Con un sobresalto, Gabriela despertó de su siesta involuntaria. Siempre le pasaba lo mismo al volver a casa. El sonido monótono del metro era un arrullo para ella.

La unidad se detuvo y ella suspiró aliviada  al ver que era donde tenía que bajarse.

Siguió a la masa de gente hacia la salida. Le extrañó el silencio reinante. Como rebaño de muertos caminantes, todos seguían el mismo camino que ella.

A medida que subía las escaleras, tampoco escuchó el ruido característico de la ciudad.

Silencio absoluto. Lo odiaba, la ponía nerviosa.

Era noche cerrada y no podía ver más allá de unos metros. ¿Un corte de luz?

Maldijo los edificios. Eran tan altos que el cielo no llegaba a iluminar nada. Un cielo sin luna ni estrellas.

Un escalofrío recorrió su espalda. El silencio persistente y la oscuridad le oprimían como si estuviera encerrada en una caja diminuta.

El aire le faltaba y el corazón le iba a mil.

Luego, comenzó a sentir frío. Un frío que le calaba los huesos. Se abrazó a sí misma, pero era inútil. Sus miembros estaban cada vez más entumecidos.

Forzó la vista para lograr vislumbrar algo, cuando una bola de luz cegadora provino de la boca del subterráneo. Los rostros de unos pocos estaban trastocados por el pánico, similares al que sentía ella.

No se distinguía ninguna forma dentro de ella. Atraía su atención irremediablemente. Y cuando ya todos dejaron de resistirse a su encanto, estalló en cientos de chispas: una para cada uno de los presentes.

La de Gabriela se acercó a ella, metiéndose por sus ojos. El pánico le paralizaba el cuerpo y quedó ciega.

La luz corrió por su interior desde la cabeza hasta los pies, relajando cada músculo a su paso. Y con cada centímetro ganado, Gabriela se sentía cada vez más débil. No comprendía qué pasaba y el temor se había esfumado, por muy extraño que le pareciera.

La oscuridad la abrazaba conforme la luz abandonaba su cuerpo. Y con ella la inconsciencia.

La nada misma la devoraba. La nada que ahora lo era todo.

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El reto decía lo siguiente: un microrelato de no más de 350 palabras. El tema: una chica se queda dormida en el metro y despierta en otra dimensión.

¡Espero que les haya gustado!