Un nuevo amanecer iluminaba la calle Corrientes, casi vacía, a excepción de los pocos linyeras que se refugiaban en los teatros. El frío les calaba los huesos y se acurrucaban bajos sus frazadas, empapadas de agua de lluvia, para poder mitigarlo un poco.

Lucila se acurrucaba con gesto ausente, arrancándose los pelos sucios de la cabeza, uno por uno. Ella no era como el resto. Cargaba traumas que nadie podía comprender. 

—¡Fuego! —aulló al silencio.

—¡Callate, boluda! —le respondía la familia que trataba de dormir en la vereda de enfrente—. ¡Toda la noche rompiendo las bolas!

Un hombre se acercó hasta el cordón y le tiró una botella de cerveza, que se estrelló muy cerca de ella. La borrachera que tenía le impedía apuntar bien, por suerte para la chica.

Lucila ni se enteró. Ella estaba muy lejos de allí, reviviendo la tragedia que marcó su vida:

Mamá gritando y suplicando que dejara a las hijas en paz. Papá golpeando e insultando. Lucila escondida debajo de la cama con su hermanita Belén.

No había que hacer ruido, o papá también se la agarraría con ellas. Ni siquiera cuando la toalla que había quedado arriba de la estufa empezó a humear. O cuando todo ardía a su alrededor, mientras su madre yacía inconsciente en el piso y su papá no aparecía por ningún lado.

Incluso, cuando los gritos de la multitud le llegaron a través de la puerta abierta a fuerza de hachazos para sacarlas de ahí. 

¿Qué le iban a hablar de pánico a ella? Si había visto al Mandinga cara a cara, matando a su mamá después de decirle "mi amor". ¿Cómo hacerla reaccionar?

—¡Fuego! 

La última palabra que le quedó grabada a fuego en su cabecita llena de traumas. 

—¡Fuego!

Lo único que le venía cada vez que sentía el calor fantasma quemando su piel.

—¡Fuego! 

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Me retó JeffreyUmanzor  

"Escribe un relato sobre una chica que tiene una enfermedad, cada media hora tiene que gritar a todo pulmón "fuego". Tienes que usar las siguientes palabras: multitud, pánico y agua."

Límite 300 palabras