11🥃
Jordan se levantó con dolor de cabeza y decidió posponer su trabajo, si no era una urgencia no quería ninguna llamada. Tres días desde que no había visto a Klaus, él tampoco había llamado o enviado un mensaje, estaba respetando su decisión y no estaba seguro de cómo se sentía por eso.
No era mentira que se sentía culpable.
Se dio un baño, agarró algo cómodo y tomó su abrigo de la percha antes de salir a caminar. Necesitaba despejarse, pensar, aunque su cabeza seguía en blanco. Caminó alrededor de dos horas y se detuvo donde siempre terminaban sus pasos.
La casa de sus pesadillas, de sus antiguos sueños.
Jordan tragó, abrió la verja y caminó por el camino empedrado entre los pequeños arbustos hasta llegar a su puerta, tecleó el aniversario como contraseña y la puerta enseguida se destrabó para él.
Sabía lo que vería del otro lado y a la misma vez no, hacía casi un año que no pisaba la casa y comenzaba a dolerle el pecho. Jordan agarró el picaporte, estaba aterrado, pero necesitaba hacer esto, se lo debía, no podía seguir posponiéndolo. Finalmente abrió y encendió la luz, la puerta volvió a cerrarse dejándolo completamente en silencio, sus piernas cedieron haciéndolo sentarse en el suelo.
Todo estaba igual, como lo habían dejado.
Jordan se echó a llorar al ver de nuevo los cuadros en las paredes, sus fotos con Killian tenían una capa de polvo, pero recordaba cuándo se habían tomado y las colgaron. Los muebles que compraron juntos, el llavero de Killian todavía en el recipiente de la entrada que usaban.
La lámpara de noche que él había arreglado, la mesa con el último jodido ramo de flores que Killian le había regalado. Sólo eran tallos secos, los pétalos desabridos estaban sobre la madera haciendo la vista desagradable.
Nunca había dejado que las flores de Killian quedaran en ese estado.
Jordan se puso de pie, agarró los tallos y recogió los pétalos secos para arrojarlos en la basura. Colocó bocabajo el portarretrato de la mesilla al pasar y quitó los de las paredes para ponerlos juntos, no quería seguir viéndolos, seguir recordándolo.
Jordan miró las escaleras y tragó con esfuerzo, el dormitorio de ambos estaba arriba y su terror aumentó, pero no podía seguir corriendo.
Caminó al garaje y agarró dos cajas grandes antes de subir, la cama estaba sin hacer ya que nadie la había hecho ese día, la ropa de Killian en el respaldo de la silla. Jordan dejó las cajas en el suelo y miró al armario, todo estaba completamente empolvado y en cuanto abrió todo se revolvió. Su fortaleza casi se derrumba por completo al ver la ropa, agarró una manga y la llevó a su nariz, aunque sonara estúpido, todavía podía sentir su aroma.
Se sentó en la cama y lloriqueó, necesitaba hacerlo, tenía que superarlo para poder seguir adelante.
Si no cerraba esta página no podría abrir otra.
Jordan dobló la ropa y lo guardó todo en las cajas, con un rotulador de la gaveta garabateó el nombre de Killian y lo que había dentro. El armario estaba medio vacío, sólo su ropa quedaba, la quitó de las perchas y la guardó en una bolsa, se iría directo a donación, no quería volver a ponerse nada de eso, eso también formaban parte de los recuerdos con él.
Para las seis de la tarde casi todo estaba empaquetado, había apilado todas las cajas en el garaje, ropa, los retratos e incluso la vajilla, todo lo que cabía en cajas. Jordan dejó una sola cosa para lo último. La gaveta del lado de la cama de Killian estaba ahí burlándose de él, con un suspiro se sentó en la cama y por fin abrió el estante, el anillo dorado de Killian estaba ahí y lo agarró. No encontró una explicación para eso, pensó que lo había perdido en el accidente y ni siquiera le dio importancia.
Era extraño.
