Y ahí estaba yo, corriendo de nuevo como cuando me fuí de Seoul... Huyendo de todo y a la vez de nada.

Ya hacía mucho rato que había dejado de mirar hacia atrás para ver si me seguían, solo permanecí corriendo sin rumbo alguno por aquellos extensos pasillos, subía y bajaba escaleras sin lógica alguna y lloraba sin poder controlar las gotas calientes que bajaban por mis mejillas...

Algunos me miraban con desconcierto, incluso pude hasta escuchar que una chica se apiadaba de mi pensando que había descubierto que estaba embarazada... <Que ridículo...> aunque supongo que también debo estarme viendo ridícula ahora mismo.

Llegué a unas escaleras al final de algún pasillo, se veían más estrechas que las demás, me detuve ahí un momento, pensando si debía subir o continuar, a este punto seguir huyendo ya no tenía mucho sentido. Miro en mis manos los sándwiches algo maltratados por la huída y mi estómago hace un fuerte gruñido recordándome que no había comido nada en todo el día...

Rindiéndome al fin, me enderezo, seco mis lágrimas con la mano con la que sostenía el jugo y me propongo a subir las escaleras que tenían por indicación "azotea" .

<Al menos comeré tranquila ahí.>

Abro la puerta y una brisa agradable golpea mi cara al instante, refrescandome del calor que tenía concentrado por el llanto. Avanzo a paso tranquilo admirando las vistas y sintiendo la tranquilidad que me transmitía el lugar, definitivamente tenía unas vibras diferentes al resto de la escuela; diviso un lugar apartado y me dispongo a acomodarme para comer ahí...

Al final tenía razón, sabía que esto iba a pasar, y no por Seoul o por las personas que hay aquí, sinó porque sigo siendo la misma cobarde que huyó de aquí hace dos años sin haber hecho algo malo, la misma idiota que huyó con el corazón destrozado cuando, en realidad, quien tenía que haber huido era otro... Y me costó dos años entender eso.

Desempaco los Sándwiches y comienzo a comer sin prisa, agarro el celular y le escribo a bae para que no se preocupe, después de todo, habíamos acordado comer juntos. Me permito saborear cada bocado como si se tratara del mejor manjar del mundo mientras que trato de ver el lado positivo de las cosas... <Todavía no había visto a Jimin> así que tomando eso como una buena señal para rescatar lo que quedaba de día, bajé las escaleras con más ánimo para tomar las siguientes clases.

<Tengo que echarle ganas a la carrera. >

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Treinta minutos llevo en el estacionamiento esperando por Mark a pesar de que sabe que odio que lleguen tarde... Se brindó a llevarme a casa de Tan ya que Bae tenía trabajos extras y no podía, y Suga había faltado hoy para ayudar a su novia con el proceso de cambio de Universidad.

—Wao, Seúl si que te asienta, princesa. —Comenta Mark con su característico tono en cuanto llega.

—Gracias Mark, pero primero se supone que debes disculparte por la tardanza o mínimo decirme un "Hola". —Ironicé para luego echarnos a reír y abrazarnos.

—Te eché de menos.

—Y yo a ti, bobo. ¿Por qué tardaste tanto?

Hace una mueca de negación como si no fuera capaz de entender nada. —Esto... —Comienza mientras me enseña la pestaña de los contactos y comienza a deslizar. —No se consigue solo. —Hago una mueca de asco por la cantidad exagerada de numeros y el se encoge de hombros.

El camino a mi ex-casa fue entretenido, pusimos música, cantamos y nos pusimos al día con algunos chismes. La llegada a casa de mi tía si fue un completo caos, después de todo, habían sido dos largos años donde solo nos veíamos por videollamada.

A pesar del miedo de encontrarme al innombrable, me tomé el tiempo de estar con mi primita, cené con ellos y, antes de que se me hiciera demasiado tarde, partí en mi coche con la promesa de que volvería pronto.

<O eso esperaba.>