12🥃

Nico logró incorporarse en el suelo y arregló su pelo aunque todo lo demás era un desastre. Esto era gracias a su madre una vez más. Se empeñaba en hacerle daño cada que se negaba a protagonizar la vida de Killian.

Era su gemelo, pero no era Killian, ella no lo tendría otra vez a través de él.

Carajo, sólo debería optar por lo más fácil y terminar con todo, no sería el primero en pensarlo, tampoco en hacerlo.

Podía lanzarse de un maldito puente y listo.

Nico negó y subió las escaleras para darse un baño, estaba aquí debido a que lo merecía, pensar en quitarse la vida no lo liberaría de nada. Se restregó y tocó los moretones en su cuerpo, le dolían las costillas, la espalda y algunas zonas del rostro. Pronto estaría peor.

Se vistió y bajó nuevamente sólo para toparse con su madre, Lila le sonrió, como si no hubiese pasado el evento de antes. Estaba trastornada, lo sabía, todo era su culpa.

—Cariño, ¿a dónde vas? —las palabras, el tono de voz, nada de eso estaba dirigido a él, todo era para Killian.

Nico se esforzó en poner una sonrisa, no quería más golpes de los que podía aguantar en un día.

—Iré a ver a Klaus.

—¿Qué hay del veterinario?

—No quiero verlo a él —Lila le sonrió y le dio un beso en la mejilla como recompensa.

—Me alegra que estés separándote de ese hombre, es malo para ti.

—Tengo que irme.

Nico caminó directamente a su auto y se quedó frente al volante por unos minutos, en esto se había convertido su vida, en una maldita pesadilla. Era así cada día, si no quería palizas tenía que interpretar su papel de Killian, una vez harto sólo quería ser él, pero no tenía ese derecho.

Condujo directamente a casa de Klaus y luego de comprobar que no estaba se recostó a la puerta, tardó al menos media hora más y se puso extremadamente nervioso al ver su estado. Al menos no estaba mirando bajo su traje, podría hacerlo infartar.

—¿Qué rayos sucedió? —gruñó, agarrando sus mejillas e inspeccionando su rostro, Nico le sonrió lo mejor que podía.

—Mmm… soy un chico malo, suelo meterme en problemas.

Klaus no le creyó nada, agarró su llave y abrió la puerta, Nico se quedó de piedra al ver el perro gigantesco en el interior. Diablos, odiaba a los animales, eran demasiados frágiles.

—¿Qué rayos es eso? —gruñó, mirando a la cosa peluda, estaba horrorizado, esa cosa en dos patas bien podía llegarle al pecho.

—Es un San Bernardo, su nombre es Bastian. ¿No eres lindo? —Klaus le acarició bajo las orejas, el cachorro gimió—. El tío Nico sólo está asustado.

—¿Por qué tienes un perro tan gigantesco? ¿Desde cuándo te gustan los perros?

Klaus se encogió de hombros.

—Este chico y yo nos conocimos de manera peculiar y terminé adoptándolo —Bastian le lamió el rostro y luego intentó ir con él, Nico le gruñó con malhumor.

—Por Dios, aleja eso de mi —Klaus lo tomó del collar y le señaló su cuarto.

—Bastian, ve a mi cuarto —el perro obedeció con un lloriqueo y luego él trabó la puerta.

Klaus buscó su botiquín y agarró un paquete congelado de la nevera. Estaba preocupado por su estado, pero Nico estaba bien, sólo le dolían un poco las costillas.

—¿Tienes más golpes?

—No te preocupes por…

—Nico, sólo enséñame.

Nico suspiró y desbotonó su camisa, Klaus mordió su labio inferior mirando los golpes.

—¿Esto es obra de tu madre?

—Klaus, para de preguntarme, es mejor que no sepas.

Klaus comenzó a curar su labio, luego puso crema en los moretones. Nico suspiró, su viaje aquí no se trataba de hacer que Klaus curara sus heridas, sólo quería saber sobre Jordan.

—Gracias —Klaus le sonrió y si Nico notó algo en su mirada decidió ignorarlo, no iría ahí, no quería ser otro reemplazo—. Llegaste tarde, no sueles trabajar a estas horas.

—Tuve horas extras —Klaus estaba distante, diferente a su ser habitual, sentía que Klaus lo estaba engañando, quizás era obra de Jordan, justo como ese perro.

Nico resopló.

—¿Un profesor?

—¿Qué es ese tono?

Nico tomó aire e intentó relajarse, él también estaba a la defensiva, de malhumor, porque quería a Jordan sufriendo tanto o más que él. No tenía nada contra Klaus.

—Sólo me preocupo.

—Pues no deberías, estoy bien.

Nico colocó el paquete de carne en sus costillas sintiendo el alivio inicial debido al entumecimiento del frío.

—Klaus, ¿me odias ahora? —Klaus abrió los ojos en grande, esa pregunta no tenía ni pizca de sentido, estaba haciendo todo esto por él.

—¿Por qué preguntas algo así?

—Creo que estás un poco distante, si hice algo que no te gustó lo siento.

Klaus suspiró y apretó su hombro.

—Nico… sólo soy yo, estoy un poco estresado.