Dejó el anillo a un lado y agarró varias fotos, dos eran con su hermano gemelo, las otras dos con él. Jordan sacó todo y por último agarró los diarios, Killian era fanático a escribir su vida en esos cuadernos, le veía escribir cada noche, por eso sabía que no eran sólo tres, faltaban dos de los cuadernos.
Jordan arqueó una ceja, no había ningún otro alrededor, Killian era demasiado celoso con esos cuadernos, Jordan negó, agarró el anillo, las fotos y tomó los diarios. El camino de regreso se sintió más ligero por alguna razón, sólo debía alquilar un lugar para poner las cajas y colocar la casa en venta.
Abrió la puerta de su habitación de hotel sintiéndose agotado, pero mejor, dejó lo que acababa de tomar en una gaveta y cerró, se quedó con el anillo y lo apretó en su mano. Esto era importante para él, pero aún no encontraba un motivo por el que Killian lo dejara abandonado en la gaveta. Jordan abrió su cadena y deslizó el anillo junto al suyo.
Luego de dejar su abrigo empolvado en el suelo miró su teléfono, Klaus no lo había llamado, pero debía estar pensando lo peor sobre él.
Jordan marcó su número, como si hubiese estado esperando la llamada Klaus respondió al instante.
—Tenemos que hablar.
……
¿Hablar? Por supuesto que tenían que hablar. No le había gustado nada el último momento con Jordan, fue ofensivo y también humillante. Diablos, lo echó sin explicación luego de follarlo, eso lo hizo sentir como un polvo de una noche.
Claro, era una tontería sentirlo así, era un trato sólo para ser compañeros sexuales.
No había nada más.
Klaus no había podido concentrarse en todo el día, sus clases fueron demasiado lentas mientras esperaba su cita con Jordan, parecía un tonto adolescente. Se dio un baño y colocó lo mejor que encontró en su armario, al menos esperaba que Jordan no lo mandara al demonio de una vez por todas poniendo a Killian de excusa.
Condujo al motel y tocó, sus manos sudaban profusamente gracias al nerviosismo, Jordan lo recibió con el pelo húmedo, él vestía un pantalón negro y una camisa roja.
—Aún es temprano, ¿o es que yo voy tarde? —preguntó, dejándolo entrar, Klaus sonrió.
—Es temprano.
—Bien, entonces siéntate donde quieras —Jordan empezó a buscar sus zapatos, Klaus mordió su labio inferior, él estaba muriendo de la ansiedad mientras este hombre seguía como si nada.
—¿A dónde iremos?
—Mmm… a un restaurante, podemos tener esa primera cita —Klaus se puso de pie sorprendido.
—¿No vas a patearme? —Jordan arqueó una ceja y también se puso de pie una vez terminó con sus zapatos.
—¿Por qué haría eso?
—Por como actuaste la última vez pensé que lo harías —Klaus se sonrojó, eso se había escuchado como un jodido reclamo. Jordan se acercó y acarició su mejilla dulcemente.
—Lo siento, necesitaba espacio para solucionar algunos problemas.
—¿Y lo hiciste?
—Sí, al menos la mayoría —resopló, Klaus se encogió de hombros.
—Bien, sólo evita patearme luego de follarme, no se siente bien —Jordan lo abrazó y besó su sien de forma cariñosa.
—Lo tendré en cuenta. ¿Nos vamos?
Klaus asintió y se alejó, no quería más demostraciones de afecto de las que podía tolerar en esta situación. Jordan condujo a un restaurante bastante costoso en la ciudad, Klaus sólo lo había visto al pasar, nunca se había atrevido a entrar, sobre todo porque no tenía con quien compartir.
Jordan le dijo su nombre al hombre de la recepción y lo pasaron enseguida a una mesa en la azotea, las estrellas eran el único techo sobre ellos, dos velas los alumbraban. Era la escena perfecta para dos enamorados, una lástima que estuviesen en estas circunstancias.
—Es bonito —murmuró Klaus mirándolo, Jordan sonrió de medio lado.
