Encontronazo con Dan
Estaba dando vueltas por la ciudad. Había ido a Madrid a ver a unos amigos pero tenía que esperar a que salieran de trabajar. Eso de no tener las mismas vacaciones que ellos era un rollo, pero al menos podía entretenerme viendo la ciudad y haciendo fotos de todo. No es una ciudad en la que yo viviría, soy demasiado de costa, pero tiene de todo para no aburrirse.
Iba pensando en mis cosas cuando de una calle, que ni siquiera sabía que estaba ahí, salió un chico que tuvo a bien atropellarme. Iba mirando hacia atrás, parecía que con prisa, no me dio tiempo de esquivarlo y él ni se dio cuenta de que me había lanzado por los aires, y eso que yo no soy peso pluma precisamente. Pude proteger la cámara del golpe, pero caí en el suelo con bastante estrépito. Parece que el niñato despistado notó el impacto y me miró. Soltó una carcajada que intentó frenar rápidamente cuando vio mi cara de odio.
—Ups —fue lo único que dijo.
Lo miré atónita. Mi cara tenía que ser un poema (de nuevo no me pude resistir).
—¿Ups? ¿En serio? —comencé a intentar levantarme.
Él tuvo la decencia de verse un poco avergonzado e intentó ayudarme.
—Perdona, no te he visto.
—No hace falta que lo jures —mi tono era brusco, pues me dolía bastante el golpe.
—Tú tampoco has hecho nada por evitarlo —me contestó de forma prepotente.
Fue entonces que lo miré a la cara más detenidamente y lo reconocí. No lo había visto mucho, pero no tuve ninguna duda de quién era. Bufé. Él frunció el ceño.
—¿A qué viene ese pfff? —preguntó en su tono altanero.
—El día me estaba yendo demasiado bien como para que no pasara algo como encontrarme contigo.
Pareció realmente sorprendido. No sabía quién era yo, si hubiera sido otro tal vez mi ego se hubiera sentido herido, pero no fue así en su caso.
—¿Acaso usted me conoce de algo? —El niñato me llamaba ahora de usted, se estaba cubriendo de gloria.
—Por desgracia sí, chaval. Eres Dan, si no me equivoco, aunque sé que por desgracia no lo hago.
—¡Eeeeeeh! —dijo indignado—. ¿Quién es para juzgarme? No me conoce de nada.
—¿Eres Dan?
—Sí, ¿y qué?
—Que entonces te conozco y soy quien para juzgarte. Eres un personaje insufrible de Azaroa, la que está extrañamente encariñada contigo, algo que no entiendo, si me permites decirlo.
—Como si me estuviera pidiendo permiso para decir nada —masculló, aunque lo escuché perfectamente.
—Eso te lo reconozco —dije sonriendo por primera vez.
—Bueno, vale... —Parecía incómodo—. Si está bien me voy ya. Siento el golpe.
No esperó por una respuesta y comenzó a irse. Negué con la cabeza por la estupidez que iba a hacer, pero en cierta forma le debía a Azaroa tratar de ser buena y no dejar las cosas así. Ella no para de decir que le tengo que dar una oportunidad así que, en contra de mis instintos me di la vuelta, mirando por dónde se había ido y lo llamé. Se giró inmediatamente, la pregunta pintada en su rostro.
—Me debes un café por la hostia que me has dado, chaval.
Me miró con una media sonrisa y de nuevo una actitud chulesca.
—¿Estás ligando conmigo, muñeca?
Levanté las cejas, nunca conseguí alzar solo una para darle empaque a mi actitud cínica. No obstante él lo entendió perfectamente.
—En serio que desconozco qué ve Mariana en ti. Con la idea del café estaba intentando darte una oportunidad de comprobarlo, pero veo que no te apetece demasiado.
Pareció meditarlo por un momento y se volvió a acercar a mí.
—Siempre y cuando no nos vean...
Volví a sonreír irónicamente.
—Como si yo quisiera que me vieran contigo.
Nos fuimos a una cafetería cercana, donde se pidió un café con leche y yo una coca cola. Se quedó un poco sorprendido por mi pedido, pero le expliqué que cuando tomo café me pongo peor que una ardilla hiperactiva. Se rio bastante con el comentario, y eso pareció relajarlo un poco. Desde ese momento su carácter chulesco se disipó un poco, lo que me alegró bastante.
Pude hablar con él de todo lo que en su vida había conllevado que se convirtiera en un prepotente asqueroso. En algún momento mencioné tal calificativo, ganándome con ello su mejor mirada de odio. No me gustaba su actitud la mayoría de las veces, pero en ocasiones Azaroa le había conferido un aire más humano, que entonces pude comprobar. Odiaba muchas de sus actitudes, y así se lo hice saber. Me dio la sensación de que me había escuchado, al menos un poco. Me dijo que en Sueños compartidos intentaría caerme mejor. No sé por qué pero un poco le creí.
Me levanté, sin hacer amago siquiera de sacar dinero para pagar, ya le había advertido que me lo debía.
—Ha sido interesante y extraña esta charla. ¿La volveré a ver?
Me tapé la cara con una mano y volví a negar, puede que por enésima vez en el día.
—Creí que ya había pasado eso de llamarme de usted, niñatillo.
Sonrió con suficiencia.
—No sé si Azaroa tendrá tinta suficiente en su pluma para hacer que me caigas bien —comenté quedamente, dándole un leve capón.
Él soltó una sincera carcajada y yo comencé a irme.
—¡Señora! —me llamó. Me giré mirándolo con mi mejor cara de odio—. Sé que en el fondo me quiere.
Entonces fui yo la que me reí. No le iba a negar que tenía cierto encanto, aunque no se lo diría a él, bastante ego tenía ya.
Este reto fue realizado por un desafío que me hizo @Azzaroa en el grupo Románticos Wattpad, el mejor grupo de Facebook.
Dan es un personaje de la obra Sueños de papel, de la propia Azzaroa, de la que os recomiendo todas sus obras.
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