—Ve a darte un baño, calentaré la comida.

Klaus asintió y le agradeció, le encantaba este hombre, no había manera de odiarlo, lo amaba, pero sabía que nunca sería suyo. Tener ese tipo de pensamientos hacia Nico era enfermo, ya que nunca había existido más que muestras de afecto fraternal entre ellos.

Caminó a su habitación con un suspiro y vio a Bastian aburrido sobre su cama, pero en cuanto le vio se levantó y empezó a mover la cola. Klaus le sonrió y se sentó en el suelo, Bastian lo tumbó por completo con tanta felicidad que fue increíble.

—Luego de bañarme te dejaré un rato en el patio, no puedes estar dentro, a Nico no les gustan los animales —murmuró, rascándole las orejas, Bastian lamió su mejilla—. Lo sé, se irá pronto, ¿vale?

Klaus se bañó lo más rápido que pudo, tomó a Bastian y lo dejó en el patio, el cachorro lo miró con tristeza.

—Sólo quédate un tiempo aquí, hay espacio para que hagas lo que quieras, vendré en un rato.

Klaus entró nuevamente, Nico lo esperaba con dos platos sobre la mesa, por suerte sólo era calentar la comida. Nico ni siquiera sabía hacer arroz. Se sentó y comenzó a comer.

—Ese perro está aquí gracias a Jordan, ¿verdad? —Klaus tragó y negó. Nico sólo buscaba excusas para odiar a Jordan, no estaba seguro de lo que pasaba por su cabeza realmente.

Nico nunca se había comportado así, no era de los que le hacía daño a los demás, pero ahora tenía una colaboración con él para dañar a alguien, lo peor es que Klaus era la parte activa en el plan.

—No es exactamente así.

—Debí imaginarlo —gruñó, Klaus volvió a tomar una cucharada.

—Decidí quedármelo luego de atropellarlo, Jordan sólo lo atendió.

Nico esta vez dejó que comiera en paz mientras ponía el fomento en los lugares que dolían. Estaba hecho un desastre y no quería decirlo, pero no tenía que ser un genio para saberlo. Nico nunca fue el preferido, evidentemente eso no había cambiado a pesar de la muerte de Killian.

Era demasiado triste.

Luego de dejar el plato en el lavavajillas se sentó en el sofá, Nico se sentó a su lado mirándolo con intensidad.

—Puso la casa en venta. Sólo quiero saber el motivo, según tengo entendido ni siquiera entraba al lugar.

—Dijo algo sobre eso —murmuró con un encogimiento, Nico arrugó la frente.

—¿Sabes por qué?

—No tengo idea, sólo dijo que estaba resolviendo algunos problemas.

—¿Pasó algo entre ustedes? —Nico se veía extremadamente calmado a pesar de estar preguntando tal cosa. Klaus no estaba seguro de lo que preguntaba ni cuál sería su respuesta.

—¿Algo como qué?

Nico torció los ojos.

—¿Besos, sexo o cualquier cosa intermedia entre esos?

—¿Quieres que te de los detalles?

—Ahórratelos, sólo quiero saber si pasó algo —Klaus tragó, por alguna razón decidió mentir.

—No, sólo besos.

—¿En serio? Llevan mucho tiempo saliendo.

—No puedo ser tan rápido con alguien que acaba de perder a su prometido —recalcó la palabra fulminándolo con la mirada, Nico resopló sin diversión alguna—. No me habías dicho sobre eso.

—¿Por qué tendría que mencionar esa estupidez?

—¿Te parece estúpido que Killian quisiera casarse con él?

—Por supuesto —Nico se sentó más adelante y se arqueó como si fuera a decirle un gran secreto—, escucha, no estás haciendo esto para preocuparte o averiguar cosas como esas, sólo enamóralo y rompe su corazón.

—Las cosas no son tan fáciles.

Él sonrió de forma altanera.

—Enamorar a alguien no es difícil —Nico sacó unas hojas del bolsillo interior de su chaqueta y se las lanzó, Klaus las leyó, era la letra de Killian especificando muchas cosas sobre Jordan.

Klaus tragó y lo miró.

—¿De dónde sacaste esto? —Nico se encogió de hombros, pero no respondió a su pregunta.

—Son notas de Killian, espero que sean de ayuda.

—¿Por qué tienes esto? —volvió a preguntar, Nico lo miró con irritación.

—No lo sé, sólo lo dejó en casa la última vez que fue.

—Nico…

Nico se puso de pie y colocó una mano en su mejilla de forma cariñosa.

—No quiero que sigas viéndote con él por más tiempo o terminará haciéndote daño también, termínalo de una vez, Klaus.

Nico se marchó, sus visitas últimamente no hacían más que dejarle un sabor de boca muy desagradable, Klaus entró a Bastian y volvió a sentarse en el sofá, agarró las notas de nuevo y leyó. Era como si Killian estuviese narrándole cosas íntimas, era una invasión a su privacidad leyendo su diario, Nico estaba peor de lo que pensaba. Klaus dejó las hojas en la gaveta que guardaba el archivo de Jordan y lo ignoró, no volvería a leer eso.

Tenía sus malditos límites.

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