—Me alegra que te guste.
¿Eso realmente importaba? Klaus vio al camarero, él sirvió las dos copas de agua y luego regresó con una pequeña libreta, dejó la carta sobre la mesa, Jordan ni siquiera la miró.
—¿En qué puedo servirles?
—Trae un vino blanco y luego…
—No.
Jordan lo miró como si estuviese loco.
—¿Qué?
—Nada de alcohol, Jordan —gruñó, Jordan arqueó una ceja y resopló.
—¿Es en serio?
—Sí.
Jordan suspiró rindiéndose, gracias al cielo, porque Klaus no estaba de humor para pelear.
—Está bien, refresco y la recomendación de la casa para ambos.
—En seguida.
Jordan esperó a que el muchacho se fuese para gruñirle.
—¿Nada de alcohol? No soy un niño.
—Tienes que dejar de tomar, además, viniste conduciendo —Jordan torció los ojos.
—No empieces, discutí con Henry por este mismo motivo.
Klaus cerró la boca y miró a un lado.
—Bien.
—¿Te enojaste?
—¿Qué crees? —gruñó, fulminándolo con la mirada, Jordan torció los ojos y resopló con diversión.
—Por Dios, estamos en una cita.
—¿Qué problemas tenías que resolver?
Jordan se encogió de hombros y tomó un sorbo de agua, el camarero sirvió los refrescos y se retiró, Jordan por fin habló.
—Fui a casa —Klaus se estremeció.
—¿A la que compartías con…?
Klaus ni siquiera pudo decir su nombre, se sentía mal en todos los sentidos hacerlo, Jordan asintió.
—Sí, recogí todo y lo puse en cajas, pondré la casa en venta.
—¿Estás seguro de eso? —Klaus apretó con fuerza la tela de su pantalón, no entendía este cambio, Jordan sonrió.
—Al fin reuní el valor para entrar y hacerlo, no puedo estar más seguro.
—Con permiso —dijo el camarero dejando varios paltos sobre la mesa, todos ellos se veían igual de bien y coloridos, como mismo llegó se fue. Jordan se arqueó ligeramente para tomar algo de un plato y el resplandor de los anillos en su cuello le llamó la atención.
Ya no era sólo uno, también el de Killian estaba ahí.
Klaus tuvo un mal presentimiento.
—¿Por qué hay dos anillos hoy?
Jordan miró a su cuello y sonrió de medio lado. Esta vez no ignoró su pregunta.
—Eran nuestros anillos de boda.
Klaus dejó caer el tenedor en su plato al escuchar la declaración. Sabía que Killian y Jordan iban en serio, muy en serio, pero no esperaba que tuvieran planes para casarse.
—¿De qué…?
—Estábamos comprometidos, creo que te lo dije —esto incluso se estaba tornando más y más retorcido. Klaus agarró su tenedor otra vez y se concentró en su plato.
Comprometido. No, recordaría ese pedazo de información, Nico tampoco le había dicho eso.
—No, primera noticia que tengo.
—No deberíamos estar hablando de esto. ¿Dónde creciste?
—Crecí por aquí —dijo con un encogimiento de hombros.
—¿Tus padres?
—No me hablan, que sea gay fue muy ofensivo para ellos.
—Lo siento.
—No te preocupes, ya no me importa. ¿Qué hay de tus padres?
—Murieron en un accidente cuando era niño.
—Vaya, lo siento, creo que no escogimos un buen tema.
—Está bien, apenas lo recuerdo. Crecí con una tía, luego ella murió y de alguna manera los padres de Henry fueron aprobados como mis tutores legales. No fue tan malo —Klaus se peinó hacia atrás.
—Deberíamos comer.
Jordan estuvo de acuerdo con la sugerencia desde que ninguno de los dos estaba aportando algo agradable a la situación, luego de un rato él volvió a interesarse en él.
—¿Me dijiste en qué trabajas?
