- Equipo -

Ace pasó el tiempo mirando el cielo y desarrollando a un amigo imaginario en el mar. ¡Necesitaba a sus chicos ahora!

¡Vamos Ace, no soy tan malo! - una cosa rara que estaba en el agua le habló.

¡Ahora no, Riki! - Ace lo indicó de regreso al mar. Ya estaba empezando a alucinar de soledad, pero después de 2 días, ¡por fin vio la bendita isla!

Encalló en la orilla y corrió a la tierra. Este cuerpo aún no estaba adaptado a estar mucho en el mar, y casi se vomita.

¡Deu-! Se calló a sí mismo. En este lugar, Deuce aún no lo conocía.

Caminó por la isla hasta que vio a Deuce, ahí estaba dormido, pobre, no recordaba que fuera así... bueno, tal vez porque en ese momento estaba en el mismo estado.

Se acercó a él y lo sacudió.

¡Hola! - Deuce se levantó asustado.

¿¡Quién eres tú!? - Deuce no se lo podía creer. Había alguien en esta isla desierta. ¿Acaso este era su momento de morir?

¡Soy Ace! - Ace sonrió grande, pero solo escuchó el gruñido de hambre de Deuce. Esta vez tenía comida y sacó un pan de su mochila, extendiéndolo para el peliazul.

¿Q-qué? - Deuce se impactó cuando Ace empujó el pan en sus manos. - Gracias... soy... ummmm. - Seguidamente, el peliazul mordió el alimento; estaba muerto de hambre.

¿Qué haces aquí, umm? - Ace se burló del peliazul, que se avergonzó.

¡Claro que mi nombre no es "ummmm"! - Deuce se sonrojó.

¿Entonces qué haces aquí? - Ace se sentó.

¿Por qué te interesa? - Deuce sabía desconfiar.

Está es una isla desierta... - Ace sonrió.

Lo mismo podría decir sobre ti. - Deuce puso expresión interrogatoria. Tal vez eran sus padres que lo estaban buscando; si era así, tenía que escapar.

Estoy buscando una fruta del diablo... la mera mera no mi. Escuché que estaba cerca de aquí. Soy navegante... Omega. Mi nombre es Ace. - Ace le extendió la mano.

Soy un Omega también... mucho gusto, Ace. - Deuce le dio la mano.

¿Entonces por qué estás aquí tú? - Ace sacó un poco de agua para el chico, que lo aceptó.

Escapé de mis padres. Querían casarme con una chica Alfa. Querían que fingiéramos ser destinados.

¿Destinados? - Ace no había leído algo sobre eso.

¿No sabes lo que es un destinado? - Ace se rascó la nuca.

Lo siento, crecí en una isla de jungla. Lo poco que sé sobre mi género secundario es muy poco... en realidad, estoy conociendo el mundo ahora que tengo 17 años. - Ace le confesó al peliazul.

¿¡Solo tienes 17 años!? - Deuce casi se traga sus palabras.

¿Cuántos tienes tú? - Se hizo el tonto. Ya sabía, 20 años.

Yo tengo 20... bueno, básicamente todos tienen un destinado. Cuando te encuentras con él/ella, tus instintos se activarán y es el único aroma que te gustará. ¿Sabes qué es un aroma, verdad? - Ace asintió. Eso sí lo sabía.

¿Entonces cuál es tu nombre? - Ace preguntó.

... - Deuce no quería decir su nombre, ni quitarse su máscara. Si sabía su identidad, podía entregarlo a sus padres.

¿No tienes nombre? - Al no recibir respuesta, Ace sonrió. ¿No quieres conocer el mundo?

Algo dentro de Deuce se encendió, y Ace lo sabía.

¿¡C-conocer el mundo!? - Ace asintió.

Como un pirata. ¡Únete a mi tripulación como mi mano derecha! - Ace le ofreció la mano a Deuce para que se pusiera de pie.

¡Ni siquiera conoces mi nombre! - El peliazul chilló. No podía creer que este chico fuera así.

¡No importa, de ahora en adelante eres Deuce! -

-.... ¿Deuce? - El peliazul se levantó mirando la mano de Ace, extendida hacia él.

Pues sí, porque vas a ser mi segundo al mando. Además, suena bien. - Deuce sonrió y tomó la mano de Ace.

Ahora ayúdame. Voy a buscar la mera mera. Debe estar por aquí. - Y así ambos omegas comenzaron a caminar. ¡El destino estaba en frente de ellos!

¿Es esta? - Deuce miró la fruta y se la lanzó a Ace, que la tomó en el aire. - ¿De verdad quieres comerte eso? Dicen que sabe a mierda... además, te volverás un ancla.

Sí... - Ace se acercó la fruta a la boca y tomando un poco de aire... la mordió y tragó rápido. No tenía intención de probar el sabor.

¡Ugh! - Deuce solo de verlo sintió el "¡wakatela!"

Sí... sí sabe a mierda. - Ace se agarró la garganta, sacando la lengua.

¡Estás en fuego! - Deuce se volvió loco corriendo de un lado a otro.

¡Puta madre, me estoy quemando!... Ay, no... es el poder de la fruta. - Ambos se quedaron quietos mirándose en silencio.

¿Entonces ahora eres...? - Deuce miró al pecoso.

Un petardo. - Le sonrió al chico y lo tomó de la mano para llevarlo hasta el "barco".

¿Sabes a dónde vamos? - Deuce no sabía por qué, pero sentía como si conociera a Ace de toda la vida.

Estoy haciendo mi tripulación... - Ace no se dio cuenta de cuándo pasó tanto tiempo, pero poco a poco, isla por isla, consiguió su barco y a sus nakamas. Le pareció extraño que todos fueran omegas, pero no podía hacer nada. Ace estaba viendo un mapa; iban a cruzar al nuevo mundo.

¿Qué vamos a hacer, capitán? - Cornelia se acercó con chocolate caliente para todos.

Vamos a ir a buscar a Shanks. - Su tripulación escupió el chocolate caliente.

¿¡Qué!? - Deuce estaba hiperventilando. ¿Cuándo se le ocurrió seguir a este lunático?

Ace, eres fuerte, demasiado para este lado del mar, pero... ¿un Yonkou? - Banshee se puso nerviosa.

No vamos a pelear. Solo tengo que agradecerle algo de verdad. Es una buena persona. Pero antes tengo que decírselo a todos. - Todos miraron a su joven capitán. Lo que fuera a decir, tenía toda su atención.

Soy hijo del Rey Pirata. - Se cayeron todos al piso.

¡Ace, eso se dice antes! - Deuce gritó. - ¡Por eso estás loco!

Tengo una pregunta. - Todos se cayeron al ver la seriedad de Ace. - ¿Vas a dejarme por ser hijo del demonio? - Ace ya entendía que no era hijo del diablo, pero tenía que ser sincero.

¡JAMÁS, IDIOTA! - gritaron todos al mismo tiempo. Ace sonrió; por algo los había elegido.

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