Ernesto y su cita



Estaba en la puerta de entrada al Parque Disney. ¡Disney! ¿Qué niño no ha soñado alguna vez con estar ahí? Y sin ser un niño –sí, me doy cuenta- estaba nervioso y excitado a partes iguales por encontrarme allí. Y encima porque estaba esperando a una chica. Sonia me ha permitido que me salte por un momento la tercera persona y disfrute de lo que quiera a mi manera, por eso les voy a contar lo que ocurrió.

Todo había sido producto de un juego, pero como les decía, estaba esperando en la puerta a que una de las escritoras más admirada por mi queridísima autora llegara. No me la había podido describir, decía que era bastante escurridiza con respecto a las fotos, pero la verdad es que creo que es una inútil haciendo descripciones y se quería librar. Al final me dijo que aparecería con una bufanda del Depor, me parecía suficiente, así no tendría pérdida.

Un par de minutos después llegó ella. La vi venir hacia mí y supe que, aunque yo no sabía cómo era, ella sí que parecía conocerme bien. Se acercaba con cierta timidez, o al menos eso me pareció.

―Hola ―dijo escueta, saludando además con la mano.

Casi no la había escuchado, hablaba en voz muy baja, aunque parecía muy dulce.

―¿Azaroa? ―pregunté por confirmar.

Asintió con la cabeza y sonreí.

―Ernesto ―me presenté estúpidamente, y me acerqué a ella para darle dos besos en la mejilla, tal y como era mi costumbre.

Azaroa soltó una pequeña risita, a ella también le había parecido absurda la presentación. No tuve más remedio que acompañarla en la risa. Le hice un gesto con la mano para que pasara delante mía –he de decir que cuando quiero soy un verdadero caballero– y por fin entramos.

Todo aquello era más de lo que alguna vez mi corta mente pudiera llegar a imaginar. Los recuerdos de una niñez que de pronto se hacían de carne y hueso, los detalles, decorados... Me quedé boquiabierto y, cuando por fin pude reaccionar, vi que ella estaba igual que yo. Ambos estábamos mirando a nuestro alrededor totalmente asombrados. Me miró de vuelta y sonreí ampliamente. La cogí de la mano y tiré de ella para adentrarnos en el parque.

Era bastante miedosa, pero conseguí que se subiera conmigo en la mayoría de atracciones. Descubrí que tenía un poder con ella, si la miraba con la cara un poco girada y le hacía un pequeño puchero cedía, aunque tuviera que ir todo el tiempo en la atracción con los ojos cerrados.

Íbamos paseando tranquilamente por una de las calles, la cercana al clásico castillo del tito Walt. Teníamos los brazos entrelazados y disfrutábamos del ambiente.

―¿Qué tal te lo estás pasando? ―le pregunté en un momento. La verdad es que yo me lo estaba pasando como un enano, y quería que ella también disfrutara.

―Me lo estoy pasando genial. Está siendo un gran día ―contestó con su leve acento y sin abandonar su sonrisa.

Le sonreí de vuelta y, de pronto, tuve una revelación. Me paré en seco, lo que hizo que ella frenara también, algo más bruscamente.

―Ups, perdón ―pedí con una mueca―. Es que he tenido una ideaza. ¡Tenemos que inmortalizar el momento! ¡Vamos a youtubear!

Azaroa soltó una carcajada, pero no me achanté.

―¡Claro que sí! Tenemos que contar qué hacemos.

―Te equivocas de persona ―me contestó tranquilamente pero sin abandonar la sonrisa―. La que tiene afán de ser youtuber es Sonia.

―¡Bah! Sonia es demasiado payasa. ¡Nosotros seremos los amos!

Se reía con todo lo que decía, aunque no me lo tomaba a mal, mi ego estaba intacto pues sabía que ella me conocía bien y que le gustaban mis bromas. No se reía de mí, sino conmigo. No obstante, era durilla porque no cedía.

―Venga vaaaa. Por fiiiiiii ―rogaba juntando mis manos en señal de súplica―. ¡Es un momento histórico! ¿Tú sabes lo populares que seremos después de esto? A lo mejor tú ya eres popular, pero yo me tengo que ganar mi huequito, ¿sabes?

―Pero salgo horrible, Ernes ―alegó.

―¡Qué dices! ¿Tú te has visto acaso? ¿Has visto esos ojazos? Vamos, Aza. Haz conmigo un youtube.

Tuve que poner mi mejor cara de gato de Shrek para poder ver cómo se ablandaba un poco, pero lo noté inmediatamente. El aire a nuestro alrededor cambió, un pequeño haz de luz nos envolvió... Bueno, vale, no pasó nada de eso, tan solo ocurrió que Mickey vino a saludar, mientras era perseguido por cantidad de niños. Sin embargo, puede que fuera aquel último detalle lo que terminó de decidirla.

―Sé que me voy a arrepentir de esto. ―se tapó la cara con una mano y yo solté mi grito de la victoria.

―¡Tooooooma, toma, tomaaaaaa!

Saqué mi móvil y empezamos a hacer el tonto. Yo más que ella, lo tengo que reconocer. Yo hablaba la mayor parte del tiempo, mientras que ella intentaba zafarse o decía frases cortas, pero fue muy divertido. Recorrimos todo lo que pudimos del Parque, que era gigantesco, disfrutamos de más atracciones –en esas se negó a grabar nada– y el día pasó volando.

Sin darnos cuenta llegó la hora de irnos y salimos de allí. Yo con un gorro con las orejas de Mickey y ella con un peluche de Pluto, que le conseguí y que le encantó cuando le dije que era mi favorito.

―Ha sido muy divertido, Azaroa ―le dije cogiéndole una mano―. Gracias por haber aceptado venir conmigo y sacarme un rato de mi mundo.

―No hubiera querido un compañero de locuras distinto. ¡Si hasta me has obligado a grabarme! Cuando se lo diga a las niñas no me van a creer. ―Soltándose de mi agarre, volvió a taparse la cara con las manos.

Puse una cara de falsa ofensa, que ella vio a través de sus dedos.

―¡Yo no te he obligado a nada! En el fondo tienes alma de exhibicionista como yo.

―Estás tan loco como pareces ―negó con la cabeza, divertida, y yo le guiñé un ojo.

Sabía que se tenía que ir, así que le volví a coger la mano, me la acerqué a los labios y la besé.

―Ha sido un placer, señorita. Espero verla por mi mundo alguna vez. Pruebe a infiltrarse o algo ―le dije como en confidencia―. Una vez lo hizo Sonia, pero ella no me cae tan bien como tú.

Volvió a reírse y se fue. Así fue como pasé un día genial en un parque genial. Y sé que Aza no se ofende, pero estoy deseando que otra personilla quiera disfrutar de ese parque conmigo.


Ernesto es un personaje de mi obra La playa, que ya que estamos os recomiendo. 

Su cita es con @Azzaroa, de la que os recomiendo todas sus obras.

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