—No, soy profesor —respondió, luego de tomar un sorbo de su refresco, Jordan se carcajeó ligeramente.
—Wow, espero que no le trasmitas malas enseñanzas a tus alumnos.
Klaus arqueó una ceja.
—Soy muy bueno en mi trabajo —Jordan estiró su mano y limpió la comisura de su boca y volvió a reírse.
—Eres lindo.
—Es ofensivo cuando le dices eso a un hombre de mi tamaño —Jordan arqueó una ceja.
—Cállate y simplemente di gracias.
—Gracias —gruñó.
La cena fue agradable y terminó realmente bien, aunque Jordan no quiso que pagara. Klaus negó, una vez fuera del restaurante Jordan miró el cielo estrellado, luego lo miró a él y le tendió una mano.
—¿Caminamos?
—Me parece bien —y entonces agarró su mano.
Klaus ya ni siquiera sabía que estaba haciendo, esta estúpida venganza se le estaba yendo cada vez más de las manos y ni siquiera podía culpar a Nico de algo que él había decidido hacer. Luego de que sus pensamientos se tornaron cada vez más oscuros dejó de pensar en banalidades y se concentró en la persona a su lado.
Caminando en silencio habían llegado a un amplio parque, algunas parejas estaban caminando tomadas de la mano y eso lo hizo avergonzar. Klaus tuvo el instinto de alejar su mano, Jordan apretó su mano más fuerte.
—Deberías traer a Bastian aquí.
—Y tu deberías acompañarnos —replicó.
—Estaría encantado, Bastian necesita un poco de educación.
—Te agradecería que le enseñaras algo, no puedo con él —gruñó de malhumor, Jordan se detuvo haciéndolo detenerse a él y acarició su mejilla.
—En serio eres lindo.
—Y tú debes parar de decir eso.
—¿Puedo besarte?
Klaus lo miró ironía.
—¿Tienes que pedir permiso?
—No estoy seguro de donde estamos —Klaus se encogió de hombros.
—¿En la parte en la que aceptamos ser amigos con derechos?
—¿Es eso un sí?
—Sí.
Jordan sinceramente no sabía qué rayos estaba haciendo, estaba confundido con la presencia de este hombre en e su vida. La verdad no debería estar cerca de él cuando recién empezaba a superar a Killian. Esto sólo lograría dañarlo a él y también a Klaus. Sin embargo, no podía evitarlo, Klaus era diferente, tan seguro de sí mismo que era endemoniadamente atractivo.
Jordan miró sus labios y sonrió por la respuesta de Klaus, no se esperaba otra cosa que eso, sus labios no estuvieron más tiempo separados. Se alegraba de haber caminado un poco lejos de las personas y la luz, porque esto podría tornarse para mayores de dieciocho y no se responsabilizaba por posibles traumas.
Jordan lamió su labio inferior captando el sabor del postre luego de la cena, Klaus abrió su boca dándole permiso y Jordan metió la lengua. No fue un beso tierno, Klaus se aferró a su camisa mientras él lo apoyaba contra la pared, su lengua exploró rudamente tratando de quedarse con todo de él y colocó una pierna entre las de Klaus arrancándole un gemido.
Klaus estaba dolorosamente excitado y podía sentirlo contra su cadera, él también lo estaba, no iba a negarlo. Jordan desabrochó el cinturón y deslizó la mano dentro de su ropa interior, Klaus suspiró y lo agarró de la muñeca con fuerza, podía ver que sus mejillas estaban rojas a pesar de la poca luz.
—No deberíamos hacer esto aquí —jadeó. Jordan lamió su cuello y luego mordió.
—¿Por qué no?
—Estamos en un lugar público y alguien puede vernos —sólo sonrió sacando su pene y se acercó, cubriéndolo más mientras lo acariciaba.
—No dejaré que te vean.
—Ahh… Jordan.
Klaus se veía perdido a pesar de las quejas, sus ojos estaban entreabiertos y lo miraban con lujuria. Jordan lo acarició con más firmeza, Klaus gimió otra vez, el tono de sus gemidos lo calentaban a niveles extremos.
