Los pecadores mas felices del mundo
Yuriko se sentía sucia pero a la vez no podía ser más feliz por tener el amor de Daisuke... su hermano mayor.
Llevaban mucho tiempo negando lo que sentían, sufriendo por un amor que creían que no era correspondido, un amor más allá de toda lógica y sentido común.
Pero ¿Acaso el amor tiene sentido común? No, solo ocurre, solo basta un momento para darte cuenta de lo especial que es esa persona para ti.
Pues justamente eso les había pasado a Yuriko y Daisuke, falto solo un momento para que ambos se dieran cuenta que no sentían amor fraternal.
Primero eran pequeños gestos; después comenzaron los celos, las preocupaciones y demás.
Hasta que un día lo inevitable sucedió...
—¡¿Por qué no puedes entender que Max no es para ti?! —exclamó Dai fuera de si, le reventaba ver a su hermana pegada a ese idiota.
—¡¿Y tú que sabes?! —le contestó de igual manera Yuriko— ¡Él me ama!
—¡Claro que no!
—¡¿Por qué estás tan seguro?!
—¡Porque nadie te puede amar más que yo! —al darse cuenta de su error Daisuke quiso arreglar la situación— Yo...
—¿Me amas Daisuke?
—¡Pues si! ¡Te amo! —dicho esto la beso.
Al principio Yuriko opuso resistencia pero solo le bastó sentir los cálidos de su hermano para mandar todo al demonio.
Daisuke, por su parte, sentía que ya podía morir en paz. Reconocía que estaba mal y ¡Por Dios! Era su hermana pero ya no podía aguantar más, si se iba al infierno por pecador, lo haría con mucho gusto.
Ambos se separaron por falta de aire, completamente sonrojados.
—Esto está mal... —susurró Yuri.
—No me importa—contesto el chico, pegando su frente con la de ella—. Te amo.
Así comenzó ese dulce pero peligroso juego, delante de los sus padres eran los mejores hermanos del mundo; sin embargo, cuando se quedaban solos; era donde podían actuar como lo que eran: Yuriko y Daisuke, una pareja de enamorados.
Cierto día estaban acostados en la cama del chico, completamente ajenos a todo y a todos; estaban en su propia burbuja de amor y felicidad.
Ella acariciaba el pecho desnudo de su hermano— ¿Cariño? —a pesar de que al principio la palabra le parecía ajena, ahora le encantaba decirle así.
—¿Mm? —él parecía distraído jugando con el cabello de la chica.
—Se que lo que hacemos está mal, pero no puedo evitar ser la persona más feliz del mundo, aunque sea de esta manera.
—Yuri... deja de pensar y solo siente; no quiero arruinar las cosas por pensar en eso, hace mucho deje de hacerlo. Nos amamos y es lo único que importa o —comenzó con temor— ¿No eres feliz?
Ella se apresuró en contestar— ¡Si! Soy muy feliz pero...quisiera poder salir sin problemas.
Él se paró de un salto asustando a la chica.— Ven
—¿A dónde vamos?
—¿Confías en mi?
—Con mi vida —dicho esto ambos se vistieron y partieron a rumbo desconocido en el auto del chico.
Yuriko no tenía ni idea a donde iban pero Daisuke se veía muy seguro, eso la hizo confiar y se quedo dormida.
❤❤❤
—¿Amor? —ella sintió como la movían levemente— Yuri, ya llegamos —entreabrió los ojos y un sonriente Dai la saludo.
Él la ayudo a bajar del auto y la chica se quedó fascinada.
Era un zoológico algo retirado de donde vivían, no había tantas personas y sobretodo: poseía una distinción natural que encandiló a Yuriko casi al completo.
—Se que no es la octava maravilla pero... —fue interrumpido por su hermana.
—Es perfecto ¡Vamos! —y lo jaló para comenzar el recorrido como una pareja completamente normal.
Quizá estaba mal lo que hacían pero así eran felices; durara lo que tuviera que durar, ellos vivirían el presente y harían lo posible para tener un dulce futuro juntos.
Porque a pesar de todo, ellos eran los pecadores más felices del mundo.
Fin
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