- Travesía -

Ace no entendía cómo se había metido en tantos problemas en tan poco tiempo, aún con su yeso. Solo había aceptado caminar por la isla con este grupo de idiotas. Ace no estaba acostumbrado a ir con ellos; siempre se escapaba solo por las islas.

Lo que pasó fue que Andre, uno de los piratas de Barba Blanca, le ofreció ir con los demás a dar una vueltecita, nada más. Ace quería estirar las piernas, así que fue con ellos... grave error.

Ace no se dio cuenta en qué momento dos de los chicos que habían ido con ellos se cayeron al suelo y comenzaron a rodar por una colina. Corrieron detrás de ellos, pero terminaron en un río. Ace agradeció que no fuera muy profundo porque aún no pudo levantarse para salir; mínimo no se murió ahogado.

Después de que lograran salir del río, se dieron cuenta de que estaban en la otra esquina de la isla, perdidos, caminando para tratar de ubicarse. Cuando uno de sus hermanos se rió de la cara de una vaca, terminaron corriendo de una estampida de vacas.

Ace terminó salvando a los tres idiotas, pero de alguna manera, a Andre casi se lo come un gusanote. De alguna manera, uno de los otros dos terminó con una herida en el estómago. Ace sacó un hilo de pescar y una daga y con eso desinfectó la herida de su hermano y la cosió. Cuando por fin consiguió llevar a los idiotas al barco, se lanzó al piso como un pez fuera del agua y se quedó ahí mientras sus hermanas enfermeras ayudaban a los tres idiotas.

¿¡Ace, qué fue lo que pasó!? - Curiel se acercó preocupado a Ace, que seguía recostado en el piso.

Son todos unos imbéciles... - Ace tenía una aura de depresión a su alrededor.

¿Andre? - Blamenco miró a su hermano, que comenzó a contarle emocionado como Ace los dirigió entre todos los problemas. Barba Blanca miraba a Ace con un brillo raro en los ojos; este niño no solo tenía la fuerza de un comandante, también tenía el liderazgo y la maestría, y podía ver que sus hijos pensaban lo mismo por las sonrisas cómplices que cruzaban por sus rostros.

Y entonces... fue genial - Andre sonrió y Ace chilló como alma en pena desde su lugar en el piso.

¿¡De dónde te sacas la mala suerte!? - Ace y Andre comenzaron a pelear como mocosos mientras rodaban por el piso - ¡Recuérdame no volver a salir contigo en toda la vida!

¿¡De verdad me vas a decir que no lo amaste!? ¡Fue de lo más divertido! - Ace gruñó.

¡Divertido tu abuela! - Ace bufó y se fue a esconder a los nidos de cuervo.

Es bueno... - Izo miraba a Ace, que ahora estaba arriba.

Parece como si tuviera práctica - Rakuyo miró a Oyaji.

Tal vez por ser capitán, pero ese nivel de práctica - Vista miró a los demás.

Es como si estuviera hecho para estar con nosotros, yoi - Marco terminó de decir lo que todos pensaban.

Pero él aún se niega... - Haruta miró a Oyaji.

Hablaré esta noche con él. Estoy seguro de que lograré que entre en razón - Barba Blanca miró al cielo; de verdad quería que Ace se sintiera parte de la familia y se uniera. Quería que el joven omega fuera parte de su manada, que fuera su hijo.

La noche llegó al barco y Ace seguía en el nido de cuervo, seguía paranoico porque cualquier cosa fuera a pasar otra vez. Estaba nervioso; no recordaba que sus hermanos estuvieran tan locos.

Ace... - Ace se sorprendió lanzándose hacia atrás al escuchar la voz de Barba Blanca, lo que causó que se cayera en la oscuridad desde el nido de cuervo. Ace esperó la muerte de su segunda pierna; ahora sí, inválido iba a quedar. Pero cayó en la mano de Barba Blanca, que lo miraba con una sonrisa - ¿Tienes una manía con caer desde el cielo, mocoso?

Ace se sonrojó de la vergüenza; no podía creer que esto le estaba pasando.

¿Qué es lo que pasa, Barba Blanca? - Ace miró al hombre. Barba Blanca se dio cuenta de que Ace parecía realmente agotado y paranoico.

¿Todo bien, Ace? - Barba Blanca rio mientras llevaba a Ace en su mano, camino a la habitación del capitán.

Si... un poco... ¿nervioso por tanta aventura? - Ace se quitó un palito que tenía en el cabello y no se había dado cuenta.

GURARARA pero no debes estar nervioso con nosotros, Ace. Somos familia - Ace se puso tenso y miró a otro lado, pero no podía escapar; ya le dolía la pierna por correr todo el día con su yeso. Marco lo regañará más tarde por eso cuando se dé cuenta.

Ace.... Ya pensaste sobre unirte.... me preguntaba ¿Cuál es tu decisión? - Ace se movió incómodo mientras era puesto en el gran escritorio de Barba Blanca y él se sentaba en su silla.

Ummm - Ace se negó a mirar al hombre, hizo un puchero en su boca sin darse cuenta y miraba a otro lado.

Ace, necesito que me mires - Ace suspiró y miró a Barba Blanca a los ojos, se puso rápidamente las manos en la cara. No podía decirle que no al hombre.

NOooooo - Ace se negó como el joven que era; el cansancio lo tenía muy confundido.

Gurara Ace... vamos, hijo - Ace se empujó contra la mano de Barba Blanca mientras el hombre lo acariciaba.

Bien... pero no me voy a tatuar - Ace recordó lo que le dolió su tatuaje en el otro mundo.

Ya veremos - Barba Blanca susurró, y Ace le hizo cara fea. Barba Blanca no pudo evitar reír - ahora soy tu padre - Ace negó - y los demás tus hermanos - Ace volvió a negar - En cualquier momento caerás, Ace.

¿Eso es una amenaza? - Ace chilló mirando al hombre.

Te pareces a tu madre, Ace - Ace se congeló en su lugar y miró al hombre. No sabía si era el sueño o algo más, pero comenzó a sollozar, y Barba Blanca lo abrazó con cariño, consolando a su ahora hijo.

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