8 años y era muy inteligente, luego estaba Violet con 6 años, la cual era extremadamente hábil creando y diseñando aparatos y juguetes a partir de su imaginación y por último estaba Sunny que sólo tenía 2 años y estaba obsesionada con los superhéroes.
Los niños estaban siempre muy bien cuidados ya que eran parte de la familia real, nunca les había faltado nada, aunque a diferencia de su padre, estos sí que tenían un corazón gentil y generoso.
Un día, su padre les dijo que ya eran lo suficientemente mayores como para salir por primera vez en su vida del palacio e ir en una pequeña cabalgata de Navidad en un carruaje a ver su pueblo y sus súbditos. Estos estaban emocionados, pues siempre estaban imaginando como sería la gente del exterior del palacio, ya que era lo único que conocían. Se pusieron sus mejores galas y se montaron en la carroza de oro decorada con muchos adornos navideños dispuestos a disfrutar de la navidad en el exterior, cuál fue su sorpresa al ver que la gente del pueblo era tan pobre que no había decorado nada sus casas con objetos navideños, iban mal vestidos y los adultos parecían tristes y cansados, seguramente de tanto trabajar, en cambio los niños se veían ilusionados, probablemente porque no estaban acostumbrados por ver semejante cabalgata con caballos, personas disfrazadas...
Ya por la noche, los niños estaban muy tristes por lo que habían visto, pues todos eran muy pobres, así que se pusieron a hablar:
- Debemos hacer algo para devolverles la navidad.- Dijo Klaus decidido.
- Ya sé, ¿Por qué no cogemos algunos de los adornos del palacio y se los llevamos al pueblo?- dijo Violet- Tenemos tantos que seguro que no se dan cuenta.
- ¡Sí!, Y también algunos de nuestros juguetes para los niños del pueblo.
- Perfecto, pero si salimos así a la calle y nos ve algún guarda nos puede reconocer... ¿Violet, podrías hacer algo?
- Claro, voy a crear unos disfraces...
- Sup...superoes... - dijo Sunny.
- ¿Dices qué nos disfracemos de superhéroes Sunny? -Dijo Violet- Me parece una idea fantástica.
Violet se puso a buscar entre las cosas que tenían en sus cuartos y creó tres disfraces con capas, coronas... Mientras tanto Klaus y Sunny metían adornos del palacio y algunos de sus juguetes en sacos para llevárselos.
Una vez lo tuvieron todo, se escaparon y se fueron en plena noche a repartir adornos, juguetes e ilusiones por las casas. Corrían y corrían lo más rápido que podían para que nadie los pillara, aunque según cuenta la leyenda, algunos niños los vieron pasar y los apodaron "Los reyes magos". A partir de entonces todos los años se disfrazaban y repetían esta acción para disfrutar de las navidades y hacer feliz a la gente del pueblo.
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