34🥃 Final

Henry suspiró y se sentó, estaba cansado, pero al menos era su último día, en tres días tendría la prueba para volver a entrar en la fuerza. Miró alrededor, todos los clientes estaban ocupados y no requerían de ningún trago, ya casi era hora de irse a casa, por suerte. Miró su teléfono otra vez para comprobar que efectivamente no había nada nuevo.

Llevaba cinco días sin hablar con Nicholas y estaba estresado. A pesar de irse seguían escribiéndose, pero ya llevaban en esta situación tres meses y Nicholas en realidad no había dicho nada sobre volver a estar juntos.

No lo entendía, sabía que Nico ya no tenía problemas en la empresa, había echado a su tío, el matrimonio ya no se llevaría a cabo y su madre, su madre estaba aún odiándolo, ésta vez, desde un psiquiátrico. Henry se puso de pie cuando llegaron nuevos clientes, sin embargo, ellos se sentaron directamente en una mesa, pero conocía esa forma de caminar y hasta de sentarse.

Nicholas.

El hombre en sus pensamientos se sentó en una de las mesas vacías con un muchacho rubio, si no se equivocaba, y tenía muy buena memoria para esto, era el mismo muchacho que había besado para darle celos. Ni siquiera lo había saludado sabiendo que trabajaba en este lugar. Henry negó, maldición, ahí tenía su respuesta y, ¿por qué se sentía tan mal? Si Nicholas quería dejarlo de lado que lo hiciera, no podía obligarlo.

La camarera dejó el pedido en la barra y Henry comenzó a preparar los tragos, incluso había un coctel ridículamente romántico, ella los llevó a la mesa una vez estuvieron listos. Henry miró hacia Nicholas, sus ojos se encontraron por un momento, pero él rompió el contacto al instante, suspiró y dejó caer el paño en la barra, necesitaba aire porque esto dolía demasiado.

¿Por qué tenía que ser de esta forma? Ni siquiera lo había disfrutado lo suficiente.

Henry se sentó en el sofá de la sala de descanso, una de las ventajas de cambiar de trabajo fue el sofá, por lo menos este era más cómodo que al anterior. Una casa que compró pensando que viviría con Nicholas, que idiota fue, Nicholas no cambiaría una mansión para vivir con él en una casa normal. Esto de las relaciones a distancia no le gustaba nada.

Una de sus compañeras de trabajo vino con una copa en la mano, Henry arqueó una ceja cuando lo puso frente a él.

—¿Qué es esto? —preguntó mirando el Espumoso Rosé con Fresas en una copa larga, tenía una rodaja de limón, el removedor y un absorbente rosa, era el jodido trago que había preparado hacía unos minutos.

—Ah… es un coctel que te envía uno de los hombres de la mesa cuatro—murmuró ella con nerviosismo, Henry arqueó una ceja.

—¿Cuál, el pelinegro?

—Sí.

—¿Por qué me envió esto?

—Creo que dijo que quería saludarte.

—Gracias —Henry miró la bebida frente a él con atención.

¿Estaba volviéndose loco? ¿Ese idiota no le había escrito, lo ignoró al entrar e incluso había girado la cabeza cuando sus miradas se encontraron y ahora le enviaba una bebida que él mismo había preparado para decir que quería saludarlo? Joder, estaba muy enojado. Nico no podía hacer las cosas a su manera, lo estaba ignorando en público cuando nunca lo había hecho, Henry sólo podía suponer que era por esa persona con la que había venido.

Henry cogió la copa y se dirigió a las mesas, su compañera de trabajo saltó en cuanto lo vio, no sabía que expresión tenía, pero debía ser bastante mala para obtener esa reacción.

—¿Piensas que soy un maldito juego? —le gruñó a Nicholas en cuanto llegó a la mesa, él sonrió de medio lado.

—¿Por qué estás…?

—Si quieres terminar conmigo sólo debes decirlo, no necesito que me ignores o traigas a alguien a mi lugar de trabajo —gruñó refiriéndose al muchacho, Nicholas arqueó una ceja.

—Henry…

—Y definitivamente no necesito esta basura, no soy una broma que puedas esconder —gruñó vaciándole el trago encima. Nico se puso de pie sacudiéndose todo el hielo, su cabello estaba mojado y su camisa se había manchado de rosado, él se veía muy sorprendido.

—¿Qué se supone que haces?

—Mandarte al infierno —gruñó dejando la copa vacía en la mesa y caminando a la habitación de descanso para recoger sus cosas, tenía que alejarse de ese imbécil cuanto antes.

Henry se giró cuando la puerta se cerró, Nicholas se veía muy enojado.

—¿Hay algún motivo por el que estés rechazándome?

—¿Qué si lo hay? Claro que sí —gruñó—. Hace tres meses no te veo y estuviste ignorando mis mensajes, luego te apareces aquí con ese chico que besaste en mi antiguo trabajo y vuelves a ignorarme, ya te dije que no soy un juego —Nico negó peinando su cabello mojado hacia atrás.

—¿Me lanzaste el maldito coctel sin saber lo que tenía dentro? —Henry lo fulminó con la mirada.

—Sé lo que tenía dentro, yo mismo lo preparé —Nico levantó su mano y enseñó lo que tenía entre sus dedos, era un anillo dorado de matrimonio.

—No puedo creerlo, pensé que estabas diciendo que no —murmuró con alivio, Henry estaba en shock, no tenía idea de que decir en esta estúpida situación en la que se había metido él mismo.

—Tú… —Nico se carcajeó.

—Matías está sentado en la mesa porque está esperando a Eros, no tengo nada que ver con eso y siento ignorarte, estaba nervioso.

Henry se cubrió el rostro, podía sentir sus mejillas calientes.

—Maldición, que vergüenza.

—Sí, mira como me pusiste —replicó Nico señalándose a sí mismo, Henry suspiró mirándolo.

—Lo siento.

—Olvida eso, podemos ir a casa y bañarnos juntos cuando me digas que si —murmuró con una sonrisa, Henry se carcajeó.

—Sí.

Nico hizo justo lo que dijo luego de colocarle el anillo, él por fin se había desecho de las cadenas que lo mantenían sometido, ahora era todo suyo.

Henry no lo dejaría ir de nuevo.

Ya no.


*Fin*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top