—Sólo debemos apurarnos y no hacer mucho ruido —susurró, mordiendo su oreja, Klaus miró hacia él.
—¿Qué hay de ti?
—Estoy bien, en cambio, tú te ves como si estuvieras pidiendo que te follaran.
—Eres un idiota, no me veo así —gruñó, Jordan mordió su labio inferior.
—A mis ojos puedes apostarlo —Klaus tembló ligeramente y se aferró a él con fuerza—. ¿Estás a punto de correrte? Vamos no te resistas.
—Es demasiado pronto, yo no… —Jordan le mordisqueó la oreja.
—Mmm… estamos al aire libre, donde cualquiera puede vernos en cualquier momento, eso también te excita —Klaus terminó corriéndose en su mano gimiendo su nombre, Jordan le arregló el pantalón y tomó un pañuelo de su bolsillo para limpiarse, él le sonrió.
—Eres un pervertido, justo como yo —Klaus miró alrededor, sus mejillas aún estaban ligeramente rojas.
—¿Podemos irnos de una vez?
—Sí.
Jordan lo tomó de la mano hasta llegar al auto, Klaus entró enseguida y luego lo miró fijamente, él tragó mirando su pantalón. Obviamente quería devolverle el favor.
—Puedo ayudarte —Klaus acarició su muslo y apretó levemente, Jordan tragó, sinceramente estaba desesperado por un toque y no estaba dispuesto a negarse.
—¿Estás seguro?
Klaus resopló.
—No lo hubiese ofrecido de no ser así —Jordan lo vio deslizar su mano un poco más arriba, sus nervios estaban a flor de piel.
Klaus le desabrochó el pantalón y bajó el cierre, también la ropa interior y lo acarició con fuerza, Jordan se aferró al asiento y gimió. Su acompañante se inclinó y acomodó sus manos. Klaus lamió la punta de su pene haciéndolo estremecer.
—Klaus, no es necesario que…
—Sólo cállate y disfrútalo —le gruñó, deslizando la lengua de arriba abajo, Jordan lo agarró del pelo y apretó con fuerza haciéndolo gemir, pudo sentirlo en su extensión, su garganta apretándolo.
Jordan jadeó, Klaus lo miró mientras chupaba la mitad de su falo, sus ojos se veían astutos, acalorados. Jordan lo agarró más fuerte del pelo y lo hizo tragarlo por completo, Klaus apretó su pierna con fuerza y él lo dejó ir. Klaus lo miró con los ojos llenos de lágrimas, pero no se quejó, siguió chupando, menos profundo esta vez.
Jordan movió sus caderas, los minutos se hicieron eternos. Klaus deslizó una mano por debajo de su camisa y pellizcó uno de sus pezones con fuerza, Jordan gruñó con fuerza e intentó quitarlo.
—Espera, Klaus, estoy…
Jordan terminó corriéndose en su rostro, al menos no en su boca se dijo como punto a su favor, hizo una mueca de disculpa y tomó pañuelos desechables de la guantera. Klaus se limpió y lo miró, Jordan tragó con nerviosismo, eso no fue nada caballeroso de su parte, Klaus finalmente se carcajeó mirándolo.
—Deberías ver tu cara, ¿qué crees que voy a hacer? Fue un accidente.
—Lo siento y gracias —murmuró dejando un beso en su sien, Klaus sonrió.
—Más te vale no hacerlo de nuevo.
—No lo haré —sonrió.
Klaus se miró en el espejo e intentó al menos arreglar su cabello, Jordan sonrió de medio lado no podía dejar de pensar que este hombre se veía terriblemente bien, incluso más ahora que era un desastre, con el pelo en varias direcciones, sus ojos llorosos y labios enrojecido. Aún tenía un poco de semen en su cabello.
Era un completo desastre, uno que había hecho él y ahora mismo no estaba arrepentido de nada.
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